🌊1. La sirena de la isla🌊

Isla Jeju
Hace 200 años
Antiguo Joseon

En la antigüedad una joven sirena salió a la superficie en busca de un tridente perdido.
Este tridente pertenecía a la tribu de tritones, los rivales más antiguos y poderoso que habían enfrentado las sirenas; su objetivo era dominar el océano y esclavizar a todo ser que viviera dentro del mar. Los tritones pusieron todos sus conocimientos y poder ancestral obtenido de la luna para crear un artefacto que les permitiera controlar a voluntad a toda una civilización, ese artefacto era el Tridente Leiber.

La misión de la sirena era recuperar el tridente de las manos de un poderoso pirata. Así fue como ella conoció al humano hijo mayor del líder de los Waegu, ellos eran quienes poseían el tridente y lo usaban para controlar a la población de Joseon en la costa de aquella nación se libraron incontables batallas.
Los piratas lograron hacerse con comida y tesoros que robaban a la gente con ayuda del poderoso tridente.
Mientras la sirena se enfocaba en su tarea de recuperar el tridente poco a poco se fue enamorando de aquel joven a quien todos veían únicamente como el sucesor del peor de los males, aquel que seguiría los pasos de su padre para desatar el caos. Su amor paso de ser una ilusión a ser real pudiendo decirle su secreto y la razón por la cual debía llevarse el tridente devuelta al océano cuando antes.

—Tómalo —le ordenó al darle el tridente por su propia voluntad.

—Pero...

Ella dudo en tomarlo pues sabía las consecuencias que caerían sobre él después de llevárselo.

—Si te lo llevas ahora vigilare que no te ataquen —insistió.

Ella sabía muy bien que esa era su única oportunidad para tomar el tridente y escapar sin el peligro de los piratas persiguiéndola; pero también significaba no volver a ver jamás al chico que amaba.

🌊🌊🌊

Isla Jeju
Actualidad

«Rechazó tomar el tridente para poder quedarse a su lado; sin embargo fue traicionada. Al poco tiempo el amor que tanto quiso que fuera eterno, acabó cuando él se casó con una mujer humana. La sirena jamás cumplió con su misión y no pudo regresar al mar.
Así fue como la sirena que lo arriesgo todo por el capricho del amor, lamentablemente también lo perdió todo. La leyenda de la sirena de Joseon nos enseña lo peligroso que puede ser la tierra y sus habitantes» —era lo que estaba escrito en los libros que estudiaban las sirenas jóvenes de la manada.

—Amor no correspondido, se casa con una princesa humana, la sirena pierde la voz, se convierte en burbujas. Esto no puede ser todo lo que sabemos sobre el mundo de los humanos —reclamó una joven sirena tirando el libro a un lado y buscando otro en el estante hecho de roca de la biblioteca acuática.

Marina es una sirena del océano pacífico; tiene dieciséis corales, años para los humanos y vive con su hermana Stella de dieciocho. Ambas pertenecen a una manada de la región norte de la isla Jeju su hogar natal son las cuevas del velo de cataratas.

Marina a diferencia de otras sirenas tiene curiosidad por el mundo de la superficie y no le asustan las historias de sirenas que perdieron todo por un amor no correspondido.
Ella se la pasa buscando formas para visitar el mundo humano y constantemente se preocupa por averiguar más sobre ellos, en los libros de su manada.

—Déjalo ya, no vas a cambiar la historia, aunque la leas mil veces —le aseguró Stella a modo de poner fin a las fantasías de su hermana.

—No planeó cambiar la historia, al menos no aún —susurró tirando el libro y tomando uno nuevo del estante—. Sólo quiero encontrar una historia con un final diferente, algo que no termine en tragedia o que por lo menos no tenga como moraleja que relacionarse con humanos esta mal.

—Jamás vas a encontrar algo parecido —replicó su hermana tomando los libros del suelo y acomodándolos por su cuenta—. La superficie es lo que es y no puedes hacer nada para evitarlo, deja la idea de que los humanos son buenos porque no es así —suspiró con resignación al darse cuenta que su hermana menor ya se había ido y sin escuchar una palabra de lo que le había dicho.

Marina

Stella siempre ha estado en contra de los humanos, aunque jamás ha conocido a uno. Bueno yo si lo hice al menos es lo que recuerdo. Estoy segura de que no todos los humanos son malvados y estoy dispuesta a todo por probarlo.
Fue hace mucho, pero el recuerdo permanece aún nítido en mi memoria. Aquel día yo fui salvada por uno de ellos, estoy segura de que era un humano, el que salvó mi vida aquella vez.

—Debemos ir a la superficie para averiguarlo —escuché murmurar las líderes de la manada.

—Hay que ser cautelosas, no queremos alarmar a las demás por simples sospechas. Todavía no es seguro que ellos estén tras el tridente y es mejor no ponerlos sobre alerta —susurró otra de ellas.

—¡El Tridente Lieber no puede caer en sus manos y tampoco estar al alcance de algún humano! —exclamó y pude oírla con claridad antes de que partieran.

Las líderes de la manada eran tres de las sirenas más poderosas del pacífico norte. Ellas hablaban sobre ir a la superficie por el Tridente Lieber; un artefacto del que hablaban nuestras leyendas y que hasta donde sabía no existía en realidad. No pude con la curiosidad así que decidí seguirlas apenas se fueron para mi mala suerte Mirra y Micaela me encontraron antes de poder alcanzar a las líderes hasta la superficie.

—Marina regresa con nosotros, Stella esta muy preocupada porque desapareces cada vez que te quita la vista de encima —me dijo Micaela para tratar de convencerme de seguirlas.

—Su guardia casi empieza deben proteger la orilla esta tarde —me recordó Mirra.

—Esta bien, volvamos —acepté a duras penas de cualquier modo ya había perdido de vista a las líderes y me sería imposible seguirlas sin tener que darles explicaciones a Mirra y Micaela.

🌊🌊🌊

La historia del océano siempre se repite; pero eso no quiere decir que deba tener el mismo final.

Continuará...

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