Lee Shin

La conferencia terminó como lo esperaba. El parque de reserva, para la vida marina se inauguró sin contratiempos.
Mi familia es dueña de la reserva y la fundación, que apoya los planes de salvar a todos los seres que habitan los océanos y mares. Pero, objetivo real de todo esto, es mostrar el interés de las familias de élite sobre el medio ambiente y ganar algo de carisma con el financiamiento de tales proyectos.

—Miren es el último sobreviviente de la familia Lee.

—Es muy lindo, no puedo creer que sea el único heredero y este soltero.

—Dicen que su familia tiene una maldición. Él perdió a sus padres cuando era muy pequeño. Es por eso que es tan frío y actúa como si nada le importará, también se dice que las candidatas para ser su prometida, escucharon sobre la maldición y descartaron las propuestas.

—Escuché que la maldición se remonta a sus antepasados, como eran piratas fueron castigados por ser renegados en la sociedad.

—Quizá por eso se quedó solo a tan corta edad.

Escuchar los rumores que la gente inventaba, sobre mí y mi familia, ya no me afecta. Después de todo era cierto, solía ser un solitario, pero para alguien a quien la vida a decepcionado más de una vez no debería ser extraño.
Mis padres desaparecieron cuando tenía siete años, desde hace un tiempo vivo solo, pero me las arreglo para manejar la fortuna y los bienes de mi familia.

No tengo tíos o parientes de sangre que sean cercanos, excepto por mi abuelo. Él es quien se ocupó de mí cuando perdí a mis padres. Mí abuelo me entrena para ser el sucesor de la familia. Aunque se la pasaba viajando y viviendo en el extranjero seguía manteniendo contacto con él de vez en cuando.

No tenía muchos amigos. Realmente no había nadie a quien considerará importante. Llevaba el título de solitario y con eso estaba bien, es decir, para que necesitaba amigos que solo me verían como una tarjeta negra ilimitada. Desde que tenía memoria, los demás no me tratan como una persona, para ellos era un heredero.
Era difícil, pero nadie comprendía lo que sentía alguien a quién no trataban como un ser humano, solo por tener una gran fortuna. No estoy tratando de victimizar mi situación, es genial tener todo lo que deseo cuando lo quiero, pero hay ocasiones en que es aburrido que nada salga mal.
Una vida perfecta a veces se vuelve aterradora, sin el balance correcto de sucesos inesperados. Si alguien en alguna parte del mundo pudiera poner fin a mi buena suerte, creo que me gustaría conocer a esa persona.

—Joven Lee, la presentación en la recepción esta por iniciar.

Escuché el aviso de uno de los organizadores, debía volver a hablar con el aburrido discurso que ensayé.

—Estaré ahí de inmediato —contesté dejando escapar un suspiro de cansancio o tal vez solo fuera de aburrimiento.

—Joven, su abuelo llamó y dijo que se preparé. Desde mañana iniciará sus estudios en la secundaria After Lock aquí en la ciudad de Jeju.

—¿Mi abuelo dijo eso?

—Así es, ya está inscrito en la escuela.

Iba en el último año de secundaria, los estudios siempre los hacía en diferentes escuelas. Sacar las mejores notas era parte de mis habilidades, es por eso que no tuve problemas en ninguna escuela. Domino más de diez idiomas y llevó una lista perfecta de actividades. ¿Aburrido? Pues si lo es.
No me gusta el desorden, ni las cosas que se hacen improvisadamente y aún así pido que algo de aventura llegue a mi aburrida vida, suena irónico cuando lo analizo.
Si el cielo lo permite, quizá deje de llevar una vida tan monótona como hasta ahora.

—¡Problemas! Robaron algo de la exhibición.

—¿Qué? ¿Cómo ocurrió?

Escuché los murmullos entre los guardias de seguridad del lugar, todos se miran entre si, pero ninguno se atrevía a dirigirme la palabra para informar de lo ocurrido.

—¿Qué está pasando? —decido preguntar por mi cuenta.

Veo al encargado de seguridad palidecer ante mi pregunta, definitivamente algo iba terriblemente mal.

—Joven,  robaron algo de la exhibición de mar abierto —dice este dudando al hablar.

—¿Qué?

Traté de mantener la calma, pero era demasiado important. No podía haber errores, el día de la inauguración.
Les pedí a los guardias que no comentarán nada y solucionaran el problema por interno. Si alguien lo robo, el ladrón debía seguir dentro del parque acuático.

—Recuerden no comentar nada,  no queremos que los reporteros hagan un escándalo —les recordé y ordené que se vayan.

Pensé en ir, pero la presentación aún no había terminado y debía salir para dar el discurso si quería mantener todo bajo control.

—Joven, es hora —me dio aviso un ayudante.

Asentí dirigiéndome al escenario.
La multitud era enorme, no imaginaba que habría tanta gente el primer día.

Continuaba con el discurso planeado, cuando recordé que el artefacto que robaron posiblemente fuera el tridente. Una antigua reliquia familiar, que mi abuelo se negaba a donar a la reserva, me costó meses convencerlo de que estaría a salvo.
Sin embargo, si se enteraba de que fue robado, no quería ni imaginar lo que pasaría. El abuelo tenía una edad avanzada y era peligroso para él recibir sorpresas o disgustos. Además de su carácter reacio y difícil de controlar. Si es lo que pensaba, habrían problemas pronto.

Continuará…