twenty-three - mayhem in monaco
chapter xxiii.
( iron man 2 )
ponte tu armadura cuando
te marches. lo haces
porque estás seguro
de quién quieres ser
icarus ─── bastille
mónaco, riviera francesa
24 de mayo, 2011
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—Pepper —murmuro en pánico—. ¡Pepper, haz algo!
—Natalie. ¡Natalie! —ella llamada apresuradamente a la otra pelirroja.
Papá se despide del conductor real de nuestro coche de carreras cuando ve que toma su lugar. La audiencia continúa animando y veo como la pantalla agrega mi apellido a la lista de corredores.
Natalie se apresura.
—¿Sí, señorita Potts?
—¿Sabías esto? —espeto.
—Es la primera noticia que tengo —responde, mirándonos.
Pepper respira profundamente.
—Esto, esto no puede pasar.
—Sí. Lo comprendo. ¿Puedo ayudar?
Me froto la frente mientras Pepper le dice a Natalie que vaya a buscar Happy. Gimo en mis manos y el dolor empeora. Papá salta al asiento y se pone el casco, haciendo una mueca. Creo que me voy a desmayar, ya sea por preocupación o ira. Papá mira la cámara y la señala. Mis ojos giran hacia Justin, y el significado de papá es claro: se está burlando de su "competidor."
—¡Mira! ¡Ese es Stark! —dice un hombre, señalando la pantalla.
—Increíble, increíble —Pepper frunce el ceño y su rostro se pone rojo.
—¿Qué pasa? —murmuro para mí misma, analizándolo con los ojos entrecerrados.
Papá acelera el auto y levanta el pulgar.
Sus ojos se entrecierran con determinación cuando las luces cambian. Los autos aceleran y empujo el costado de mi mano contra mi boca. Al menos no está muerto. Sé que puede conducir bien; ha practicado en las pistas antes, pero nunca en una carrera real, y este es el Gran Prix. Gimo de nuevo mientras continúan por la pista. Pepper y yo miramos por encima de nuestros hombros mientras los coches pasan por la ventana detrás de nosotras.
De repente, un hombre con un traje naranja camina directamente hacia la pista. Al principio creo que debe estar loco, un lunático, alguien que no está en sus cabales, pero inmediatamente noto que estoy equivocado. Está demasiado decidido como para ser un loco. Se quita el casco de la cabeza y continúa danzando en mitad de la pista. Pepper me toca el antebrazo y jadea. El locutor se está volviendo loco mientras el hombre continúa. Rasga su mono y mi mandíbula cae ante lo que veo en su pecho.
—Es un reactor —le susurro a nadie en particular.
Es blanco y está atado con metal y cuero negro. Él deja caer sus manos y látigos metálicos salen disparados de sus mangas. Chispean y destellan con electricidad. La mitad superior de su traje se quema cuando la máquina cobra vida. Justo cuando un coche dobla la esquina, el hombre levanta su látigo y lo deja caer sobre él. El coche se corta por la mitad y gira cuando el hombre se desliza fácilmente hacia un lado. Jadeo cuando el automóvil cae por la pista.
Pepper me levanta por el brazo y corremos detrás de Happy. Nos arrojamos a la parte trasera del coche tan pronto como Happy arranca.
Pepper grita apresuradamente:
—¡Vamos, vamos!
Happy presiona más fuerte.
—¡Uh, Happy! —señalo hacia la gran puerta amarilla que nos separa de la pista.
—Agarraos —es todo lo que dice justo antes de que lo atrapemos.
Pepper y yo gritamos cuando nuestro coche patina y rebota. Damos un giro brusco y aceleramos por la pista en dirección contraria. Esquivamos por poco los otros vehículos que vuelan hacia nosotros. Mientras Pepper me mantiene en su lugar, saco mi teléfono y rápidamente empiezo a buscar una transmisión en vivo de lo que está sucediendo en la pista que tenemos por delante.
—¡No! —grito cuando veo el coche de papá en el camino, directamente hacia el látigo.
La parte delantera se corta y papá vuela por el aire. Mi corazón se detiene cuando lo veo golpear contra el pavimento antes de deslizarse contra la pared, chocando con fuerza. El hombre chasquea los látigos y parpadean con lo que parecen rayos. Los autos intentan evitar golpearlos, pero en su lugar chocan entre sí y explotan. Todavía no puedo ver a papá por el ángulo de la cámara, estoy sin aliento, preguntándome si mi padre está vivo o muerto.
—Dame la maleta —pide Pepper, extendiéndose hacia Happy.
Oh, Dios, ¡la maleta! ¡Sí! Papá es un genio. Osea, sí, literalmente lo es, pero también me refiero particularmente a esta situación. Ugh, no importa. Antes de que nos fuéramos, él creó un maletín plegable. Un traje más fácil de transportar cuando sea necesario. Si llevamos esa maleta, llevamos el traje.
—Ten —Happy trata de devolvérsela, pero está esposada a su muñeca—, cógela.
—¿Y la llave?
—En mi bolsillo —grita Happy, luchando por alcanzarla.
—¡Coche! —grito, señalando el camino, Happy lo esquiva.
Salto hacia adelante y le arrebato la llave a Happy. Mis dedos no tiemblan cuando la clavo en el ojo de la cerradura y le doy un giro brusco. La maleta cae de su muñeca, y Pepper y yo tiramos de ella hacia atrás. Levanto mi teléfono y compruebo si papá ya ha aparecido. En cambio, veo que el hombre vuelve a golpear el látigo contra el coche, cortando la parte de atrás. El hombre parece confundido mientras busca a mi padre. ¡El asiento está vacío! ¡Papá se fue! De repente, salta hacia adelante y veo a mi padre golpeando con una placa la cabeza del maníaco.
—¡Date prisa, Happy! —grito mientras sigo mirando.
El hombre lanza su látigo, tirando la placa de sus manos. Echa su látigo hacia atrás y lo lanza hacia papá, que rueda de un lado a otro, esquivando los golpes. Se apresura a retroceder y separa las piernas, esquivando otro. Papá se gira rápidamente y se aleja corriendo, tropezando con los escombros. El hombre gira su látigo y golpea el pie de papá. Vuela hacia el coche a su lado. Lo escucho gritar y gruñir cuando se golpea, cayendo al suelo.
No se mueve, el hombre se acerca. Él comienza a girar sus látigos, que chispean cada vez más. Los cruza sobre su cuerpo, acercándose, preparándolos para matar a mi padre.
En el último segundo, papá salta del camino cuando el hombre baja los látigos sobre el aceite derramado. El petróleo estalla cuando papá cae y gira en una posición defensiva. Rápidamente apaga el fuego en su brazo y mira al tipo con los ojos muy abiertos.
Dejo caer mi móvil y miro hacia arriba, ya que puedo verlos a través del parabrisas. Happy da un giro difícil antes de acelerar hacia ellos.
—¡Dios! —jadea Pepper.
Happy golpea el claxon cuando papá salta a la cerca. Nuestro coche choca contra el hombre, dejando su cuerpo entre nosotros y la barandilla.
Su torso cae sobre el capó, inmóvil. Sus látigos dejan de brillar, yo creo que estar hiperventilando. Papá respira hondo y salta de la cerca. Pepper está gritando y yo parpadeando, tratando de despertar de mi conmoción.
Happy se asoma por la ventana y grita:
—¿Estás bien?
—Sí —responde papá con cansancio antes de tropezar con nosotros—. ¿Ibas a por mí o a por él?
—Quería asustarle —Happy se defiende.
—¡Porque no ha quedado claro! —papá le grita enojado, moviendo el dedo.
Pepper también se asoma por la ventana y grita furiosamente:
—¡¿Estás mal de la cabeza?!
—¡Papá! —lo llamo, aliviada de verlo en una pieza, aunque creo que ha perdido el juicio.
—Más seguridad —se inclina y le señala con el dedo.
Pepper sigue gritando, más intensamente de lo que he escuchado.
—¡Sube al coche ahora mismo!
—¡Él me ha atacado! —grita papá lentamente antes de despotricar—. ¡Nos falta seguridad!
—¡Sube al coche! —Happy exige, tirando su cabeza sobre su hombro.
—Eh —señalo con el dedo al hombre que parece estar temblando en el capó del automóvil—. ¡Eh, papá!
—¡Estoy bien, Lees, estoy bien! —dice bruscamente antes de pasar a Pepper, —. Tú eres la CEO. ¡Más medidas de seguridad! Dios, que embarazoso —la voz enojada de papá se convierte en un gruñido mientras se dirige a mi lado y abre la puerta—. Vaya mierda de vacaciones.
De repente, la puerta explota por la mitad y parte de ella está en la mano de papá, mientras que la otra va a mi lado. Grito cuando el hombre parece casi sonreír con dientes ensangrentados.
—¡Pequeñaja! —escucho a papá gritar—. ¡Cuidado, Lees!
Los neumáticos chirrían y el hombre se endereza. Happy golpea el coche contra el cuerpo otra vez.
—¡Lo tengo! —grita Happy, retrocediendo una vez más.
—Dale otra vez. ¡Dale otra vez! —ordena papá antes de señalar
Happy grita de nuevo mientras se mueve para golpear al hombre.
—¡Lo tengo!
La mitad de lo que queda de la puerta sigue cerrándose, lo que hace casi imposible que papá llegue a la maleta. Sigo extendiéndole una mano, tirando de ella para que no se aplaste. Pepper sigue gritando mientras el cuerpo del hombre cruje contra la cerca y la barandilla. Happy retrocede, listo para golpearlo.
—¡Papá, por favor, cógela! —grito, tratando de llevar la maleta hacia él.
—¡Lisa! —grita mi nombre y me extiende una mano.
—¡Coge la maleta! ¡Cógela! —Pepper intenta ayudarme a sacarla por la puerta.
—¡Dale la maleta! —grita Happy mientras vuelve a retroceder.
De repente, el airbag se dispara en la cara de Happy, lo que hace que Pepper y yo gritemos nuevamente.
—¡Tapaos! —grita papá, señalando la parte delantera del coche.
Luego veo el brazo del hombre levantándose,los látigos chirrían sobre el techo del automóvil. Grito y me empujo hacia atrás, tratando de apartarme. Las chispas y el calor queman mi piel mientras sigo luchando desesperadamente. El hombre balancea su látigo nuevamente, cortando parte del coche.
Pepper grita, empujando sus manos hacia su cabeza.
—¡Dios! ¡Dios!
El hombre vuelve a bajar el látigo y corta parte parte del lado de Pepper. Él hace una mueca bajo el peso del coche, pero claramente no se va a dar por vencido.
Papá aplaude y pide:
—¡La maleta! ¡Por favor! ¡Vamos!
Miro mis palmas ardientes. Pepper arroja la maleta a papá, quien la activa. Entra en ella mientras el traje sube lentamente por su cuerpo.
Cuando la máscara le cubre la cara, le da una patada al auto y nos aleja del hombre. Nos detenemos y observamos cómo él se acerca a mi padre. Papá intenta encender sus propulsores para dispararle. Sin embargo, antes de que pueda, el hombre le golpea con los látigos. Pepper grita cuando papá retrocede una y otra vez. Me quito los guantes de las manos, tirándolos al suelo del coche. De repente, salto sobre Pepper y me lanzo fuera del vehículo diezmado.
—¡No, Lisa! —chilla Pepper, esitrando una mano detrás de mí.
—¡Lisa! ¡Vuelve aquí! —le sigue Happy.
Mientras corro, permito que mi ira tome el control y los cables brillen a través de mi carne. Me detengo, levanto la mano y se dispara un largo rayo blanco. El hombre desprevenido y salimos volando hacia atrás. Papá intenta levantarse del suelo cuando escucha la explosión. Gruño al caer por el golpe del propulsor, pero rápidamente me pongo de pie.
La cabeza de papá gira en mi dirección al darse cuenta de lo que estoy haciendo.
—¡Lisa! ¡Vuelve al coche! ¡Lisa!
El hombre se ríe al quedarme frente a él, respirando pesadamente.
—Ah, aquí viene la niñita —dice con un fuerte acento—, el tesoro de los carniceros y ladrones.
—Retrocede —estrecho los ojos y hago mi mejor esfuerzo para parecer intimidante, pero seamos honestos, ni siquiera intimido a los periodistas.
—El líder y la heredera —se burla—. Viniendo hacéis que el trabajo sea más fácil. Dos generaciones de Starks cayendo al mismo tiempo.
—¡Eh, Alegría de la Fiesta! Vamos —papá intenta llamar la atención mientras se levanta apresuradamente—. Has venido a por mí, deja a la niña.
El hombre se ríe, pero no mira a mi padre en este momento. Me agacho mientras él lanza un látigo hacia mí, girando sobre un pie mientras golpea el otro látigo contra el suelo. Papá magulla al hombre y tropieza a un lado, ya que todavía tenía su enfoque en mí. Papá vuela para protegerme y me empuja hacia atrás antes de intentar dispararle en el pecho dos veces más. El hombre no recibe un solo golpe, pero se cae e intenta levantarse.
—¡Lisa, vamos! —escucho gritar a Pepper y Happy.
Papá se vuelve hacia mí y me ladra:
—¡Vuelve al coche ahora mismo!
—Necesitas mi ayuda —empiezo a discutir con coraje.
De repente, los cables de uno de los látigos se enrollan alrededor del tobillo de papá. El hombre lo tira al suelo y puedo ver el voltaje a través del traje. Cuando el tipo se pone de pie y empieza a caminar penosamente hacia mi padre, corro furiosamente hacia él y arrojo mi cuerpo contra el suyo, haciéndonos chocar contra el suelo. Empujándome hacia arriba, golpeo mi propulsor contra su reactor o, pero él empuja mi mano hacia un lado y me hace fallar. Sus piernas me arrojan fácilmente de él y me hacen rodar por el pavimento. Mientras azota los cables para atrapar mi garganta, papá se desliza entre nosotros y recibe el golpe en mi lugar. Levanta el látigo, lo que le permite disparar al pecho del hombre. Él lo bloquea y se enfrentan una vez más.
Papá levanta ambas manos y envía un rayo que el tipo rechaza con sus látigos. Él usa su otra mano en un intento de dispararle otra vez, pero él vuelve a rechazarlo. De repente, los látigos se envuelven alrededor del pecho y el cuello de mi padre. Grito cuando tira de él hacia adelante y hacia atrás hasta que golpea su cuerpo contra el capó.
—¡Tony!
—¡No, no!
Lo arrastra y el traje golpea contra el suelo. Papá trata de ponerse de rodillas, pero el traje intenta resistir los golpes de los látigos y es angustioso verlo. Utilizo mis codos para levantarme antes de saltar sobre la espalda del hombre, arrojando mis piernas alrededor de su pecho y tirando de su cara.
—¡Lisa! ¡No! —gruñe papá.
Él lanza su codo hacia atrás y me atrapa en la mandíbula, pero sigo aguantando. Gritando, levanto mi mano y golpeo mi propulsor contra su cuello, permitiendo que su carne se queme como la mía. Da un grito bajo mientras el propulsor continúa brillando y chisporroteando. Papá enrolla los látigos alrededor de su pecho y brazos, acercándose. El hombre me aparta, haciendo que mi cuerpo aterrice con un crujido. Cuando papá finalmente está justo delante de él, lanza un fuerte puñetazo en su estómago y luego le cruza la cara.
Luego se agarra de los objetos y le da la vuelta al hombre. Aterriza de espaldas a unos metros de mí, gimiendo ligeramente. Dando un paso, papá mete la mano en el pecho del hombre, arrancando su reactor.
Los látigos dejan de centellear y él se queda allí, la policía corre para arrestarlo. Papá mira el reactor que sostiene y sus ojos blancos se estrechan mientras lo estudia. La policía trata de alejar al hombre y, cuando alcanza una posición erguida, escupe sangre por toda mi cara. Papá se acerca y yo retrocedo cuando el tipo comienza a reír.
—¡Habéis perdido! ¡Habéis perdido! —sigue riéndose mientras se lo llevan—. ¡Habéis perdido, Starks!
¿Perdido?
Si hemos ganado
Acaba de ser arrestado.
¿Cómo podríamos haber perdido?
Papá mira de nuevo el brillante reactor en su mano y lo aplasta.
Asqueada, me limpio la sangre de la cara. Pepper sigue jadeando y Happy nos grita para ver si estamos bien. Levanto mis rodillas y dejo caer mis manos sobre ellas, con las palmas hacia arriba para poder mirarlas. La piel alrededor de los propulsores se ve generalmente quemada, pero todo lo demás parece normal. Los cables comienzan a atenuarse a medida que mi respiración se ralentiza y mi ritmo cardíaco se calma. Miro a papá y descubro que me está mirando. Sus ojos blancos todavía están entrecerrados.
Toma mi antebrazo y me ayuda a levantarme antes de que la policía nos cubra. Nos llevan a todos a una habitación privada para que podamos informar a la policía francesa en los próximos minutos. Pepper apoya una mano en la pared, tratando de calmar sus nervios. Happy está en la puerta con una expresión pensativa en su rostro. Papá está sentado frente a mí, ya no usa el traje. Tiene algunos cortes y contusiones, asún así está bien. Pero eso no significa que me haya estado mirando, o, al menos una miradita, desde que pude ver su rostro. Mantengo mis palmas hacia arriba, mis manos descansan sobre mis rodillas y evito las miradas del resto. De repente, Natalie Rushman entra corriendo con los ojos muy abiertos. Nos estudia a cada uno con una intensidad que me sorprende.
—¿Estáis bien? —pregunta con voz tranquila.
Todos murmuramos algo lo suficientemente cerca de un "sí", por lo que asiente y se aparta. Nos sentamos en otro largo silencio, esperando que entre la policía. Me estoy dando cuenta de lo agotada que estoy cuando papá se endereza en su silla y su rostro me indica que ahora sí que me está mirando.
—¡¿Es que tu deseo es morir?!
Lo miro con expresión sorprendida. Sus ojos están ardiendo y sus labios están presionados en una delgada línea. Mis ojos se estrechan.
—¿Qué? ¿Yo? ¿Qué hay de ti? —,uevo mi mano hacia él antes de extenderlo hacia la puerta—. ¡Te metiste al Gran Prix y un maníaco estuvo a punto de decapitarte!
—Y tú —se pone de pie y se acerca— fuiste tras ese maníaco, ¿necesito recordártelo? Saliste corriendo a la pista, prácticamente gritando 'elígeme a mí' antes de pelearte con él. ¡Podría haberte matado, ¿entiendes? ¡Estuvo a punto! ¡No sabes lo asustado que estaba!
—Oh, creo que sí —me levanto para enfrentarlo mejor, pensando en todas las veces que he visto a mi padre a punto de morir.
—Hablo en serio —su rostro se vuelve serio—, ¿acaso tu deseo es morir? Porque para ser una tendencia. Hace nueve meses, en una fiesta, conociste a un criminal que te hizo daño y no lo contaste. Al día siguiente, volaste sola a Afganistán, devastado por la guerra, donde casi te golpean los terroristas. Luego —se detiene por el dolor de lo que está a punto de decir—, luego está lo del taller. ¡¿Y ahora esto?! —aprieta la mandíbula cuando pregunta—: ¿Intentas suicidarte?
—¡No! ¡No intento suicidarme! —chasqueo, enojada.
—¡¿En serio?! Porque vi lo que hiciste anoche. ¡Te habías cortado las muñecas! —grita furioso, aunque puedo ver la agonía en sus grandes ojos marrones.
Natalie y Happy me miran con los ojos muy abiertos.
—¡¿Qué hiciste qué?! —Pepper jadea horrorizada.
Le frunzo el ceño a papá antes de mirar a Pepper y Happy.
—Está exagerando.
Papá suelta una carcajada sarcástica.
—¡Sí, exagerando! Claro que sí —se acerca aún más a mí—. ¡Bajé al taller y encontré cuchillos en la mesa con tu sangre por todos lados mientras tú estabas en la esquina envolviéndote las muñecas!
—¡No estaba tratando de cortarme, papá! ¡Quería quitarme los cables!
Mis dedos empujan hacia arriba mis mangas florales para que se vean mis vendajes sucios. Me arranco la gasa hasta que todos pueden ver los corte que me hice Obviamente están hechos estratégicamente. Toma mis muñecas bruscamente y las mira, estudiando lo que hice.
La ira me atraviesa. ¿Cómo puede pensar que lo voy a dejar? No, ese siempre ha sido su modus operandi, ¡no el mío! ¡Como se atreve! ¡No soy como él! ¡No soy como mi madre!
—Me hiciste prometer que nunca haría eso —le frunzo el ceño—. ¡Dios! ¡Me enfureces! Si prestases atención, serías capaz de ver por qué me gustaría cortarme los cables. ¡Me duelen! —chillo—. ¡Pero no tanto como para suicidarme! Gracias por la demostración de fe.
Me voy pero él me agarre el antebrazo, me giro y le doy un codazo en el estómago mucho más fuerte de lo necesario. Papá suelta un gruñido y retrocede unos pasos. Pepper jadea cuando Happy y Natalie levantan las cejas. Mis palmas arden, que no me muevo para disculparme. Se lo merece. ¡Tiene suerte de que no le rompa la cara! Papá, agarrándose las costillas probablemente ya doloridas, me mira con los labios fruncidos y los ojos entrecerrados.
—Vale, lo entiendo, Lisa, ¡he sido un padre desagradable durante los últimos meses! —me señala con el dedo mientras su voz baja—. ¡Pero eso no significa que esté totalmente de acuerdo con lo que hiciste! ¡Fue estúpido y estaba totalmente fuera de lugar!
—¡¿Y se supone que debe importarme lo que pienses?!
—¡Tienes quince años! ¡Quince!
—¡Sí, tengo quince! Pero tenía dos cuando una mujer, mi madre, me estranguló, y catorce años cuando fui secuestrada y torturada, ¡dos veces! Claramente, no eres tú quien me protege. ¡Soy yo quien me ha estado manteniendo con vida! Es cierto que he tenido problemas, ¡pero los manejé mucho mejor que otros de mi edad! ¡¿No ves que soy capaz de manejar cosas que otros niños de mi edad no podrían?!
—Sí, has pasado por un montón de mierda, pero no tienes la edad suficiente para hacer lo que hiciste hoy. Lo juro, pensé que iba a perder a mi hija justo delante de mí. ¡No quiero que ninguno vuelva a pasar por algo así nunca más!
Quiero despotricar y gritar, pero me detengo.
Todos nos miran torpemente.
No hay forma de que gane esto y los propulsores en mis palmas están ardiendo. Aparentemente no soy la única que se da cuenta. Todos miramos lentamente hacia mis brazos, donde mis muñecas y discos brillan. Hago una mueca por el dolor y las golpeo suavemente, como si ayudara a enfriar la piel. Cierro los ojos y comienzo mi rutina de respirar y calmarme. Finalmente, la quemazón desaparece y la luz se desvanece. Papá me mira de forma extraña, pero ya no tengo ganas de hablar de eso.
Me dejo caer en mi asiento y cruzo las piernas. Todos nos quedamos callados. Dejo escapar un suspiro y me froto la frente con los dedos. Las horas que pasan son bastante aburridas en comparación con las pocas que hemos tenido. La policía habla y habla, y es insoportable. En algún momento de la conversación, me doy cuenta de que hemos causado un incidente internacional. Creo que podría ser nuevo para nosotros.
¡Sí, vamos equipo!
Luego, estuvieron a punto de arrestarnos por este "incidente", pero papá consigue sacarnos. Eventualmente, los convence de que le permitan hablar con el hombre y ver por qué lo atacó en el Gran Prix. Tan pronto como se levanta para irse, yo hago lo mismo.
Él se da la vuelta y me señala.
—No.
—Pero...
—No me repliques. Te quedas donde estás, a salvo. ¿Entendido?
Frunzo y camino hacia Pepper. Me rodea con un brazo y asiente a papá con la promesa de que cuidará de mí. Él asiente en agradecimiento antes de irse. Mientras vamos de camino al hotel para guardar nuestras cosas, empiezo a pensar en todo lo que el hombre nos contó durante la pelea. Me llamó el "tesoro de los carniceros y ladrones." La reputación de Industrias Stark de matar gente se aplazó después de todo lo que papá ha hecho para cambiar el negocio. Así que, ¿carniceros? ¿En serio? Está claramente loco, así que supongo que esa es la explicación..
Ladrones. Ahí es donde me freno mientras hago mi equipaje, aunque no hay mucho que guardar, ya que estuvimos aquí por menos de un día. De todos modos, ladrones. Nunca hemos robado. Howard Stark ayudó a crear la bomba atómica y ha estado dando al mundo desde entonces. Dio a Tony Stark, quien puede no ser mi persona favorita en este momento, pero dio toneladas de cosas geniales. Realmente nunca hemos robado algo que pertenezca a otra persona.
Papá no parece presente durante el inicio de nuestro vuelo. Puedo ver su mente preocupada y desearía haber estado en esa celda cuando habló con el hombre. Eso aclararía muchas de mis preguntas. Lentamente paso a Pepper, quién mira la tele, y entro a la pequeña cocina donde papá está haciendo algo. No me mira. Pero, cuando mis propulsores dificultan levantarme sobre el mostrador, él coloca sus manos debajo de mis brazos y me levanta como lo hacía cuando era pequeña. Me quedo sentada junto a sus platos, él corta verduras. Nos quedamos en silencio por un rato; ninguno sabe realmente cómo comenzar; probablemente seguimos marcados. De repente, papá usa su cuchillo para deslizar unos pepinos picados al final de su tabla de cortar, cerca de mí. Lo miro antes de verlo pasar a otras verduras.
Me gustan los pepinos.
Esta es su ofrenda de paz.
Torpemente los recojo en mi mano y mastico.
Finalmente, empiezo a repetir lo que el hombre me dijo.
—El líder y la heredera. Viniendo hacéis que el trabajo sea más fácil. Dos generaciones de Starks cayendo al mismo tiempo —parpadeo después de terminar.
No dice nada, pero su rostro muestra que está pensando en mis palabras.
—¿Se refería a que si, te hubiera matado, iría a por mí? —mi voz se desvanece en esa parte.
—Parece que sí —papá rompe un huevo y pone las verduras a la sartén.
—Vale —respondo con bastante calma para haber escuchado que alguien quería asesinarme—. Pero ¿por qué?
—No estoy seguro, venganza personal, supongo —papá sacude levemente la cabeza—. No te preocupes, ya estás a salvo.
—Sí —mastico el último trozo de pepino.
Algo no va bien. Algo me dice que esto no ha terminado. Pero no se lo voy a decir.
Después de un rato, sostiene un plato de comida.
—Voy a darle esto a Pepper.
—Vale —asiento, mirando sus pies.
Se mueve hacia la puerta, duda y luego continúa. Lo veo marcharse hasta que desaparece de mi vista.
No hablamos.
Solo pasamos de largo.
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