🌆 One 🌆

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USO DE LENGUAJE SOEZ O VULGAR. MENCIÓN DE CONSUMO. NO LEER SI NO ES DE TU AGRADO, GRACIAS.
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Nuevamente, observo el destartalado teléfono, maldiciendo por dentro cuando los minutos se transforman en eternos... Eternos segundos que transcurren como en un maldito cuenta gotas hasta que me de la loca y entre a ese recinto de cuarta para arrancarte la puta ropa con mi boca delante de quién se me dé la condenada gana.

No puedo creer que después de todo lo que tuve que pasar para poder ingresar  me sacaran a la rastra porque no vestía acorde al prestigioso lugar. ¿Pero quién carajos se creen? ¿Qué por ser ellos lo mejorcito de la sociedad no pueden codearse conmigo? ¿O porque no me visto con las finas prendas que arropan a todos aquellos narices paradas que me observan de reojo a medida que ingresan? ¿Acaso creen que no voy a ser capaz de pagar para tener a esa belleza morada entre mis piernas?

Bueno, mucho que digamos no se equivocan. Pero de lo que no están enterados es de que su supuesta figura emblema de sensualidad absoluta estuvo intercambiando mensajería de alto contenido explícito y erótico sin necesidad de pagarle una maldita puta moneda virtual. 

Así que aquí me tienen. Echado como un perro sarnoso y acechando hasta que cierren el sofisticado antro de mierda o aparezca mágicamente un padrino que me pueda ingresar. Pero como mis conocidos se componen de pura vagancia drogadicta y nada más, no creo que alguno quede a la altura de las circunstancias del susodicho lugar.

Me enciendo un faso de esos que escasean en este nido de ratas, ya que los vigilantes atracan a todo aquel que consuma "ilícitamente" algún tipo de sustancia de criadero cuando debes soportar que los privilegiados de esta condenada sociedad, consuman lo mismo pero en tecnológicas píldoras vanguardistas y el pobre croto, nada, bien gracias.

En fin, la hipocresía de los grandes ricos... Ellos allá disfrutando de las vistas y yo, sentado en un abandonado y mugriento callejón releyendo en mi aparato hecho mierda, una y otra vez, las sucias palabras que salieron de esa pecaminosa boquita.

Es que de solo imaginarlo arrodillado con esos aires de fineza que transmite en su foto de contacto mientras me lame con descaro la cabeza de la verga, me pone condenadamente tieso.

Un sonido proveniente de la salida de incendios del antro, direcciona mi atención de inmediato. Y capto con mi agudizada visión, esa que me sirve para los atracos y escabullirme entre las luces de neón sin ser pillado, que luego de dos monos gigantes arropados con aires de guardaespaldas, hace aparición aquella deliciosa figura que no había podido captar según el retrato que me devuelve su foto de contacto.  

"Eres una delicia para los ojos de cualquiera, indecente cosita..." Pienso a medida que me aproximo dando pasos largos y alejándome del sucio callejón. Ya cerca del lujoso coche y luego de dar una larga pitada, tiro el resto de la hierva armada bajo la atenta mirada de uno de los gigantes que lo acompañan.  La curvilínea belleza peli morada se ha quedado prendado al teléfono unos metros más adelante mientras discute haciendo ademanes con sus manos... Manos que imagino toqueteando mi venosa y mojada verga que se ha puesto al palo de solo observarlo menear su cadera todo enojado.

Y cuando quiero abrirme paso en su dirección, el par de orangutanes que lo acompañan me agarran nada amigable desde ambos brazos diciéndome: —¿A dónde diablos crees que vas, pobretón?

"¡Ah bueno! Te me cuidas maldito ropero..." Se me cruza por decirle en mi cabeza pero al ver la funda escondida de una de esas supuestas armas que solo he visto la magnitud de su alcance desde lejos, me replanteo las formas de mi habla.

—Solo quería conversar con aquel peli morado, nosotros, tenemos unos pendientes —artículo señalando con mi cabeza hacia la dirección de ese tremendo culo respingón.

—¿Y piensas que creeré semejante mentira? El jefe ni la hora te daría sucia escoria, ahora muévete...

"¿El jefe? ¿No que era bailarín de está mierda, según sus palabras?" Pienso a toda velocidad tratando de mantenerme en pie luego del empujón que me propinó esta tremenda bestia.

—Sí , sí , como digas ropero... — Le suelto sobre que esquivo su agarre y realizó un rápido movimiento con el cual ambos orangutanes terminan golpeándose en el intento de atraparme.

Mientras sonrío glorioso al verlos sobarse entre ellos y me dedico a acercarme velozmente a esa enfurruñada belleza que no sabe del mundo externo. Y de espaldas a su cuerpo, tomo su teléfono para finalizar la llamada y sobre su oído, le suelto: —Bien podría ser un delincuente y atravesarte de lado a lado por descuidado, bonito.

Él, de inmediato se tensa y despacio se gira como una condenada deidad de otro planeta chocando de lleno con mi amplio pecho. Y sobre que apoya sus delicadas manos en mis pectorales y eleva su visión, me fundo con mis ardientes y renegridos ojos en esos iris pardos que serán mi perdición.

Pero, para mi mala suerte, aparecen el par de orangutanes para cagarme la fiesta en cuestión: —¡Señor! —grita uno de los idiotas pero mi escultural belleza eleva su mano provocando que ambos se queden callados y estancadas en el lugar en donde se encuentran.

—¿Es tanto lo que ganas de bailarín como para contar con un par de idiotas que te lamen las botas, bonito? —suelto mirándole la boca —Creo que debería audicionar para este puto antro de mierda, en vez de robar...

La belleza frente a mi caliente cuerpo que quema por tomarlo rudo y parejo se ríe de inmediato mientras sacude su violeta cabellera diciendo: —Pero a parte de pobre, parece que también eres idiota —finaliza su labia con un deje de voz que eriza los pelos de mi nuca al verlo observarme con el mismo hambre que me transmitían cada una de sus sucias palabras y alguna que otra imagen recibida de esa húmeda boquita —. Morocho, llegué a ti por equivocación, pero sobre que seguimos conversando pensé que te habías dado cuenta de quién era yo. Si al fin y al cabo te invité a venir a mi antro, ¿ o no?

Contornea con su dedo sobre la receptiva musculatura de mis cuadrados abdominales y siento como se me contrae la verga por cargarlo y enredarlo sobre mi despierta entrepierna refregándonos hasta que la piel se me prenda fuego o me funda adentro de su cuerpo.

Y ante una sensual lengua que se asoma por la esquina de sus pomposos labios, no dudo y lo levanto sin darle tiempo a más nada que jadear por mi actuación de neardental, aprisionando su agraciado cuerpo entre mi robusto cuerpo y el capot de su moderno carro.

—¿Te crees muy listo engañando a un pobretón como yo? Te aviso que me importa una mierda quién eres, me debes una dura follada y de esas que prometen, según tus palabras... Así que por qué mejor no nos metemos en tu bonito coche para que pueda cogerte como me lo pediste... ¿Cómo era lo que dijiste en el mensaje de voz? ¡Ah sí! "Cógeme tan duro hasta que mi culo reviente y así mismo pida porque lo llene tu verga nuevamente". Si mal no recuerdo, esas fueron tus palabras.

El vaho de su descompasada respiración más el incrementado agite de su glorioso pecho, me demuestran que está en el punto exacto del hervor. Y estoy seguro de que si meto mi mano más adentro, si no me quemo, me desintegro. Luego, me acerco a sus temblorosos labios que humedece a cada momento mientras me observa fijo a los ojos para luego sacar mi ansiosa lengua y delinear cuidadosamente el contorno de mi camino a la perdición. 

Él, me devuelve un lastimero jadeo que expone su calentura aunque su dura entre pierna no necesita ninguna presentación.

Entonces, aprieto con rudeza los contornos de su cadera a medida que me apoyo para consumirlo por completo, recibiendo la abertura de sus esbeltas piernas recubiertas en un fino y delicado pantalón que pronto dejaré en miles de retazos al arrancarlos de un puto tirón.

La palma de mi mano abarca ansiosa cada centímetro de gloria de su estremecido cuerpo mientras me cuestiono internamente "¿Cómo es que pudo haberse fijado en mí, este deleite?".

Nuevamente, comienzo con húmedos toques de labios sobre la base de su cuello a medida que se aferra con suma fuerza a lo que queda al alcance de sus pequeñas manos mientras, ansioso, busco dar con sus duros pezones y me sorprendo ante el firme agarre de mi verga entre sus dedos.

—¡Maldita sea bonito! Si llegas a manotearme de nuevo, me vengo en tu puta mano —suelto en un profundo jadeo que termina con mi lengua en lo profundo de su boca. 

¡Y maldita sea! ¿Estos labios son el dulce néctar de los dioses o es un puto sueño producto de meterme tanta mierda dentro?

—¿Piensas solo besarme? ¿O me darás la cogida de mi vida? —suelta sobre que nos separamos para incorporar más aire y seguir comiéndonos la boca.

Y ni lerdo ni perezoso, lo levanto restregando su culo en mi húmeda dureza a medida que camino dando la vuelta para abrir las puertas de aquel auto que será fiel testigo de los hechos.

Adentro, es mucho más espacioso de lo que me hubiera podido imaginar en mi puta vida, lujos por dónde mire y hasta una pequeña pantalla led en donde supuestamente se transmitirá algo de lo que no tendré ni idea ya que me dedicaré a comer centímetro a centímetro de su precioso culo.

—Ya deja de observar todo como un curioso niño y vamos a lo nuestro —anuncia jalando mi campera para luego extraer velozmente mi agujereada camiseta —. ¡Bendito cuerpo infernal! No mentías cuando me dijiste que eras de gran tamaño y se te ponía dura como piedra —finaliza.

—Y no sabes cómo ama llorar dentro de un jugoso culito como el tuyo —le contesto mientras me inclino sobre su pecho para morder esos condenados labios que me condenan —. ¡Maldición! ¿Tienes funda o como carajos se llame eso? Es que a los marginales como yo, no nos da para adquirir esa mierda.

El peli morado y enmarañado de tanto jalar sus pelos para besarlo, me regala una genuina sonrisa a la cual me quedo completamente prendado, observándolo como si fuera el objeto más bello que hubiera visto en mi puta vida, y que nunca me hubiera imaginado poder tener la dicha de tocarlo.

—Si te refieres a preservativos, ya ni los uso sexi morocho, ven aquí.

—Jung Kook... —le digo conmovido por alguna mierda sentimental que me transmiten sus ojos.

Él, me observa repentinamente como evaluando mi acción y contesta a continuación: —Un placer Jung Kook, yo soy Jimin, a tus servicios...

Terminando con mi escasa cordura sobre que se ofrece como ofrenda para mi calentura. Pero antes, arrastra mi muñeca sobre un lector fluorescente que escanea la piel de mi antebrazo largando resultados de limpieza de enfermedades venéreas.

—¡Mierda! Con esta porquería me hubiera divertido hace rato sin problemas, ni sabía que existía una cosa como esa —le contesto sobre que lo usa sobre él mismo para mostrarme luego, los resultados obtenidos.

—Bueno, ahora te divertirás conmigo Jung kook...

Escuchar mi nombre salir todo sensual y libidinoso desde sus labios, hace que arrastre mi excitado cuerpo sobre el suyo introduciendo mi lengua en lo profundo de su garganta.

Y a medida que jadea, contorneo mi cadera sobre su dureza provocando una exquisita fricción que nos complace a los dos.

—Maldita sea finoli... Me tienes re contra duro los huevos —le suelto completamente caliente y con ganas de enterrarme en lo profundo de su culo.

Luego de una socarrona risa, la cual no sé si es de burla a causa de mi habla o qué mierda, me suelta: —Primero, antes que nada, no soy "finoli" y segundo, me puede tu vocabulario tan guarro... ¿Es que no puedes articular dos palabras sin decir malas palabras?

Me arrojo sobre su cuerpo para levantarlo y apoyarlo sobre mi pelvis diciendo: —Lo lamento señor culto, tengo el dialecto de las calles donde sobreviví. Por si no te habías dado cuenta, somos de diferentes mundos.

Anuncio mientras le acomodo un mechón de pelo que cae sobre su rostro, contemplando semejante belleza y preguntándome si podré -alguna vez- volver a verte mientras me observas directo a mis ojos.

—Eso, a mí no me importa —sueltas resuelto mientras te manoseo el culo sin descaro haciendo que me detenga en el instante en que tus manos acarician mi rostro en un gesto completamente nuevo.

—¡Mierda! ¿Eres real o producto de mi consumo, bonito? —digo aturdido por sus caricias y su profunda mirada que me desnuda desde lo más profundo de mi oscura y solitaria alma. 

Él, se sonríe con esa carita angelical que me dará por perdida ambas cabezas, asomando mi condenado miembro duro como fierro y ensalivado por las caricias de su juguetona mano, mientras se saca a toda velocidad sus prendas para luego elevarse y dejarse caer sin ningún maldito reparo sobre mi caliente verga.

—¡Con un demonio! Te lleno el culo de una con las ganas que te tengo —dejo salir sin poder aguantarme su fuerte contorneo.

Atrapando mis labios como un poseso y deleitándose en el sabor que compartimos a medida que el beso se profundiza. Cada caricia que recorren sus dedos adquiere mote de fuego sobre mi piel... Piel que quema de una manera que no recuerdo haber vivido siquiera.

El sube y baja de su cuerpo es sinónimo de infierno para mi intoxicada cabeza y la manera en que se dedica a acariciar cada cicatriz de mi piel al alcance de sus ojos para luego besarlas con un cariñoso roce, me vuelve condenadamente loco.

¿Cómo mierda puedo ser merecedor de atreverme a pensar siquiera que podría seguir viéndolo? Él, es un joven afortunado en este mundo de mierda y yo, una simple rata de laboratorio en lo que se refiere a sobrevivir en la misma alcantarilla que esas bichas...

Pero aquí estamos, presos de un caliente momento, de unos besos que me saben a escasos y de unas caricias que nunca en mi puta vida pensé que recibiría. Y mucho menos, de unas delicadas manos como las suyas.

Por momentos, siento que estoy preso en algún increíble ensueño, pero luego, sus mordidas me devuelven al planeta Tierra para ser consciente de disfrutar de sus gemidos y de la entrega de su cuerpo.

Un par de certeras embestidas y se corre en tiras de un nacarado néctar que recojo con mi dedo para llevar hacia mi boca y acercarme luego a sus provocativos labios para que pruebe su delicioso sabor... Él, me recibe gustoso sin perder la conexión de nuestros intimidatorios ojos...

Y por primera vez en mi patética vida, siento como palpita una cálida sensación en el medio de mi pecho, que sumado a la contracción de su culo; provoca que me corra con una intensidad que me sorprende cuando me pierdo en la forma en que me observa.

Se deja caer respirando acelerado sobre mi cuello mientras intento recobrar una y otra vez el aliento. Y luego de unos cómodos minutos donde acaricio su espalda con una suavidad que no me caracteriza para nada, sale desde su boca unas palabras que determinarán el rumbo de mi asquerosa vida.

—A partir de ahora, eres mi asistente personal cariño, no más calle para ti, te quiero conmigo...







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