Papelitos


No sé cuándo o en qué momento, pero ya el señor Molina tenía la pizarra llena ejercicios extraño que solo él y unos cuantos del salón entendían.

Como es de costumbre Williams llega unos diez minutos tarde pero el maestro se hace de la vitas gorda y no le dice nada (creo que es por ser unos de sus mejores alumnos).

—Quiero eso resuelto en mi escritorio—dijo de mala gana el señor Molina.

Jamás comprenderé porque siempre está de mal humor, pero esa no es razón para que se la desquite con nosotros no hicimos nada para que nos torture de esta forma quien en su sano juicio terminara todo eso ejercicios matemáticos que más bien parecen griego antiguo.

—Termine maestro—anuncia Williams

—Muy bien señor Canosqui tráigalo para calificarlo.

No comprendo en donde le cabe tanto conocimiento si a simple vista parece todo un tarado arrogante de primera.

Cuando Williams vuelve a su asiento hay un papelito en su mesa.

Papelito1

¿Qué es lo que quieres hablar conmigo?

Papelito2

No te hagas la tonta. Bueno más de lo que eres no se puede ya Arturo te dijo de que se trata.

Papelito3

Con que confianza me puedes llamar tonta —escribí molesta.

Papelitp4

—¿Por qué carajos estamos hablando por papelitos?

Papelito5

Para que el maestro no nos llame la atención por estar hablando y distrayéndonos en clase.

Papelito6

hay cariño aquí la única distraída eres tú que no has resuelto ni el primer ejercicio.

Ignoré que me ha llamado cariño y ya fuera de mis casillas escribí.

Papelito7

Mañana después de la salida empezamos el ensayo en la biblioteca. Nada de llegar tarde o dejarme plantada que con mucho gusto no hago nada.

Papelito8

Malas noticias cariño la biblioteca de la escuela está en remodelación. Pero lo podemos hacer en mi casa.

Desde que leí las ultimas palabra mi mente quedo en blanco la última vez que estaba en la casa de un chico nada salió bien y todo se fue a la mierda

Papelito9

Deja de llamarme cariño como es que es tu entiendes que no me gustan los apelativos cariñosos. En ese caso lo podemos hacer en la biblioteca municipal.

Papelito10

Yo te seguiré llamando como quiera chica rara. Quien es su sano juicio le llama "apelativos cariñosos". La biblioteca municipal nos queda muy lejos.

"Se me están acabando las opciones"—pensé.

Papelitos11

Mañana después de la escuela en mi casa.

No mando más papelitos dándome a entender que estaba de acuerdo con la decisión, aunque yo no estaba tan de acuerdo con empezar hacer el trabajo en mi casa, pero era mucho mejor esa opción que hacerla en su casa aparte de eso mi madre siempre está en casa cuando llego de la escuela.

Cata, Andreinne y yo nos encontrábamos en el parqueo de la escuela listas para ir a casa. Cata tiene un viejo Volkswagen tipo 1 de los noventa o como yo lo llamo un "vocho" es de color azul acero uno de mis azules favoritos pero mi querida amiga cata aborrece el azul. El auto su padre se lo mandó como regalo desde Alemania para su decimoctavo cumpleaños.

—No piensen que seré su chófer todo el año. —se quejó cata entrando al autor.

Dicho eso puso el auto en marcha.

Diez minutos después ya yo me encontraba en la puerta de mi casa, respire hondo y entre la llave por la cerradura.

—Cariño eres tú—grita mi querida madre desde la cocina.

—Si mamá soy yo. —respondo sin ganas y me dirijo a mi habitación.

Arrastraba los pies por las escaleras cuando mi madre vuelve hablar más bien a gritar desde la cocina.

—Cariño cambiante rápido que debo hablar contigo.

—Si madre—dije en mal tono producto del cansancio que tenía.

Fue toda una lucha llegar a mi habitación no sé por qué, pero tengo un cansancio como si hubiera corrido un matón.

Tirada en la cama boca arriba solo podía pensar en cómo sería el día de mañana después de la escuela, no me siento muy como trayendo un chico a mi casa. Se cerré mis ojos y no sé cuánto tiempo paso, pero escuchaba la voz pronunciar mi nombre.

—El cariño. ¿Estas despierta? —escuche más claro.

Sentí como un lado de la cama se hundió dándome a entender que alguien se a sentado a mi lado. Lentamente abrí mis ojos acomodándome a la poca luz de mi habitación.

—Si madre—dije adormilada.

—Debo salir por dos semanas—dijo es un susurro.

—¿Cómo? Pero madre quien cuidara de Lucas, no nos puedes dejar por tanto tiempo. —dije ya sentada en mi cama.

—Cariño la señora Amelia cuidara de tu hermano Lucas en lo que llegas del instituto.

—Pero ¿Por qué te tienes que ir? —dije del mismo modo que mi madre que uso mi madre al darme la noticia.

—Pues... tu abuela me llamo y me dijo que estaba muy mal y sabes que no tiene a más nadie que la cuide. —dijo desviando la mirada.

Mi madre es una pésima hablando mentiras mi abuela tiene casi 2 años en una estancia para ancianos. Su alzheimer aumento y a mi madre no le quedo más remedio que internarla.

—No mientas mamá, se muy bien que no ira a Florida a cuida a la abuela Marta.

Mi madre no dijo nada siguió con la vista al suelo pensando en que decirme para tranquilizarme.

—Hija sé que te puedes quedar sola y...

—cuando te vas—interrumpí y no deje que terminara de hablar.

—Mañana cariño

Le pedí que se fuera de mi habitación en ese momento no quería verla y no es por el hecho de que se tenga que ir si no porque no tiene la confianza de contarme algo que a mí también me incluye y me afecta. Hace unas semanas llego una carta en donde avisaba que tenían algo de mi caso y querían hablar con mi madre una información importante que han descubierto.

—Cariño la cena esta servida—dijo antes de irse.

—No tengo hable—dije, aunque sabía que ya no me escuchaba.

Volví a tirarme e la cama y aunque eran las nueve de la noche sentí las ganas de cerrar los ojos y no abrirlos más. No comprendía muy bien el motivo de mi cansancio mental hasta que vi el calendario (martes 8 de mayo eso quiere decir que solo faltan dos días para mi cumpleaños y uno para que se cumpla un año de aquella terrible pesadilla).

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