Clave de Sol

La música siempre va a un ritmo, lleva un control y tiempos, pero siempre se debe de iniciar con una nota para que las demás notas sean escuchadas.

Es la nota que decide cómo va a ser la melodía, como se deberá de tocar, las demás notas hacen caso a la gran Clave de Sol.

Pero nunca comprendí porque esa nota nunca tenía un sonido, un tono o incluso un tiempo, solo existía ahí para dirigir a las demás. Kallego-san decía que aunque no tenga nada de eso, es el resultado de toda la melodía.

Por mucho tiempo quise evitar la comparación pero tuve que aceptarla, su majestad, Iruma-san era esa nota que nunca entendí. Tan extraña, siempre decidiendo como debían de hacerse las cosas, siendo un comodín en la vida de todos, el era el director de esta orquesta, llevando al infierno a su punto más alto, al sonido más bello y tranquilizador, pero esa nota pasó desapercibida por la armonía de las demás.

El se estaba quedando atrás, su ritmo cambió y cada vez el se volvía lento y débil, su sonido no se escuchaba dentro de la gran orquesta, manteniéndome a su lado para protegerlo de las interrupciones, hasta que finalmente ese sonido desapareció, de forma arrítmica.

Iruma-San dejó de ser escuchado, nos tocaba a nosotros continuar esa melodía, pero nunca pude hacer frente, era un ritmo tan difícil de alcanzar, nadie podría hacerle frente por si solo, los 13 intentamos recrear esos magníficos sonidos, no pudimos.

No podía aceptar que la persona que me mostró un sin fin de cosas tan hermosas y experiencias tan gratificantes, estaba desvaneciéndose de este mundo, y no podía hacer nada para revertir el terrible final que se avecinaba, Asmodeus-San parecía tan perdido, Clara-San estaba en una tranquilidad tan aterradora.

Ameri-San se sentía tan débil, decía que de alguna manera había una solución, pero ella sabía lo que realmente estaba sucediendo, algo que nunca nos contó. Crocell-San estaba en constante cansancio, quería evitar el final. Ix-San mantenía una carta en su manos, dudaba sobre algo inquietante, su mente era un desastre.

Sentimientos que nadie quería enfrentar, verlo en ese estado y saber que el tiempo es un villano, veíamos como su cuerpo se volvía débil, ese azul de sus ojos ya no era el mismo brillo como el día en que lo conocí.

El infierno fue un desastre, las aguas se calmaron hasta que su majestad decidió levantarse una última vez, fue un regaño del director de orquesta, que esa no era la melodía por la que había trabajado tanto, el último mandato fue lo que pudo avanzar en la canción.

Y el también siguió avanzando en silencio, nosotros lo acompañábamos, yo tocaba piezas musicales únicas para el, transmitía mi alegría de seguir con el, pero también había días tan negros y tristes, sus ojos se volvieron las estrellas del infierno, sus manos débiles y su sonrisa por la que tanto tiempo mostró, una cegadora y dulce, se volvía en una sonrisa tenue y tranquila.

El día en que nació estaba a un solo paso, y el seguía demostrando su amor, regalándonos una última carta, y un pétalo de su planta mítica, un pétalo de Sakura, rosado y centelleante, dijo que no podíamos leer la carta que nos había dejado, hasta después del fatídico día, y el pétalo que nos regaló, no solo era algo pequeño, era una parte de su alma, algo que pudiéramos recordar, que nunca nos dejaría solos, y que continuáramos con nuestra vida, eso no quería decir que lo olvidaran, solo que continúen sin el.

La música paro el día de su nacimiento, sus ojos se cerraron con calma, toque mi última pieza, una carta de admiración y amor hacia el demonio que más me amo, que más nos amo. Su último suspiro fue relajado y tranquilo, sosteniendo nuestras manos, hasta que su agarre dejó de sentirse.

Lloramos por un demonio, quería desaparecer, ocultarme de todos, pero ver a los demás me hizo sentir tan culpable, debíamos compartir el dolor de su partida, así que toque la melodía final, el infierno también lloro, Iruma-San fue un ser omnipresente en el infierno.

Después del sufrimiento, tuve la suficiente fuerza para leer su legado, la última carta que nos dejó.

"Soi, estoy agradecido de esperar por ti toda la noche en aquel techo de la escuela, gracias por aparecer frente a mi, a alguien que pudo ser molesto e insistente, no me arrepiento.

Cuida de ti, no te ocultes nunca más, no escondas tus sentimientos, usa esa magnífica trompeta y toca para el infierno, dile a todos que el duendecillo sigue tocando, hazle saber que la música no tiene fin.

Haz escuchar esos sentimientos tan extraordinarios que me mostrabas, enseña esos sonidos tan dulces, muéstrale al infierno esa hermosa sonrisa que muestras cuando tocas.

Con amor iruma"

Hice caso a sus últimos deseos, el infierno jamás dejó de escuchar la brillante música que yo tocaba, que seguía dedicando mis sentimientos a Iruma-San, todos estaban contentos con las melodías que tocaba, compuse la música para el, Sinfonía de las estrellas, dejé mi alma en esta dedicación y al final...















Comprendí que finalmente la melodía había acabado y que el fue la
Clave de Sol
En mi corazón

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