Frederica Baumann (Parte III)

El Personal de la Mansión fue trayendo vendas, alcohol y dispusieron de una cama para colocar a Fran, quien estaba herido pero pudo moverse por su cuenta, hallándose con unos cuantos cortes causados por los ataques que recibió de parte de Ley, al cual consiguió vencer. Petra y Frederica lo condujeron hacia aquella habitación, pidiendo que dos Maids custodiaran la puerta y que no dejaran pasar a nadie, mientras que él se quitaba el saco y la camisa, encontrándose que sus heridas eran algo de consideración, en especial una serie de puñaladas recibidas a los costados de su abdomen. 

- A ver. Espera.- Pidió la rubia, mientras que empleaba su Magia y también, ayudada por Petra, empapaba una tela en el alcohol para poder desinfectar las heridas de cualquier rastro de bacterias o veneno. El chico sintió aquel calor abrasador sobre su piel, apretó los dientes y evitó no gritar para no ser un débil, cosa que llevó a que la rubia lo mirara a los ojos.- No pasa nada si gritas. Es común sentir dolor. No eres un Dios ni nada por el estilo. Tranquilo.- Le habló con un tono más calmado y haciendo su trabajo.

- Y peleaste muy bien con nosotras. Jajajaja, me encantó lo que le dijiste a Ley que se buscara un psiquiatra, fue genial.- Río Petra en esos momentos.- 

- Es lo que debería hacer uno por sus amigos, ¿no?.- Sostuvo Fran con sinceridad en su voz.- Además, no iba a permitir que ese loco y sus colegas cometieran una locura tan grande como devorar sus memorias y nombres.- Indagó y eso llamó la atención de Frederica, la cual limpió la  prenda de la sangre que había en su superficie.

- Repite lo que dijiste.- Pidió ella con seriedad, ahora, en su tono de voz.

- No iba a dejar que Ley les hiciera eso, de que les quitara sus memorias y nombres.- Repitió Fran aquello, llevando a que la Maid lo mirara fijo.

- ¿Cómo sabes que esa es la habilidad de Ley?.- Indagó la rubia.

- Frederica, ¿vas a ponerte a cuestionar algo tan diminuto?. Qué importa. Él nos dio una gran mano.- Intervino Petra en defensa de su amigo.- Además, eso es un buen dato, ya que ese maldito le hizo eso a Rem, ¿o acaso te olvidas de lo que pasó y todo el sufrimiento de Subaru?.- Cuestionó la peli naranja, llevando a que la otra respirara hondo, exhalara bajo un suspiro y de ahí mirara a su amiga a los ojos.

- Entiendo tu punto de vista, Petra, pero ¿acaso olvidaste de que estamos, aún, en guerra contra esta gente?.- Sostuvo con los ojos cerrados, mirando hacia el joven y cruzada de brazos comenzó a interrogarlo.- Esto será breve. Solo contesta esto: ¿Qué sabes al respecto de esto?.

- Solo sé que simplemente lo sé. Nada más que eso. No tengo una habilidad especial, pero si, al menos, sirve esto que tengo, entonces se puede evitar un mal mayor.- Respondió Fran con sinceridad en su voz.- ¿Cuánto más quiere esperar a que pase una nueva desgracia?.- Inquirió y eso llevó a que la rubia reflexionara al respecto de sus palabras.- Podría ocurrir otra tragedia, como le ocurrió a Rem y Crush Karsten. Los "Arzobispos" son la "Élite" del "Culto" y ya lo vieron con ese infeliz de Stride, Sirius y el cadáver de Ley. Dios, ese tipo me da un terror puro al verlo.- Contó el joven de Uruguay.

Frederica estaba callada al respecto, pensativa, sacando sus conclusiones con respecto a lo ocurrido, por lo que decidió tomar una decisión. Miró hacia el exterior, las Maids estaban quitando los escombros y reparando el daño causado por el combate, junto al Personal de la Mansión, por lo que supo que debía ponerse al tanto de todo lo demás pero con Fran tuvo que decidir y de ahí vino su respuesta.

- Está bien si no me quiere creer, no pasa nada. Solo soy un desconocido en este Mundo, literalmente soy un extranjero, un forastero.- Alegó Fran a ella, quien se giró para verlo.

- No es eso.- Respondió la rubia, dando un paso al frente.- Sino de la magnitud que uno puede enfrentar este tipo de inconvenientes y tú has peleado bien. 

-  Tampoco soy "Superman" o "Batman" pero lo hice para proteger a Petra, así como también ella hizo lo mismo por mí y también para resguardarla a usted de que no le quitaran la memoria y su nombre.- Señaló el chico con franqueza, encogido de hombros, llevando a que Frederica se riera por aquella descripción dada.- Igual, di de lo que soy capaz, aún sin tener Magia, puedo combatir con lo que tenga a la mano.

- Eso es cierto.- Señaló la rubia.- Le partiste la boca a Ley con un escombro de mampostería así que valió la pena.

Lo tomó desprevenido, aquellas palabras le llegaron hondo en su ser y recordó el momento en el que, quizás por Inercia, quizás por un simple movimiento de reacción, alzaba aquel escombro y se defendía contra el "Arzobispo de la Gula", dejándole la mandíbula fracturada. Pronto, la mano de Frederica fue hasta él, mirándolo fijo y con ello éste escuchó lo que le iba a decir.

No sin antes pedirle a Petra que se retirara, con una señal de su cabeza y vista, ella asintió y partió hacia la habitación contigua de la Mansión, mientras que ambos quedaban solo allí. Frederica, una vez que la peli naranja se retirara, caminó hacia la ventana, una de las tantas que había allí y observó las reparaciones de los daños, permaneciendo en silencio por un buen rato y con las manos tras la espalda.

- ¿Pasa algo? ¿Qué hice ahora?.- Preguntó el uruguayo a ella, quien se giró, silenciosa.

- Nada.- Fue la respuesta de la rubia. Se tomó unos segundos y luego volvió a hablar.- No hiciste nada malo. Todo lo contrario, estoy pensando...Pensando en cómo debería recompensarte.

- No quiero nada material. Solo pido confianza, nada más.- Fue el único pedido que hizo él.- No hace falta que me recompenses con dinero, joyas, lo que sea. Solo quiero ser de ayuda para ustedes, enfrentarme a esos desgraciados y con ello proteger este lugar de los ataques que vuelvan a dirigir los "Arzobispos".- Respondió ante ese único deseo que tenía en mente y luego Frederica se volteó.

- Entiendo.- Comprendió y quedó en silencio.- Dime una cosa, Fran.- Pidió y movió sus manos en el aire.- ¿Cómo es tu percepción con respecto a Petra?.- Preguntó y él quedó sorprendido.

- No pienses que somos pareja. Todo lo contrario: Somos amigos. A ella la veo como una hermana.- Contó éste, un tanto cabizbajo y evitando que Frederica viera sus mejillas carmesí, cosa que ella se dio cuenta, riéndose por lo bajo, de forma tierna y luego se acercó hasta él.

- Entiendo. Mira, la confianza no se gana fácilmente aquí, ¿sí?. Tienes que tomarte tu tiempo para que uno pueda entrar en el "Círculo" y de ahí ver cómo siguen las cosas. Uno tiene que desarrollarse y después de lo que vivimos con Rem y Subaru, de los cuales espero que vuelvan pronto, estamos en un completo caos. Yo voy a ir creyendo en ti, poco a poco, cuando las cosas empiecen a mejorar pero, a partir de este momento y más con la batalla que tuvimos contra los "Arzobispos", demostraste tener tenacidad y determinación. Peleaste muy bien y por ello ganaste un poco de respetos hacia mí.- Colocó sus manos en los hombros del chico y lo miró de frente.- Responde a esta pregunta: ¿Estás dispuesto a todo? ¿Incluso a pelear aún cuando el enemigo nos sobrepase en número?. ¿Entiendes a lo que nos enfrentamos?. Si, lo entiendes pero, a lo que quiero referirme, es que tienes que estar siempre atento, Fran. No hay lugar para un "me dormí" o "no se pudo". Tenemos que defender esta Mansión, somos un bastión frente a los intentos de los "Cultistas" con expandirse y seguir causando daño. Hasta que no vuelvan el Señor Roswall, Ram con Subaru y Rem, estamos solos. Nosotros somos la "Línea de Defensa" para el Reino y no hay espacio para darse la marcha atrás, ¿comprendes?.- El tono que Frederica empleó parecía ser sacado de algún diálogo militar, de alguien que estaba dispuesto a pelear hasta la última gota de sangre, hasta el último efectivo disponible y no había espacio para la debilidad, las lágrimas.

- Comprendo.- Señaló Fran, mientras que tomaba un profundo respiro y miraba a al rubia a los ojos, de frente.- ¿Te puedo contar algo antes?.

Ella asintió en silencio.

- Yo, cuando estaba en mi Mundo, vivía sumido en los miedos, los temores, me refugiaba en distintas cosas pasajeras pero que no llegaban a sanar esas heridas emocionales que tenía. Y no te hablo desde el cliché de "el pobre chico rechazado por todos". No, eso mismo le viene a uno porque le teme al Mundo que le rodea. Yo traté y traté de salir adelante pero me terminaba hundiendo.- Se detuvo un momento, levantando su mano y de ahí respiró hondo.- Cuando atacaron los "Arzobispos" y vi que ustedes peleaban, yo pensaba en huir, retirarme pero algo me detuvo, antes de que Ley me lanzara sus Dagas para dejarme clavado a la pared y esa fue una revelación: "Ningún hombre puede huir de su propia historia" como diría un personaje de una película que vi años atrás. Y yo no quería quedar como un cobarde, así que decidí pelear y lo hice.- Le contó aquella verdad. 

Al principio, Francesca lo miró con frialdad. ¿Cómo pudo haber hecho eso?. Aunque, rescatando que se había redimido antes de huir, viendo que el enemigo podía causar un daño tremendo y que encima de todo estaban con una férrea defensa que podía colapsar con un simple error, ella suspiró hondo.

- Te entiendo. Uno no sabe de lo que es una pelea de verdad en este Mundo. Tal vez, para ti, no era nada más que una simple tontería pero, alegando lo que contaste, también entiendo lo que es el tener que estar en el lugar y tiempo equivocado. Descuida.- Le puso las manos en los hombros.- Descuida pero nunca más vuelvas a hacer eso, ¿sí?.-

- Te lo prometo. Nunca más.- Juró Fran y de ahí ella le dio un fuerte abrazo, uno que quedaría inmortalizado para siempre.

- Sé que lo harás bien. Lo sé, aunque lleve tu tiempo. Solo hazme una promesa.- Le encargó Frederica y él la miró.-

- Dime.- Dijo Fran.

- No mueras.- Él quedó sorprendido ante aquella respuesta.- No mueras en batalla. Lucha con todas tus fuerzas pero no vayas a morir. No dejes que nadie sufra en esta Mansión. Los "Arzobispos" son poderosos pero también cuentan con una terrible maldad en sus corazones.- Le contaba ella.- Y lo que nos harían, si nos toman prisioneros, sería imposible de describir.

- No tenes por qué preocuparte de nada, Frederica.- Le dio él su palabra.- Aún, siendo un simple Humano, sin Magia o lo que sea, yo voy a pelear hasta el final. Lo juro.- Prometió, cerrando sus ojos y quedando abrazado a ella, mientras que, desde el pasillo, mirando por la mirilla de la puerta, Petra se emocionó al ver aquella escena.

- ¡Sí, lo sabía! ¡Fran se queda aquí para pelear a nuestro lado! ¡Sí!.- Festejó la peli naranja y se retiró de allí para no levantar ninguna sospecha. 



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