🌊16. Tres días para enamorarse🌊
—Salgamos.
—¿Qué?
—Hoy es un buen día, vayamos a la playa y de regreso a la plaza de la ciudad, tengo que comprar algunas cosas ¿No quieres ir?
—No, digo sí. Iré a cambiarme —dijo Marina, para subir a su habitación y revolotearlo todo en el armario.
Marina
¿Es una cita? Debe serlo, no estoy segura de que significa para los humanos invitar a una chica a la playa y luego de compras; pero no importa. Con que este a su lado es suficiente para mí.
Stella y las demás dijeron que se turnarían para venir a la superficie y ayudarme en lo que pudieran para regresar cuando antes al océano; pero la verdad es que no pienso irme tan pronto y quisiera encontrar una excusa para no tener que hacerlo.
—¡Marina! —llamó.
—Ya casi estoy —avisé para terminar de cepillar mi cabello.
Salí de la habitación colocándome los zapatos y por causalidad tropecé con un cuadro a medio poner que había en el pasillo. El dibujo era de unos tritones y el tridente estaba dibujado en la mano de uno de ellos, se parecía demasiado a las pinturas que hay en los libros del océano. Había algo extraño en todo eso, luego recordé que Shin era dueño del acuario en donde exhibían el tridente Lieber. Si lograba encontrarlo quizá me permitirían estar en la superficie el tiempo que deseará.
Dejé el cuadro a un lado y me apresuré para no hacerlo esperar. Fuimos directamente a la playa y caminamos por la orilla, no había peligro en que el agua me tocará, ya que, aunque eso pasará no me transformaría debido al hechizo que aún no fue anulado.
Intenté todo el tiempo hablar sobre el tridente y donde podría estar, pero no encontraba en momento para hacerlo.
—¿Te gusta el mar?
—Es hermoso y lleno de vida. Aunque creo que la tierra también es asombrosa, hay muchos lugares que todavía no he visto en persona.
—¿Hablas de lugares turísticos? —preguntó y su curiosidad me puso algo nerviosa.
Debía cuidar todo lo que decía para no revelar mi identidad por error.
—Sí, he visto muchas revistas de paisajes hermosos.
—¿Qué te gustaría conocer?
—Un parque de diversiones —respondí y lo vi sonreír para luego reírse a carcajadas—, ¿dije algo gracioso?
—No, lo siento —se disculpó conteniendo la risa—. Solo pensé que dirías otra cosa. Todos conocen los parques de diversiones —comentó y temí que descubriera mi secreto.
No sabía que todos los humanos iban a parques de diversiones, había muchos otros lugares que pude haber dicho para que no comenzará a sospechar.
—Está bien. De todos modos yo tampoco he podido ir a un lugar así —dijo Shin—. La próxima vez iríamos a un parque de diversiones —aseguró para señalar el camino que nos regresaría de la playa a la ciudad.
Estábamos por llegar a la plaza cuando pude ver a Stella observando todo lo que hacíamos. Estaba a unos pocos pasos como para no dejar que Shin la notará, pero aún así me ponía nerviosa. No quería tener una chaperona y menos si se trataba de mi hermana mayor.
🌊🌊🌊
Stella se dio cuenta de que Marina ya la había visto y le hizo señas para que se tomará del brazo de Shin.
—Hazlo —pronunciaba entre dientes para que Marina la obedeciera—. Tienes que lograr que te besé.
—¡Vamos! ¿Qué haces ahí parada? —Shin se acercó y tomó la mano de Marina para apresurarla.
Stella lo festejo, aunque no había salido como imaginaba. Ellos ahora iban de la mano y eso ya era un avance, cada vez podía sentir más cerca la posibilidad de que su hermana volviera al océano.
—Aló —respondió Shin a una llamada y soltó la mano de Marina.
—¿Qué sucede? —preguntó ella curiosa por su acción.
—Un momento —le pidió para atender a la llamada—. Sí, lo sé. La seguridad aumentó ¿Cuándo llegará? —balbuceo algunas palabras por el teléfono.
—¿Es importante? —volvió intervenir Marina haciendo que Shin se alejará para terminar de contestar a la llamada.
—Estoy de acuerdo. Pero abuelo ¿Esta vez en realidad es el tridente original cierto? —preguntó y Marina alcanzó a oírlo.
—El tridente Lieber —susurró para sí misma.
—Ok, tendré todo listo para entonces. Adiós —Shin colgó y volteó a ver a Marina que ahora se había perdido en sus pensamientos—. Ya podemos irnos, compraré algunas cosas en el centro comercial —le aviso acercándose a ella.
—No, perdona, pero ¿podemos regresar? No me siento bien —le pidió frotando sus ojos en señal de cansancio.
Sabía que Stella todavía estaba cerca y no quería que ella supiera nada del tridente, al menos no, por el momento. Primero debía confirmar que se trataba del mismo tridente y luego averiguar la relación que este tenía con la familia de Shin.
—Estamos cerca de la plaza ¿En serio quieres regresar? —le preguntó y ella asintió así que volvieron.
Durante el camino los zapatos de tacón alto le jugaron una mala pasada a Marina. De camino a la playa había arruinado las zapatillas por lo que no le quedaba de otra que usar los tacones para ir de regreso a casa. Sus pies le dolían y cada vez se le hacia más difícil caminar manteniendo el equilibrio, cuando Shin lo notó no dudó en ofrecer su espalda para cargarla en resto del camino.
—No es necesario —lo rechazó ella con un ligero sonrojo en las mejillas.
—Sube, antes de que me arrepienta —dijo dándole una última oportunidad.
—De acuerdo, gracias —subió quitándose los zapatos y se sujeto de sus hombros por precaución.
El corazón de Marina latía fuerte y, aunque deseaba ocultarlo el de él también lo hacía.
🌊🌊🌊
—Así que ese viejo aún conserva el tridente. Algo muy divertido está por suceder —comentó Layna para sí misma, mientras observaba a Marina con una mirada llena de odio y rencor.
Continuará…
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