I
El sobre con el sello de la U.A. yacía sobre la mesa de su escritorio, estaba indecisa de si debía abrirlo o no, pero era tontería tener semejante pensamiento. Cogiendo aire profundamente, abrió el sobre con cuidado y sacó el pequeño artefacto que se hallaba en su interior. Lo colocó encima de la mesa y presionó el botón para poder ver el holograma.
- Hola, Layra Hunter. -un pequeño ser semejante a un ratón apareció de repente, casi le parecía adorable.- Mi nombre es Nezu y soy el director de la Academia U.A. Me gustaría comunicarte que tanto tu examen escrito como el práctico han sacado una excelente puntuación. ¡Enhorabuena, has sido admitida para el curso de héroes! -exclamó el pequeño animalillo con alegría.
Tras aquella noticia, una sonrisa se fue instalando en su rostro de la alegría que sentía. Se levantó de la silla y salió de su habitación donde sus padres y hermanos tenían la oreja puesta, pero fingían que no lo hicieron.
- ¡Me han admitido! -exclamó con una sonrisa más amplia en su rostro, viendo la misma alegría en su familia.
- Felicidades, cielo. Sabía que lo harías. -su madre fue la primera en acercarse para abrazarla.
Su padre y sus hermanos imitaron a la mayor, uniéndose todos en un abrazo. Ahora casi tenía cierta seguridad de que podría alcanzar ese sueño que hace unos meses veía roto.
Pasada una semana desde ese incidente, la joven se miraba en el espejo de su dormitorio. Se le hacía muy extraño vestir un uniforme, pero a la vez se sentía bien por lo que ello conllevaba. Se aseguró de que lo llevaba correctamente, se acomodó un poco el cabello y cogió su mochila, colocándola sobre sus hombros; bajó las escaleras en dirección a la puerta de su casa cuando una voz la detuvo.
- ¿Te llevo?
Se giró y pudo ver a su hermano mayor en el pasillo, con el casco de la moto ya preparado, con toda la intención de salir, al igual que ella. Alto, moreno y con un cuerpo tonificado. Caleb era el tipo de persona con la que una podía sentirse segura hasta yendo en un vehículo que odiaba.
- No es necesario, puedo coger el metro. -respondió a su pregunta, pero siendo sincera, no le apetecía que la viesen llegar con su hermano mayor, un héroe ya reconocido en Japón, nada más el primer día en la preparatoria.
- De acuerdo, yo que esperaba avergonzarte un poco el primer día. -se burló el contrario, adivinando las intenciones de la menor.- Nos vemos después, lagartija.
- Hasta después. -se despidió ella, una vez tuvo puestos sus zapatos, saliendo por la puerta y colocando sus auriculares en sus orejas.
El camino al metro fue ameno, pero ya no le gustaba tanto la idea de ir de pie en uno de los vagones; con el poco equilibrio que tenía estaba segura de que se iba a caer en algún momento. Se aseguró a la barra metálica cuando escuchó los atronadores frenos aun por encima de la música que escuchaba; al ver las puertas abrirse, se dispusó a salir antes de que la multitud que viajaba a la vez que ella la aplastase.
No le llevó tanto tiempo ver el edificio al que se dirigía y se sintió muy nerviosa de solo pensar que iba a estar rodeada de gente nueva, no era que le costase relacionarse, pero desde los últimos acontecimientos se había vuelto más retraída cuando tenía que hablar con otras personas.
Una vez dentro del edificio, buscó el que sería su casillero y cambió sus zapatos por los de la escuela. Qué raro se sentía todo aquello. Se adentro más en el edificio y buscó la que sería su aula. El departamento de héroes 1 - A. El lugar era demasiado grande, pero no le costó mucho encontrar el lugar que buscaba, abrió la puerta y se dirigió al que sería su asiento; a cada paso que daba podía escuchar algún comentario, pero nada relacionado con su persona. Una vez llegó a su asiento en la tercera fila, dejó su mochila sobre la mesa antes de sentarse; pudo ver de reojo que algunos de sus compañeros la observaban, cosa que la estaba poniendo bastante nerviosa. Pero la pregunta que había rondado su mente desde hace unos días regresó, ¿estaría en su misma clase el chico que la salvó en el examen práctico?
- ¡Ya me voy! -exclamó Kirishima Eijiro desde la puerta de su hogar para salir de este en dirección a la estación.
Una gran sonrisa se podía apreciar en el rostro del muchacho mientras corría apresurado para conseguir coger el metro que salía en unos minutos.
No tardó mucho en llegar al anden a la vez que el transporte, soltó un suspiro aliviado mientras se apoyaba en la barra metálica mientras las puertas se cerraban; el vagón estaba lleno a esa hora de la mañana y la gente tenía que estar muy junta. A unos metros más alejado de él, pudo ver el mismo uniforme que llevaba él, salvo que era femenino, vislumbrando una cabellera negra y larga. Pudiendo reconocer a la chica, era la misma del examen práctico, parecía muy ensimismada mientras miraba su teléfono con seriedad.
Cuando la vio le había dado la impresión de que la había asustado, por ello llevaba varios días con el mal sabor de boca. Por eso se propuso disculparse con ella, la esperaría al bajar en la siguiente estación e irían juntos a la academia. Tenía todo el sentido si aplicó el examen para ingresar al curso de héroes.
Cuando llegaron al lugar donde ambos debían bajar, el de cabellos rojizos salió y esperó un tanto apartado para esperar a la chica; cuando divisó el uniforme, sonrió y alzó un brazo para llamar su atención.
- ¡Hola! -saludó efusivamente con alegría, esperando llamar su atención.
Pero no obtuvo respuesta ninguna, cuando volvió a mirar, la chica se estaba alejando hacia la salida. Su rostro se convirtió en un poema al pensar que lo había ignorado completamente y que seguía su camino como si nada.
Algo desanimado por aquel repentino rechazo, la siguió hasta la salida y de camino al lugar donde ambos estudiarían. Al divisar el gran edificio, su ánimo subió un poco más; cambió sus zapatos y camino hacia su respectiva aula tras la chica, que seguía en su mundo, viéndola entrar a un aula. "Así que estaremos en la misma clase" pensó mientras se adentraba también en la estancia. Se topó con algunos que había visto en el examen práctico y con caras nuevas, sus compañeros, pero sobretodo un rostro que recordaba con nostalgia, de sus tiempos en la secundaria.
- ¡Oh, Ashido! -exclamó al ver a la chica de tez rosada.
- ¿Eh? ¿¡Kirishima-kun!? -preguntó la muchacha con asombro.- Te has cambiado el look, los cuernos te quedan genial. -comentó a la vez que añadía que ahora serían "amigos con cuernos", señalando los cuernos propios con una sonrisa abierta.
Kirishima llevó una mano a su nuca, pero sin perder la sonrisa; al menos, con esa imagen podía comenzar una nueva etapa y olvidarse de lo que había sido hasta hace unos meses atrás.
Pronto apareció el profesor presentándose con una apariencia un tanto extraña, metido en un saco de dormir, su nombre: Aizawa Shota; todos se quedaron sorprendidos, pues la apariencia de ese héroe profesional era un tanto extraña, a parte de que ninguno lo reconocía y no recordaban haberlo visto en las noticias o las redes.
- Bueno... es muy molesto pasar lista, así que seréis vosotros los que os presentéis.
¿Habían vuelto a Primaria y no se dieron cuenta?
El primero de la lista se levantó sin que nadie lo hubiese llamado y se acercó al estrado donde hace unos momentos había estado el profesor. Era de estatura normal, con unos cabellos rubios y unos ojos morados.
- Mi nombre es Aoyama Yuga y soy... ¡DES-LUM-BRAN-TE! -se presentó haciendo diferentes poses.
La clase se sumió en un silencio sepulcral, ya que aquel chico era bastante extravagante. Poco a poco, los demás alumnos fueron presentándose, diciendo pequeños datos sobre sí mismos. Layra buscaba con atención el rostro del chico que la había salvado durante el examen, pero no se encontraba en su clase.
- Me llamo Kirishima Eijiro y mi sueño es... ¡ser un héroe varonil!
En ese instante, Layra alzó la mirada para toparse con aquella sonrisa en el chico que ahora llevaba el cabello en punta y lucía el color rojo intenso al igual que sus ojos, la mirada de la azabache reflejaba la admiración que sentía hacia ese joven que, a su parecer, irradiaba seguridad. Kirishima Eijiro.
Luego de que el de cabellos rojos volviese a su asiento, los demás fueron presentándose poco a poco hasta que llegó el turno de nuestra joven heroína, que todavía no se había levantado de su asiento. Algo que el profesor notó y que le hizo despertarse de su letargo.
- Hunter. -llamó a la joven con un tono firme, de la misma manera que alguien interrumpe cuando están molestando.
Se sobresaltó al escuchar la voz de Aizawa-sensei, era su turno. Se levantó de la silla para dirigirse al estrado donde habían estado, momentos antes, sus compañeros; podía escuchar algunos comentarios y esta vez sí, dirigidos a su persona.
- Es muy linda. -comentó un chico de cabello rubio. Kaminari Denki si no recordaba mal.
- Parece extranjera, me pregunto de dónde será. -escuchó la voz de Ashido Mina también, dirigiéndose a la muchacha detrás de ella, Asui Tsuyu.
- Mi nombre es Layra Hunter, un placer. -sentía que era lo único que podía decir en ese momento. Claro, conciso y escueto. A veces lo más simple era lo mejor.
Un "Oh" colectivo se instaló en la sala y regresó a su asiento mientras el maestro llamaba al siguiente alumno.
Las demás presentaciones no tardaron en acabar, así que Aizawa-sensei les pidió que se pusieran ropa deportiva para salir al exterior. A todos les pareció bastante extraño, pero no cuestionaron a su tutor; se dirigieron hacia los vestuarios, indicados previamente por el extraño maestro, y todos se cambiaron con la incógnita de qué harían en ese momento. Salieron al exterior, en el punto indicado y donde el instructor procedió a recordarles que en la secundaria es de lo más normal hacer pruebas físicas sin utilizar los quircks, lo que le parecía irracional. Así que, tomando al chico rubio ceniza como ejemplo, realizarían las pruebas físicas utilizando sus poderes.
Layra sintió un escalofrío en su columna vertebral al escuchar tal cosa, ella no podía utilizar su habilidad y tampoco podía utilizar herramientas de soporte. ¿Por qué no podían ser como los animes que tenían una presentación muy aburrida? Mas eso no fue lo peor, las siguientes palabras que escuchó por parte del profesional la dejaron helada.
- El que quede de último será expulsado, Yūei Kōkō no necesita inútiles sin potencial. -terminó Aizawa-sensei con aquella frase.
En la primera prueba tocaba correr 50 metros, quizás podría salvarse si corría todo lo que podía. Al escuchar la salida del robot, corrió tras su compañero y escuchó el tiempo que realizó "7:13 segundos", por el momento era lo máximo que podía correr.
La segunda le resultó más difícil, levantamiento de peso, "Sabía que debí haber entrenado más" se quejó mentalmente al ver el indicador en la pantalla y comprobar que se había vuelto una debilucha. Le dolían hasta los brazos.
El salto de longitud también acababa con su moral, ni siquiera había alcanzado la distancia a la que se posicionaba el robot.
A partir de la cuarta pruebas su ánimo iba en decadencia, lo último que necesitaba era ser expulsada el primer día. Cuando llegó su turno en el lanzamiento de softball, ya tenía las esperanzas por los suelos.
- ¿No se ve un poco desanimada? -preguntaba Uraraka Ochako al ver el perfil de su compañera.
- Hasta el momento no ha conseguido una puntuación extraordinaria, ¿qué tipo de habilidad tendrá? -comentó al mismo tiempo la muchacha de cola de caballo. Yaoyorozu Momo.
No le quedaba más remedio que seguir intentándolo hasta que su cuerpo protestase por el esfuerzo, cogió aire profundamente y se dispuso a lanzar la pelota con todas sus fuerzas. Tampoco consiguió una gran puntuación.
Las pruebas restantes le bajaban todavía más los ánimos y las esperanzas, todo entraba dentro de los estándares de una persona sin habilidad.
Pasada la hora de la clase, el profesor procedió a mostrar los resultados en una pantalla holográfica. Sabía que no debía malgastar tiempo empezando desde el primer puesto, así que dirigió su vista hacia el último puesto y, efectivamente, ahí estaba su nombre. Todo se había acabado en ese día.
- Por cierto, lo de la expulsión era mentira. -anunció el maestro, dejando a la mayoría sorprendidos por sus palabras.
La morena rememoró las palabras del adulto y comenzó a pensar qué podría haber hecho cambiar de opinión al profesor cuando había dejado claro que no necesitaban a gente sin potencial, ¿acaso había visto algún potencial en ella? ¿En qué momento si no logró nada excepcional?
- Hunter-san.
Al girarse a la fuente de aquella tímida voz, su expresión de sorpresa se hizo notar para el joven de mirada esmeralda, que fue el primero en dirigirle la palabra. Formándose un silencio bastante incómodo entre ambos.
- Que bueno que lo de la expulsión fuese mentira, ¿verdad? -le preguntó el chico, tratando de sonar normal. Aunque por el leve rubor de sus mejillas y el tono de voz, parecía algo nervioso. Como si hubiese tratado poco con las chicas.
- Ehm... sí, es un alivio. -respondió al muchacho con cierta timidez.- Me alegra saber que podremos seguir en el curso de héroes, Midoriya... Izuku, ¿verdad?
Durante el transcurso de la mañana, descubrió que el chico, al igual que ella, no obtuvo tampoco grandes puntuaciones, salvo en la prueba de softball que consiguió lanzar la esfera a una gran distancia.
- A partir de ahora debemos esforzarnos. -sentenció el joven mientras mostraba una mirada determinada.
"Me pregunto si yo también he tenido una mirada así" pensó para ella misma, ya que en esos momentos su actitud en comparación a su niñez había dado un cambio drástico.
- ¡S-Sí! -exclamó ella, tratando de corresponder aquella determinación con la poca que creía que tenía.
Ambos adolescentes siguieron al grupo de regreso a los vestuarios, donde se volverían a cambiar para ponerse el uniforme estándar de la academia. En el camino, Layra pudo divisar al de cabello rojizo junto a otros dos chicos, conversando alegremente, por lo que pudo escuchar de lo interesante que era el curso de héroes; quiso acercarse a él para agradecerle debidamente que la hubiese salvado en el examen práctico, pero se contuvo en el momento en el que pasó a su lado de camino al vestuario femenino.
Todas las chicas ya estaban allí, cambiando la ropa deportiva por el uniforme; se dirigió a la taquilla con cansancio, se había esforzado demasiado, pero eso era lo que tenía que hacer para poder cumplir con su sueño.
- Hunter- chan.
Se giró hacia la voz cantarina que la había llamado, pero no divisó a nadie. Las demás chicas seguían con sus miradas fijas hacia sus respectivos casilleros, por lo que pensó que serían imaginaciones suyas. Iba a ponerse la camisa cuando notó una mano posarse sobre su hombro, sin embargo no veía nada.
- Hunter-chan. -de nuevo aquella voz que no podía identificar de quién era.
Antes de ponerse a gritar como una loca, manteniendo su mirada asustada, pudo recordar a la chica invisible. Hagakure Toru.
- Lo siento, no pretendía asustarte. -se disculpó la de voz cantarina y agradable, a la par que se colocaba la chaqueta deportiva sobre los hombros para que pudiese ver su silueta.
- No, soy yo quién lo siente. Estaba distraída. -se disculpó de vuelta de orbes celestes, con una mirada apenada. Creyendo que debía de ser muy frustrante para la contraria el hecho de tener que pasar por ese tipo de situaciones constantemente.- ¿Necesitabas algo?
- Oh, no. Solo que las demás chicas y yo hemos pensado que sería divertido ir juntas al karaoke, para conocernos y eso. Será divertido. ¿Quieres venir? -terminó diciendo aquella invitación con un tono alegre; Layra no sabía qué aspecto tenía la contraria, pero podía imaginar que en ese momento estaba sonriendo.
- Lo siento, hoy no puedo. -se disculpó de nuevo, aunque ganas no le faltaban para aceptar la propuesta.- En otra ocasión, tal vez.
- Oh, es una pena. -no pasó desapercibida la nota desilusionada en el voz de la invisible y menos de las demás chicas.
- ¿¡Eh!? Yo que esperaba que vinieras. -se quejó la chica de piel rosada en protesta.
- De nuevo, lo siento. Hoy tengo algunas cosas que hacer. -explicó, ya que ese día era el cumpleaños de su hermano y no quería perdérselo.
- No pasa nada, en todo caso, hay más días. -comentó Yaoyorozu con comprensión.
Después de una pequeña charla, en la que Layra tuvo que prometerle a Ashido que iría con ellas la próxima ocasión.
Salieron todas juntas de la estancia y escucharon una risa de una pequeña figura que se encontraba a unos metros de ellas.
- ¿Acaso pensabáis que no nos íbamos a enterar de vuestros planes? -Mineta Minoru, un joven de baja estatura y un peinado bastante peculiar, señaló al pequeño grupo mientras el resto de chicos observaban la escena.- Los chicos también deberíamos ir al karaoke.
Utilizando el mismo argumento que Hagakure y Yaoyorozu, el morado convenció tanto a los chicos como a las chicas para ir todos juntos. Demasiado pronto para conocer la personalidad de tal personaje.
Entre todos acordaron que se encontrarían en la puerta principal para ir todos juntos, salvo por varios que mostraban un gran desinterés por mezclarse con los demás.
Ya reunidos todos, se dispusieron a ir al lugar; pero rápidamente notaron una ausencia.
- ¿Eh, Hunter-chan no iba a venir? -preguntó Kaminari con curiosidad, buscando la figura de la chica entre el grupo.
- Dijo que tenía algo importante que hacer, pero vendrá la próxima vez. -explicó Ashido, colocando ambas manos en su nuca.
La protesta del rubio se hizo notar, ya que esperaba que la mencionada estuviese presente con ellos y, ya de paso, escucharla cantar. Cerca de la conversación, Kirishima también sentía la ausencia de la mencionada. Esperando que fuese con ellos, le habría gustado poder conocerla mejor y disculparse, más que nada porque en el examen práctico pensó que la había asustado de alguna forma y le gustaría enmendarlo.
Volvió a colocar los auriculares en sus orejas, mientras esperaba la llegada del siguiente metro que la llevaría de vuelta a casa. Esperaba poder llegar a tiempo, no le gustaría que Alik estuviese esperando por ella; aunque su otro hermano mayor se mostrase comprensivo, le sabía mal llegar tarde a su cena de cumpleaños. "Quizás pueda comprarle algún dulce en la estación" pensaba al recordar que el mayor adoraba los dulces tanto como ella.
En sus oídos se podía escuchar la canción "Scared of the Dark" de Lil Wayne, Ty Dolla $ign & XXXTENTACION's a la par que aparecía el metro en su campo de visión. Alegrándose de que, al contrario que por la mañana, hubiese asientos libres.
Dejó su mochila a un lado y comenzó a pensar en los acontecimientos del día, le daba la sensación de que su clase sería divertida. A lo largo del curso podría descubrir las personalidades de cada uno y, deseando, poder dejar atrás su introversión para poder hacerse amiga de todos ellos. Una suave sonrisa apareció en sus labios al pensar que, por fin, todo podría ir a mejor.
Tras pasar por una pastelería, llegó a su casa donde su madre la recibió con una sonrisa afable y cariñosa.
- Bienvenida, cielo. -la saludó sin perder la sonrisa. Annaisha podía tener una apariencia frágil y gentil, pero en cuánto alguien le buscase las cosquillas lo pagaría caro. Al menos los villanos.
- Ya estoy en casa. -saludó de vuelta, dándole un abrazo a su madre. Era agradable ser recibida así.- He traído esto para el cumpleañero, ¿ya ha llegado?
- Todavía no, pero estará a punto de llegar, mejor ve a cambiarte antes de que llegue y yo meteré esto en la nevera. -se ofreció la mayor mientras cogía la cajita de los pastelitos.
Con una sonrisa, subió al segundo piso de la vivienda y se adentró en su cuarto para cambiar su uniforme por una ropa que le resultase más cómoda. Unos pantalones cortos y una sudadera que le quedaba bastante grande, las ventajas de tener hermanos mayores que le diesen ropa. Bajo de nuevo para dirigirse a la sala de estar, donde se encontró con Caleb y su padre, bebiendo ambos unas botellas de cerveza.
- Hola, lagartija. -saludó el de ojos ambarinos al percatarse de su presencia.
- Hola, saurio. -le devolvió el saludo a la par que se sentaba a su lado.
- ¿Qué tal tu primer día? -preguntó su progenitor, a la espera de saber la mañana de la menor.
- Bastante peculiar. -comenzó diciendo la de cabellos azabache, rememorando las duras pruebas de su nuevo sensei.- En lugar de ir a la ceremonia de ingreso, tuvimos que hacer unas pruebas de evaluación de habilidades.
- ¿Por qué hacer una prueba ahora? Podríais haberla hecho mañana. -Caleb mostraba su ceño fruncido, no comprendiendo lo que le estaba contando su hermana.
- Según mi tutor, las pruebas que se suelen realizar durante la secundaria no tienen mucho sentido. Así que las realizamos utilizando nuestros quircks... bueno, al menos la mayoría. -explicó al contrario, en un encogimiento de hombros, dándole a entender que ella tampoco lo entendía.
- ¿Y por lo demás? ¿Cómo son tus compañeros de clase? -interrogó de nuevo su padre.
- Todavía no nos conocemos tanto, pero me parecen agradables. De hecho, me invitaron a ir al karaoke con ellos, pero iré en otra ocasión. -respondió de nuevo.
- Debiste haber ido, no habría pasado nada si te perdías el cumpleaños de Alik. Solo demuestra que se hace un viejo. -comentó Caleb en tono burlesco, pero un golpe en su cabeza hizo que protestase y dirigiese algunos improperios hacia la persona que le pegó.
- Bueno, me consuela saber que no soy tan viejo como tú.
- ¡Alik! -exclamó la menor con una sonrisa de oreja a oreja, levantándose de su asiento para ir a abrazar a su hermano.- Feliz cumpleaños.
- Gracias, Lay. -agradeció el mayor. Rubio y de ojos grises; Alik daba la impresión de ser una persona más madura, que lo era, y la mayoría de ocasiones, por no decir todo el tiempo, parecía más el hermano mayor que el mediano.- Da gusto ser recibido así.
- Venga, vale. -comentó Caleb, quién se había levantado también del sofá y se acercaba a sus hermanos.- Ven aquí, cariñín mío. -se burló, intentando poner voz femenina, para terminar uniéndose al abrazo fraternal.
- Quita, réptil. Solo vas a corromper a Lay. -el rubio puso una mano en la cara del contrario en un intento de alejarlo, pero mostraba una sonrisa.
Entre risas, los hermanos siguieron pinchándose bajo la atenta mirada de sus padres que sonreían por ver aquel momento. Pronto todos se sentaron a cenar en un ambiente familiar y lleno de risas.
【 𝓟𝓵𝓾𝓼 𝓤𝓵𝓽𝓻𝓪 】
Hallo~
Aquí dejo el capítulo I reescrito, espero que os guste. Tengo pensado ampliar los primeros capítulos, ya que cuentan con dos mil y pico de palabras, además estoy viendo que me ha quedado bastante mejor que lo que tenía antes.
Espero contar con vuestro apoyo ahora que he decidido mejorarlo todo, además quiero tener algo digno de poder participar en unos Awards que es lo que tengo planeado hacer una vez haya mejorado todo.
Vuestros comentarios y estrellitas siempre son bien recibidos.
𝚄𝚗 𝚜𝚊𝚕𝚞𝚍𝚘, 𝙻𝚊𝚢.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top