Aliados Bélicos 1/3
Ishida
Jou miró a Matt sentado bajo la sombra del para sol de brillantes colores de la heladería completamente solo y luciendo realmente deprimido, con una palmada en el hombro le hizo saber que estaba ahí, el rubio se sorprendió, no había notado su presencia.
Fue casualidad que se topara con Jou, había ido al centro comercial para ver si daba con Tai, después de todo aun tenían pendiente la compra del equipo para la práctica de química y era un buen pretexto para pasar tiempo con él y aclarar como siempre el malentendido. Toda la semana intentó acercársele durante el almuerzo, pero Tai salía disparado a quien sabe dónde y para acrecentar su curiosidad había aprobado su examen de cálculo con un resplandeciente ocho punto siete.
Nunca en su vida había maldecido tanto tener un club de fans, porque precisamente debido a eso no podía dar un paso sin que alguna buscara hacerle plática y eso le impedía ir a espiar a Tai. No iría a su departamento porque no quería arriesgarse a que Hikari lo noqueara de un puñetazo o le cerrara la puerta en la cara. Tk ya le había contado lo sucedido ese lunes y lo de la transferencia. Así que en parte ahora entendía porque Tai apenas tocaba la campana de salida corría como alma que lleva el diablo.
Pero hoy era sábado y tenían que comprar algo juntos, Taichi a pesar de ser un despistado era bastante responsable, no por nada es un líder, alguien que asume errores y los enmienda, y así lo hacía, en cada ocasión en que tuvo la culpa de sus disputas se tragaba su orgullo disculpándose y no paraba hasta conseguir su perdón, por eso Yamato sabía que la pelea tenía mas trasfondo y que él era el culpable, pero de eso a saber la razón distaba mucho. En eso pensaba cuando Jou lo encontró, el futuro medico llevaba material quirúrgico.
—Entonces, ¿Qué pasó?
Matt lo miró extrañado.
—¿En dónde está Tai?
Matt negó y dejo caer su cabeza con pereza sobre la mesa de la heladería donde estaban sentados. Ese lugar era su favorito, ahí vendían sabores que nunca imagino que existieran y Tai siempre pedía los más exóticos. Recordaba una ocasión en que de forma sospechosa eligió a escondidas de él, sólo señalando el que deseaba para el empleado. El joven que los atendía sonrió cómplice y se marchó para traer su orden, él rogó y suplicó por saber que sabor era porque Tai parecía estarlo degustando con gran deleite, pero se negó a decírselo rotundamente, dos días después volvieron a ir y para su extrañeza, Tai repitió el mismo sabor, cosa en sí extraordinaria.
—Y bien ¿Cuál es? —preguntó de nuevo esperando esta vez sí poder sacarle la verdad.
—Si te lo digo ¿qué me das?
—Taichi. —Yamato rara la vez utilizaba su nombre completo. —Está bien, la próxima vez que vengamos yo pago.
A Tai le brillaron los ojos antes de negociar. —Que sean dos salidas y trato hecho.
Matt asintió, sin notar que aquella forma de hablar los hacía ver como pareja, como si estuvieran concertando citas.
—Se llama Yamato y está delicioso.
—Eso es imposible — gritó Matt rojo hasta las orejas.
—Si no me crees, míralo tú.
Yamato leyó con detenimiento y ahí estaba. —Yamato Nadeisko. —El rubio suspiró, al menos no era totalmente su nombre.
—Estúpido Tai —rumió.
—Yamato eres delicioso —contestó al insulto lamiendo el helado con fascinación y Matt en ese momento haría parecer pálida a una véngala.
Y eso había pasado exactamente unos días luego que salió del hospital después de aquella paliza que le colocaron en un callejón cerca de la escuela. Y lo extrañaba, extraña esos comentarios raros y esa sonrisa tonta. Pero regresando al presente y a un Jou que aun esperaba por su respuesta solo pudo decir...
—No sé. Por ahí, paseando con quien sabe quién.
Jou levantó una ceja escéptico. Era extraño verlos separados pero aún mas a Matt con aquella actitud taciturna y por aquel tono empleado ¿celoso? Matt era una buena persona, tal vez no demostraba abiertamente todos sus sentimientos, pero se esforzaba por ser buen amigo y una prueba viviente de eso es Tai.
Taichi podía ser un joven alegre y carismático, pero en definitiva dejaba mucho que desear en cuanto a amistad se refiere, y solo tenía que rememorar aquel día en que llegó todo golpeado al hospital, Jou estaba de práctica y tuvo la suerte de ver llegar a Matt con Tai casi arrastras, lo internaron de inmediato y Yamato tuvo que costear las radiografías y las placas que le sacaron.
Después que llegaran los padres de Tai se lo devolvieron integró, pero aun así ¿Qué amigo está dispuesto a gastar todo su dinero en ti sin la certeza de que se lo rembolsen? No muchos y Matt había gastado hasta el último centavo de una pequeña cuenta privada para que los tramites se agilizaran, cuando llegaron los señores Yagami, Tai estaba ya siendo tratado.
Matt se quedó toda la noche en la sala de espera del hospital, nunca le dijo quien golpeó a Tai o por qué, lo único que logró sacarle fue una ambigua frase.
—Si no lo hubiera dejado afuera esperándome, él no lo hubiera visto, no se habría entrometido...
Jou no supo ¿a fuera de donde? ¿Ver qué o a quien? Pero a pesar de eso, dudaba que la culpa del estado de Tai fuera de Yamato.
Una semana, ese fue el tiempo que Tai estuvo en el hospital, por las mañanas Taichi se dedicaba a mirar por la ventana completamente en silencio, a las tres de la tarde en punto se escuchaba la primera risa signo inequívoco de que Matt acababa de llegar.
Yamato fue uno de los que acudió a recoger a Tai el día de su alta, recordaba la forma tan delicada con que le ayudó a colocarse en pie y a cargar sus cosas, a subir al auto y poco después acudió un par de veces a él para preguntarle sobre cosas que podía o no hacer Tai, eso hablaba de lo mucho que le cuidaba aun en la escuela.
Y quiso jugarle una broma, ver hasta donde llegaría por él.
—Matt, el médico me ha dicho que en la última placa Tai no ha mostrado mejoría, es más, tiene una leve astilla sobresaliendo del hueso, por tanto debe evitar cargar hasta el mínimo peso, no correr, tampoco... —y se quedó callado pensando si debía o no hacer su travesura, la respiración agitada de Matt al otro lado de la línea le decía que se estaba alterando ante su pausa. —Tampoco puede girar el torso ni levantar las manos, así que creo que su papá o mamá deberán ayudarlo a bañarse.
Un jadeo se escuchó por el aparato y el tuvo que reprimir la carcajada que casi le arrancó ese sonido.
—Bien, nos vemos el viernes que viene para su revisión — colgó sin esperar respuesta, y comenzó a reír hasta que las lágrimas brotaron de sus ojos, ya quería que fuera viernes para saber el resultado de su broma.
El viernes muy temprano se afanó en sus deberes, en espera de que a la hora indicada para la revisión de Tai ya hubiera terminado con sus labores y así poder ver en primera fila todo cuanto acontecía con aquel dúo, porque para él era un hecho que quien acompañaría a Yagami a su cita médica sería su mejor amigo.
Media hora antes por fin terminó con su última revisión y sin más corrió al ala de recepción, no tuvo que esperar demasiado para cuando un moreno con cara de fastidio entraba por la puerta seguido muy de cerca por un rubio que cargaba dos mochilas.
—Tai no corras.
—Ni siquiera estoy caminando rápido. Lo que pasa es que tu quieres que avance como anciana, y ni entonces estarías contento. Hoy una me apartó con su bastón gritando "deja pasar tortuga" y tu ni en cuenta.
Jou rio, esa fue su primera indicación, hacer que Tai no corriera debió ser todo un reto. Una vez se controló levantó la mano para hacerles saber que los esperaba, Tai lo saludó cordialmente, ya luego le contaría que Matt fue a recogerlo todos esos días a su casa casi una hora antes para que caminaran despacio, muy despacio a la escuela y que se sentía casi una damisela porque Matt no dejaba que cargara sus útiles.
—¡No me deja ni siquiera levantar las manos para tomar el papel del baño! —Exclamó Tai.
Jou llevó una mano a su boca, vaya eso si que no se lo esperaba.
—Es por tu bien mal agradecido.
Jou asintió apoyando a Matt y terminandó la discusión al indicarles que los acompañaría al consultorio del médico. El doctor observó al trió entrar tranquilamente a su despacho y les indicó tomar asiento mientras él buscaba el expediente de Yagami.
—Señor Yagami es un placer informarle que está completamente restablecido, al parecer no fue una ruptura de hueso sino algo más leve, lo bueno es que se le atendió de inmediato y su costilla soldó sin problema alguno.
Taichi se levantó de su asiento de un salto alegre. —¿Eso quiere decir que ya puedo jugar futbol? —Lo miró suplicante.
—Quizá debería esperar un poco más para eso, pero sin duda ya puede volver a los entrenamientos.
—Genial, con eso me conformo —gritó eufórico saliendo del consultorio dejando de tras de sí un muy jubiloso "gracias".
Matt también agradeció y salió de ahí junto a Jou.
—Y bien, ¿cómo es que en cuatro días los resultados cambiaron?
—Vamos Matt, solo fue una pequeña confusión... —a ese comentario Matt levantó una ceja molesto. —Ya, deja de mirarme así, ni que hubieras tenido que...
—Yama, ahora podre bañarme yo solo —festejó Taichi quien había regresado por su mochila.
Jou lo miró asombrado y Matt bajó la mirada avergonzado.
Jou sonrió ante el recuerdo, Matt había sido un amigo increíble, y la verdad no quería ni pensar como era bañar a Tai, se lo imaginaba como a un cachorro que después de haberse llenado de lodo se rehúsa a entrar a la tina. Así que por ese lado estaba que se le subía el ritmo cardiaco del coraje al pensar en lo mal agradecido que podía ser Yagami.
Simplemente Tai era un desconsiderado. Un mal amigo, una persona mediocre y un pésimo ser humano.
—Vamos Matt te invito a comer —dijo Jou golpeando el hombro de su amigo para que se animara. —Ya verás que todo se arregla y si no tampoco tienes que mortificarte, hay muchas personas que te aprecian y son tus amigos de verdad.
Matt asintió no muy convencido y se dejó arrastrar por Jou, después de todo el futuro medico no siempre disponía de tiempo libre y que se lo obsequiara a él era de apreciarse.
Continuara...
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