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Presente
—El, despierta o llegarás tarde a tu primer día de clases— gritó mi hermosa madre desde las escaleras.
No le contesté. Simplemente me levanté y tomé una ducha. Veinte minutos después ya estaba en la puerta principal con una manzana en la mano lista para mi nuevo día. Mi madre se ofreció a llevarme pero me negué, la escuelano estaba tan lejos y podría caminar.
Ya frente a mi salón de clase me di cuenta que había llegado quince minutos tarde, maldije en voz baja por no aceptar que mi madre me trajera,respiré hondo y di dos pequeños toques a la puerta. Luego de unos segundos, está se abrió y mostró a una mujer que supuse era mi maestra.
—Muy buenos días, señorita Lara—saludó la mujer, su conjunto de ropa era horrendo.
Le dediqué una pequeña sonrisa y entré. Antes de buscar un asiento, la profesora me detuvo indicando que debía presentarme.
—Hola soy El—dije frente a todos.
La maestra se veía algo confundida con mi nombre así que fue a su escritoriorevisó unos papeles, luego me miró y dijo:
—Usted es Isabel Lara.
—Sí, soy yo. Lo que pasa es que no me gusta que me llamen por mi nombre completo, sólo por El. Dicho eso la maestra me pidió que tomara asiento. Busqué con la mirada por unos segundos, el único asiento vacío era al lado de un chico, el clásico mujeriego de apariencia ruda, vestido con una chaqueta de cuero y lentes oscuros sobre su cabeza. Sin más, caminé hacia él mientras sentía como todos no despegaban sus ojos de mí.
Cuando me senté en la silla, el chico de al lado ni siquiera me miró, suspiré aliviada, no me molestaba en nada, es más, pensé que eso era lo mejor, así pasaría desapercibida.
—Muy bien, ya que están todos aquí empecemos. Como sabrán, al igual que todos lo años, el primer día de clases tienen que escribir un ensayo sobre qué opinan del sexo opuesto. Así que quiero ese ensayo en media hora sobre mi escritorio.
Luego de que la maestra terminó de hablar todos al unísono soltaron un suspiro de aburrimiento. No podía estar pasando, ni siquiera sabía el nombre de la profesora y ya tenía que hacer un ensayo sobre los seres más despreciables del planeta, hombres, les dicen. Aunque luego me di cuenta de que no tendría ningún problema porque ya sabía exactamente lo que iba a escribir.
Transcurridos los treinta minutos ya todos habíamos terminado y la maestra estaba sentada en su escritorio corrigiendo los ensayos. El aburrimiento me estaba matando porque mientras ella revisaba las redacciones, nosotros sólo estábamos sentados haciendo nada. Comencé a hacer garabatos en la última página de mi cuaderno nuevo y el chico de al lado sacó de su bolsillo su reproductor de música y sus auriculares y se olvidó del resto del mundo.
Unos minutos después, la maestra menciona mi apellido.— Señorita Lara, me puede explicar por qué se refiere así de los hombres.
—¡Oh!, maestra es la simple verdad—le respondí con seguridad.
—Cómo puede decir que el hombre es sólo un error de la naturaleza, un ser inservible que solo fue creado para incomodar a las mujeres.—citó laprofesora con enojo.
Todos al escuchar lo que decía mi ensayo voltearon a mirarme, hasta el chico que estaba a mi lado se quitó los auriculares para prestar atención a lo que pasaba.
—Bueno maestra, debe respetar mi opinión, además, si digo eso es por algo y estoy completamente segura que todo lo que escribí es muy cierto.
—Señorita Lara, no estoy de acuerdo con lo que me dice, ¿sabe que a eso se le llama feminismo y...?
—Lo sé, maestra— la interrumpí.
Luego de decir eso, pude notar la furia en su rostro pero qué más da, es mi opinión y ella debe respetarla.
—Señorita, ¿está consciente de que el lema de esta escuela es "Hombres y mujeres son iguales"?—dijo con voz chillona por el enojo.
—En su mundo maestra, en el mío no.
Al parecer, la profesora se dio cuenta de que discutir conmigo sobre eso era sólo perder el tiempo así que respiró hondo, se acomodó en su asiento y habló.—Por la forma de pensar de la señorita Lara todos deberán realizar un ensayo sobre su compañero de al lado. Todos están sentados en parejas, hombre y mujer—resaltó la palabra hombre mirándome con una sonrisa de superioridad— se quedarán así, nada de cambiar parejas. La redacción deberá detallar toda la vida de su compañero, sus aspiraciones, miedos y todo eso. Al final, deberán escribir lo que opinan sobre el sexo opuesto.
Automáticamente protesté.—¡No haré ese ensayo!
Claro que no iba a hacerlo. Eso me llevaría a relacionarme con un chico y aún no estaba lista, por más que aparentara que lo estaba superando sabía que no era cierto y la verdad es que aún siento miedo.
—El que no lo haga no va a graduarse.—Dicho eso, el timbre sonó indicando el cambio de hora.
La maestra salió y todos me miraban algo enojados.
—Muchas gracias, acabas de arruinarme el día no, mejor, mi año escolar.—dijo el chico de al lado, por fin había hablado y fue para decir eso. Aunque no me importaba, ni siquiera sabía su nombre.
Las clases pasaron rápido y fueron aburridas. Cuando por fin llegó la hora de almuerzo, todos salieron corriendo como si sus vidas corrieran peligro, esperé hasta el final para salir.
Ya en el comedor y con mi bandeja en manos busqué una mesa libre para sentarme. Caminé hacia una de las del fondo y me senté. No pasaron ni dos segundos cuando una chica se acercó a mi mesa y se sentara frente mío. Su cabello oscuro contrastaba con su piel clara, sus ojos negros eran profundos, parecían querer verlo todo y tenía un cuerpo trabajado y muy proporcionado, todo lo contrario a mí.
—Hola soy Catalina. Eres Isabel ¿cierto?
Apenas terminó de hablar, la corregí—El, soy El, no me gusta que me llamen por mi nombre completo.
Ella sólo me sonrió y preguntó si podía sentarse conmigo.
—Ya estás sentada de todos modos como-sea-que-te-llames.
—Catalina.
—Oh, cierto—fingí olvidarlo pero en realidad no quería repetir su nombre.
—¿Y qué tal te ha parecido la escuela?—antes de que pudiera responderle ya estaba hablando otra vez—No le hagas caso a la maestra de literatura, está obsesionada con eso de todos somos iguales, ya la conocemos así que en el ensayo de cada año escribimos lo que ella quiere leer.
—Pues la escuela me ha parecido bien, es como cualquier otra. Pero yo no soy de las personas que hacen o dicen lo que los demás quieren.
—¡Genial! Me gusta tu forma de ser.
La última clase era de matemáticas, materia en la que no soy para nada buena, sólo veo números que me parecen griego antiguo. Pero el chico de al lado, ¡vaya! parece que es un cerebrito, aunque no lo quiera aparentar yluzca como un chico malo.
Las horas fueron eternas pero por fin llegué a casa.
—Amor, ¿cómo te fue hoy?—preguntó mi madre apenas me vió en la puerta.
—Muy bien—le respondí y me encerré en mi habitación como siempre.
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Primero capitulo chicos.
No sean tímidos y comenten si se que es algo corto, pero como siempre digo, menos es más.
Besos.
NOTA: PERDÓN POR LAS FALTAS ORTOGRAFÍA LAS IRENE CORRIGIENDO.
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