Capítulo 2 - Once Años Después
Oscuridad. No solo porque era de noche, Stonebriar se encontraba azotado por un hechizo realizado por Félix, un hombre de aspecto jovial que atraía a muchas mujeres aunque su carácter dejaba bastante que desear. Él no era mago pero al enterarse que su mujer murió dando a luz a una niña, no pudo tolerar que su deseo de tener a un niño no se lograra por segunda vez (así es, lo habían intentado anteriormente). Entonces, furioso, abandonó su castillo real y empezó a caminar por las afueras de la ciudad, en los bosques, donde la feria de Magia Negra generalmente se encontraba, a altas horas de la medianoche. Buscando respuestas, entre las personas presentes, les contó su situación y una señora mayor lo terminó ayudando, ofreciéndole un ángel caído, muy poderoso, a cambio de algo muy preciado.
Mientras tanto, Franklin se encontraba refugiado junto a Iris en una torre abandonada, cuya única iluminación eran un par de velas. Ella, una niña morocha de once años, ha aprendido a vivir en un mundo donde muchas personas han huido, otras murieron y muy pocos sobrevivieron, refugiados como ellos. Ahora, la luz era una amenaza ya que, se corría el rumor, que seres malignos castigaban a quienes la utilizaran. Además, no creía en los rumores, solo si verdaderamente lo sentía en el corazón o lo veía con sus propios ojos. Mientras que él, alto, delgado, con lentes, de aspecto anciano pero con una gran sabiduría, la ha cuidado como si fuera la nieta que no pudo tener y su relación fraternal fue creciendo entre conversaciones y cuadros que ambos pintaban. Sin olvidar una valiosa lección que le enseñaron: "si una persona de buen corazón utiliza la imaginación, puede crear y ver cosas increíbles que una persona ordinaria no disfrutaría". Lo sorprendente de todo esto es que la niña pudo ejercer este don y el refugio de ambos, ademas de la torre, se encontraban en las pinturas ya que, gracias a su imaginación, lo transformaron en portales a otros mundos. Mundos paralelos donde el tiempo es indiferente a la de Stonebriar. Con once años, aprendió lo justo y necesario en esos mundos, incorporando también la inteligencia de su nuevo amigo.
-¿Por qué no podemos vivir en nuestros mundos? -preguntaba inocentemente Iris.
-Simplemente porque no pertenecemos a ellos. Si estamos aquí, es porque el destino nos tiene una sorpresa -respondió Franklin.
A pesar de vivir angustiados en el mundo real, sus descargas emocionales estaban reflejadas en cada uno de los cuadros. En todos estos años, el anciano se encargaba de todo, que no le faltara nada a la niña, y lo hacía todo a escondidas para no ser atrapado por manos equivocadas.
-Extraño a mi mamá. Me hubiese gustado conocerla.
-Seguro que sí... era una gran persona... -se limitó a responder para comprender su dolor a tan corta edad.
Cuando el cansancio, como una presencia invisible, se apoderó de ambos, Iris se acostó en un par de sabanas que Franklin pudo conseguir mientras que su fiel amigo se conformaría con una humilde silla de madera.
-Frank, ¿Por qué no me cuentas tu historia de cómo derrotaste al rey tirano de la oscuridad?
Como él nunca se cansaba de contarla y a ella le fascinaba escucharla, lo hacía con el único objetivo de hacerla feliz y olvidarla de su triste pasado.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top