🌊37. Alma y recuerdos del corazón🌊
Marina
Mis recuerdos, aunque confusos fueron claros en algunos detalles, entre ellos el rostro de las personas que causaron todo este desastre desde el principio. No planeaba ocultarlo, Shin también lo sabía y, aunque sería peligroso a partir de ahora haríamos hasta lo imposible por impedir que la historia se repita.
—Ya sé dónde está el tridente —aseguré cuando Stella, Axel, Micaela y Mirra se reunieron.
Se miraron entre ellos con confusión hasta que les explique lo sucedido. Micaela no pareció entender la razón de porque su canción hizo que recuperará por completo mis recuerdos del pasado; pero por el momento no era importante. Stella había conseguido un diamante de luna para aprendices y eso me ayudaría a volver al océano para enfrentar lo que estaba por venir. Mirra nos contó sobre el hechizo que la bruja del mar impuso en los tritones y como este los afectaba incrementando sus poderes para hicieran los que les ordenaba.
Layna era poderosa y debía admitir que eso me asustó al principio.
Ahora que sabíamos dónde encontrar el tridente. Aún permanecía les quedaba la duda de como fue a parar en las manos de los antepasado de Shin, ellos fueron quienes lo ocultaron en un principio y se encargaron de mantener su ubicación en secreto por generaciones; sin embargo, eso ya no era un misterio ni para Shin, ni para mí, pues la respuesta radicaba en una leyenda mal contada cuyo final era más que incorrecto.
La leyenda de la sirena de Joseon debía ser reescrita para que todo el mundo, tanto para la tierra, como para océano. Todos debían saber la verdadera historia y lo que ocurrió en aquella época; pero eso tendría que esperar no estábamos dispuestos a perder más tiempo sin encontrar el tridente y enfrentarnos de una vez por todas a la batalla por la verdad.
🌊🌊🌊
Stella
Me sorprendió mucho cuando Marina dijo saber la ubicación exacta del tridente, empezaba actuar con liderazgo y decisión. Me costaba mucho creer que mi hermanita pequeña, hubiera cambiado tanto en tan poco tiempo, su visita a la superficie la había hecho madurar.
—Creo que este es el camino —señaló guiando al grupo—. No, es por allá, perdón —repuso.
Marina aún seguía siendo muy despistada, pero poco a poco estaba aprendiendo a vivir por su cuenta tanto en el océano como en la tierra.
Caminamos hasta el centro de la isla. Ahí encontramos unas ruinas que se consideraban patrimonio cultural y que estaban protegidas, debíamos cruzar por aquella edificación en antigua, ya que era la única que conectaban con la cueva en lo profundo de la isla, a la que ningún otro camino tenía acceso.
No iba a ser fácil entrar, pero con la influencia de las familias de Shin y Axel, los guardias no pusieron resistencia en dejarnos pasar.
Marina fue adelante, abriendo una puerta secreta con la energía del diamante de luna. La luz tintineo por un segundo y mientras Micaela se aseguraba de que nadie viera lo que hacíamos los guardias se dedicaron a vigilar con cautela mirando hacia otra dirección.
Un destello de luz azul nos cubrió, junto con una parte de los grabados en roca de las ruinas y el suelo se abrió dejando ver una especie de túnel, con una escalera de roca en espiral, que conducía hacia debajo de la isla. Entramos apenas pudimos dejando a Micaela para que resguardará la única salida que teníamos para volver a la superficie.
El camino nos llevó a una separación en dónde había tres cuevas abiertas, que conducían a distintas direcciones. Marina dudo y admitió no estar segura de cual era la correcta.
—Será mejor que nos separemos —propuso Mirra al ver que no llegaríamos a ningún lado si seguíamos dudando.
—Estoy de acuerdo —opiné pues no veía otra salida.
—Stella puedes ir con Axel por la izquierda, Marina y Shin ustedes tomen el lado derecha, yo iré sola por el túnel del medio. —Mirra dividió los grupos. Ella era la mayor, por lo que no me pareció raro que quisiera tener en parte el liderazgo nuevamente.
Y tal como lo dijo nos separamos, siguiendo por distintos caminos.
🌊🌊🌊
El túnel por el que iban Marina y Shin se iba haciendo más estrecho con cada paso que daban. Pronto divisaron una luz, que los llevó a una recámara con extraordinaria vista. Las paredes estaban hechas de agua como una cascada que no desbordaba y que terminaba en un pequeño pozo, que ellos suponían conectaría con el mar. Parecía un santuario lleno de vida. Marina no puedo evitar emocionarse, cuando vio en medio de aquel manantial las escrituras grabadas en roca y el dibujo de un tridente en ellas.
Marina se acercó rápidamente rodeando el agua y tocó el mural con el diamante de luna que traía con ella. Al igual que antes, una delicada luz destello sobre las letras ahí grabadas y recorrieron el dibujo del tridente, para luego reflejar una destellante luz que indicaba hacia el fondo del pozo.
—El tridente debe estar ahí abajo —concluyó Marina, pues era lo que la señal le había indicado.
—Yo iré, mi familia comenzó todo esto, es hora de que yo lo terminé —decidió Shin, pero Marina se apresuró a contradecirlo.
—Lo que haya ocurrido en el pasado no importa. Esta vez actuaremos correctamente y todo saldrá bien —aseguró ella, para saltar al agua convirtiéndose en sirena.
Nadó lo más profundo que pudo, hasta encontrar un destellante objeto brillando apoyado en una roca en medio del agua. El tridente Lieber relucía en esplendor debajo del océano. Marina lo tomó con ambas manos, notando que el peso de aquel artefacto, era mucho mayor al que se había imaginado.
Subió a la superficie para mostrárselo a Shin y este quedó impactado al ver que realmente era aquel instrumento, que en el pasado les hizo pasar por incontables peligros y malos ratos.
—Cuando todo esto acabe, no pienso volver a comer con un tenedor en mucho tiempo —bromeó Shin sacándose la chaqueta para envolver el tridente y poder llevarlo sin problemas.
Marina sonrió y una pequeña risa se escapo de sus labios. Ambos volvieron en sus pasos, esperando que los demás pudieran salir sin complicaciones. Stella y Axel fueron los primeros en regresar, y comentaron que el final del camino por el que fueron, estaba lleno de tela arañas y un ruido espantoso del viento. Mirra dijo que su camino fue tranquilo y que al final solo había una pared sin nada interesante que ver. Finalmente se reunieron con Micaela y volvieron a casa de Shin para ocultar el tridente. Debían mantenerlo seguro hasta que Marina, hiciera aquello que les había comentado, debía hacer, antes de destruir el tridente. Ya que destruirlo era su decisión final.
—¿Regresaras al océano? ¿Estás segura? —le cuestionó el tritón y ella asintió.
—Debo ir para… —hizo una pausa—. Volveré cuando antes para destruir el tridente de una vez por todas —se lo prometió a sí misma.
—¿Por qué no destruirlo, ahora mismo que tenemos la oportunidad de hacerlo? ¿Por qué debemos esperar a qué vuelvas y exponernos a perderlo nuevamente? —les cuestionó Axel, quien no estaba para nada de acuerdo con el plan que Marina tenía en mente.
—Aún no puedo decirles —se lamentó Marina, pues ella tenía una razón para seguir guardado silencio, sobre sus verdaderas intenciones.
La sirena no les había revelado más detalles sobre su regreso al océano y solo había admitido que era importante para ella volver. No había excusa razonable desde la perspectiva del tritón, para que todos ahí siguieran exponiéndose al peligro cuando el tridente ya estaba en sus manos y podían acabar con él para que no fuera codiciado.
—Debemos salvar a Austin y Leo, estoy segura que Marina tiene eso en mente. La bruja intentara usarlos como carnada, cuando sepa que tenemos el tridente con nosotros —alegó Mirra. Ella suponía saber lo que Marina estaba pensando, ya que la conocía prácticamente desde que nació y le guardaba cariño al igual que suma confianza.
—Está bien, pero lo que suceda será tu responsabilidad a partir de ahora —aceptó Axel de mala gana, pues hasta ese momento no se paro ni un segundo a pensar de lo que sería de sus amigos, una vez que destruyeran el tridente, sin poder liberarlos del hechizo que los controlaba.
—Gracias, haré mi mejor esfuerzo —pronunció Marina haciendo una reverencia sin darse cuenta.
—Tranquila no es como si fueras a una guerra —comentó Shin para abrazarla—. Solo cuídate.
—Lo haré —sonrió y correspondió al abrazo.
Marina regresó ese mismo día al océano junto a las demás; sin embargo, Stella fue la única que la acompaño todo el tiempo, incluso cuando Marina fue recibida por las líderes. Ellas se disculparon por su comportamiento en la ceremonia debido al pronto regreso de sus padres, verdaderos líderes de la manada, que volverían en los próximos días. Alvira como la líder más cercana a ella y la única que se mantenía en su puesto original, se encargó de convencer a las demás para aceptar a Marina nuevamente.
—Esperamos que no vuelva ocurrir.
—Sería un desafortunado suceso, expulsar a la hija de nuestros mejores líderes —balbucearon dos de ellas para retirarse dejando a las sirenas más jóvenes junto a la líder.
Alvira les dedicó una sonrisa a Marina y Stella, pero su expresión cambio justo cuando una de ellas reveló lo impensable.
—Puedes dejar de fingir, recuerdo perfectamente tu rostro. —Las palabras de Marina causaron un efecto inmediato en Alvira, quien cambio su sonrisa apacible y calmada por una más sombría.
—No esperaba que fuera tan pronto, pero es mejor así —replicó revelándose tal como era.
Continuará…
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