Resolución
De regreso al presente.
Tk aparcó justo frente a su casa sin decidirse en bajar o no, Matt tenía las manos fuertemente sujetas a sus pantalones estrujando la tela con tal fuerza que sus nudillos eran de un blanco casi mortecino.
—Matt, esto no va a acabar si no hablas con Tai...
—¿Qué hago Tk? —interrumpió al menor ganando su atención. —¿Qué hago si me pide otra oportunidad? yo no sé si podría negársela o si debería dársela, no es como en aquel entonces, yo no lo engañé, vale lo que dije fue horrendo, pero...
—Comprendo.
—Tai me perdonó y me ha dado lo mejor de él desde entonces, tanta felicidad que... yo no sé si...
—Estando aquí no lograrás aclarar nada, entremos y estoy seguro que en cuanto se miren a la cara todo esto tendrá una solución. No te aseguro que buena o mala, pero tomarás una decisión.
Matt asintió y ambos bajaron del auto, Tk entró buscando con la mirada a Kari aunque de antemano sabía donde podría encontrarla.
—Vamos arriba —indicó Tk subiendo las escaleras rumbo a la recamara.
Tai dejo caer su cuerpo sobre la cama cansado de tanto contener el llanto, odiaba admitirlo pero no creía estar en posición de pedir, cuanto menos exigir una segunda oportunidad.
—Me voy —dijo al fin. —No quiero ni puedo ver a Yama a los ojos, sería faltarle una vez más.
—¿A dónde iras? —cuestionó preocupada Kari.
—No lo sé, pero lejos eso es seguro. Eché a perder lo mejor de mi vida por la estupidez de una noche.
—Entonces tu...
—Ya te dije que no lo recuerdo.
—¿Pero entonces quien era ese hombre?
—No me quede a averiguarlo. Lo primero que vi al despertar fue el rostro dolido y furioso de Yamato, cuando él se fue yo le seguí sin importarme mirar a tras, me vestí con lo primero que encontré y corrí para alcanzarlo, pero a medio camino me arrepentí. ¿Qué le diría cuando lo alcanzar? No podía solo hacerme el inocente o disculparme.
—Por eso viniste aquí.
Tai asintió encogiendo su cuerpo, se sentía sucio e idiota. Levantó ligeramente la cabeza para agregar algo mas, su boca se abrió y ningún sonido salió. La puerta abriéndose le asustó y quedo estático al reconocer a quien entraba por ella.
—Tai —llamó levemente y Matt por un momento sintió que volvía al pasado, los redondos ojos caramelo de Taichi temblaban en expectación y brillaban por las lágrimas que se amontonaban en ellos. Se veía tan indefenso y angustiado que sin pensarlo dos veces se apresuró a cobijarlo bajo su resguardo, entre sus brazos quizás dejaría de temblar.
Tai sintió aquel contacto lleno de cariño y sus manos se lanzaron a cerrar el abrazo dejando salir el llanto que hasta entonces se había negado. Amaba a ese hombre más que a su propia vida y no comprendía ni el mismo porque lo traiciono.
Taichi comenzó a disculparse, arrogar por el perdón entre gimoteos lastimosos y Matt no hacía más que afianzar su agarre apretujándolo contra su cuerpo, sentía que si lo soltaba lo perdería para siempre.
—Todo va a estar bien. —Al fin hablo Yamato tomando con su mano derecha la barbilla de este haciendo que lo mirara de frente. — Tai no existe nada que estando juntos no podamos remediar.
Taichi asintió sujetándose con desesperación sin parar de llorar.
—Ichi mírame. —Tai obedeció. —Deja de llorar, vamos a olvidar que esto sucedió, digamos que solo fue una pesadilla de la cual despertaremos y olvidaremos, tu nunca... —Y ahí se acabo toda su fuerza, tan solo recordar aquella escena, esa imagen de Tai con los brazos de otro sobre su cuerpo lo herían, él también tenía porque llorar, porque berrear y tanto que reclamar sin embargo, no podía darse el lujo porque eso solo atraería mas heridas y dolor. Con el tiempo lo olvidaría, se borraría y pasaría.
—Al fin los encuentro — los dos pares de hermanos miraron hacia la puerta en donde un hombre agitado intentaba hablar. —Vaya que me costó dar con el domicilio de tu hermana.
Matt soltó a Tai y en un dos por tres se lanzó a matar a golpes a ese cínico desvergonzado que a pesar de haber visto de reojo reconocería en cualquier parte. Una cosa fue guardarse su orgullo y otra muy distinta aguantar su presencia en la casa de su hermano. ¿Qué no tenía el mínimo de tacto? O ¿quizás pensaba pelear por el amor de Tai? Siendo este último el caso llevaba las de perder, Tai acaba de confirmarle que aun lo amaba y que deseaba permanecer a su lado.
—Espera Yamato, te juró que todo tiene una explicación. —Pidió el hombre intentando poner de por medio la puerta y evitar la golpiza que de seguro le acomodaría el rubio.
Tai se levantó de donde se encontraba apresuradamente, había reconocido al intruso y tal vez valía la pena escucharlo. Con delicadeza acomodó sus brazos alrededor del torso de Matt dejando a su cabeza descansar contra la espalda ancha.
Taichi sonrió al sentir el cuerpo relajándose y el movimiento que Yamato hizo para darse la vuelta y abrazarlo por la cintura.
—Es trampa, sabes que no puedo resistirme a ese gesto.
—Lo siento, pero ese hombre que está ahí afuera puede que aclare las cosas y ¿vale la pena probar no?
Yamato asintió no muy convencido y cerciorándose de no soltar a Tai para mantener el autocontrol.
Cuando Kari dejó la última taza de té en la mesita ratona de la sala y se sentó junto a su esposo, el silencio se instaló profundo e incomodó.
— Yamato, se que te costara creerlo después de cómo nos encontraste esta mañana, pero Tai no ha hecho nada malo —aseguró el hombre sin quitar la vista de Taichi.
Matt chasqueo la lengua en forma de disgusto, a pesar de estar supuestamente esclareciendo el asunto no le gustaba como sus ojos brillaban y repasaban a Tai con demasiado deseo.
—Creo que aun no me reconoces, digo han pasado cuanto, ¿veinte años?, así que empezaremos por ahí, mi nombre es Akira Kaji.
Kari y Tk dieron un respingo, ¿de todas las personas en el mundo tenía que ser él?
Matt miró a Tai y este asintió confirmando la identidad del hombre.
—Ayer por la tarde me encontré con Tai por casualidad, él está representando a uno de mis familiares en un caso de difamación. No sabes lo feliz que me hizo volver a verlo, y no pude dejar de notar que de un niño hermoso se ha vuelto un hombre elegante y muy sexy.
—Mide tus palabras, estás hablando de mi esposo —gruñó Matt y un suave apretón en su mano le hizo mantener la compostura.
—Lo sé, fue lo primero que Tai me dijo apenas vernos. Y aunque no lo parezca respeto eso.
—Pero Tai dijo que no recordaba nada, ni tampoco a quien compartía cama con él. —Kari estaba sacando un tema espinoso pero que más daba, tenían que hablarlo y entre más rápido se arreglara todo, su hermano dejaría de culparse.
Akira hizo gesto de pensar para luego sonreír. —Es normal que lo haya olvidado. Después de todo la resistencia a la droga se desarrolla después de la quinta vez, es peor que el alcohol en cuanto a daños a la memoria.
—¿Lo drogaste? Maldito infeliz —masculló Yamato listo para esta vez matarlo.
—Yo no hice tal cosa —aseguró el ex futbolista. —Fue un error. Verán ese bar en donde mi pariente cito a Tai es uno de nuestra confianza, por tanto el dueño sabe que ingerimos dentro de nuestras bebidas una pequeña cantidad de droga. No es que seamos adictos, pero tú sabes, es bueno para animar las fiestas.
—Pensó que Tai estaba dentro de ese círculo de amistades y le sirvió lo mismo que a ustedes. —Concluyó Tk satisfecho de ver como Akira asentía.
—Pero como ya dije, Tai no está acostumbrado y con la primera le bastó para no saber de sí, sin embargo no me di cuenta de que estaba mal hasta la tercera ronda. Para cuando lo noté me apresuré a pedirle su dirección, y a quedarme con él toda la noche porque me había dicho que Yamato no se encontraba en la ciudad debido a que estaba arreglando un asunto con la disquera. Y no estaba muy seguro si tenía o no una sobredosis, a leguas se nota que Tai sigue siendo el niño bien portado de siempre, así que su cuerpo como dije no tiene resistencia alguna. Tardé mucho en dar con la dirección y llegamos justo a tiempo porque a Tai comenzaba a hacerle efecto el alucinógeno.
—Te aprovechaste de su situación para...
—Como ya dije Yamato, aunque no me creas yo respeto el hecho de que está casado contigo, y déjame decirte que Tai se encargó de recordármelo a cada dos segundos. —Rió divertido. —Para cuando comenzó a bailar y a hacer estriptis lo único que repetía era, dame duro Matt.
Tai simplemente enrojeció hasta las orejas, Tk y Kari rieron divertidos y ruborizados y Matt no paró de mirar a su esposo.
—Por el bien de mi salud mental es mejor no relatarles todo lo que Tai hizo, pero para que te quedes más tranquilo Matt te diré que la razón de que estuviera desnudo es que tu adorado maridito intentó tatuarme tu nombre. Estaba como desquiciado gritando que eras el rey del mundo y que todos debían alabarte y no sé que mas sandeces, ya cuando se le pasó el efecto cayó rendido. Y la verdad con lo consumido en el bar y el cansancio de lo ocurrido, tampoco me molesté en fijarme en los detalles y simplemente me quedé dormido.
—Pero entonces tu y Tai...
—Daría cualquier cosa porque fuera verdad, lo cierto es que Tai te ama y ni drogado pierde de vista lo mucho que te quiere, y bueno después de esto estoy seguro que ya comienza a recordar...
—Sí, algo... —confirmó avergonzado Tai.
Y no terminó de hablar porque Yamato tomó el rostro de Tai con fuerza y sin más le plantó un beso demandante y deseoso, su alma acababa de ser liberada de un terrible peso.
—Creo que es mejor irme, y disculpen las molestias que ocasionó esta terrible confusión —se disculpó Akira sin mirar a la pareja y caminando a la salida.
—Gracias por venir —dijo Tk sonriente y acompañándolo a la puerta junto a su esposa.
—No hay porque darlas, aquí entre nosotros les diré que me pasó por la cabeza dejar las cosas así. Digo si tu hermano se hubiera quedado un segundo más en la habitación abría notado que yo no estaba desnudo, es más me había fajado bien los pantalones por si a caso, y me dan ganas de ir y hacerle notar a Tai que Matt desconfía de él. Ya después de la ruptura podría consolar a Tai con palabras cariñosas y... —Se encogió de hombros. —Un sueño imposible porque nada más recordar su enorme sonrisa cuando me confesó que se había casado con Yamato Ishida, que tenían un niño y lo inmensamente feliz que es pierdo todo el valor, no puedo arruinarle la vida. Yo jamás haré tan feliz a Tai como Matt. Bien me marcho. Cuídenlos mucho, los Yagami lo merecen.
Mientras lo observaban partir Tk abrazo a Kari y esta lo miró interrogante.
—Estuvimos a un palmo de ser él.
Kari no entendió.
—En ese entonces, si Matt se hubiera resignado quizás el que estaría en la sala besando a tu hermano sería Akira, y Matt el que se estaría yendo triste y derrotado, y yo, yo no estaría aquí abrazándote y esperando a que nuestro hijo llegue de la escuela.
Ella asintió y sin más le regaló un beso en la mejilla a su esposo.
—Todo salió bien. Ahora creo que debemos decirle a nuestros hermanos que se vayan a un hotel, porque no quiero traumar ni a mis hijos ni al suyo.
—Buen punto.
—Ya que estás de acuerdo, ve y diles tú.
—Kari, Kari no me hagas esto, para este momento Tai ya debe estar a la mitad de...
—No me importa, ve y díselos Takeru Takaishi.
Tk asintió, se vendaría los ojos, gritaría lo que tenía que decir al tiempo en que les lanzaría un balde de agua para que pararan cualquier actividad no apropiada o apta para sus ojos. Yamato lo estrangularía por interrumpir su reconciliación, pero era mejor eso a tener que mantenerse en abstinencia el resto de su vida por el trauma.
—Ahí voy. Uno, dos y treeesssss........... —dijo antes de lanzarse a su horrenda y épica misión.
Fin.
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