9: ♡Brindis♡

Capítulo dedicado a LectoraBetta

Gracias por el gran apoyo que les das a mis libros, de verdad valoro mucho tu compañía en esta travesía.

Espero que disfrutes el capítulo y le dejes saber tus opiniones con respecto al cap.

Con cariño, Ana.❤

☆☆☆

Me levanté de mi silla cuando recibí una llamada a mi extensión, por parte de Hanna. Jim me miró curioso cuando me vió levantarme de la silla, pero lo ignoré y me encaminé hasta la puerta de la jefa. Toqué la puerta y recibí el amable "adelante" e ingrese a su oficina.

—Buenos, días, Hanna. ¿Para qué querías verme?

—Oh, Kennedy. Siéntate por favor —acaté su orden y me senté frente a ella —. Verás, acabo de colgar una llamada con un gran colega mío que leyó tu nota y me acaba de decir que él tiene algunos documentos sobre el caso que publicaste y que nos podrán ayudar a responder las preguntas de la gente que supo de este cruel evento.

—Genial, Hanna. ¿Cuándo lo puedo ver?

—Él irá a la cena de mañana, ahí podemos hablar con él y formar el caso para que la gente se enteré de lo que pasó y como concluyó todo.

—Estoy de acuerdo.

—Bueno, pues eso seria todo.

—Gracias, Hanna.

Salí de su oficina con una gran sonrisa.

♤♤♤

—¿Para que te llamó la jefa?

Dejé de comer mi fruta y miré a Jim, quien estaba sentado frente a mí en la mesa de la cafetería, estábamos comiendo hasta que él rompió el silencio. Tomé una servilleta y me limpié la boca, cogí mi vaso de jugo y suspiré, pasándome el bocado.

—Mañana en la cena que organizó, estará un colega suyo que tiene información que podrá ayudar ha que mi nota se desarrolle y darle a la gente una respuesta a lo sucedido.

—Entiendo, entonces tendrás que seducir al hombre para que te dé la información. —parecía serio cuando lo dijo y me hizo reír.

—No, tonto, jamás haría eso. —seguí comiendo mientras negaba divertida.

♧♧♧

—Por Dios, Keny. Te ves preciosa.

Últimamente y luego de aquel beso que nos dimos en su apartamento, los piropos de Jim, me hacían sentir triste y no por que no me gustaran, sino por que me había dado cuenta que estaba desarrollando sentimientos por él. Y eso no era nada bueno, ni mucho menos sano. Al menos para mí, ya que él si me seguía viendo sólo como su muy mejor amiga.

Y sólo eso.

Además, no podría estar nunca con él, simple y sencillamente por que tuvo su momento con Katy, y yo no podía estar deseando lo que por un día fue de mi hermana gemela.

Le sonreí de lado y dejé de apretar mi bolso sobre el pecho. Tomé aire y me acerqué hasta él con valentía. Su olor mentolado me hizo aspirar fuerte cuando estuvimos frente a frente.

—¿Nos vamos?

Jim espabiló ante mi pregunta y asintió, abriéndome la puerta del auto.

—¿Segura qué no planeas seducir al hombre para que te dé la información?

—Basta con eso, te he dicho que no.
—rodé los ojos.

—Es que te ves, Wow. Estas hermosa y seguro que harás babear a más de uno.

—No seas exagerado.

—No exagero, si fueras mía no te dejaría sola en ningún momento. —su confesión me agarró en curva y me hizo sonrojar de sobremanera.

Carraspeé y me dejé caer sobre el asiento del copiloto.

—Ya no sigas, mejor cuida que ese hombre no quiera obtener algo más de mí, ha cambio de la información que nos prometió.

—Lo haré, no dejaré que intente nada, Keny, te lo juro. —prometió, cerró mi puerta, rodeó el carro y cuando estuvo sentado a mi lado, metió la llave y encendió el auto.

Y así nos fuimos rumbo al evento que Hanna había organizado.

El trayecto hacia Charles Street, fue rápido, pues en veinte minutos ya estábamos allá y veníamos subiendo por el ascensor.

—¿Crees que habrán mujeres lindas con las que pueda tener un polvo?
—preguntó repentinamente, el imbécil.

No lo miré cuando le respondí:

—No sé, ni me interesa.

—Keny, ¿te pasa algo?

Finalmente lo miré.

—No, ¿por? —elevé una de mis cejas.

—No lo sé, desde la cena en mi casa te he notado muy cortante conmigo, ¿estamos bien? —me miró inquisitivo.

¿Cómo responderle esa pregunta?

Claro que no estábamos bien, o al menos yo no lo estaba y tenía que obligarme a que lo estuviera. Forcé una sonrisa y asentí con amabilidad.

—Claro, ¿por qué no lo estaríamos?

—No lo sé, creí que tal vez era por el beso que te dí en mi apartamento.

Y con eso mi sonrisa se borró y me tensé. Gracias a Dios las puertas del ascensor se abrieron y bajé rápidamente de la caja metálica sin esperar al pelirrojo.

—¡Keny...! —me llamó pero me afané para no mirarlo.

Cuando llegamos a las puertas del salón, choqué con un cuerpo que estaba obstruyendo la entrada ha dicho lugar.

—Lo siento. —le dije al hombre grande, sin mirarlo y lo esquive.

Jim me alcanzó antes de que subiera las tres escalinatas que nos llevaban directamente al área de las mesas y me tomó del brazo con delicadeza.

—Ves como si te pasa algo. —me giró a él y me miró con severidad.

Mi mirada viajó por toda su cara, desde el inicio de sus cejas claras, sus ojos grises, su nariz respingada y sus labios rojizos que le hacían contraste a su cabellera. Y ahí me quedé, prendada de sus labios, esos mismos que me hicieron delirar cuando me besó y que ahora no podía seguir fingiendo que no me afectaba.

Quería besarlo otra vez.

Y al parecer, no era la única que lo deseaba, pues su mirada también estaba posada sobre mis labios que había pintado de un rojo pasión que le hacia contraste al vestido rojo que se había ceñido perfectamente a cada curva de mi cuerpo.

—Quiero hacer esto, Keny. —susurró con la voz débil.

Su mano soltó mi brazo y dio un paso al frente, ahora tomó mi nuca y lo sentí inclinarse lentamente a mi cara. Iba a besarme y yo estaba deseosa de que lo hiciera, sus labios se rozaron con los míos entreabiertos y...

—Jeremy y Kennedy —la voz irreconocible de Hanna, nos hizo alejar como si fuéramos la peste. Sonrió sorprendida —. Vaya, vaya, quien diría que en realidad son mucho más que amigos y colegas.

Ambos miramos a la mujer que nos sonreía con sorpresa, pero al mismo tiempo con amabilidad.

—No es lo que parece, Hanna. —le urgí rápidamente con nerviosismo.

—¿En serio?

—Si, es que ha Keny se le metió una basura al ojo y le iba a soplar. —inventó Jim, rápidamente con un argumento "creíble".

—¿Y la basurita se le corrió a la boca? Por que juraría que estaban a punto de besarse sus labios.

Sentí que me fui poniendo roja como tómate.

—Oh, no, para nada, él es mi amigo y nada más. —sentí la mirada del pelirrojo puesta en mí, pero no lo miré.

La mujer que portaba un vestido verde botella y zapatillas de un tono plateado con una hermosa correa con pedrería, sonrió de nuevo y asintió, pasándonos de lado.

—Fingire que les creo, pero si algo personal está pasando entre ustedes dos, les pediré que en horas laborales no pueden estar de románticos, ¿les quedó claro? —nos señaló con su índice.

—Oh, descuida Hanna, somos sólo amigos y nada más. —le repitió el pelirrojo, mientras se acomodaba el traje de sastre en color negro que usaba para esta elegante cena.

—Cómo sea. —Hanna le restó importancia con la mano y se perdió por la puerta principal del salón.

Suspiré profundamente y acomodé mi melena negra hacía atrás.

Jim me sonrió y acercándose nuevamente hacia mí me ofreció su brazo, lo tomé y juntos nos acercamos a las mesas donde varios reporteros y periodistas profesionales, estaban en un mismo lugar.

No evité apretar mi mano sobre el brazo de Jim, y él me miró con preocupación ante aquella reacción.

—¿Qué pasa, Keny?

Exhalé lentamente y mordí mi labio.

—Bueno, es que me siento un poco abrumada de ver a todas estas personas tan talentosas reunidas en este lugar.

Jim sonrió y me hizo avanzar con cautela hacia nuestra mesa asignada.

—Buenas noches. —dijo el pelirrojo en cuanto llegamos a la mesa que compartiríamos con...

—Oh, por Dios, no lo puedo creer, eres Marlon Porter. —espeté entusiasmada.

El nombrado dejó de ver su celular y levantó la mirada hacia mí, me sonrió y se puso de pie con elegancia y amabilidad.

—Buenas noches, señorita, un gusto conocer ha tan bella admiradora.

—Soy Kennedy Anderson.  —me presente con apuro.

Tomé su mano en cuanto me la tendió y sin yo esperarlo, se llevó mi mano a sus labios y me besó el dorso.

¡Ay madre!

Marlon Porter, era un periodista y presentador de noticias rojas, que ganó fama y popularidad al dar ha conocer el caso del que yo he vuelto a hablar en mi nota. Así que suponía que él sería quien tenía la información que iba a necesitar para terminar con mi columna periodística.

—Keny, aquí todos somos colegas, asi que ya no alardees. —me susurró Jim, sosteniendo la silla para que me sentara.

Carraspeé un poco avergonzada y tomé asiento, quedé sentada junto a Marlon y Jim. El hombre de melena castaña con algunas canas, se giró a mirarme con atención y me sonrió de nueva cuenta.

—¿Así que tú fuiste la mujer que tocó el tema que quedó olvidado hace nueve años?

Metí un mechón de mi cabello largo tras la oreja y asentí nervuda al sentirme observada por todos los que nos acompañaban en esta mesa.

"Son tus colegas, Keny, tranquila. Eres una de ellos".

—Así es. —admití con seguridad.

—Bueno, pues me alegra que lo hayas sacado nuevamente a la luz, por que ese caso nunca se esclareció. De hecho, hay muchas especulaciones de que todos los involucrados están en un psiquiátrico y no lo pongo en duda —se acomodó en la silla y suspiró —. Ese caso fue de locos y muy espeluznante, cuando lo cubrí, juro que me sentía vigilado por alguien.

Jim tomó mi mano bajo la mesa y le dió un ligero apretón.

—Marlon, querido. Deja de meterle miedo a mi nueva estrella —Hanna se paró detrás de nosotros y nos tomó de los hombros —. No le hagas caso, Keny, estoy segura de que la gente te va a amar cuando sepan lo que pasó en realidad con esas personas —miró a Marlon —. ¿Le trajiste la redacción de la nota?

—Claro, esta en mi auto, cuando termine la cena y el Brindis, se lo entregaré.

—De acuerdo —ahora Hanna me miró a mí —. Cuando Marlon te entregue el archivo del caso, lo lees, minimizas lo que consideres como respuestas y lo mandas a las oficinas de redacción, donde un equipo de editores con ayuda de la computadora, las acomodaran en las páginas de lo que será el periódico de la próxima semana.

—Sé como se maneja, Hanna. —le avise con gentileza.

Hanna se llevó la mano a la frente y negó apenada.

—Lo siento, es que eres muy joven y estoy un poco ebria. Por eso intento guiarte, pero creo que ya conoces el camino al éxito. —me guiñó.

Le sonreí y asentí.

—Lo conozco, confía en mí, no te decepcionaré.

Luego de presentaciones, alardes, risas, bromas, bailes y de más con mis nuevos compañeros, la noche se tornó divertida y cuando la recepción en el salón terminó, fui a buscar a Jim, ya que en plena pista de baile se me había perdido.

—Hola, ¿has visto a Jim?

—Oh, si, esta adentro del baño. —me respondió Heather, una colega líbanesa que por lo que me contó, huyó de las dictaduras de su país machista.

—Gracias.

Me despedí de ella y caminé a los baños, entreabrí un poco la puerta del baño de caballeros para apurar a mi colega, pero unos jadeos y risitas excitantes, me hicieron quedar frita en el lugar.

—¡Oh, dame más, bebé!

Gimió una mujer con la voz extasiada, mientras se escuchaban unos golpecillos.

Y si, mi corazón se comprimió dentro de mi pecho y sentí cómo el dolor me invadió. Pero sabía que no tenía ningún derecho en reclamarle nada a mi fotógrafo, por que simplemente yo no tenía ningún derecho y él era libre de tener sexo con quien quisiera.

Me dí la vuelta lista para irme con el corazón adolorido, pero cuando giré me llevé las manos a la boca para ahogar un grito del susto.

—¡Mierda, casi me mata del susto!

—No fue mi intención, sólo quería pasar al baño de caballeros. —pronunció el hombre alto, al que por cierto no me molesté en ver a la cara, pues no quería que viera mis ojos empañados.

Me tragué las lágrimas y asintiendo ante su defensa, me hice a un lado y lo dejé pasar. Maldije al saber que Jim tenía las llaves de mi auto y ahora no tenía como irme a casa, pues lo que menos quería era que él viera mi estado deprimente por sus puterías.

Caminé por el salón, obligándome a sonreírle a todos aquellos que me saludaban y me felicitaban por el impulso que desató mi nota de hace tres días.

—¡Oh, aquí estás! —una mujer de cabello cano y gafas redondas, me tomó del brazo y me llevó rápidamente hacia lo que era el escenario —. Sube.

—Creo que me está confundiendo, yo no...

—¿Eres Kennedy Anderson, cierto?

—Si. —fruncí el ceño.

—Entonces no hay confusión, niña. Sube al escenario, anda. —me dio un ligero empujón y con la ayuda de Marlon que me te tendió su mano, subí.

—¿Qué pasa? —le pregunté a Marlon, quien me sonrió con gentileza.

—¿Nadie te dijo, cierto?

—¿Decirme qué? —fruncí el ceño.

—El periódico triplicó sus ventas a nivel nacional e internacional y eso fue gracias a tu nota.

—Pero si yo apenas...

—Le quitaste la corona al Red Time —continuó el hombre con alarde —. Esta velada fue hecha para ti, Kennedy.

—¿Qué?

—¡Démosle un fuerte aplauso a la nueva periodista estrella que rompió con las ventas! ¡Ella es, Kennedy Anderson!

Salí detrás de bambalinas y me incorporé al escenario donde Hanna y otros hombre la acompañaban. Todos silvaban y gritaban efusivos.

—Hanna.

La nombrada me tendió su mano y la tomé, y ella las alzó en el aire.

—¡Por eso quiero hacer este brindis en su honor! ¡Kennedy, eres una gran periodista y nuca dejes que nadie te diga lo contrario! ¡Salud!

—¡Salud! —gritaron todos, justo cuando una camarera me tendía una copa y brindé con los demás.

Jim apareció en mi campo de visión, lo ví susurrarle algo a la mujer con la que folló en el baño y ambos rieron, luego ella le acarició su cabello y lo besó castamente.

Cuando se dio la vuelta, fue que la vi, la mujer con la que se volvió a enrollar era nada más y nada menos que Laura, mi ex mejor amiga y su ex novia. Si, esa Laura, la que se folló a mi ex prometido al estilo de 50 sombras de Grey.

—¿Kennedy?

Miré a Hanna y negué con los ojos empañados.

—Lo siento, discúlpame, no me siento bien.

Bajé del escenario a toda prisa y caminé a la salida sin ver a nadie. Ni siquiera me importó dejar a Jim con las llaves de mi auto, ya vería como me las arreglaría.

—¡Kennedy, la información!

—Yo te busco, Marlon.

Y dicho eso, salí del establecimiento y anduve sin rumbo fijo por la calle.

♥︎♥︎♥︎

Weno. Déjenme sus comentarios y no olviden dejarme su estrellita, que son mi impulso para seguir esforzándome al máximo. 🙏💐🥰❤

Con cariño infinito, Ana.💃❤

Pdt: les tengo una sorpresita. 🤭😉😄

¿ESTÁN LISTAS?🔥😈

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