Conciertos de verano
Ayudar a los demonios con mi belleza y carisma ha sido uno de mis objetivos desde pequeña, hacer que se sientan relajados y se diviertan, también que me demuestre todo el amor que tiene para dar.
Eso era lo único en lo que pensaba, una Akudol reconocida por todo el infierno, siendo una belleza amada, pero también fue una gran aventura compartirlo con su majestad, sin él nunca podríamos conquistar todos los escenarios.
El amor de mi vida y compañero de equipo, el que dirigía a todos y cada uno de los demonios tenía un pequeño secreto, vestirse con lujosas piezas que atraían la mirada de cualquiera, la famosa Irumi-Chan, su real alteza tras vestido de mujer era la sensación de todos.
Los grandes escenarios se atiborraban, los boletos se agotaban en segundos, los gritos incesantes de nuestros nombres, la mejor etapa de nuestra carrera, de no ser porque tenía que dirigir un infierno, el podría haber sido una leyenda que jamás olvidarían o eso pensaba.
Su trabajo lo empezó a consumir, ya no iba a conciertos, muy pocas las veces que el se presentaba, aveces lo hacía para darse un respiro de ser un Rey, pero para mi fue imposible no notar como se desgastaba, incluso Maru-san lo llegó a notar, algo estaba empeorando.
Su cuerpo empezaba a lucir más pálido, su ritmo decaía gradualmente, el color de su pelo ya no era un azul brillante, cada vez se notaba la pérdida de color, las pequeñas arrugas que solo deberían de aparecer cuando ya eres un demonio muy viejo.
Aún así no dejo de preocuparse por su infierno y sus fans, se esforzaba dando el máximo posible, pero nadie veía como en el backstage se desplomaba sobre el suelo, diciendo que estaba cansado pero que se alegraba de ver a todos sonreír una vez más.
El ya no regreso a los escenarios, dejamos de ser un dúo increíble, pero aún así lo seguía admirando y amando, fue mi mejor compañero de trabajo, así que de vez en cuando regresaba a verle y su estado cada vez era peor, en tan solo meses podía ver cambios significantes en su cabello y sus manos.
Le pregunté a Ix-Chan y dijo que no lo había notado, por supuesto que no lo notarían, pasar día a día con el haría imposible observar su desgaste, llegó su momento y le pregunté que era lo que estaba sucediendo, porque lucia tan cansado; dijo que solo era el infierno, que estaba dirigiendo a miles de demonios, mintiéndome frente a mis ojos.
Estaba llevando un carga demasiado grande sobre sus hombros, incluso llevando nuestras obligaciones para que pudiéramos ser libres, se sacrificaba por nosotros, pero el no permitía que lo ayudásemos.
No pude aguantar y ver como el demonio que amo, se mataba por hacer feliz a los demás sin recibir algo a cambio, preferí encerrarme en los escenarios y dar una gira por todo el infierno, deje de verlo para no sufrir.
Fue un error del que me arrepentiré para siempre, pasaron años y solo visitaba la Torre de Babel 2 veces al año, y a mitad de la grabación de un comercial, me hablaron, Ix-Chan estaba llorando lamentos dolorosos que se oían del otro lado de la línea, Iruma había caído.
Maru-san canceló toda mi agenda, todo el infierno se había parado, era un verdadero caos, demonios lamentando perder a su Rey una vez más, esperaba no perder a mi compañero de la vida.
Cuando llegue a la Torre de Babel, todo era un caos, los demonios de seguridad no debían a que responder, los demás estaban en un trance imposible de salir, solo Seir, su propio guardia estaba haciendo algo por el, llamo a los doctores, a todo aquel que pudiera hacer algo.
Y ahí estaba él, su majestad yacía sobre su gran cama, esperaba ver una cara de cansancio y agotamiento, pero solo veía angustia y frustración, emociones que pude reconocer gracias a los años de práctica como una Akudol, ¿que estaba haciendo su majestad para sentirse así?
Conforme el tiempo paso, el volvía a recuperarse, decía que el día en que no vuelva haber un Rey, quería irse con la seguridad de que el infierno ya no dependa de su alteza, que el camino que el estaba trazando continuaría por si mismo si ayuda, que buscaba el mejor futuro para nosotros.
Solo que él cada vez se veía más desgastado, así que volvió a la cama, pero esta vez su plan de un mejor futuro empezaba a funcionar, sin embargo los demonios se preocupaban todavía por su alteza. Así que meses antes de su cumpleaños nos regalo unos pétalos de su planta legendaria, que si lo cuidábamos siempre iba a estar con nosotros, un pétalo cálido y refrescante, también nos regaló una carta que no podíamos abrir.
No fue si no hasta el día final, estuvimos juntos todos los que lo acompañamos, así que estar tristes no era una opción, yo sabía lo que se avecinaba, su cuerpo ya estaba cansado y debíamos dejarlo ir.
Cuando se dio el anuncio de que su alteza había dejado el infierno, que ahora era nuestro turno continuar por el camino que había sido surcado con sus esfuerzos, claro que estábamos destrozados, pero cumpliríamos a su palabra de continuar sin el y ser felices, que simplemente no lo olvidaran.
Yo continué con mis conciertos, también mencione el retiro de Irumi, todos sus fan lanzaron globos para despedir a su Akudol favorita, también leí la carta que tenía guardada desde hace mucho.
"Iruma e Irumi siempre estarán contigo, cuando sientas que te apagas, recuerda lo feliz qué haces a los demonios, también eres como una reina para ellos, por favor continúa haciendo lo que más te guste y te apasiona.
No borres nunca esa sonrisa que hace feliz al infierno, ahora continúas este baile infernal sin mi"
Ahora que el amor de mi vida y compañero ha pasado a otro mundo, dedique cada concierto y aprecie a cada demonio como el lo hizo, cada verano recordábamos a nuestro fiel y último Rey del infierno, y ahora me tocaba...
Seguir inspirando y guiar al inframundo con mi Fuerza y Carisma,
como cada verano
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