7. En la guerra y en el amor.

CELINE

Jueves 7, Abril 2016.

— ¿Cómo estás? No has contestado a mis mensajes.

—Bien, pensé que te llevaría más tiempo tu rodaje en Europa.

Cuando volví a casa el martes, Nate se fue por trabajo a Europa a último momento. Creo que tenía que ver con que su programa va a ser transmitido a nivel mundial ahora y, tal vez, vayan a hacer una versión italiana de él.

El programa, básicamente, trata de un reality show en donde varias chicas compiten por conseguir el ropero de sus sueños. Pero para eso pasan por muchas pruebas y conviven en una gran mansión. Él es el conductor y además es como el segundo "dueño" del programa, por lo que, también se involucra en las decisiones administrativas del mismo.

—No, Lucian es el jefe de los jefes y se puede encargar de las mayoría de las cosas. Solo necesitaban mi permiso.

Nate me mira, no, me observa detalladamente. Como si supiera que he estado mintiéndole sobre mi salida el sábado y dónde estuve el domingo. Y ni siquiera tengo realmente una excusa del porqué lo hice.

Jordan trato de que habláramos pero he decidido alejarme un poco y tomar perspectiva; porque claramente, no puedo con él cerca. Me confunde y eso no es justo para nadie. Necesito pensar en frío.

Y aun estando en una relación abierta, lo que hice estuvo mal. Es decir, Jordan es mi ex. Es como terreno prohibido, y si fui tan impulsiva como para hacerlo, debo ser lo suficiente responsable como para hablarlo cara a cara con Nate. Cuando junte esa responsabilidad en mi ser, aclaro.

Sin importar qué hizo Nate en el pasado, debe saber lo que hice. No me va el ojo por ojo. Y luego necesito saber qué quiero y qué necesito.

Qué mierda estoy haciendo, más específicamente.

Jordan me mueve mucho más que el piso y eso me asusta, me aterra que tenga ese efecto en mí. Él tiene esa mirada que te atraviesa, que te hace saber que puede ver atraves de mis muros. Me hace sentir inestable, y eso no sé si es algo malo o algo bueno. Porque si bien no es lindo no tener el control de tu cuerpo y corazón, me encanta sentirme rodeada de él. Y no en el sentido físico.

En cambio, Nate revoluciona mis sentidos de otra forma cuando estamos juntos, él me deslumbra y a la vez me causa desconfianza. Tras su mirada hay tantas tormentas y truenos, cosas que nunca me dejo ver antes. Ahora es como que intenta mostrarme más, aunque a la vez trata de quitar otras cosas. Es raro.

Muerdo mi labio al verlo separarse de la mesada y acercase a mí, no me muevo. Él agarra mi saco que llevo en la mano y lo cuelga en el perchero, sus manos me agarran de la cintura, su cuerpo colisiona con el mío. Me roba un jadeo de sorpresa.

—Te extrañe, Celine —murmura contra mis labios.

—No lo dudo, soy muy extrañable —contesto sonriéndole. No sé cómo interpretar sus palabras, él es una caja de sorpresas que nunca se vacía—. Yo también.

— ¿Mucho?

—Mmm, no sé. Fue lindo el silencio. —Me encojo de hombros, pero dejo un pequeño beso en su pecho; noto que el respira hondo—. ¿Algo va mal?

—No, solo... Me gusta tenerte cerca. Verte —responde mirándome de nuevo fijamente, cuando nota que mi ceño se frunce un poco, la desvía—. Hice el almuerzo, ¿de dónde vienes?

—Desayune con mi primo, Paul, y mi sobrina, Rose.

—Oh, deberías invitarlos algún día para comer todos juntos.

Ah, a Markus le encantara tener una oportunidad para verte y si puede darte una buena en la nariz. Él todavía no lo perdona por lo que hizo, y sé que Jess, en secreto, tampoco.

Me suelta después de darme un pequeño beso en los labios. Miro el juego de llaves que le dí y pongo mis llaves al lado.

No piensen mal de mí, eh. En teoría nos conocemos hace mucho tiempo ya, pero para mí esto era un nuevo comienzo de cero, así que no tenía planes de invitarlo a vivir conmigo. Pero mi casa es grande y queda cerca del centro de Nueva York. Lo cual le dio dos excusas para que yo le dijera que cuando no quisiera manejar hasta su departamento que queda más lejos, venga a casa.

Así que ahora él tiene una copia de la llave y yo una de su departamento, al que casi nunca vamos. En mi defensa, sonaba bien cuando me lo pregunto.

—Sí, algún día... —Y si sigues conmigo después de que te diga que estuve con Jordan en más de un sentido, detalles—. ¿Solo fuiste a Europa para trabajar?

—Esa era la razón principal, Cel, ¿por qué más iría a Europa?

—No sé, solo era curiosidad.

— ¿O celos? —Suelta de pronto sin anestesia ni aviso. Yo trato de contener mis expresiones faciales.

— ¿Celos? ¿No dijimos que no había lugar en nuestra relación para eso? —Tomo mis cubiertos como señal de que quiero empezar a comer lo que sea que hay en la olla en el medio de la mesa y él observa mis movimientos.

—Sí, eso dijimos.

Él se va a la cocina a buscar sal y aceite, mientras que yo sirvo agua en nuestros vasos y me siento con las piernas cruzadas. Un exquisito olor sale de la olla cuando la destapa, mi estomago gruñe.

—Polenta con mucho queso y ya traigo la salsa.

— ¡Demonios! Me conoces muy bien —digo inhalando bien el olor de la comida. Una de mis comidas favoritas.

—Sabía que te iba a gustar.

— ¿Gustar? Amo la polenta. —Le guiño un ojo mientras pruebo el primer bocado—. Mierda, esto está muy bueno. Gracias.

—No fue nada. Quería hacer algo bueno para ambos —responde sirviéndose él. Pero a diferencia de mí, no prueba ni un solo bocado, solamente me mira.

— ¿Pasa algo?

—Sí, estoy esperándote —contesta, haciendo que frunza el ceño. Dejo caer los cubiertos y me enfrento a él.

—Solamente suelta lo que tengas que decir, Nate.

—Sé que dijimos que no íbamos a tener celos, que nuestra relación era abierta, pero... —Carraspea un poco y toma agua, casi diría que apropósito, para alargar la situación—. Yo también siento celos cuando estás con Jordan.

— ¿Qué? —Mi voz suena algo aguda y me ahogo con la saliva.

—Sé que estuviste con Jordan el domingo, Celine. Necesito que me expliques por qué me mentiste.

***

JORDAN

— ¡Ella me perdono!

—Celine tiene un gran corazón, obviamente te perdono. Eso no cambia que este molesto como la mierda, Aurora —contesto mirándola fijamente.

—Soy tu hermana, no puedes simplemente ignorarme, Jordan. —Ella sacude sus manos con exasperación. Bufó.

—Si puedo y lo estoy haciendo. Estoy trabajando, así que apreciaría si te fueras; no necesito más dolores de cabeza. —Señalo la puerta con indiferencia y me gano su mirada llena de furia.

Aurora podrá ser mi hermanita menor, pero es caprichosa y manipuladora. Pobre del hombre que se enamore de ella.

—Hey, Jordan, quería hablarte de... —Miles entra en mi oficina sin golpear, como de costumbre, aunque se detiene al barrer con su mirada a mi hermana—. Hola, señorita.

—Aurora Hannison, mucho gusto —contesta ella pasándose las manos por su pelo, tratando de lucir menos molesta conmigo, supongo.

—Miles Nicholas Humbert, un placer. —Él besa su mejilla mientras su mano acaricia la que ella le estaba por estrechar. La sorpresa invade la cara de Aurora y río por lo bajo; eso que solo conoció a Miles y no a Erick o Philip—. Si quieres vuelvo más tarde, J.

—Tranquilo, mi hermana ya se estaba yendo, ¿no? —Mi tono no deja lugar a dudas.

—Sí, pero solo porque tengo cosas que hacer. Nos vemos, Jordan, no creas que no voy a insistir. —Mi hermana mira hacia mi dirección mandándome un claro mensaje: te romperé las bolas hasta que me perdones—. Adiós, Miles. Un gusto cruzarme contigo.

—Chau, Aurora. Digo lo mismo —responde él, su mirada la sigue hasta que se va a de la oficina. Cuando me ve mirándolo, levanta las manos en señal de rendición—. Calma, jefe.

—No vayas ahí, Miles. Créeme —digo después de que Aurora deje mi oficina—. Y no te lo digo porque sea mi hermana. Ella se puede defender solita.

—Sé que me lo dices porque debe ser ambiciosa y una niña de cinco años en un cuerpo de una mujer. Lo note solo con mirarla. —Miles se encoje de hombros. Lo invito a sentar en la silla al frente de mi escritorio—. Lo tiene escrito en todo ella.

— ¿Así? ¿Tienes un radar para mujeres caprichosas o qué?

—Mis hermanas, Astrid, Etta y Anwen son iguales a tu hermana. Mi familia caga y vomita plata, no me quejo porque sé que hay mucha gente que daría su vida por tener la calidad de vida que tuvimos. Los lujos que tuvimos hicieron a mis hermanos de plástico y a mis padres unos hipócritas. Solo Isaac es rescatable, tal vez Astrid, la mayor. Pero han vivido esa vida por mucho más tiempo que yo.

— ¿A ti te dejaron ir?

Miles casi nunca habla de su familia, él no es de abrirse mucho. A menos que preguntes directamente, y yo no soy de los que usualmente se meten en otros dramas familiares, pero he decir que siempre me sentí curioso.

Mi pregunta no parece incomodarle, me sonríe de regreso.

—Luego de divorciarme a los 20, tras casarme por ser estúpido y creerle a una chica que me quería solo por mi bolsillo, mis padres perdieron su interés en mí —resume muy superficialmente.

— ¿Y estás bien con ello?

—No lo sé. No nos llevamos mal ni nos odiamos, aun cuando al principio fue todo un desastre y hubo muchas cosas dichas con resentimiento. Ahora simplemente no asisto a las fiestas de etiqueta y ellos no se presentan en mi casa ni interfieren en mi carrera. Es como si no existiéramos para el otro.

— ¿Te mantienes en contacto con alguno de ellos?

—Algo así. Pero no mucho; como dije, me separe antes de que la vida cómoda se me pegara como una segunda piel, por lo que, mis hermanos y yo no tenemos mucho en común.

—Por lo menos tienes algún contacto con ellos, mis padres me han cerrado la puerta desde que supieron que tenía un hijo y me había divorciado. Aurora me apoyo en todo y ahora tampoco se habla con ellos.

—Entonces deberías disculparla, lo que sea que hizo no vale más que tu orgullo. Tienes una hermana que se enfrentó a tus padres por ti. A mis hermanas se les caen primero las uñas o los pelos antes que hacer eso.

—Quiero perdonarla, porque tienes un punto, pero... aún tengo mis sentimientos heridos por todo lo de Celine.

—Mira, no digo que lo tuyo y lo de Celine no vaya a repararse. Pero ella esta con Nate, supuestamente, y Aurora es tu hermana; ese es un lazo para toda la vida, ¿de verdad quieres pasar más tiempo discutiendo sin sentido? Lo digo con sinceridad, sabes que Cel es mi amiga, pero debes ser realista.

—Aurora me saca de quicio, Miles —respondo sin querer decir nada sobre lo de Nate y Celine, lo que me hace acordar de tener que hablar con ella.

—Y no sería tu hermana si no lo fuera, Jordan. Para eso existen ellas, para volvernos locos —contesta con una sonrisa más grande, luego carraspea y me tiende unos papeles—. Por otro lado, venia para entregarte estos papeles que dijo June que necesitabas, ella está ocupándose de otras cosas y no podía traértelos... te ves ocupado. —Miles mira todo el desorden que es mi escritorio—. ¿Necesitas ayuda?

—No, tengo que organizarme eso es todo.

—Deberías pedirle ayuda a Brisa o Aylen. Ambas son tan organizadas que dan miedo, podrían darte algunos tips. El tip que te doy yo es que debes tomarte una noche para divertirte.

—Sí, me la tome el sábado —respondo encogiéndome los hombros—; por eso está todo desordenado.

—Lo sabemos —contesta guiñándome un ojo. Puta mierda, lo saben—. No voy a decir nada, nadie va a decirles nada. Solo que las noticias vuelan y hay pocas cosas que queden en secreto cuando se trate de nosotros, pero somos leales y fieles entre nos. Así que estás a salvo.

—Gracias... ¿cómo lo supieron?

—Nate fue a ver a Adela y blahblah... larga historia. No deberías preocuparte por ello, Adela ya se encargó; ella sabe manejar estas situaciones mejores que tú, yo o cualquiera.

Por unos momentos me quedo en silencio, lo miro fijamente y Miles se desploma en la silla sin preocupaciones.

—Te digo yo, Adela Parker es una solucionadora de problemas a último momento. Piensa rápido.

—Ya le agradeceré entonces. —Consigo decir, trato de sonreír pero sale más como una mueca— ¿Alguna noticia más?

—Bueno, mi motivo principal es sacarte de esta oficina para salir con nosotros —dice sonriente.

— ¿Ustedes? ¿Cuándo?

—Aaron, Erick, Philip, Leo, Teo y yo. El viernes. No puedes decir que no.

— ¿Qué pasa si ya tenía planes con Tom?

—Bueno, en ese caso, viene con nosotros. Nunca es demasiado temprano para comenzar a ir a bares.

—Una buena cosa es que este fin de semana este con Candice, no creo que a ella le haya gustado esa opción.

—Sí, yo no lo creo. —Miles camina hacia la puerta pero se vuelve a mí—. Celine te quiere. Te ama.

—Y yo a ella.

—Entonces dejen de mentirse a ustedes mismo y arreglen las cosas.

—No es tan fácil.

— ¿De verdad? ¿O ustedes lo hacen difícil? Porque se aman y están locos por el otro, no veo como eso es un problema. Nate no es el hombre para ella y tú no puedes estar más perdido por ella.

—Celine le dio una oportunidad a él, no a mí.

—Gracias a Dios que en el amor y en la guerra valga todo, ¿no? Te dejo eso para que lo pienses, no te olvides de la salida.

No me deja responderle. Me dejo caer en mi silla, pienso en las palabras de Miles mientras observo mi celular... ¿estará en lo cierto?

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top