Capítulo 15: Charla de hermanos

La semana pasó volando, y cuando menos me lo esperaba ya me habían dado de alta. Recuerdo que ese día salté a abrazar a Aoi, rebosante de alegría, y casi le saco el aire de lo fuerte que fue el abrazo. Por fin era libre de hacer lo que yo quisiera, de ir a donde yo quisiera... ¡pero no dejaría solos al equipo Kamaboko en su entrenamiento! Sabía que eran capaces de valerse por sí mismos y que iban a afrontarlo bien, pero algo me ataba a ellos. Una parte de mí, muy en el fondo, quería protegerlos y guiarlos para que no les pasara nada, aun cuando sabía perfectamente que no necesitaban mi cuidado. Ahora se estarán preguntando, ¿y qué pensó Giyuu de esto? ¡Ah, qué buena pregunta!

No le gustó la idea para nada. Dijo algo como: «Debes entrenar conmigo para recuperar la fuerza que perdiste estando enferma», aunque yo me percaté rápidamente de que solo era un pretexto para tapar sus verdaderas y terriblemente adorables intenciones, las cuales puedo resumir en seis simples palabras: que volviera a vivir con él. Pero, por más que me hubiese encantado volver a vivir con mi guapísimo novio Tomioka Giyuu en su finca, no tenía corazón para dejar solos a mis retoños. Si no hubiese sido por el hecho de que Tomioka le tenía aprecio a Tanjiro, no habría accedido a dejarme en la Finca Mariposa por un tiempo. Aunque creo que lo que verdaderamente lo persuadió fueron los besos que le di por toda la cara.

-¿Crees que el entrenamiento será muy duro, _____-san? -preguntó Tanjiro mientras caminábamos hacia el lugar donde iban a entrenar.

-Un poco, no debe ser muy complicado para ustedes. -Le di una sonrisa reconfortante, pero en mi interior sabía que sería peor de lo que ellos imaginaban... al menos para Tanjiro e Inosuke.

Mientras ellos sufrían un arduo entrenamiento de recuperación, Zenitsu lo disfrutaba. Por alguna espeluznante razón, le encantaba ser estirado y retorcido extremamente por las niñas.

Me limité a calentar un poco mientras los miraba de reojo. Realmente deseaba que mejoraran rápido, aunque sabía que el proceso no iba a ser para nada sencillo. Yo era afortunada porque me había recuperado muy pronto y por eso no tenía que hacer tal entrenamiento; con solo estirarme un rato ya me sentía como nueva.

Y es que ellos están así por las heridas de una misión complicada; yo solo tuve fiebre.

Con aquello en mente los animé de principio a fin.

-No tengo alma -musitó Tanjiro una vez pudo regresar del entrenamiento exagerado a su cómoda camilla.

Yo sonreí enternecida, me senté en la orilla de su cama y acaricié su cabello.

-Sé que estuvo difícil, pero es por su bien -dije en tono cálido, y noté cómo se iba relajando poco a poco-. No me iré de aquí hasta que estéis restaurados por completo.

-Gracias, _____-san -dijo, sonriendo con los ojos cerrados para después quedarse dormido.

Yo también sonreí. La personalidad gentil de Tanjiro era mucho más notoria cuando lo conocías y convivías con él, y aunque ya sabía de ella por haberla visto en pantalla, se sentía mucho más reconfortante en persona; mucho más verdadera.

-Es como tener un buen amigo -murmuré y me puse de pie, estirando los brazos con pereza mientras miraba a la ventana.

Tenía ganas de hablar con Giyuu, pero eran como las 8 de la noche y él seguramente estaba en alguna misión. Entonces la voz de alguien llamó mi atención:

-¿Te sientes mejor hoy, hermanita?

Mis ojos brillaron mientras corría a abrazar a Ash. Pocas eran las veces que podía ir a visitarme, porque, a diferencia de mí, él sí tenía bastantes misiones por cumplir. Comenzamos a hablar en español.

-Un poco aburrida, pero mucho mejor -respondí, separándome del abrazo mientras él palmeaba mi cabeza levemente-. ¿Cómo han ido esas misiones?

-Normal, con suerte para los demonios me hago un par de rasguños. Ya tú sabes, poder del prota -respondió, guiñándome el ojo. Yo reí.

-Pobre, todavía piensa que es el prota.

-Es que lo soy.

-Para ti, pero a mí me pareces más de relleno.

Él chasqueó la lengua y me dio un golpecito en la sien rozando el dedo del medio contra el pulgar y soltándolo.

-Tú lo que tienes es en-vi-dia -señaló, haciendo pose de diva, y yo solté otra carcajada. Aunque sí me dolió el golpe.

-Todo está en tu cabeza, ¿verdad? -pregunté y él volvió a chasquear la lengua.

-No -contestó divertido-. Ah, es increíble cómo los únicos subnormales de este anime somos nosotros y sólo nosotros entendemos nuestro humor random.

-Y nuestro idioma -apunté, para luego colocar una mano en mi mentón-. Bueno, es que los japoneses son muy correctos, y más en esta época.

-Cierto -coincidió Ash-. Me paso la vida haciéndole chistes con referencias a Kyōjurō y a Shinobu y ellos no captan.

-Obviamente, a lo que haces referencia no existe aquí, o al menos no todavía.

-¿Entonces qué hago? ¿Tiro un chiste negro sobre la Primera Guerra Mun...?

-Ni te atrevas.

-¡Vale, vale! -Ash rió, y yo no pude evitar sonreír un poco ante sus ocurrencias-. De todas formas es divertido convivir con mis personajes favoritos. Jamás pensé que esto podría pasarme.

-Ni yo -contesté-. Pero lo malo viene ahora, después del arco de recuperación.

Ash hizo una mueca de incomodidad. La enfermería donde Tanjiro, Zenitsu e Inosuke dormitaban no era el mejor lugar para hablar sobre el futuro, pero estábamos hablando en español y en voz baja, así que no había riesgo alguno de que se enteraran de nuestro origen y de la información que poseíamos.

-Es por lo del tren infinito, ¿no? -inquirió, y yo asentí-. Eso va a ser un puto dolor de cabeza.

-No podemos dejar a Rengoku morir. Lo sabes, ¿verdad?

Ash asintió con seriedad.

-Lo sé, pero tengo miedo de cambiar el rumbo de las cosas. La muerte de Kyōjurō... fue algo crucial para que ellos se dieran cuenta de lo imprescindible que era hacerse más fuertes -dijo, contemplando a los chicos dormir pacíficamente con una sonrisa melancólica.

Él tiene razón, su muerte los marcó y los motivó a crecerse como cazadores y como personas, pero...

-Recuerdas para qué vinimos aquí, ¿verdad? -Ash se quedó callado ante mis palabras-. Kanae y Tsutako nos interceptaron y nos dieron la posibilidad de reencarnar aquí, con la única condición de salvar a los personajes que están destinados a morir, y el primero de todos es Rengoku. Él... -miré al suelo y apreté los puños con impotencia-... él no puede morir. Es nuestro compañero, nuestro ídolo... y nuestro amigo.

-_____... -murmuró Ash, observándome con desconcierto. Pero el desconcierto le duró poco, porque no tardó en sonreír y darme dos palmaditas en la cabeza, como siempre hacía cuando le sorprendía una actitud mía-. Está bien, estoy más que dispuesto a salvar a Kyōjurō, a fin de cuentas, es mi mejor amigo. Además, ahora que lo pienso, si les damos a los chicos alguna charla motivadora durante la batalla podríamos lograr un impacto similar a lo que fue la muerte de Rengoku. Pero eso sí, no podemos matar a Akaza.

-¿Eh? ¿Por qué no? -inquirí, confundida.

-Porque si lo matamos y aparece un demonio nuevo que tome su lugar como luna superior tres, no tenemos idea de lo que pueda suceder -respondió con seriedad-. Con Akaza tenemos la ventaja de conocer sus estilos de combate y su técnica de demonio de sangre, y si mantenemos con vida a Kyōjurō y a los demás hasta que salga el sol...

-... no nos arriesgaremos cambiando demasiado un evento canónico y evitaremos que Muzan encuentre a un demonio más poderoso que reemplace a Akaza -completé, y Ash asintió, satisfecho de haberse hecho entender.

Tardé unos segundos en procesar la información.

-¡Aaah, eres un genio! -chillé y lo abracé con mucha fuerza, consiguiendo una queja de su parte-. ¡Cómo te quiero, hermanito!

-Sí, sí, yo también a ti, pero baja la voz, vas a despertar a los mocosos.

-Cierto -respondí y me aparté, mirándolos apenada, que seguían durmiendo.

Ash me observó por un par de segundos y sonrió.

-Ya te encariñaste con ellos, ¿verdad?

-Desde hace mucho tiempo -contesté, todavía mirando a los chicos con una sonrisa-. Son como mis hijos pequeños. Les falta mucho por aprender todavía...

Ash rió, cosa que me fastidió un poco.

-De mí se podría entender un poco, tengo unos cinco más que ellos, ¿pero de ti? Son casi de tu edad, no hay manera de que puedan ser tus hijos.

-Lo sé, idiota. -Lo regañé-. Sólo es una forma de expresarlo, es obvio que no son mis hijos.

-Sí, lo entiendo -dijo-, aunque no sé si Tomioka vaya a entenderlo -añadió, sonriendo con picardía.

Yo hice un puchero.

-¡Claro que lo hará! -dije, indignada-. Él mismo me dejó quedarme para el entrenamiento de los chicos. Me costó un poco, pero lo convencí.

-No quiero ni imaginar cómo lo convenciste. -Ash hizo una mueca de asco.

Sentí mis mejillas arder demasiado.

-¡No llegué a esos extremos, tonto! -aclaré, muy avergonzada-. ¡Pero tú tampoco eres una blanca paloma! ¡De seguro te vendiste a Shinobu con tal de visitarme a esta hora!

Ash no tardó en avergonzarse.

-¿De qué hablas, tonta? -preguntó, con nerviosismo en su voz-. Yo no me vendí a ninguna Shinobu.

-¿Me crees tonta acaso? -Lo miré con fastidio-. Es obvio que hay algo entre ustedes.

-Eso no es... Ugh. -Ash suspiró-. Bueno, tal vez haya algo..., pero no estoy seguro.

Lo miré con curiosidad.

-¿Cómo así?

Ash se llevó la mano a la nuca y desvió la vista.

-¿Recuerdas el día de la reunión de los pilares? -Yo asentí, comenzando a entender por dónde iba el asunto.

-Sí, ese día Giyuu y yo los dejamos a solas a ustedes.

-Sí, bueno... Cuando ustedes se fueron, me armé de valor y me acerqué a ella. Empezamos a platicar de cualquier cosa, y poco a poco fuimos entrando en confianza. -Ash sonrió, recordando ese día-. La acompañé hasta su casa mientras seguíamos hablando. Era una locura, no podíamos dejar de conversar. Siempre encontrábamos un tema para seguir hablando, por más tonto que fuese, e incluso logré hacerla reír varias veces. Cuando llegamos a su finca, ella me ofreció entrenar juntos por un tiempo. Al principio no podía creer que ella me haya pedido eso, pero acepté sin dudar. Pasamos los días conversando y aprendiendo el uno del otro, ella suele enseñarme de medicina y yo le enseño técnicas de ataque. También le he hablado de nuestro mundo, de nuestro país, nuestro idioma...

Escuchaba a Ash hablar y hablar sobre sus días junto a Shinobu, y no dejaba de sorprenderme con cada palabra. Me contaba de ella con un cariño indescriptible, como si se tratase de lo más lindo y puro que hay sobre la Tierra, y a la vez se emocionaba con cada anécdota que contaba.

Está enamorado.

-Me alegra mucho oír eso, hermanito -dije con sinceridad, y Ash dejó de hablar para mirarme un poco sorprendido-. Shinobu es una persona increíble, pero recuerda que su pasado es muy trágico, y eso la ha llevado a tener una personalidad completamente distinta a la suya. Creo que tú eres el indicado para hacerla entrar en razón y dejar atrás todo lo que aún la atormenta.

Ash se quedó callado.

-¿Crees que yo pueda...?

-Sí -respondí antes de que terminara la frase, y coloqué la mano en su hombro con una sonrisa-. Creo que es posible que le gustes a Shinobu. No puedo asegurártelo, aunque trataré por mis medios de averiguarlo, pero con lo que me contaste y con lo poco que he visto, creo que podrías ser tú ese amor del que Kanae siempre habló. El que la haría cambiar para bien y sonreír genuinamente.

-_____... -Vi cómo sus ojos se cristalizaban, pero los limpié rápidamente antes de que emanaran las lágrimas de ellos-. Tal vez sí tenga una oportunidad... ¿Sabes? La semana pasada casi nos besamos.

-¿¡Cómo?!

-Lo que escuchas. -Sonrió Ash, mirando a otro lado con un sonrojo-. Estábamos en su oficina hablando precisamente de ti.

-¿De mí? -pregunté, intrigada.

-Sip -dijo-. Me dijo que te había conocido y que le habías agradado bastante. Y yo, como el hombre maduro que soy, le pregunté si le agradabas más que yo.

-Uy -comenté, comiendo palomitas imaginarias para agregarle más drama al relato-. ¿Y qué te dijo?

-Pues, se quedó paralizada -respondió-. Entonces yo me levanté de mi asiento, fui hasta ella y la acorralé contra la pared.

-DIOS MÍO.

-Sí, exacto. Me acerqué a su oído y se lo volví a preguntar. Dios, podía escuchar su corazón acelerarse... y me contestó que no sabía quién le agradaba más, lo cual me sacó de mis casillas. Así que me acerqué a sus labios y le pregunté si estaba segura de eso. Ella no dejó de mirarme a los ojos, y yo no dejé de mirarla a los suyos. Se ven tan lindos de cerca...

-¿Pero qué pasó después? -inquirí, muy interesada en saber, y Ash bufó.

-Antes de que pudiera pasar algo, entró Kanao y nos encontró en esa «situación» -dijo Ash, desilusionado, como un niño pequeño al que le quitan su dulce preferido. Yo chasqueé la lengua, igual de decepcionada-. Nos separamos rápido y actuamos como si nada. Creo que no se dio cuenta de lo que estaba pasando... en fin, en resumen, no ocurrió nada.

-¿No habéis estado actuando como si nada hubiera pasado durante toda esta semana, verdad? -pregunté, esperando no escuchar una respuesta afirmativa pero, desgraciadamente, sí la obtuve.

-Así es, no hemos vuelto a hablar de ello -contestó y suspiró-. Ni siquiera hemos vuelto a hablar como antes. Es como si nos hubiéramos... distanciado.

-Ah, un clásico del romance -dije, como si fuera lo más normal del mundo-. Dos enamorados están a punto de besarse y de repente se ven interrumpidos por una persona x, después actúan como si nada y terminan distanciados hasta que una tragedia ocurre y los vuelve a unir. Sí, em, mejor ahórrate eso. Confiésate y listo.

-¡N-No es tan fácil como suena! -se excusó Ash-. No quiero arruinar nuestra amistad si ella no siente lo mismo por mí.

-Será peor si lo mantienes dentro de ti -repliqué, cambiando mi semblante frívolo a uno serio-. Lo mismo me pasó con Giyuu. Esa noche, ya me sentía harta de sentir lo que sentía en secreto, de no poder estar junto a él, ser importante para él... era una mezcla de emociones difícil de explicar. Esa noche me armé de valor y lo enfrenté. Las palabras no me salían, y no necesitaron salir. Me besó ahí mismo, solos los dos, en el jardín trasero de su finca. Esa misma noche nos hicimos novios.

Mi hermano se quedó callado.

-Lo pensaré. -Fue lo que dijo, y yo asentí satisfecha.

-Me basta con que lo pienses -dije, y Ash sonrió y despeinó mi cabello con su mano.

-A veces me sorprende lo madura que puedes llegar a ser -señaló, y yo reí por lo bajo.

-Y a mí me sorprende lo tarde que es -contesté-. Anda, vete, quiero dormir ya.

-¿Seguirás durmiendo en una camilla?

-Nop, Aoi me dejó un cuarto justo al lado.

Ash asintió, conforme con saber que dormiría en una habitación propia.

-Vale, entonces será mejor que me vaya ahora. Veré si encuentro una misión digna de mí.

Volví a reír.

-Claro, claro, ve con cuidado. ¡Te quiero mucho! -Me despedí en japonés mientras él caminaba hasta la salida de la enfermería.

-Yo también te quiero mucho, pequeña. Descansa.

Y se fue, dejándome con una curiosa calidez en el pecho; de esas que sólo él sabe dejarme cuando no se porta como un idiota.

¡Hola, hola! ¡Aquí está la autora!

¿Cómo han estado? Yo, lo normal, ayer me sentí inspirada después de ver la peli nueva de Kimetsu, ¡y comencé a escribir! Aunque algo que me motivó mucho más fueron sus comentarios, sus votos, ¡y los 1k de vistas que tiene Isekai!

Quisiera hacer un agradecimiento a paolinis y a karmachaotic, ¡habéis sido lectoras muy comprometidas! Les estoy eternamente agradecida por apoyar mi trabajo y dejar comentarios tan divertidos, a ustedes les dedico este capítulo (⁠◍⁠•⁠ᴗ⁠•⁠◍⁠)⁠✧⁠*⁠。

También quisiera agradecer enormemente a AlisonMoya105. Ella es una chica que va a la misma secundaria que yo y que ha demostrado ser una amiga increíble. ¿Por qué le agradezco? ¡Miren abajo!

¡Dibujó a nuestra parejita! ¡Qué hermosura! (⁠╥⁠﹏⁠╥⁠)

Muchísimas gracias, Alison. ¡Eres súper talentosa! (y me ha dicho que no va a ser el único dibujo que va a hacer, así que estoy emocionada JAHDXFH).

Recuerden que si desean hacer algún dibujo relacionado a mi pequeña historia, estaré encantadísima de recibirlo y de publicarlo aquí. Es una alegría inmensa para mí corazón saber que muchos de ustedes estáis disfrutando mi contenido. Aún queda mucho por hacer, ¡así que espero no defraudarlos!

Ahora sí, es tiempo de despedirse. ¡Nos leemos en el próximo capítulo!

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top