Capítulo 12 - Paraíso Encontrado
Stonebriar había vuelto a brillar, en todo sus colores. Los ciudadanos empezaron a gritar y abrazarse entre ellos, eufóricos. Mientras tanto, "El Niño del Barrilete Rojo" se estaba dirigiendo a la almenara sin encender, al encuentro de la heroína, cuando fue detenido por sus propios padres que le hicieron entrar en razón.
-¡Bravo! Sabía que lo harías -fue lo único que pudo decir, para él mismo.
Franklin, una vez finalizada la batalla aérea, vio el cuerpo de ella, inconsciente, sobre la almenara, tratando de reanimarla.
-Vamos, mi niña, despierta.
-¿Eh? ¿Qué pasó?
-¡Escucha eso!
La euforia de los ciudadanos parecía no querer apagarse. Era día de fiesta, aunque Iris no lo sintiera así. Su viejo amigo se encontraba feliz. Era la primera vez, desde que tenía memoria, que lo veía en ese estado, cuyas arrugas marcadas denotaban una expresión que el tiempo había preferido borrar.
-Todos están felices. Lo lograste, rompiste la maldición.
La reciente heroína aun se encontraba desorientada por los rayos del sol. A los pocos segundos, al ver su ropa rasgada, se había acordado de su querida bufanda roja al tocarse el cuello desnudo.
-¿Donde está...? -alcanzó a decir mientras recuperaba el aliento.
-No te preocupes ahora por eso. Lo importante es que estás bien.
-Gracias.
-¿Por qué lo dices?
-Porque tenías razón siempre... no quería escucharte, pero... nunca me mentiste. Me demostraste ser cariñoso conmigo... y, cuando mas lo necesitaba, nunca me fallaste.
Su fiel compañero la hizo callar, porque la veía muy débil y la ayudó a levantarse. Una voz potente se hizo escuchar por toda la ciudad.
-Ciudadanos de Stonebriar, hemos esperado mucho tiempo. Esta niña nos ha salvado del tirano rey. Este día tiene que ser recordado, por eso decido que tenemos que celebrarlo.
Algunos gritaron, otros estaban dubitativos por el estado en el que se encontraba el lugar. Años y años devastado por una injusta maldición, era momento de recuperar todo lo que habían perdido.
Mientras tanto, impresionada por lo que escuchaba, no se animaba a ser vista por primera vez en público, en frente de muchas personas. Aquellas almas desesperadas que decidieron quedarse y sobrevivir en las penumbras, en la terrible hambruna que su padre injustamente los había castigado.
-¡Vamos, cambia esa cara! Yo te voy a ayudar siempre, de eso no lo dudes -la tranquilizó el anciano.
Una vez que estuvieron abajo, en tierra firme, aparecieron ambos. Una tierna imagen para ser retratada. Si uno no los conociera, podrían decir que parecían abuelo y nieta.
-Ciudadanos, quizás no me recuerden porque ha pasado mucho tiempo, pero yo era la fiel amiga de Su Majestad, de la reina Katherine (Q.E.P.D), y ahora, como marcado por el destino, decidí cuidar a su hija para que este maravilloso día llegará al fin. Aunque no se encuentre en condiciones de hablar, la que nos ha salvado es ella -anunció el anciano señalando a Iris-. Denle un aplauso a la nueva reina de Stonebriar.
Lo único que pudo hacer fue levantar la mano, en gesto de cordialidad, y saludar a su pueblo natal, mientras recibía los merecidos aplausos. Sinceramente, ella no estaba en condiciones. Quería estar feliz por haber vuelto a su hogar, pero también llorar por haber perdido sus poderes para siempre, al haber ejecutado todas sus fuerzas para matar a su propio padre.
***
De todas formas, ese día se hizo una especie de celebración. Pequeña pero muy familiar, en las calles de la ciudad. Todas las personas pusieron sillas y mesas y, con lo poco que tenían para compartir, se sentaron a comer. La misma persona que había hablado antes, cuando Iris y Franklin bajaban de la tercera almenara, volvió a hacerlo mientras se paraba y se preparaba para hablar.
-No quiero interrumpir esta hermosa reunión, pero me gustaría decir unas palabras. Debo reconocer que fui muy efusivo a la hora de ver el sol después de un largo tiempo y ahora, que estamos reunidos, junto a los héroes - señalando a la niña y a su amigo -, quiero decirles que me comprometo a ayudar en todo lo que sea necesario para que Stonebriar vuelva a brillar... como en los viejos tiempos.
-Yo también. -dijo una, levantando la mano para hacerse visible entre todos.
-Y yo -dijo otra voz.
Los héroes no podían creer lo que estaban presenciando. Ademas de que fueron bien recibidos, les ofrecían ayuda. Por supuesto que aceptaron. Ambos se miraron y lo único que hicieron fue abrazarse. Este humilde acto de bondad y cariño era lo mínimo que necesitaba su fiel compañera, luego de vivir casi toda una vida que no merecía padecer.
***
Finalmente, los días pasaron y entre todos hicieron que Stonebriar recuperara su brillo. Se repararon ventanas, se pintaron puertas, recuperaron parte de los antiguos súbditos y encontraron nuevos. Estos últimos fueron, como una de sus primeras tareas, a recuperar las pinturas que habían quedado abandonadas en la torre. Si bien Iris ya no podía acceder a sus mundos creados en los distintos lienzos, sí lo podría seguir haciendo su amigo. La pérdida de sus poderes era algo personal que prefería mantenerlo en secreto, aunque haya decidido preservar sus pinceles y acuarelas como un hermoso recuerdo de su triste infancia. Y con respecto a Raven, nunca mas se supo de ella y de su poder sombrío. Desapareció al mismo tiempo cuando el corazón de Félix dejó de latir.
Sin embargo, no todo estaba perdido porque aun lo mejor estaba por llegar.
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