Capítulo 1 - Milagro Desafortunado

Luz y oscuridad. Luz proveniente de las ventanas de los diferentes hogares y oscuridad porque era de noche. En las calles de tierra y con una gran luna iluminando, se encontraban dos personas yendo a la par.

-Creo que no voy a llegar -se quejaba Katherine.

-Paciencia, Majestad -respondía Franklin-. Ya estamos cerca.

Katherine, reina de Stonebriar, estaba por dar a luz. Una mujer joven, fuerte, que ha dado lo mejor para el pueblo y en el momento que mas ayuda necesitaba, no había nadie, a excepción de Franklin. Él ha sido siempre su íntimo amigo durante muchos años y a pesar de la gran diferencia de edad que le llevaba, nunca lo había defraudado. Eran de esas personas que con una simple mirada te decía todo.

Caminando siempre a la par, llegaron a un hospital y automáticamente una enfermera se había acercado, al reconocer a su Majestad. En cambio, Franklin tuvo que quedarse en la sala de espera. Él era una persona paciente aunque su cara demostraba angustia. Ambos estaban escapando de Félix, rey de Stonebriar y marido de Katherine, quien deseaba con ansias tener un hijo para heredar su trono y que no pudo conseguirlo. Su ambición de poder lo llevó a convertirse en una persona tirana, motivo por el cual Kate escapa del castillo real, junto a su amigo, para poder dar a luz, sin que su esposo sepa el sexo durante tantos meses.

La espera parecía jugarle en contra pero luego de varios minutos, la enfermera se acercó a hablar con Franklin.

-¿Usted es pariente de su Majestad? -preguntó. 

-Amigo cercano -le respondió.

-Necesito algún familiar de sangre por cuestiones de trámites...

Él, con su cara de tristeza, le quiso demostrar que no había nadie cerca o familiar de su Majestad y que se ofrecía para ayudarla, en todo lo que hubiese sido necesario. Ella, al no ver a nadie mas, comprendió el gesto del anciano.

-Bueno, puede pasar a verla... pero solo 5 minutos.

Sin dudarlo, entró y vio directamente a su Majestad junto al bebé recién nacido, ya que la sala no tenía tantos aparatos y elementos que hayan podido obstruir su visión.

-Acércate, por favor -le suplicó, en voz baja. 

Su amigo le hizo caso y escuchó atentamente.

-No te asustes con lo que te diré, pero quiero que hagas algo muy importante. No solo por mí, sino por el bien de la ciudad.

Después de las palabras de Katherine, un milagro y una desgracia transcurrieron a la vez. Franklin se vio encargado de cumplir una misión arriesgada, debido a su avanzada edad, pero lo asumió con seguridad. Finalmente, con permiso de la Reina de Stonebriar y del hospital, se llevó a la única esperanza en su mundo desafortunado: IRIS.

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