Modelando en el lugar equivocado

Capítulo 4: Modelando en el lugar equivocado

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Cuando estaba encerrada en el reformatorio juvenil, tenía la fantasía de escaparse para ser libre y poder caminar a sus anchas, sin embargo, la realidad de estar en un nuevo y desconocido mundo, hizo que sus pasos fueran dubitativos, como un animalito asustadizo, daba varias y rápidas miradas a los costados.

«Son como los carruajes sin caballos que veía en la televisión. Automóviles les llaman, hay diversos modelos, ¡esto es de locos!».

—¡Estúpida, fíjate por dónde andas! ¡Mejor regrésate a tu pueblo! —le gritaron los taxistas por estar caminando pasmada.

—Perdón... Me duele los oídos —se quejó al sentir en carne propia el estruendoso pitar de las bocinas.

Cuando vivía en la capital, en su mundo, el ruido de la ciudad le pareció mucho en comparación al campo donde vivía con su tío, pero el pueblo intermedio en el que se encontraba, superaba con creces la capital del reino en cuestión de sonidos fuertes.

«Esas cosas llamadas radios son muy ruidosas. ¿Por qué tantas canciones con culos?

A mover el culo, a mover el culo, a mover el culo, a mover el culo...

«¡Qué barbaridad!, hasta el más mediocre bardo podría componer algo más poético», pensó, extrañándose de las melodías, preguntándose qué instrumentos los reproducían.

Se sorprendió con los diversos estilos musicales que escuchó. En su mundo toda la música se parecía salvo regiones muy septentrionales o meridionales como ser la música tosca de los bárbaros de la tundra o los ritmos acelerados de los nómadas del desierto.

—¿Qué miras? —le dijeron unas prostitutas que llevaban minifaldas y ropa que no dejaba mucho a la imaginación.

—¡Nada! Perdón.

«Visten como dicen lo hacen las bailarinas del Seik de los desiertos».

—¡Ay, no me muerdas! —gritó al ver un pitbull encadenado que le ladró.

«Que perro más raro y no es el único, hay montón de perros raros por todas partes, grandes y pequeños», pensó, siendo un rottweiler, la única raza canina que pudo reconocer.

«Ese perro es un perro de guerra, ¿cómo le dejan andar suelto así como así por la calle? Debe de pertenecerle a un príncipe mimado y malcriado», pensó al ver al can que le miró con bondad.

Pese a la mansedumbre del perro, no quiso tentar su suerte, se alejó y luego sintió reconocer el sonido de un laúd.

No era un laúd, un hombre con polera blanca tocaba una guitarra y sonreía a las jovencitas que pasaban por la acera.

—Pues, no sean tímidas, unas moneditas pa la causa, para la revolución. Oye, guapa, tas bien linda, ¿quieres escuchar una buena guitarreada, mamita?

—¿Quién, yo? —dijo y miró a ambos lados.

—Acérquese con confianza, mamita, no soy peligroso. ¿Qué quieres escuchar, linda?

—Solo pasaba, no sé, yo soy nueva por aquí.

—No se nota, amiga. Una linda balada como usted, linda.

El sujeto tocó música que no le disgustó a María, otros hombres se acercaron, amigos del guitarrista y empezaron a seguir la música con palmadas.

—Gracias, tropa, les presento a la amiga, dice que es nueva en el pueblo.

—Hola, me llamo María, María Mamani.

Los sujetos la saludaron, sonriendo, la invitaron a un restaurante del barrio que era popular con los turistas.

—¿En serio me invitan a comer?

—Claro, linda, come y bebe todo lo que quieras. Esta es la hospitalidad del pueblo.

—Gracias, pero no tengo dinero.

—Por eso no te preocupes, ya veremos cómo nos pagas.

—Ya sé, ¿por qué no modelas para nosotros?

—¿Modelar?

—Dale una de las ropas bien chévere de tu prima, la loca, seguro a la amiga le van a quedar muy bien. Si nos permites sacarte unas fotos con esas ropas todo estará pagado.

—¿Seguro? No sé, nunca he hecho tal cosa.

—Tranquila tú, linda. Vamos, trae las ropas. Tú, María, te cambias y luego vamos a un cuarto para sacarte algunas fotos bien buenas.

—¿Fotos?

—Para publicidad del boliche, no tengas miedo, amiga.

No le dejaron pensar mucho en la oferta, uno fue a buscar las ropas y de paso el delicioso aroma de la comida la tentó a aceptar.

Se sorprendió con la comida, era deliciosa y estaba bien sazonada con ricas especias, en cuanto a la bebida, jamás probó algo semejante, el sabor fuerte del alcohol era disimulado por otros sabores añadidos, todo en un conjunto de bebidas que se veían muy exóticas en esos vasos decorados con sombrillas diminutas.

—¿Quieren que me pruebe esto? Se ve muy bonito, pero estas otras prendas, no sé.

—De todo un poco, linda. No temas, las fotos no hacen daño a nadie, seguro te ves bien rica con estas ropas.

Aceptó y acompañó al grupo luego de terminar la comida. La llevaron a una especie de hotel de mala muerte e ingresó a una habitación a cambiarse ropa diversa.

No sabía nada acerca de la moda en ese mundo extraño al cual llegó, pero supo que la primera prenda era un conjunto inocente apto para ir a la playa o a un parque.

—Desplegar perfil —dijo en un susurro para que no la escucharan en la otra habitación.

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Carisma: 25

«¿Carisma?, ¿qué es eso?».

—¿Ya estás lista, María?

—¡Sí, salgo en un momento!

En la otra habitación le tomaron unas fotos. Le pidieron que se sentara mirando a la cámara y sonriendo, otras tomas consistieron en ella mirando la ventana como contemplando y perdiéndose en el bello paisaje.

—Listo, mi amiga, cámbiate las otras ropas y luego te tomamos otras fotos, ¿vale?

Aceptó y se observó un nuevo conjunto.

«Esta ropa es más escandalosa. Ni modo, tengo que compensar por toda la estupenda comida».

—Desplegar perfil —dijo luego de escuchar el sonido del cascabel de gato.

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Belleza: 50

«¿Belleza?»

—¿Ya estás lista?

—Ya voy.

Le tomaron nuevas fotos, esta vez tuvo que posar de forma más atrevida y sobre una cama. Los sujetos se mordían los labios y se miraban dando a entender pensamientos lujuriosos.

—Solo quedan otras prendas. Ve al cuarto y te esperamos.

Así lo hizo, pero al ver las prendas se ruborizó. Era un mini bikini.

«¿Qué hago? Creo que esto no fue una buena idea».

Sin poder evitarlo, se desnudó y se puso la ropa diminuta.

—Desplegar perfil.

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Seducción: 100

«¡Seducción!». «¿Otra vez?», pensó al oír el timbre en su cabeza.

—Desplegar perfil.

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Zorra de taberna, dama de la noche, enemiga de los santos.

«¡¿Pero qué es esto?!».

Escandalizada, se volvió a desnudar. Un nuevo timbre le indicó nuevos cambios.

—Desplegar perfil.

María Mamani (antes Morgana Mordred).

Humana isekeada inversamente.

Edad: dieciséis años.

Nivel: 2

Salud: 120

Magia: 0

Estamina: 100

Carisma: 10

Belleza: 10

Seducción: 2

Armadura/Tipo: no tiene

Poderes: políglota

Títulos adquiridos: Zorra de taberna, dama de la noche, enemiga de los santos.

«Supongo que este es mi perfil puro, sin aditamentos por ropa o comida. Creo que es alto, al menos en lo que a salud y estamina se refiere».

Sin dar oportunidad para que la llamaran, se puso los jeans y salió con la excusa de que necesitaba ir al baño.

«¿Qué hago? Vamos, Morgana, digo, María, ve donde esos sujetos y diles que no podrás ponerte esas cosas», fue su resolución, se acercó con timidez y escuchó una conversación que no le gustó ni un poco.

—¿La vamos a secuestrar y venderla?

—Sí, pero antes droguémosla y démosle una probadita.

—No está bien perra como a mí me gusta, pero no tiene desperdicio.

«¡Esos sujetos son unos bribones! ¡Tengo que escapar! El hombre al que le llaman administrador, parece ser buen amigo de estos malvados», pensó, regresó tras sus pasos y fue hasta la administración.

Por fortuna el hombre no estaba, pero sí su computadora, la cual, para horror de María, mostraba un video de ella cambiándose de ropa.

Tomó la laptop, la metió en su bolsón mágico lo mismo que el dinero en un cajón y huyó.

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Se hospedó en un alojamiento ubicado en un mejor barrio, por miedo a los secuestradores que conoció, pidió comida a su habitación y allí permaneció un par de días gracias al dinero sustraído que era mucho.

Decidió salir una noche antes de marcharse del pueblo, por desgracia, al caminar por una calle que creyó que le daría seguridad, fue encontrada por los secuestradores.

—Allí estás, perra.

—Maldita, por tu culpa mataron a mi amigo, te llevaste el dinero de la droga.

—Vas a morir, zorra.

—Te vamos a dar tal paliza, que desearías que te hubiéramos violado en el hotel.

María no dijo nada, sintió miedo, pero también supo que los sujetos solo eran unos bravucones montoneros, no tenían la mentalidad asesina propia de los bárbaros del norte o la de los caballeros del rey.

Fueron hacia la mujer vestida con un conjunto de cuero negro, ropa apta para un motociclista de carrera. Un casco negro envolvía todo su cráneo.

No sabía ningún arte marcial que se decía la gente de su mundo practicaba en las lejanas tierras del Dragón, pero tampoco era la damisela en peligro que tanto aparecían en las canciones de los bardos.

Esquivó el intento de agarrarla y le dio un rodillazo en los testículos al primero que se puso a su alcance.

El hombre sintió tanto dolor, que ni siquiera aulló, sus rodillas tocaron tierra y vomitó allí mismo al sentir como la rodilla blindada trituró sus gónadas masculinas.

Otro cerró el puño y quiso golpearla en el estómago, pero ella fue más rápida y le dio con su puño justo en la cara del maleante.

Sangre a chorros manchó la cara y la ropa del hombre, por desgracia, también la sangre cubrió la ropa de María, pero no tuvo tiempo de pensar en aquello.

Un cuchillo quiso penetrar su estómago, pero ni siquiera rasgó la ropa. Una madera se quebró en su casco, sin embargo, su portadora ni se inmutó.

Golpes y patadas, María se alejó dejando sangrantes y con los huesos rotos a los facinerosos.

Regresó a su hotel, tuvo cuidado que el administrador no reparase en su ropa, ingresó a su cuarto y sintió el peso de las pesadas prendas. El ropaje tenía blindaje interior, lo mismo que sus guantes y botas, el casco era uno normal, pero igual afectó las características de su perfil. Datos que aumentaron con ayuda de la comida y bebida que ella consumió en sus días de autoencierro, reflexión y experimentación de lo que podía hacer la comida y ropa del nuevo mundo al que llegó.

—Desplegar perfil.

María Mamani (antes Morgana Mordred).

Humana isekeada inversamente.

Edad: dieciséis años.

Nivel: 4

Salud: 140

Magia: 0

Resistencia a fatiga: 120

Resistencia a golpes: 80

Agilidad: 11

Destreza: 11

Carisma: 12

Belleza: 12

Seducción: 4

Inteligencia: 15

Armadura/Tipo: Armadura de placas de elfo drow.

Poderes: políglota

Habilidades: ladrona (L1).

Títulos adquiridos:

Zorra de taberna, dama de la noche, enemiga de los santos.

Ermitaña sabia.

Kick ass (patea culos).

CONTINUARÁ...

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