6. Querer y necesitar.

CELINE

Lunes 4, Abril 2016.

— ¿Nada que decirnos? —Erick se acerca desde atrás, sus manos me roban una dona de chocolate cuando hay otra en la mesa de dulces. Frunzo mi ceño y él solo me guiña un ojo.

— ¡No me robes! —Golpeo su mano, él ríe pero me la saca igual. Me rindo porque odio que manoseen mi comida, y vaya a saber Dios dónde han estado esas manos—. Eres malo, Mayne. Muy malo.

—Entonces castígame —sugiere encogiéndose de hombros—; un par de azotes y seré un niño bueno.

—Oh por Dios. —Me quejo cerrando los ojos quitando las imágenes mentales.

—Entonces, ¿no tienes que contarnos algo? —Philip toma el último pedazo de la dona de la mano de Erick. Él le arroja un beso lleno de migas.

— ¿No tienen nada más que hacer que molestarme? ¿Alguna conquista dispuesta a vestirse de cuero?

—La verdad que no, ya terminamos el programa y ninguno de nosotros sale... ¿sabes por qué, Celine? —Adela se acerca a nosotros, su mirada me atraviesa, pero se ve divertida y se sienta al lado de Erick—. Queremos saber por qué mentiste el domingo.

—No nos vimos el domingo, cómo podría haberte mentido si...

—Sabemos que no estuviste con Nathaniel, y estoy muy segura que estuviste con Jordan. No tuve sexo con Leo por estar preocupada por ti todo y l domingo hasta que llegue a esa conclusión, Nathaniel piensa que estuviste con Brisa por cierto. Él fue a mi casa porque no supo de ti en todo el día.

—Eso es una acción peligrosa —dice Philip mirándome atentamente, su rostro se contrae en una mueca—; nunca me gusto que sea tan controlador.

—Inseguro y controlador —agrega Erick, pone sus ojos en blanco cuando me giro a mirarlo—. Mira Ela te lo dirá con palabras menos bonitas, por eso lo hare yo: puedes amar a ambos, pero debes ser sincera con eso.

—Nathaniel y Jordan son hombres muy diferentes, tal vez seamos imparciales. —Ela se encoje de hombros, los chicos la miran apoyandola—. No nos gusta esta clase de relación que pareces tener con Nate, tal vez yo haya dicho que estamos en una especie de tregua; pero aun así, ninguno de los dos merece ser solo un peón.

—No sé si los amo a ambos, no sé qué siento por ambos. Lo único que sé es que Jordan me lastimo y no puedo perdonarlo; y no sé que estoy haciendo.

—Nadie lo sabe cuándo se está enamorado, Cel. Serías la primera si lo supieras.

—Erick tiene razón —responde Philip, los tres se miran entre sí y yo me encojo en mi lugar—. No te sientas intimidada.

—No lo hago, es solo que siento que debería saber qué debo hacer, pero no puedo descubrir ni donde estoy parada.

—No tienes que saberlo —dice Ela con cuidado—; yo no sabía muy bien si estaba o no enamorada de Leo. Pero sabía lo que no quería, sabía lo que necesitaba. O algo así.

—Pero con nuestra ayuda. —Erick asiente hacia Philip riendo—. Ella empezó a ver que esas cosas que ella quería y necesitaba, las podía tener con Leo.

— ¿Y eso me ayuda en qué?

—Tal vez no sepas donde estas parada, pero puedes empezar a pensar qué quieres ahora y quien de los dos te lo puede dar, Cel.

— ¿Cómo hago eso? —Un gemido de frustración escapa de mis labios mientras dejo caer mi cabeza hacia atrás.

—Por eso estamos acá contigo —dice Erick haciendo que levante de golpe mi cabeza y me maree—. Cuidado, no te desnuques.

— ¿Por eso no salen? —pregunto tratando de cambiar de tema, Adela me sonríe—. Tengo miedo ahora.

—Tranquila, solo que los invite a ellos dos a casa, está Leo por unos días y no le vendría mal un poco de compañía masculina. Tú estás súper invitada.

—Okey, ¿llevo algo?

—Alcohol —contesta Philip, ruedo mis ojos—. ¿Qué? Nunca está demás.

***

— ¿Y tu vida Philip? ¿Qué cuentas?

—Nada. Ya saben, mi familia siendo un dolor en mi culo todo el tiempo. Mis padres no paran de decirme lo mucho que desean ser abuelos por mi parte, como si no les alcanzara con los hijos de Taylor. Mi hermano, por otro lado, se queja de que su "perfecta" familia no es tan perfecta. Él y Gwen han estado teniendo problemas, ocasionando que yo me quede con los mellizos, quienes tienen ya 14 y son tan inteligentes como molestos —responde haciendo una mueca.

Apoyo mi cabeza en su hombro mientras le paso una botella de vodka y él toma un sorbo largo.

—Si te hace sentir mejor, Stephen Harley Mayne, mi padre, parece no estar contento con mi vida y ha decido llamarme para decírmelo mientras se estaba acostando con su amante —dice Erick robándole la botella, casi logrando hacer fondo—. Los padres a veces no saben cuándo parar su presión innecesaria.

—Okey, tuvieron demasiado alcohol por hoy, ¿no creen? —Adela trata de sacarles las botellas, Erick se resiste y ella suspira cansada. Me río de ella—. Escúchenme, todos sentimos diferente y el dolor nos carcome a todos por igual. No pueden dejar que sus familias de mierda arruinen sus vidas. Les comparto mi familia si quieren, Leo también.

Mis ojos se dirigen a Leo que mira con sorpresa a Adela, pero asiente cuando Philip lo mira. Ella le guiña un ojo y él sonríe. Leo se acerca a nosotros y logra sacarnos la botella, eso hace que Ela se incline contra él y le da un beso visiblemente húmedo.

Erick y Philip dejan caer sus cabezas a la parte de atrás del sofá; dos gemidos cansados y borrachos abandonan sus cuerpos. Leo les acerca una manta para que se acomoden.

Yo los miro un poco demasiado fijamente.

Quiero eso con Jordan. Esa complicidad e intimidad.

—Necesito tener más sexo con Jordan —digo de golpe. Leo se ahoga con su saliva y Ela ríe entre dientes.

— ¿Ahora? ¿En serio? —Erick levanta una de sus cejas.

—Ela tiene un caliente novio que la entretiene en la cama todos los días. Quiero eso.

—Soy más que un cuerpo caliente y un payaso de entretenimiento. —Se queja Leo.

—Lo sé, eres su novio. Su apoyo, la amas. Es casi demasiado de ver, pero quiero eso —digo quejándome aún más que él.

—Ah, lo tendrás —contesta Leo, siguiendo acomodando a los chicos—. Eres una mujer inteligente, hermosa e independiente. Lograras lo que te propongas.

—Es tan raro ver una pareja que no sea vomitivamente toxica —interrumpe Erick casi gruñendo—. Ninguno de los tiene celos del otro.

—Celine es hermosa, no soy tonta como para no saber que Leo lo puede ver.

—Ambos tenemos amigos de ambos géneros, ambos nos amamos. No hay mucho más que saber —dice Leo encogiendo de hombros, paso uno de los brazos por la cintura de mi amiga—. Celine, ¿quieres ir a la habitación de invitados o quedarte con los chicos?

—No sé si quedarme es buena idea. No quiero cagarles la noche, chicos.

—No te preocupes. Claramente hoy no habrá acción porque estos dos no se están moviendo —contesta Ela señalando a nuestros amigos que ya cayeron dormidos. Erick balbucea entre sueños y Philip ronca—; los estaré cuidando y chequeando durante la noche. La próxima vez, Leo, no me dejes hacer esto.

—Los quieres y son tus amigos, me gusta verte cuidándolos. Llevaré mantas a la habitación de Celine—dice Leo después de besarla lentamente—. Te amo.

—Y yo a ti, Prince. —Los ojos de Adela brillan cálidamente cuando lo mira a él. Me pregunto si me veo así cuando miro a Jordan o Nate.

— ¿Ves? Yo quiero eso —digo de nuevo cuando Leo desaparece. Ela me hace levantarme y me abraza momentáneamente—. ¿Qué pasa?

—Nada solo me apetecía, raramente, mostrarte que siempre voy a estar acá. No importa que decisión tomes. ¿Jordan o Nate? Esa pregunta no debería definir quién eres o qué necesitas, ni nada de tu vida. Eres Celine Daniela Durand. Mi amiga, compañera y tremenda mujer.

—Te quiero, Ela.

—Yo también. Ahora necesito llevarte a la habitación y que no vomites por el camino. Eres una amiga muy borracha.

—Lo soy, lo sé. —Adela se encarga de acomodar a los chicos que ya están casi dormidos—. Amores, me dan todas las otras botellas, por favor —susurra despacio para que los chicos liberen las botellas vacías que tienen aferradas a sus brazos.

—Sí, belleza, a ti te doy todo. —Philip le sonríe de costado, dormido.

—Cuidado con lo que dices, Menison —dice Leo en broma.

—Lo siento, pero ella es caliente, Prince.

—Lo sé. Solo cuidado.

—Ela, ayúdame a sacarme esto. —Erick trata de sacarse su camisa—. Hace calor acá.

—No, no, no. Nada de desnudos, por favor.

Adela niega con la cabeza, mientras tanto acomoda bien a los chicos, sacando todo del camino. Leo me saca del camino con cuidado cuando ella pasa con una bolsa llena de basura y luego trae dos botellas con aspirinas que pone en la mesa del living.

Al caminar hacia mi temporal habitación, Leo nos abandona unos minutos y trae lo mismo para mí. Ela le agradece y yo asiento hacia él.

Leo se va a la habitación que ellos comparten murmurándonos un saludo y le hace una seña a Adela, ella ríe negando.

Ellos se entienden sin decirse nada.

—Te tengo una envidia sana, amiga.

La verdad es que no existe la envidia sana, la envidia es envidia. La diferencia es que yo la amo y es mi mejor amiga, jamás arruinaría la relación que tiene con Leo por nada del mundo.

Ella paso por mucho, se merece un final feliz. Y Leo Prince es su final feliz.

—No me tengas envidia, Cel. Mi relación con Leo no es siempre esto, hay altos y bajos pero ambos luchamos por esto. No miento cuando digo que lo vas a tener, tiempo al tiempo.

—Lo quiero ya. —Y con esa frase me doy cuenta que sueno como una niña de cinco años que quiere una muñeca que cante y baile,

—No se puede acelerar estas cosas. Estas cosas llegan cuando llegan, siempre cuando menos lo esperas y por eso yo quede estancada con este hombre. Descansa, ¿sí?

—Ese hombre te vuelve loca y te ama como yo te amo, en realidad no tanto como yo pero podemos compartirte... si me prometes que yo estoy primero siempre.

—Sí, siempre estás primero. Leo lo sabe y está bien con ello.

—Te amo, amiga. Gracias por todo.

—Yo a ti, nunca me agradezcas por estar para ti. Solo que a la próxima no nos mientas... nunca nos juzgamos, ¿de acuerdo?

—Okey —digo acurrándome en la cama. Ella sonríe de costado

—Todavía no me agrada, Nate. Menos con la explicación que nos diste de tu relación con él.

—Bueno, yo accedí a ello.

—Tampoco me gusta del todo Jordan.

—Él a mí me gusta mucho.

—Lo sé, se te nota. Nathaniel lo nota.

—A él no le interesa, Ela. Por algo tenemos una relación abierta.

—Nathaniel puede no interesarle que coquetees con un chico en el bar, eso es una cosa. Sin embargo, a él no le va a gustar que tú te hayas acostado con Jordan. Más porque es Jordan que por el hecho de que tú rompiste lo de llegar solo a segunda base.

—Mierda.

—Sí, mierda. Mierda de la que te ocuparas más tarde, no ahora, ¿sí?

—De acuerdo, de acuerdo. Espero que me perdone.

—Espero que no sea un estúpido y se comporte como un hombre. O sino lo matare.

—Ponte en fila, creo que mis hermanos también quieren matarlo.

—Markus y Jessica siempre me encantaron.

—Paul también lo quiere asesinar.

—Oh, tu primo es mi preferido. Aunque hace mucho que no lo veo.

— ¿Quién es tu preferido? —Leo baja sin camisa por las escaleras, su expresión es seria aun cuando medio sonríe.

—Nadie, ya voy a la cama —contesta Ela poniendo sus ojos en blanco.

—Y conversaremos sobre ese nadie. —Él cruza sus brazos sobre su pecho. Cuando Ela me mira sorprendida, él me guiña un ojo.

—Descansa, Cel.

—Tú igual, amiga. Aunque lo dudo, traten de no hacer mucho ruido.

—Sí. Trataremos.

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