🌊43. El amor no conoce el fin🌊
El viento soplaba una delicada brisa marina que recorría todo el frente de las costas de la isla. Shin se encontraba en medio de una playa desolada en la madrugada de aquel día. Aún con el hechizo impuesto por la melodiosa voz de Micaela, él nunca pudo olvidarla por completo. Marina seguía en sus recuerdos, aunque borrosos y casi extintos, él se prometió así mismo nunca olvidarla.
Sus intentos por retener su memoria solo pospusieron lo inevitable, ya que cada día uno más de los momentos que quería preservar se iba desvaneciendo. El hechizo de Micaela aún seguía en él y sin darse cuenta, poco a poco provocaba vacíos en su memoria que no podía entender.
—¿Aún esperas a qué regrese? —le preguntó su abuelo, quien había llegado hace poco a la isla, solo para visitarlo o al menos eso era lo que le había dicho.
—¿Ya lo sabías cierto? ¿Volverá? —le cuestionó Shin sin apartar la vista del océano.
—Esa es una buena pregunta, pero lamento decir que yo no sé el final de la historia —argumentó sentándose al lado de su nieto—. Sin embargo, conozco el principio —extendió su mano entregándole una fotografía de una joven pareja.
—Este es mi padre ¿Ella es?
—Sí, se trata de tu verdadera madre. Era una buena chica, honesta y alegre, pero algo testaruda. Tu padre que antes había tenido un centenar de novias, cambio por completo al poco tiempo de conocerla.
—¿Un centenar? ¿Dices que era un mujeriego?
—Prefería llamarlo un rompecorazones.
—Eso es lo mismo.
—En fin, cuando conoció a tu madre, solo tuvo ojos para ella. Se dedicó día y noche a escribir canciones y componer melodías para conquistarla. Llegué a pensar que se volvería loco por una simple chica. Hasta que un día llegó, con ella del brazo luciendo un anillo de compromiso, dijo que se casarían y que desearían verme en su boda.
—¿Estuviste en su boda?
—No, me negué a ver a mi único hijo casado con la hija de unos mercaderes de puerto, sin embargo, tiempo después descubrí que aquella joven no provenía de una familia pobre y que sus padres eran dueños de un exportadora internacional. Ellos ganaban tanto o más que yo con las empresas que manejaba, pero le dieron la espalda al igual que yo hice, al pensar que no valía la pena una unión entre ellos —comentó recordando casi como una anécdota—. Quise acercarme a ellos nuevamente, después de un tiempo al enterarme de que estaban esperando un bebé, pero luego me enteré de su fallecimiento. Tu padre no me lo perdonó y para ser honesto yo tampoco. Sigo pensando que si no los hubiera dejado de lado, ella podría haber tenido a los mejores médicos para controlar su embarazo y nada malo hubiera sucedido. Sino hubiera puesto sus orígenes de por medio, quizá el final hubiera sido diferente —añadió con pesar.
—No es tu culpa, nadie puede cambiar el pasado —las palabras de Shin lo reconfortaron.
—Tienes razón, en eso eres más sabio que yo—suspiró para seguir recordando—. Aunque, después de aquello me enteré con gran sorpresa, de que tu padre se había casado nuevamente, pero esta vez con una mujer peligrosa. Luego del accidente fue que no me quedaron dudas, de que debía protegerte, ya que tú eras a quien por generaciones estábamos esperando —comentó sacando de su bolsillo un pañuelo doblado.
—Layna, la bruja del mar desapareció y prometió no causar más problemas. En realidad quien la controlaba era Alvira, pero ella también se fue para siempre —respondió Shin sin darle importancia al asunto.
—Lo sé, todo fue como nuestros ancestros lo predijeron —comentó cautivando la atención de Shin —. Es hora de que arreglé los errores del pasado, no puedo cambiar lo que sucedió antes, pero si puedo ayudarlos para el futuro —pronunció despoblando el pañuelo, le mostró una gema azul casi similar al diamante de luna que usaban las sirenas.
🌊🌊🌊
En la antigüedad tres retratos pintados por el futuro rey de Joseon le fueron dados como obsequio a un amigo de la princesa heredera.
Entre los retratos se encontraban la imagen de una hermosa joven que portaba un anillo con una gema azul marino. El segundo retrato era del hermano mayor del amigo de la princesa y el tercero se guardo como un misterio hasta la época actual, aquella pintura se trataba de una representación de ambos jóvenes anteriormente retratos, pero esta vez juntos en una escena del futuro con ropa de la era actual.
Los retratos permanecieron por generaciones bajo el resguardo de los descendientes de quien obtuvo, la pintura en primer lugar. Solo ahora Shin, podía verlos pues su abuelo los trajo especialmente para él.
—¿Crees en la reencarnación? —le preguntó su abuelo, luego de mostrarle los retratos.
—Nada me suena extraño, después de ver mi rostro y el de ella en estas pinturas —replicó sin despegar la vista de los retratos.
—Bueno no es para menos, aunque ya lo sabías, ¿no es verdad?
—Sí, la vi una vez hace mucho, es por eso que no dejaré de buscarla, sé que nos volveremos a ver.
—Eres persistente, eso lo heredaste de tu padre —comentó—. Por suerte hay solo un lugar a donde ir esta vez, es seguro que ella estará ahí —indicó señalando por la ventana a una variación rocosa que había más allá de la playa mar adentro.
El lugar en donde las sirenas se reunían y vivían por generaciones, ya era de conocimiento de Shin, gracias a la información que le dio su abuelo. Shin se apresuró llevando un improvisado equipaje, para dirigirse hacia el lugar, cuando una pregunta más de su abuelo lo detuvo en plena travesía.
—Lo que acabas de decir sobre haberla visto en el pasado, ¿no te referías exactamente a la época antigua no es así? ¿El último cuadro, acaso todavía no ha ocurrido? —le preguntó, pero su nieto solo sonrió antes de irse.
🌊🌊🌊
Marina
La vida en océano era cada día más monótona y aburrida. Mi madre siempre decía que todo estaría bien, cada vez que suspiraba sacando la cabeza del agua.
Stella estaba demasiado ocupada y feliz por su reciente relación con Axel, como para que se darse cuenta sobre mi anhelo por regresar a la superficie.
Desde ese día solo he pensado en formas de verlo desde lejos y por más que no quería aceptarlo sé que algún día tendré que darme por vencida en mi sueño de volver a convertirme en humana; sin embargo, aún existe algo me dice que lo volveré a ver más pronto de lo que imagino. Y no planeó renunciar, a la única esperanza, que me hace sentir realmente feliz.
Pienso en todo esto mientras sujeto entre mis manos el anillo, que me devolvió parte de una vida pasada que había dejado olvidada. Aunque fue un regalo de Layna, ella no tuvo nada que ver con el pasado en la época antigua que vi la primera vez que usé el anillo. Aquello estaba grabado en mi desde siempre y recordarlo era algo que debía suceder; sin embargo, aún no comprendía del todo porque la gema azul se apagó desde ese entonces.
Después de usar el hechizo de sanación, en donde diamante de luna que se desintegró. El brillo de la gema también desapareció, como si hubiera sido destinada para ayudar en ese momento exacto y luego desaparecer. Ahora mismo su color era de un azul opaco casi negro, muy diferente a su tono original.
Continuará…
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