🌊15. Aguas peligrosas: Odio el amor🌊
Axel
Solía ir al mar y nadar todo el día sin importar lo mucho que mis padres lo odiaran. Después de todo no eran mis verdaderos padres.
Los tritones somos dados en adopción desde que hacemos, muchos crecemos en familias que saben nuestra identidad y algunos otros terminan por pertenecer a familias humanas que no saben nada de su conexión con el océano.
Mi familia lo sabía, que era diferente y al principio no les importó, pero luego mis salidas constantes a la playa les preocuparon; sin embargo con la llegada de Emily, mi hermana pequeña todo fue mejorando, hasta aquel día.
Emily sabía sobre mi verdadera identidad y empezó a interesarse en la natación. Una vez me dijo que desearía ser bióloga marina, aunque estaba casi seguro de que ella no tenía idea de lo que era eso.
Era pequeña, así que era mi deber protegerla y aún así no pude cuidarla. Fuimos a la playa, aquel día el sol estaba en la cúspide y hacia buen tiempo. Todo era perfecto para un día en familia; sin embargo le quité la vista solo por un segundo y desapareció. Todavía recuerdo lo aterrado que estaba, no podía imaginar la desesperación que sentía mi madre y la propia Emily al ser llevada por las olas del océano. Mis padres no pudieron hacer nada y yo tampoco, había demasiadas personas alrededor. Mis padres tampoco me permitieron ir, ellos sabían que solo con tocar el agua revelaría mi identidad, por eso me impidieron salvarla, a ella que era su hija biológica, no entiendo porque pensaron que mi secreto era más importante. Si hubiera decidido no escuchar, si hubiera desobedecido sus órdenes solo una vez, quizá podría haberla salvado. Tal vez Emily seguiría a mi lado, preguntando más cosas sobre el mar y queriendo saber que se esconde más allá del océano que podemos ver y diciéndome lo maravilloso que ella creyó que era.
—¿Por qué estás aquí? —le reclamé al volver a ver a esa chica en las cuevas en donde yo solía pasar el tiempo.
—Ya me iba —repuso para pasar de largo sin decir más.
—No vuelvas a venir —le advertí.
—La playa es de todos —replicó a modo de desafío.
—Este lugar era su favorito —susurré entre dientes, no quería soltar algo inapropiado por el enojo.
—¿A qué te refieres?
—Mi hermana y yo solíamos venir aquí, ella ya no está, pero aún así no tienes derecho a pasear por este lugar como si fuera público —alegué enojado.
—¡Estás loco! La playa no es sólo tuya y no tengo porque escucharte.
—Mi hermana murió porque no pude salvarla, esta cueva es el único recuerdo de ella que puedo proteger. Juré que lo protegería —confesé sin entender porque lo hacía, era algo personal, pero ya lo estaba revelando antes de darme cuenta.
—Aunque cuentes una historia desgarradora no pienses que voy a consolarte, ¿por qué tendría que hacerlo?
—No te lo conté para que sintieras lastima por mí. Solo quiero que te vayas y no vuelvas aparecer aquí. Por tu culpa casi muero al caer al agua —le recordé.
—¿Por qué te tiraste al agua para salvarme si no sabías nadar?
—Yo no me tiré al agua por ti, tú me empujaste.
—¿Qué? Claramente escuché como entraste al agua, luego de que yo caí.
—No lo hice a propósito ¿O acaso no recuerdas que me tiraste del cabello y empujaste al agua? Caí por tu culpa, pero ni siquiera fuiste capaz de ayudarme.
—No tenía porque hacerlo. Ni siquiera te conozco.
—Y yo a ti tampoco, ¿por qué te salvaría?
—Olvídalo, está bien. No me acercaré más a este sitio —aseguró para irse rápidamente.
—¡Espera! —la detuve, había algo que no encajaba del todo sobre lo sucedido aquel día—. Tú desapareciste después de caer, ¿A dónde fuiste? No puede ser que aguantaras la respiración tanto tiempo o que nadaras tan rápido.
Stella
Sus sospechas me ponían nerviosa y por primera vez sentí temor. Temía ser atrapada y poner en peligro a Marina, pero al mismo tiempo no podía permitir que un simple humano me pusiera en aprietos.
—Soy buena nadadora —respondí para salir de ahí lo más rápido que los pies me daban.
Sentía el corazón palpitando como nunca, definitivamente no se me daba bien mentir y ocultar cosas. Esa fue la razón principal de porque las líderes se enteraron de lo ocurrido con Marina.
Ahora mismo no debía pensar en nada más, que no fuera ayudarla a conseguir el beso de ese humano y eso me preocupa de sobre manera. Si es real y el alma gemela de una sirena puede ser un humano.
«No, definitivamente no. Ese idiota arrogante no puede ser mi alma gemela». —pensé convencida de que había un error.
Continuará…
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