🌊7. Pertinente coincidencia🌊
Marina
Regresé al exhibición pero esta vez junto a Stella mientras Mirra y Micaela regresaban a la manada para reunir datos sobre el sello de luna y como anular su magia.
Estaba atardeciendo y anunciaron el cierre de la exhibición, mi plan era esconderme hasta que cerrarán para poder quedarme en ese lugar sin que nadie me notará. Era perfecto un pedazo de mar en la tierra, definitivamente me sentiría cómoda en ese lugar.
—¿Estás segura de esto? Si algún humano te ve…
—No lo hará —interrumpí, levantando ambos brazos al aire cuando sin darme cuenta llamé la atención de una persona que caminaba por el pasadizo.
—¿Quién anda ahí? —preguntó dejándome escuchar su voz.
Era él, parecía apresurado y con el aspecto despreocupado, se acercó y con autoridad ordenó que le dijera mi nombre. Stella se había escondido detrás de la esquina del pasadizo dónde me encontré con él.
—Otra vez tú ¿Qué haces aquí? —dijo aunque no pude responderle—¿Cuál es tú nombre? ¿Qué haces aquí? —repitió.
Y un sonido algo molesto apareció en una pequeña caja negra qué llevaba con él.
—Aló, abuelo ¿Qué pasó? —parecía haber perdido la razón al hablar con esa caja como si fuera una persona—. ¿Veker? Sí, creo que ya la encontré ¿Qué? No, no puede quedarse conmigo. ¿De qué compromiso hablas? ¡Espera! Abuelo no cortes —alzó la voz y lanzó varias palabras al aire antes de volver a dirigirme la mirada.
Se paso una mano por el cabello como si tratará de arreglárselo o quizá simplemente fue por un habito que no podía evitar.
—Así que eres de la familia Veker, vamos —ordenó que lo siguiera y no sé si quería hacerlo o simplemente me deje llevar, pero cuando me di cuanta ya está caminando junto a él.
Stella nos siguió, no había duda, previne su presencia todo el tiempo que estuve junto a aquel chico.
—El abuelo dijo que tu familia estaba de acuerdo, sólo diré que no fue idea mía —comenzó hablar y aunque no comprendía porque decía eso, le seguí la corriente—. Te daré una habitación y probablemente iremos a la misma escuela pero eres libre de irte cuando desees; pretenderé no conocerte así que puedes hacer lo mismo y lo más importante sobre el compromiso, será mejor que olvides. —término de hablar para empujar la puerta de lo parecía ser una gran mansión.
Luego extendió su mano para darme una llave dejándome ver el interior de la casa.
—¡Marina! —llamó Stella antes de que pusiera un pie dentro de la casa.
—¿La conoces? —señaló aquel muchacho saliendo nuevamente.
Como forma de defensa me puso detrás de él empujándome a sus espaldas.
—Es mi hermana —le dije cuando Stella estaba apunto de darle una cachetada.
Ella disimulo agitando la mano de un lado para el otro como un saludo humano.
—¿Tú hermana? El abuelo no la mencionó, soy Lee Shin del conglomerado Sea Blue —se presentó cortésmente.
—Me llamó Stella la hermana mayor de Marina —replicó aunque traté de evitar que mencionará algo más.
Había conseguido dónde pasar la noche y temía que Shin se diera cuenta de que me estaba confundiendo con otra persona.
—Yo soy Marina Veker —le interrumpí manteniendo una cuartada—. Mi hermana sólo tenía curiosidad por conocerte seguro sé irá pronto —agregué esperando que Stella cediera.
—Así que te llamas Marina, las dejaré para que conversen —dijo para entrar a la casa y desaparecer rápidamente.
—¿Qué crees que haces Marina? —protestó notablemente enojada.
—Él dejará qué me quedé aquí —omití el hecho de que creía que era otra persona—. Y si tengo suerte puede salvarme la vida —agregué pensando en lo último que escuche de Mirra.
—¿Lo besarías sin saber nada él? Eso no es amor —alegó mostrándose en desacuerdo—. ¿Además que eso de Veker? —cuestionó poniéndome en aprietos.
—Un nombre humano—respondí rápidamente—. Tengo que usar uno ya que estoy aquí —argumente hábilmente.
—Tengo un mal presentimiento sobre esto, no me gusta para nada; pero supongo que es mejor que dormir en el parque acuático de los humanos —aceptó que me quedará y no pude evitar saltar de emoción y abrazarla—. Volveré mañana, cuídate por favor.
—Lo haré, gracias —me despedí de ella y entre a la casa.
En la mesa de centro de la sala había una pequeña nota que supuse escribió Shin, en ella decía:
«Tú habitación es la segunda puerta a la derecha, el baño esta al final del pasillo. La escuela empieza mañana así que duerme temprano.
P.D: No te acostumbres y vete pronto».
No era precisamente una carta de amor o una de bienvenida pero logró sacarme una sonrisa después de un día agotador. Puede que no todo saliera tal y como esperaba; sin embargo me sentía feliz. Aunque no pudiera regresar a casa en un tiempo eso ya no me importaba al menos no por el momento.
🌊🌊🌊
—Existen objetos que al quitarlos de su lugar de origen poco a poco se van extinguiendo —susurró para sí misma.
Una sirena permanecía sola en una cueva dentro del mar profundo, en sus manos traía una rosa roja que iba perdiendo su vitalidad al estar debajo del agua.
—Elena, lamentaras el día en que me desterraste de la manada. Tus hijas lo pagaran yo misma me encargaré de eso, ahora que ya no estas para protegerlas no hay nadie que lo evite —fue lo último que dijo antes de dejar que la rosa que desvaneciera perdiendo sus pétalos al ser arrastrada por la corriente del mar.
Continuará…
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