Capítulo 11 - El Despertar del Ave Fénix

"Supongo que ya conoces sus poderes. ¿No es encantadora? Ah, y lo que ves de mí es mentira, este no es mi aspecto verdadero. Debido al pacto que hice, como supongo que ves -el rey le señala con el dedo a las almenaras encendidas- no puedo estar en contacto con la luz, hija."

Cuando Félix resaltó la palabra "hija", Iris no pudo soportar más y explotó.

-Aun no entiendo porque tienes como rehén a Franklin.

-¡¡¡ A ESO VOY!!! - gritó él con todas fuerzas.  

"La luz se ha vuelto mi enemiga desde entonces. Por eso, para no recibir los rayos punzantes del sol, invoqué una maldición sobre todo Stonebriar para que sea siempre de noche. Si no fuera por Raven, no podría haberlo hecho. En fin, todo esto lo hice para buscarte. Tu amiguito no le quedó otra que confesar que tú, Iris, eres la hija que no pude ver durante todos estos años. Además, él fue testigo de la muerte de tu hermana Esperanza"

La niña no podía seguir soportando tanto dolor. El anciano aprovechó la situación para romper el silencio.

-Me parece que ya me puedes soltar ¿no? De todas formas, ya tienes lo que estabas buscando.

-Muy astuto de tu parte, pero aun no he terminado -respondió el rey, sarcástico.

"Desde que me enteré que Franklin sabía la verdad sobre Esperanza, tenía que borrarlo de mi vista. Durante todo este tiempo lo estuve buscando y, al parecer, terminaré matando a dos pájaros de un tiro."

Sin que nadie lo esperara, Frank aprovechó para darle un fuerte pisotón a su captor, que se encontraba débil, y correr. Pero antes de dejarla a solas con su progenitor, le había susurrado que se quedara tranquila. Sin embargo, ella estaba paralizada... ¿De miedo? Tenía una mezcla de sentimientos y no sabía como actuar ante semejante amenaza.

-Dios, ayúdame por favor. Tú escuchas mis plegarias. No quiero morir, tengo una vida por delante... -rezaba en silencio la niña.

Sus oraciones fueron interrumpidos por el llamado de su padre. En ese momento, su fiel compañero, que estaba a escondidas de todo, hizo un boceto de un ave, contorneado de un color naranja: EL AVE FÉNIX. Con un simple soplido, una silueta anaranjada apareció y se dirigió en la espalda de Iris, mientras que la espalda del rey, contestando al llamado la mismísima Raven, estaba cubierto de una sombra que simulaba un gran cuervo.  

De repente, la infante sintió algo en su interior, donde todos sus temores iban desapareciendo. Involuntariamente, alzó sus brazos al cielo y poco a poco se fue transformando en un ave resplandeciente, cuyo color se iba tornando a un rojo carmesí. En cambio su contrincante, ante el poder del ángel caído, recuperaba su aspecto jovial.

-¿Unas últimas palabras?

-Nunca me inclinaré ante un tirano como tú.

-¡Arghhh!

Seguido del gruñido, ambos, transformados en sus respectivos animales voladores, plegaron sus alas y se elevaron hacia lo mas alto que pudieron, dejando la almenara sin encender. Una lucha familiar, una misma sangre. Un hombre y una mujer en una batalla aérea. Los ciudadanos, perplejos y asustados, observaban a escondidas semejante espectáculo: luz y oscuridad, luchando por el futuro de Stonebriar, mientras escuchaban fuertes y feroces graznidos de aves. El único que estaba feliz por lo que sus ojos veían era "El Niño del Barrilete Rojo". Lo disfrutaba, como sabiendo lo que ocurriría a continuación.

Mientras tanto, padre e hija aleteaban sus grandes alas, volando en círculos. Inmediatamente, la silueta oscura, poco a poco, fue aumentando de tamaño. Sin embargo, ella no se quedaría atrás. Recordando por todo lo que tuvo que atravesar, no se iba a rendir tan fácil. Si tenía que hacer justicia por su madre, lo haría... a pesar de las terribles consecuencias.

Desde la almenara solitaria, Franklin rogaba que su amiga saliera viva de este infierno, porque con tan sólo 11 años, los únicos compañeros de vida que tuvo la niña los conoció en sus pinturas que funcionaban como portales. Cada uno de ellos le había dejado distintas enseñanzas para que las pudiera aplicar y ser la persona que es ahora. Y en ese momento, las iba recordando todas, provocando que nada ni nadie la detendría. Así que, en el cielo, tomando mucho valor, lanzó un fuerte graznido.

-No me asustas con esa silueta -diría Iris, si tradujéramos el idioma pájaro.

-¿Ah no? Conoce la furia de un verdadero hombre -amenazó el adulto.

-Con tu sed de venganza jamás podrás derrotarme porque nunca tendrás lo que tengo yo: esperanza.

Y al decir esta última palabra, Félix apreció en los ojos de ella el rostro de Esperanza. Esto le produjo un estremecimiento bastante fuerte para él, perdiendo el equilibrio. De esta manera, la niña pudo sacar ventaja, dándole un puntapié final.

-¿Hija?

De repente, una luz cegadora inundó por todo Stonebriar. Los ciudadanos no sabían que fue lo que había pasado realmente. Solo tres personas: Iris, Franklin y "El Niño del Barrilete Rojo".


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