🌊18. Confusión🌊

—Puedes quedarte a ver el evento te daré cupones para que comas lo que desees —le ofreció Leo que se sentía culpable por lo que sucedió antes.

Micaela había resultado bañada con los postres de chocolate, cuando tropezó con el carrito que los transportaba, después de la discusión que tuvo con Leo.
El chico no tuvo otra opción que comprarle ropa nueva y mandar la que tenía a la tintorería para que resolvieran lo de las manchas, mientras tanto le había dado refugio en su auto.

—No gracias, solo esperaré aquí hasta que mi ropa este seca. Hasta verte la cara me es repulsivo—confesó sin darle cara se volteó a ver por la ventana del automóvil.

—Si tanto quieres irte solo hazlo. Puedes usar la ropa que te di no es necesario que la devuelvas —replicó abriendo la puerta para que ella saliera.

—No quiero deber nada a nadie en especial a ti, esperaré por mi ropa y luego me iré —repuso ella sin bajar del auto.

—Como quieras, solo te pido que no hagas un escándalo por esto. Habrá muchos reporteros fuera y no quiero que nadie sepa que estás aquí o lo malinterpretaran —advirtió antes de salir por su cuenta y la dejarla sola en el auto.

—Entiendo, ya te dije que no haré nada.

—Aún así no confío en ti.

—No tienes opción.

—En eso tienes razón —suspiró con resignación tras cerrar la puerta del auto detrás de él.

Micaela

Llevaba horas esperando a que ese niño engreído trajera mi ropa seca. Si dejaba pasar un segundo más tenía el presentimiento, de que Stella o las líderes vendrían a buscarme. Hace mucho que debí regresar al océano, pero por otro lado no quería tener que verle la cara de nuevo a ese idiota al regresarle el vestido que traía puesto. Fue entonces que recordé que dijo que no le importaba sino lo devolvía, así que me decidí a salir para regresar al océano.

Me acerqué al extremo de la otra puerta, por donde ese humano había salido y moví la manija de la misma forma que él lo había hecho, pero esta no parecía abrirse. Intenté varias veces y empezaba a sentirme enojada conmigo misma, ese mecanismo terrestre se estaba burlando de mí o quizá ese idiota me había dejado encerrada. Si lo hubiera tenido en frente, juró que lo hubiera golpeado como no se imagina.

—Gracias a todos por venir, perdón debo irme no daré más entrevistas —le escuché decir no muy lejos de ahí, parecía que ya estaba de regreso.

Me apresuré a empujar la puerta del auto, cuando él la abrió para poder entrar, pero apenas la toque esta se abrió y me hizo caer encima de él.

🌊🌊🌊

El sonido de las cámaras fotográficas inundaban el lugar. Cientos de periodistas hacían revuelo por captar la escena en donde el joven heredero de la cadena de restaurantes Kim estaba abrazando a una joven desconocida, luego de que cayera hacia él tras abrir la puerta de su auto.

—Estamos aquí con las fotografías y el vídeo de ocurrido con Kim Leo, el joven heredero de las empresas Kim, que protagoniza un escándalo junto a una jovencita de quién todavía no se ha revelado su identidad —comentaban los reporteros y entrevistadores ansiosos por el anuncio oficial de lo ocurrido.

Luego de que Micaela se viera envuelta en todo aquello, Leo la hizo entrar nuevamente al auto para llevarla a un lugar seguro en donde los reporteros no los encontrarán para tratar de aclarar sus ideas y pensar en una solución inteligente. Para su mala suerte no se le ocurría nada y la desesperación, poco a poco se apoderaba de ambos.

Leo detuvo el auto cerca de una escuela de artes, donde extraña vez había aglomeración de gente. Salió del auto con Micaela detrás de él.

—¿Por qué hiciste algo tan tonto? —le cuestionó casi gritando.

—Yo tendría qué preguntarte eso, fuiste tú quién me encerró —le reclamó y Leo se acercó a la puerta para confirmar lo que ella decía.

El auto tenía un problema con el cerrojo automático y eso había provocado que Micaela pensará que estaba encerrada. Por la furia y la frustración a Leo no le quedó más que patear la puerta para desahogarse un poco.

—¡Oye! ¿Qué haces? Te lastimaras. —Micaela intentó calmarlo, pero era imposible.

En ese momento Leo solo quería gritar y desahogarse. Miles de historias correrían alrededor de rumores por culpa de las fotografías. Su familia y su empresa se llevarían la peor parte, al ser vinculadas con el escándalo que arruinaría la imagen perfecta de su hijo mayor, la misma imagen que a Leo le había costado tanto proteger en los últimos años.

—Haces una tormenta en un charco —le dijo Micaela y Leo sonrió.

—Acaso no es «Una tormenta en un vaso de agua» —le corrigió olvidando por un segundo sus problemas.

—¿En serio? Los humanos lo dicen diferente —susurró ella.

Leo no llegó a oírla, pues el sonido del timbrado de su celular lo obligó a alejarse para contestar en privado. Era su padre quién ya sabía todo lo sucedido por los rumores que se difundieron en las redes. Los reclamos fueron tan duros y a viva voz que Leo prefirió apagar el celular para no seguir escuchándolo. Micaela pudo oír algunos de los gritos que Leo recibió de su padre, pues fue tan alto el tono que utilizó que incluso pareció que usaba el alta voz.

—Lo siento —se disculpó, aunque en realidad no quería hacerlo sabia que de ella no era toda la culpa, sin embargo simplemente sintió la necesidad de decirlo—. Si hay algo que pueda hacer.

—No es tu culpa —respondió él—. Siempre causó problemas que no puedo resolver, de todos modos ya está hecho. Te llevaré a tu casa —le propuso para subir al auto.

—No, no es necesario —se excusó de prisa.

—Aún así te llevaré, sube —insistió antes de recordar algo importante—. Espera, ya sé como puedes ayudarme —aseguró con una sonrisa en su rostro—. ¿Cómo no pensé esto antes? Vamos, sube tenemos que regresar al evento.

—Pero…

—Prometiste ayudar —le recordó para convencerla.

—De acuerdo —aceptó. 

🌊🌊🌊

Micaela

Sabía que era una mala idea, pero no podía negarme. Detestaba tener siempre que cumplir mis promesas, incluso cuando ni siquiera era una promesa del todo. Leo dijo que se encargaría de todo, yo solo debía salir y tomarme de su brazo, luego de que me presentará.

Fingir ser su novia no era un problema, pero si me incomodaba, el riesgo real era ser expuesta ante los humanos con una identidad falsa y con la incertidumbre de lo que iba a suceder después de hacerlo.

Leo prometió que esto no duraría más de una semana y que anunciaría la ruptura después de terminar el festival en la clausura del evento. Mientras tanto yo volvería al océano y nadie nunca sabría lo que sucedió, o al menos eso era lo que estaba planeado.

—Es realmente un honor presentarles de manera oficial a mi prometida la señorita Micaela —anunció, esa era mi entrada.

Salí de un lado del escenario y sonreí tal como él dijo que lo hiciera, los zapatos de tacón no eran nada cómodos por lo que trastabillé un poco al caminar. Al llegar hasta él casi tropiezo, pero me ayudó, rodeó mi cintura con su brazo y me ayudó a recobrar el equilibrio, mientras tomaba mi mano.

Escuché el sonido de los aparatos luminosos de los humanos, mientras lo miraba, creo que dijo que se llamaban cámaras. Por primera vez no parecía ser tan odioso como pensé que era.

—¡Micaela! —llamó Stella desde el público.

Estaba en problemas, definitivamente tendría un gran problema.

Continuará…

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