02.18 Master plan
Bill podía afirmar con seguridad que sus últimos meses no han sido los mejores, pero también sabe que, en general, nadie ha tenido un día tranquilo en Beacon Hills desde la llegada de Gerard Argent al pueblo.
El gran cazador que cortó el cuerpo de un Omega a la mitad y le declaró la guerra a todos las criaturas sobrenaturales.
Desde ahora, estas cosas son cuerpos esperando a ser rebanados a la mitad. ¿Me escuchas? Porque no me importa si están heridos y débiles, o si parecen inofensivos. Rogando por sus vidas y prometiendo que jamás lastimarán a nadie, o algun alma desesperada y perdida que no sepa en lo que se está metiendo. Los encontraremos y los asesinaremos. ¡Los mataremos a todos!
Sin duda alguna, Gerard Argent era un hombre a tener mucho cuidado, Bill mismo lo sabía bien ya que sus pocos encuentros con el hombre no fueron para nada agradables.
Cómo aquella primera noche en dónde lo obligó a decirle cada uno de los nombres de su manada o cuándo lo secuestraron para que Bill muerda al hombre, situación a la que aún no sabía exactamente cómo comprender, ya que una mordida de un beta como Bill de nada le serviría.
Pero, ¿era Bill solo un simple beta? Esa era una pregunta que se hizo a si mismo durante las últimas horas, esperanzado por obtener alguna clase de poder mágico que logre liberarlos rápidamente de aquél lugar.
Toda la habitación estaba en penumbras por la poca luz que lograba pasar por una de las pequeñas ventanas a su costado.
Bill podía sentir como el intenso frío se filtraba a través de su piel, sintiendo cómo sus brazos temblaban no solo por la posición incómoda, siendo forzados hacía arriba, si no también por el clima que no era de ayuda.
El dolor en sus muñecas solo era un ardor entrañable a comparación con cómo se sentía el resto de su cuerpo, los cables que amarraban sus muñecas contra el techo ya eran solo una presencia irrelevante para él.
Porque el peor dolor de todos... El peor dolor venía cuando el hombre frente a ellos giraba una pequeña palanca que activaría la energía suficiente para electrocutarlos.
—Solo necesito que me digan en dónde está Derek. —repitió la mujer frente a ellos, sosteniendo con firmeza una ballesta con la mano libre que no usaba para darles los choques.
Bill rodó los ojos con ironía, porque aún si fueran a decirle algo, situación que no estaba por suceder en ningún momento pronto, ella les había puesto cinta sobre los labios, volviendo el improbable caso de que ellos hablen aún más improbable.
Al parecer, Allison vió como Bill rodaba los ojos, o tal vez fueron los insultos que Erica le estaba gritando y que eran amortiguados contra las cintas, o las miradas fulminantes de Boyd o los ojos naranjas de León que querían perturbar su mente, Bill no sabe qué fue con exactitud pero toda la manada recibió por igual nuevos choques eléctricos que los forzaron a gritar sin control.
La impotencia que Bill sentía en esos momentos era tan fuerte como su odio a todos los Argent, ahora Derek ni siquiera los estaría buscando porque fueron ellos los que decidieron abandonar su manada.
Esta vez... Bill sabe que ni siquiera Stiles lo buscaría, ya que si mañana no llegaban a verse Stiles seguro creería que Bill estaba pasando sus vacaciones de verano con Derek y la manada, como Bill había comentado antes un par de veces.
Nadie sabría que ellos cuatro se encontraban allí, secuestrados por los Argent y sin posibilidad de escapar.
—Cariño, ya es hora. —dijo una voz desde las escaleras, y justo en esos momentos Allison detuvo los choques, toda la manada comenzó a respirar agitadamente sobre las cintas en sus rostros, intentando recuperar la respiración.
—Abuelo no hay manera. Ellos no parecen tener intenciones de decirnos. Cada vez que intenté sacarle la cinta a alguno, intentaron morderme. —respondió Allison, mirando con enojo contenido a Bill, que fue el primero que logró morderla en realidad.
Allison le enseñó su mano ensangrentada a su abuelo, era un simple arañazo con los dientes en la palma, en realidad no era nada en comparación a todo lo que Bill quería hacerle a esa mujer, todo lo que ella se merecía.
—Oh descuida, sé que no lo harán. Está en su instinto cariño, es más fuerte que ellos. —le respondió el hombre, restándole importancia y comenzando a dirigirla para que suba las escaleras, apagando las luces del sótano y dejándolos en un pesado silencio.
Bill sentía su respiración demasiado superficial para ser algo sostenible por mucho tiempo antes de que vuelva a desmayarse, la cinta adhesiva que sellaba su boca hacía que todos sus intentos sean inútiles.
Bill volteó su rostro hacia su costado, mirando por encima de su hombro a Boyd, Erica y León que se encontraban todos atados a la misma distancia entre ellos que de él, para que no intenten escaparse de ninguna manera.
Los ojos de León seguían de un fuerte naranja neón y, a comparación de Erica y Boyd, su mejor amigo se encontraba en un pacífico silencio, el único signo de que León sentía dolor era solo lo que Bill podía oler en el aire, pero nada en su rostro que lo confirme.
Lo único que sabe de la habilidad de León, es que no sabe nada en lo absoluto, al igual que el mismo León, que en esos momentos, Bill solo pudo suponer se encontraba intentando llamar a alguien para que los rescate, o tal vez intentando comunicarse con alguno de ellos.
Bill desvío su vista al suelo, observando cómo sus pies ni siquiera llegaban a tocar el suelo, no como Boyd y Erica podían, causando que el dolor en sus brazos sea aún más intenso por tener que sostener su peso solo de aquella forma.
El sudor perlaba su frente, mezclándose con lágrimas de desesperación que no había logrado contener, mientras sus ojos terminaban de adaptarse a la nueva oscuridad ahora que las luces estaban apagadas.
Sabía que no estaba solo, que no era el único pasando ese infierno, podía escuchar los gemidos ahogados y los susurros temblorosos de sus amigos, especialmente de Erica, sabiendo que tal vez sería demasiado para ella, esperando que ella pueda encontrarse bien.
La impotencia lo golpeaba con fuerza, como una ola de frío que se extendía desde su pecho hasta sus extremidades, sentía la presencia oscura dentro de su mente queriendo acercarse, queriendo controlar todo y liberarse, pero aún en su estado Bill no lo permitió.
Por un momento y principalmente para distraerse, se preguntó si alguien vendría a rescatarlos, o cuáles eran los planes de Gerard si él ya sabía que no revelarían información acerca de Derek.
¿Cuál es su obsesión con Derek de todos modos? ¿Es porque es muy serio? Él no puede controlarlo, no puede sonreír ni aunque le cueste la vida en ello.
Demasiado perdido en sus pensamientos, a Bill le tomó más tiempo que al resto notar cómo la puerta se había abierto, y no fue que volvió a la realidad hasta captar ese fuerte aroma dulce y cítrico a partes iguales que lo volvía loco cada vez que lo sentía.
Antes de verlo, lo supo.
Stiles.
Un fuerte ruido se escuchó y de allí siguieron las quejas de Stiles al caer por las escaleras, Bill intentó gritarle, cualquier cosa, pero sus intentos fueron amortiguados por la cinta.
¿Estás bien? Mierda Stiles, así no se bajan las escaleras.
La respiración agitada de Stiles se escuchó en la habitación y como lentamente se movió para encender la luz, sus ojos brillando con sorpresa e incredulidad al verlos a los cuatro chicos frente a él atados.
—¡Billy! —fue lo primero que dijo Stiles, acercándose rápidamente hasta dónde estaba él, tropezando un poco e intentando recuperarse rápidamente por el golpe que se dió al caer.
Fue entonces que Bill recordó porqué hasta el momento no podían liberarse, e intentó decirle a Stiles que no se acerque, negando con la cabeza, pero aún así, Stiles imprudente como siempre se acercó hasta él.
No, no lo toques, no lo toques.
Y entonces, Stiles tocó el cable que tenía atadas sus muñecas y rápidamente se alejó soltando un pequeño jadeo adolorido.
—Intentaban advertirte. Está electrificado. —llegó una voz desde el comienzo de las escaleras, logrando que Bill sienta otro fuerte escalofrío, que esta vez nada que ver tuvo con las electrocuciones o el clima frío.
No, era la voz de ese hombre... Gerard Argent.
—¿Qué les estás haciendo? —preguntó Stiles, parándose frente a Bill de manera protectora, su postura defensiva en contra de Argent.
—En estos momentos, los mantengo cómodos. —comentó Gerard, recargándose contra la pared y dándoles una mirada aburrida pero seria, como si realmente no fueran una amenaza para él.
Bueno bien, no somos una amenaza para él. Se quejo Bill internamente.
—No tiene sentido torturarlos, no delatarán a Derek. El instinto de proteger a su Alfa es muy fuerte. —continuó Gerard, y Bill casi siente un deja vu ante esa explicación, preguntándose cuánto tiempo habría pasado desde que Allison se fue hasta que llegó Stiles.
—Está bien... —susurró Stiles lentamente—. Entonces, ¿Qué me harás a mi?
Bill sintió todo su cuerpo tensarse al escuchar esa pregunta, finalmente dándose cuenta de que Stiles estaba allí con ellos.
Sí, él lo había visto e había intentado advertirle que no se acerque a los cables, pero hasta ese segundo en que la pregunta fue en cuenta, Bill finalmente fue consciente de que Stiles también estaba siendo secuestrado, que por algún motivo Gerard querría a Stiles justo allí al igual que ellos.
Un fuerte instinto de lucha se apoderó de Bill, el comienzo de una fuerte desesperación instalándose en su cuerpo al ver la sonrisa agria que Gerard Argent tenía en su rostro.
—Scott puede encontrarme, lo sabes, ¿verdad? él conoce mi olor. —habló rápidamente Stiles, también notando aquella sonrisa arrogante y despectiva que el hombre había hecho—. Es acre, parece más como un hedor, él me encontraría aunque estuviera enterrado en una alcantarilla cubierto de materia fecal y orina y-
—Pintas muy bien la imagen, Sr. Stilinski... Ahora déjame pintarle otra. —interrumpió Gerard, comenzando a acercarse lentamente hasta Stiles—. Scott McCall encuentra a su mejor amigo ensangrentado y muy golpeado. ¿Cómo suena eso?
Bill negó con la cabeza, sus ojos brillando con desesperación al ver cómo Gerard seguía acercándose cada vez más a Stiles.
—Habría preferido que pintes una naturaleza muerta o un paisaje, ya sabes. —murmuró Stiles, en un tono de voz bajo que aún así todos allí lograron escuchar, la ironía quedando perdida en el aire ante la incertidumbre e impotencia sintiéndose en el aire de una manera casi palpable—. ¿Cuántos años tienes? ¿Noventa? Mira probablemente puedo patearte el trasero por toda la habita-
Y antes de que Stiles pueda terminar un fuerte puñetazo se estampó contra su rostro, Bill gritó con fuerza ante el golpe de Gerard, intentando patear en su dirección pero encontrándose demasiado lejos.
Gerard tiró al suelo a Stiles y sostuvo su remera con una de sus manos antes de golpearlo con fuerza en el rostro una y otra vez.
Toda la manada se encontraba gritando, impotentes al ver cómo Stiles era golpeado sin que nadie pueda ayudarlo.
Bill sentía su propio cuerpo temblando con la furia líquida sin poder ser contenida, sus ojos brillaban morados mientras seguían el camino que el puño de Gerard hacia sobre el rostro de Stiles.
De un segundo a otro Gerard se detuvo, soltando la remera de Stiles y dejando que caiga al suelo.
Bill le volvió a gritar, una y otra vez, sus uñas afiladas arañando sus propias manos intentando llegar hasta los cables en sus muñecas pero sin obtener nada, de sus ojos caían lágrimas de impotencia al ver como el hombre de alejó de Stiles sin más, subiendo las escaleras como si fuera el anciano más inocente del mundo.
Lo voy a matar por eso... Lo voy a matar por lo que le hizo a Stiles. Pensó Bill entre lágrimas, sus ojos ahora borrosos mientras intentaba enfocar a Stiles en el suelo.
—Definitivamente no tiene noventa... —se quejó Stiles, levantándose del suelo con un fuerte quejido, se tambaleó un poco antes de finalmente ponerse de pie y rápidamente llevó una de sus manos a su propio rostro, jadeando al tocarse el pómulo ensangrentado.
Bill le gritó para que se acerque y Stiles levantó la vista, como si en esos momentos recordara la presencia de Bill se acercó rápidamente hasta él y esta vez, en vez de intentar quitarle los cables, le quitó la cinta adhesiva de la boca.
—¿Billy? —susurró Stiles, intentando tomar el rostro de Bill entre sus manos, pero el rubio lo alejó con su pierna haciendo su cabeza hacía un lado para escupir toda la sangre que había estado reteniendo en su boca—. Woah, eso es mucha sangre... ¿Qué... qué sucedió? ¿Cómo los atraparon?
El labio inferior de Bill tembló, asegurándose de dar fuertes bocanadas de aire antes de alzar la vista para mirar a Stiles.
—No te preocupes... Es sangre de las flechas, ya me curé. —explicó Bill rápidamente, observando cómo la mirada preocupada de Stiles se volvió a una de sorpresa y como después su rostro se endureció, una mirada firme mientras intentaba seguir los cables para ver hasta donde llegaban—. Ni siquiera lo pienses, ponme la cinta de vuelta y vete, Stiles... Vete.
Pidió Bill, en una suplica baja pero Stiles simplemente negó con la cabeza, comenzando a recorrer la habitación y siguiendo los cables que iban hacía arriba de las escaleras, Stiles se detuvo en el pie de las escaleras y miró algo detenidamente hacia arriba, para después volver la vista a todos ellos.
—La puerta está abierta. —dijo Stiles, retrocediendo sus pasos hasta encontrarse nuevamente cerca de Bill, pero esta vez mirando a Boyd, Erica y León, que se encontraban con las miradas bajas, los ojos del último aún brillando en naranja neón, pareciendo que ni siquiera se encontraba consciente—. Debería sacarle la cinta a ellos también, ¿verdad? Sí, está bien, lo haré.
Antes de que Bill pueda decir algo, Stiles se acercó a Erica y le sacó la cinta de los labios, alejándose por si ella también escupía sangre pero la rubia solo se mantuvo en la misma posición, sus ojos suplicantes subiendo a mirar a Stiles solo un segundo para reconocerlo antes se mirar hacía abajo.
—Ponla de vuelta, será peor si ella vuelve y nos ve sin las cintas... —susurró Erica suavemente.
Stiles frunció el ceño, queriendo negarse, pero una sola mirada fulminante de Erica le bastó para silenciarlo, volviendo a colocarle la cinta adhesiva.
—¿Por qué están tan...? —preguntó Stiles, caminando hasta donde Bill se encontraba colgando con sus brazos por sobre su cabeza y respirando con la boca abierta, aún intentando recuperar el aire.
—Llevamos... Un tiempo... —murmuró Bill, sabiendo que por ser el más bajo era quién peor la estaba pasando, ya que definitivamente parado no llegaba a tocar el techo en lo absoluto, incluso León había crecido bastante esos últimos meses pero no él.
—¿Billy? Oye, déjame ayudarte. ¿Cómo puedo liberarlos? —preguntó Stiles, suavemente, acercándose una vez más hasta él para tomar esta vez sí, el rostro de Bill con ambas manos.
Instintivamente Bill apretó su rostro ante el contacto de las manos frías y temblorosas de Stiles, un suspiro tembloroso se escapó de sus labios al sentir el familiar y suave olor de Stiles cerca de él, sus ojos cerrándose siguiendo aquél mismo instinto de seguridad que rodeaba a Bill cada vez que se encontraba con Stiles.
Pero cuando Bill abrió sus ojos, lo primero que pudo ver fue el rostro de Stiles, lo herido que se encontraba, lo mucho que estaba sangrando, su mejilla e incluso sus labios, chorreando sangre, Bill no pudo evitar el quejido lastimero que se escapó de sus labios al ver a Stiles en ese estado, sintiendo su dolor de una manera extraña pero no menos intensa.
—¿Billy? —llamó Stiles con suavidad, sus índices acariciando suavemente el rostro del rubio y mirándolo como si fuera lo único que allí importaba, pero Bill solo pudo negar con la cabeza, porqué él ahora no era lo importante.
Stiles debía irse, pronto. Debía curarse, él debía estar con su padre en su casa y no aquí.
—La puerta está abierta, vete. Ya nos vamos a liberar por nuestra cuenta pero no tiene que ser contigo aquí, si piensan que nos ayudaste... —comenzó a murmurar Bill, trabándose con sus palabras e intentando evitar la decepción en el rostro de Stiles por ser alejado—. Podría ser peor para tí y yo no podría soportarlo...
Pero al parecer, esas fueron las palabras correctas para decir, ya que Stiles finalmente se rindió, soltando un fuerte suspiro antes de mirar hacia la puerta, sus manos aún moviéndose suavemente para acariciar el rostro de Bill
—Si por la mañana no estás en casa tiro todo este lugar abajo y te vengo a buscar. —aseguró Stiles, acercándose para acortar aún más la distancia entre ellos y, para sorpresa de Bill, dándole un suave y casto beso en los labios—. Para que tengas suerte y logres escapar. —susurró Stiles contra sus labios, apoyando su frente contra la de Bill durante unos segundos antes de finalmente alejarse.
Stiles le dio un pequeño beso en la sien después de acomodarle la cinta a Bill en la boca y finalmente subió las escaleras, yéndose de aquél lugar.
De alguna u otra forma, un fuerte alivio recorrió todo el cuerpo de Bill al ver como Stiles abandonaba la habitación, al menos él se iba a encontrar a salvo.
Y tal vez ellos también puedan tener un momento de tranquilidad.
Por supuesto, aquello era pedir mucho.
No sabe cuánto tiempo pasó pero de pronto Chris Argent se encuentra frente a ellos, caminando hasta llegar a la mesa que sostenía la maquina de choques y mirándolos en silencio hasta que finalmente se dignó a hablar.
—Mi familia ha hecho esto por mucho tiempo. —dijo refiriéndose a la maquina para electrocutarlos—. Tanto como para aprender cosas, como que cierto nivel de corriente eléctrica no deja que ustedes se transformen. A otro nivel, puedes curarte. Unos amperes más alto y no hay una fuerza superior. Esa precisión científica hace que te preguntes si la línea entre lo natural y lo supernatural realmente existe...
El hombre se detuvo, mirando nuevamente hacía la máquina, una expresión preocupada que Bill no habría esperado ver en uno de sus captores, como si estuviera indeciso, como si todo aquél discurso fuera por algo mucho más importante, algo de lo que Bill se habría perdido.
—Cuando las líneas como esas se borran... A veces te sorprendes del lado en el que-
Y antes de que el hombre pueda terminar, un disparo cortó el aire desde la distancia y clavó un tranquilizante contra el cuello del cazador.
¿Qué carajos...?
—¿Me extrañaron? Realmente espero que me hayan extrañado. —llegó desde arriba una voz que para ese entonces era prácticamente imposible para Bill no reconocerla, la voz del maldito Christian Martin—. Ya sé que me tomé mi tiempo, ¿podrías por favor dejar mi mente en paz, León?
Rápidamente Bill, Erica y Boyd voltearon a ver a León, quien por primera vez había dejado de hacer brillar sus ojos en ese naranja neón que se sentía ahora hasta natural en él.
Chris Martin hizo todo su lento camino bajando las escaleras y lo primero que hizo fue apagar la maquina que el Argent había estado mirando con atención, esquivando al hombre mayor en la primera vuelta pero pateándolo en la segunda, comenzando su camino hasta los atados.
El pelirrojo se veía fenomenal, seguía con su maldita chaqueta de cuero negro, como si fuera una mini imitación de Derek, y estaba moviendo una daga entre sus manos, que rápidamente cortó los cables que ataban a León.
Su mejor amigo se sacó la cinta que cubría su boca y se acercó hasta Chris Argent rápidamente, asegurándose de que se encuentre dormido y tomándole la mano.
Espera, ¿tomándole la mano? Bill frunció el ceño, intentando descifrar lo que León estaba haciendo.
—¿Ahora sí somos amigos, Billy? —preguntó Chris, cortando los cables para liberar a Bill, quién solo se quitó la cinta y empujó al pelirrojo para seguir a León—. Oh, vamos Billy, supéralo, pasó hace décadas ya.
Bill sonrió para sí mismo, sabiendo que por más que encontraba atractivo al idiota no significaba que dejaba de ser un idiota.
—¿Qué haces, Li? —preguntó Bill, agachándose hasta donde su amigo estaba, otra vez en silencio con ojos naranjas neón, Bill observó cómo en el brazo de su mejor amigo estaba brillando una marca plateada y pronto recordó todos los nuevos tatuajes que su amigo tenía.
Los tatuajes, según lo que Bill había entendido, eran la marca de cada persona a la que León podía espectar, un tatuaje por cada persona que León tenía bajo su control.
Pronto León volvió en sí, mirando a Bill y sonriéndole animadamente.
—Solo forzándome en la mente de un cazador para poder encontrarlo si lo llegamos a necesitar. —le respondió León, encogiéndose de hombros.
—¿Puedes hacer eso? —preguntó Bill, impresionado, sus ojos mirando impactado a su mejor amigo mientras recorría nuevamente los tatuajes de León, contando que había siete en total y preguntándose de cuál sería cada uno.
El de la huella soy yo, después ese lagarto debe ser Jackson, ese cuchillo debe ser Christian y...
—Billy, vamos. —León lo apuro, interrumpiendo sus pensamientos y empujándolo para que se pongan de pie, ambos corriendo hasta las escaleras en donde Erica y Boyd estaban hablando entre ellos y recuperándose.
—¿Puedo acompañarlos? —preguntó Chris siguiéndolos desde atrás.
—¡No! —gritaron León y Bill a la vez.
—¡Pero los salvé! —se quejó el pelirrojo.
—Y te lo agradecemos. —le siguió León.
—Yo no, espero que te mate un toro salvaje cuando estés cruzando la calle.
—¡Billy!
—¿Qué? Bueno está bien, espero que un hombre lobo te destripe en la luna llena.
—No estás mejorando, está bien, no importa, vámonos. —León negó con la cabeza un poco divertido, empujando a Bill hasta las escaleras para seguir a Boyd y Erica que ya habían comenzado a subirlas.
Dejar atrás a los dos Chris y salir corriendo de esa casa del demonio fue fácil, lo difícil fue seguir corriendo una vez que estuvieron fuera y toda la adrenalina se escapó de sus cuerpos, dejándolos adoloridos ante haber salido tan apurados sin posibilidad de curarse apropiadamente de la posición incómoda en la que estuvieron tanto tiempo.
—Un segundo, porfi. —susurró Bill, finalmente cayendo de rodillas sobre el césped, una vez más se encontraron en el oscuro bosque y Bill se preguntó si había pasado un día completo o tan solo un par de horas en la madrugada.
Bill apoyó ambas manos frente a él, apoyando unos segundos su cabeza contra el césped y respirando con dificultad, sintiendo cómo los huesos de sus hombros se acomodaban en su lugar y se curaban apropiadamente esta vez.
—¿A dónde vamos ahora? —preguntó Boyd, su voz sonando más apagada de lo normal, él se encontraba recargado contra un árbol y a su lado Erica, ambos recuperando el aire mientras León del otro lado sacaba su celular de su propio bolsillo, mirando con seriedad algo en la pantalla.
—Huh, chicos... —comenzó a decir León, mirando algo en la pantalla de su teléfono que Bill supuso que eran las cámaras que León tenía rodeando el bosque de Beacon Hills.
—¿Qué pasa? —preguntó Bill lentamente, levantando la cabeza del césped y mirando a León con cansancio.
Pero antes de que León pueda decir algo todos se tensaron al escuchar rápidos pasos acercarse hacía ellos.
Bill se levantó del suelo de un rápido movimiento e instintivamente los cuatro se acercaron entre sí, el teléfono de León cayendo al suelo cuando todos sintieron el aroma a peligro en el aire.
Fueron rodeados antes de que puedan parpadear dos veces y ahora había manos extendidas en contra de ellos, manos con garras filosas de hombres lobo.
Una manada...
Encontramos una manada... Pensó Bill en ese momento, casi con esperanza.
Pero entonces subió la vista para encontrarse con los ojos reales de los hombres lobo y las palabras de Derek llegaron a su mente tan rápido como un huracán.
Pero hay una manada que es violenta y peligrosa... No deben acercarse a ellos, no se acerquen a la manada de alfas.
—Ojos rojos... Li, muchos ojos rojos... —susurró Bill, sin poder contenerse a sí mismo, apretándose aún más contra el costado de León, mirando como su amigo asentía lentamente.
—Sí, Billy... Esos son muchos ojos rojos...
Mierda, creo que estamos en problemas...
Otra vez...
Y AHORA SÍ, con este capítulo damos por terminada la segunda parte de Iris!!! ♡♡
¿Qué les pareció este capítulo? ¿Y en general, que les pareció la segunda parte? ¿Dudas, sugerencias, comentarios?
Y ahora les dejo un par de preguntas que pueden ir respondiendo mientras esperamos la tercera parte de Iris ♡
¿Ustedes creen que hasta ahora estuve haciendo una buena nivelación del drama y la comedia que tiene Teen Wolf en Iris? Porque ahora se viene la temporada 3 que yo considero fue la más dramática y se viene tremendo desarrollo de personaje de Billy, además de Void y etcétera en donde por obvias razones el fic se va a volver un poco más oscuro.
Y entonces, ¿considerarían apropiado darle un tono más oscuro en esta tercera parte al fic, a Bill y a todo en general? Mi pregunta se debe a que, sé que muchos de los fans de Iris principalmente les gusta por la dinámica divertida de Billy con Derek y Stiles y etcétera, pero realmente tengo todas las intenciones de volver el fic más a tono con la serie, así que eso, ¿Qué opinan ustedes?
¡Si les gustó no se olviden de votar y comentar!
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