Capítulo 7 - ¡No confíes en nadie!
La furia de Félix, al ver la almenara encendida, incrementaba cada vez más. Una nueva punzada sintió en su corazón y, en ese momento, rogó a Dios de mantenerse vivo para que su eterna búsqueda no resultara en vano.
Mientras tanto, Raven recorrió toda la ciudad, en pocos minutos, convertida en múltiples cuervos. Sus feroces aleteos fueron percibidos por Iris, que al estar junto al niño del barrilete, se paralizó y automáticamente se refugió en las sombras. Él no entendía su reacción pero la niña le hizo un gesto para que se acercara.
-Me encantó haberte conocido pero me tengo que ir.
-¿Tan rápido? Justo me estaba divirtiendo -respondió decepcionado.
-Te prometo que pronto nos volveremos a ver.
-¿Me lo prometes?
Afirmó con la cabeza, acompañado de una leve sonrisa.
-Antes de que te vayas, quiero contarte un secreto: dicen que una niña de tu edad vendrá a salvar Stonebriar, con el poder de su imaginación... y espero que tú lo seas.
Los aleteos se aproximaban y como el niño no soltaba de su mano el barrilete, Iris, sorprendida ante su respuesta y la situación en la que se encontraba, le agradeció y salió corriendo, olvidándose por completo de su bufanda roja. Él, como buen observador, lo vio pero cuando quiso devolverla, la había perdido de vista.
Una vez en la entrada de la biblioteca, ella, desesperada al no ver a su amigo del alma en la puerta y como afuera se encontraba en peligro, no tenía otra opción que entrar. Ahí dentro, lo halló, en un espacio encantador para cualquier lector, con estantes repletos de libros, dibujos y archivos oficiales, escaleras en espiral y una iluminación que penetraba en las amplias ventanas, a pesar de la suciedad.
-¿Dónde te habías metido? Te estuve esperando bastante tiempo en la puerta.
-Perdón por la tardanza, es que me encontré con alguien...
-¡IRIS! ¿Qué te dije de no confiar en nadie? -interrumpió Franklin.
-Pero era un niño. Escúchame, me habló de algo que no me habías contado... como una especie de profecía.
-¡Espera, mi niña! Todo a su tiempo.
Su fiel compañero lucía apurado, moviéndose de aquí para allá mientras buscaba elementos para su amiga, mientras ella contemplaba como el lugar no había perdido la magia ya que veía como algunos libros volaban, como si tuvieran vida.
-¡Toma! -dijo el anciano.
En sus brazos empezaba a recolectar un par de lapices, un pincel y un anotador. Sin entender el motivo, siguió a su amigo hasta un camino secreto que iba directo a los túneles de la ciudad.
***
De nuevo, oscuridad. Félix, impaciente, esperaba a que su mortífera sirviente llegara con novedades hasta que vio cómo múltiples cuervos se agrupaban para formar una siniestra silueta. Era Raven en su estado natural, esta vez, sin la túnica azul.
-Dime que tienes buenas noticias.
-Lamento decepcionarlo, señor, pero no he visto nada ni a nadie quien haya encendido la almenara.
-Sea quien sea, conozco su truco. No se saldrá con la suya.
-¿Tiene algún plan, majestad?
El rostro del rey se transformaba en una mezcla de venganza y risa maligna, mientras les daba las próximas indicaciones.
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