7: ♡Nota roja♡

Capítulo dedicado a SilvanaCasse
Hermosa, aquí se resuelve tu duda, ya sabrás sobre la nota que publicará Kennedy. 🚫

Espero que disfrutes del cap, gracias por todo tu apoyo.❤🙏💐

Con cariño, Ana.

☆☆☆

Le sonreí a mi imagen a través del espejo y tomé mi maletín, di un pequeño aplauso y salí más que satisfecha.

Tenia que causar una primera impresión en mi primer día de trabajo en la nueva prensa y presentía que así sería.

Jim y yo habíamos logrado abrirnos un puesto en el Black Time, la competencia del Red Time, de donde me echaron hace casi un mes. Llegamos en veinte minutos a nuestro nuevo empleo y al llegar a la oficina de la dueña, esta nos recibió con suma humildad y amabilidad.

—¿Así que tú eres Kennedy Anderson?

—Si, señora. Soy yo.

—Llámame Hanna —pidió con amabilidad —. Leí muchas notas tuyas en el Red Time, ¿cómo fue que te dejaron ir?

—Bueno Hanna —la tuteé —La verdad es que me echaron y es por eso que...

—Entiendo, pero es mejor que lo hayan hecho, por que ahora gracias a eso, ya eres parte de mi equipo. —me guiñó amable.

Hanna era una mujer de tez blanca, ojos grandes y de un violeta exquisito, pelo quebrado y de un chocolate oscuro, pecas tenues en la nariz, pestañas largas y negras y la verdad era una mujer muy bonita.

—Gracias. —le sonreí genuina.

—¿Y tú eres...? —dirigió su mirada violeta a Jim.

—Soy Jeremy Lohan, señora...

—Hanna. —lo corrigió también, sin borrar esa aura de simpatía que al parecer la caracterizaba.

El pelirrojo asintió.

—Hanna, es un gusto, soy el fotógrafo personal de Keny.

La mujer madura elevó su ceja y sonrió mirándonos a ambos.

—Vaya, no creí que las periodistas tuvieran a sus propios fotógrafos. Que genial.

—Si, es muy genial trabajar con alguien como él. —le sonreí a Jim un tanto nerviosa y él sólo me guiñó.

—Y dime, Kennedy, ¿qué nota piensas publicar para darte a conocer en el Black Time?

—Oh —saqué del maletín negro la carpeta que traje conmigo, sobre mi nota que sé que llamaría la atención de esta mujer y se la tendí con una gran sonrisa —. De hecho es una Nota Roja, habla de un tema que hace años no se escuchaba y creo que la gente tiene derecho a saber lo que pasó en este caso tan macabro y de si hubo o no justicia para estas personas.

Mi nueva jefa asintió y comenzó a hojear la carpeta con sumo interés, Jim, quien estaba parado a mi lado, me guiñó y esperamos pacientes a que la dueña terminara de leer lo que sería mi nuevo artículo en el periódico.

—Vaya, tienes razón, había olvidado lo que les pasó a estas personas. Sólo se supo que eran mafiosos y que estas personas eran rehenes. Todo esto se supo racias a un colega, que publicó la nota en su momento —recordó Hanna, luego suspiró —. Bien —me devolvió la carpeta y sonrió —, lo publicaremos hoy mismo y saldrá mañana en la Nota Roja.

—¿De verdad? —le pregunté aún abrumada por lo rápido que fue convencer a esta mujer con ese artículo.

—Por supuesto Kennedy, eres una chica muy talentosa y ya quiero que la gente lea la nota de mi nueva estrella. Pero eso si —nos señaló a ambos con su bolígrafo —, la gente querra saber más sobre este caso, así que les recomiendo que consigan más información al respecto, por que como se los dije, este caso fue muy discreto y mucha gente quedó confundida por no saber más de aquella mujer.

—Claro que si, jefa, así lo haremos. —le aseguró Jim, con una gigantesca sonrisa.

La mujer nos sonrió y nos señaló la puerta de su oficina, para que nos pusieramos manos a la obra. Y así lo hicimos, le dimos una vez más las gracias y nos fuimos en dirección a nuestro nuevo cubículo de trabajo.

—Ves, te dije que todo iba a salir bien.

Asentí ante las palabras de Jim y me dejé caer sobre mi silla, puse la carpeta sobre mi pequeño escritorio y tomé mi botella de agua; necesitaba hidratarme.

Jim se sentó en la silla detrás de mí, ya que literalmente a él también le habían dado su propio cubículo a
detrás del mío. Así que sólo tenía que girar mi silla para verlo si surgía alguna duda, o viceversa.

—¿Quieres cenar conmigo esta noche para celebrar? —susurró el pelirrojo.

Dejé de mirar los documentos que tenía que revisar y justo como lo dije, sólo giré mi silla y lo ví de frente.

—¿En un restaurante o en tu casa?
—susurré también por lo bajo y cubriéndome con las hojas, a modo de chismosear.

Jim sonrió, sabiendo que ya había aceptado su propuesta.

—Podemos cenar en mi casa, si quieres.
—propuso, con una agradable sonrisa.

Encogí los hombros y asentí.

—Esta bien, que sea en tu casa. ¿Me prepararas ese delicioso Ratatouille?

—Por supuesto, cuenta con ello pero tú me ayudarás esta vez.

—De acuerdo. —entrelazamos nuestro meñique en modo de sellar nuestro pacto.

El resto del día seguimos trabajando, entre correcciones y pláticas discretas con nuestros compañeros que nos cuestionaban sobre cosas triviales. Finalmente la hora de salida llegó y junto a mi amigo salimos con dirección a su apartamento para preparar esa deliciosa ratatouille.

—Pasa. —me pidió, haciéndose a un lado para dejarme entrar primero.

—Gracias. —puse mi bolso y el maletín sobre el diván que tenía cerca del corredor.

—Iré a cambiarme para preparar la cena, no tardo y por favor Keny, sabes que éstas en tu casa y puedes tomar lo que quieras.

—Gracias, Jim, anda que ya tengo hambre y ese Ratatouille no se hará solo. —lo apresuré, besándole la mejilla.

El pelirrojo sonrió y se fue trotando por el pasillo que lo llevaba a su habitación. Solté un suspiro y me encaminé hasta la cocina, tomé el delantal que colgaba del percho y me lo puse. Luego fui hasta el lavabo y me lavé las manos para empezar a preparar lo necesario para la cena.

El ratatouille se preparaba con berenjena, calabaza, albahaca y jitomate así que tomé esos ingredientes del refrigerador y me puse a lavar y desinfectar las verduras. Jim apareció detrás de mí, me tomó de la cintura y me besó el cuello, haciéndome exaltar por la sorpresa.

—Lo siento —se excusó, soltándome y parándose a lado de mí —, no quise espantarte sólo que te vi tan concentrada en lo que hacías que me dio ternura.

Resoplé, cerré el grifo y me sequé las manos en el delantal, poniendo la verdura limpia sobre la encimera.

—Pues cuando vuelvas a sentir ternura de verme apurada por querer comer, no me espantes y mejor ponte a ayudarme, okey.

Jim se mordió el labio inferior, en dónde llevaba un piercing en el costado de su boca y asintió.

—Prometo no volverte a asustar y ayudarte en lo que haces cuándo me des ternura.

Sonreí satisfecha y asentí.

—Buen chico, ahora anda, hay que picar esto para que la cena esté rápido.

—Muy bien, pues empecemos.

Con la ayuda de un cuchillo, Jim cortó la berenjena en rodajas de grosor mediano. Colocó las rodajas en un recipiente amplio, le virtió el agua y la sal de grano

Dejamos reposar por 20 minutos. Y durante ese tiempo notamos que la berenjena comenzó a soltar un jugo de color obscuro

—¿Qué es eso? —lo cuestioné al ver ese tono en el recipiente.

Jim dejó de nuevo el bold sobre la barra de la cocina y me explicó con paciencia.

—Esta acción se conoce cómo desflemar, y ayuda a que la consistencia del vegetal se vuelva más suave y su sabor se vuelva menos fuerte.

—Oh, ya.

Jim me sonrió y me entregó el bold.

—Escurre ese liquido en el fregadero, ayúdame a enjuagarlo y hay que reservarlo.

—Bien. —hice lo que me pidió y cuando terminé, volví ha acercarme a él.

El pelirrojo estaba encendiendo el horno para que se fuera precalentando ha 180°C. Luego me sonrió cuando me encontró mirando con atención lo que hacía y volvió a su labor de chef.

Y cómo yo ya no sabía que hacer, apoyé mis codos sobre la barra y con mis palmas sostuve mi mentón, mientras miraba fascinada la preparación.

Cortó el tómate y la calabaza en rodajas de grosor mediano y también lo reservó. Yo me mantuve como espectadora, mirando hambrienta cada movimiento que hacían sus manos. Cada cierto tiempo me pasaba la lengua por los labios, queriendo ya saborear ese platillo que era mi debilidad.

En un molde circular, virtió y distribuyó el aceite de oliva, la salsa de tomate que yo había preparado tal y como él me lo dijo. Acomodó una cama de berenjena, una de tomate y una de calabaza, una tras otra alternadamente hasta que llenó el molde.

—Siempre es bueno que comiences de afuera hacia adentro, ya que esto ayudará ha darle la forma deseada al platillo. —me explicó mientras preparaba el molde, luego tomó dos frascos de su especiero de metal y le echó lo que noté como la sal y pimienta.

Creo que eso lo usaba para sazonar.

Una vez que terminó, me pasó el molde perfectamente preparado y lo metí al horno. Lo dejamos hornear por 35 minutos, a 190 °C. La idea principal y por lo que Jim me explicó, era dejar que la verdura comenzara a rostizarse para darle esa deliciosa textura a mi platillo favorito.

—¿Quieres un bourbon?

—Claro.

Mi buen amigo se limpió las manos y fue hasta su mueble que era especialmente para todos los vinos que Jim guardaba. Tomó dos copas y se acercó de nuevo a mí, me tendió la copa con el líquido y me sonrió.

—Brindemos, por nuestro primer día de trabajo en el Black Time.

—Y por que la nota de mañana sea un éxito. —le guiñé.

—Que así sea, salud. —apremió él, chocando delicadamente mi copa con la suya.

Nos habíamos acabado casi toda la botella del bourbon, entre risas y pláticas triviales, cuando el minutero sonó, avisando que el tiempo de cocción ya estaba listo.

El pelirrojo tomó sus guantes de cocina y sacó el refractario con el guiso perfecto y doradito. Olía delicioso.

—¿Quieres ayudarme a decorar con la albahaca? —me preguntó él, poniendo el guiso en la barra de cocina.

—Por supuesto. —remangué mis mangas de mi blusa y con las manos limpias, puse las hojitas de albahaca.

Le pedí permiso para tomarle una foto ha esa obra de arte culinaria y luego la subí a mi historia de instagram.

Nos sentamos sobre la Isla de la cocina y Jim me tendió mi plato con esa perfecta ratatouille que le quedaba riquísima.

—Ahora si, disfrútalo Keny.

—Igualmente, Jim, buen provecho.

♤♤♤

—Listo, he terminado. —me quité los guantes de hule y le sonreí a Jim, mientras dejaba los guantes en su lugar.

—Te dije que no tenías que hacerlo, Keny. —refutó, tomando mis mejillas y besando mi frente.

Le sonreí.

—Claro que tenía que hacerlo, además, no fue difícil lavar unos cuantos trastes.

—Hueles mucho a alcohol. ¿Te sientes muy ebria? —me miró detalladamente sin soltar mi rostro de sus grandes y tatuadas manos.

Arrugué el ceño.

—Nop. Me siento perfectamente.

—Que bueno, por que así te puedo besar sin que lo olvides mañana.

—¿Qué tú qué... —no terminé la oración, cuando sus labios ya se habían apoderado de los míos en un beso demandante.

Abrí la boca por mero instinto y él lo aprovechó para invadir mi cavidad con su lengua ávida. No me resistí y me dejé llevar por ese beso que me hizo arder los pulmones y profanar también en su boca. Su lengua con aquel piercing que llevaba incrustado en ese órgano muscular, me hizo cosquillas en mi lengua y el otro piercing de su labio era la cereza del pastel.

—Mmm...

Gemí en su boca sin querer queriendo y fue así como lentamente me fue soltando. Abrí lentamente mis ojos y me encontré con esos ojos grises diferentes a los míos. Me aparté rápidamente de él, cuando noté que incluso le había echado mis brazos por el cuello y lo había atraído más hacía a mí.

Llevé las yemas de mis dedos a mis labios, que hormigueaban aún con cinismo. Cómo si protestaran por un beso más.

Sacudí ligeramente la cabeza.

—Lo siento, yo...

—Tranquila, sólo fue un beso de amigos. No quise incomodarte, Keny. —me explicó, haciéndome sentir repentinamente dolida.

¿Y por qué me había dolido su aclaración?

Ni yo misma lo sabía y preferí no averiguarlo.

Bajé la mirada a su piso pulcro de madera y miré las puntas de mis zapatillas azules y la falda blanca tipo lápiz con una apertura en medio de la pierna izquierda, dándole un toque sexy para impresionar a la jefa.

Pero al parecer también había impresionado al pelirrojo, ¿o sólo era efecto del alcohol?

—Entiendo —mentí, no entendía nada, le sonreí de lado y volví a bajar la cabeza —. Sólo... no hay que hacerlo una costumbre, Jeremy.

Lo sentí acercarse y lo supe cuando en mi campo de visión, sus pantuflas se aparecieron frente a mí. Sentí sus dedos tibios con tatuajes de números, sol y luna, en mi mentón y me hizo mirarlo a la cara.

—Cuando me llamas por mi nombre sin abreviación, es por que estás molesta. Así que lamento si te incomode, es sólo que... olvídalo —dejó de tocar mi mentón y rascó su nuca, para posteriormente exhalar —. Ven, te llevaré a casa. —bajó su mano para atrapar la mía y llevarme a la salida.

Caminé un tanto ida, pensando en ese beso que me estaba taladrando la cabeza.

—¿Me besaste por qué soy igual que ella?

Mi pregunta lo hizo frenar y a mí, me hizo chocar con su varonil espalda. Me miró por encima de su hombro y liberó mi mano para girarse a mí.

—¿Qué? —me observó extraño.

Me mordí la mejilla interna y exhalé con lentitud. Bien, creo que si estaba un poco ebria, ya que en este momento me sentí armada de valor y elevé el mentón con suficiencia.

Estaba muy envalentonada.

—Ya me oíste, Jim. Me besaste por que soy igual a Katy —me crucé de brazos —. Nunca la superaste y crees que besándome a mí, puedes sentirla a ella.

—Keny, yo no...

Sentí mis ojos empañados, bajé la mirada y apreté mis parpados y me rogué no llorar frente a él. Dios, creo que estaba empezando a sentir algo más por Jim, ¿o era sólo producto del alcohol?

¿De la noche a la mañana podría pasar eso?

¿Podría una amiga, ver a su mejor amigo de otra manera?

¿Mis sentimientos podrían cambiar de un día para otro?

—No te preocupes, no me afecta que sigas enamorado de Katy, después de todo, fue el mejor polvo que tuviste. —le recordé burlesca, recordándole lo que me dijo aquella vez en el pasillo del campus, cuando nos conocimos por primera vez.

"Fuiste mi mejor polvo, preciosa".

Además, Jim siempre fue y será mi primer beso, aunque él no me haya querido besar a mí, sino a mi hermana.

El pelirrojo soltó un suspiro de alivio al verme sonreír y me sonrió de regreso.

—Sólo te aclaro que nunca he estado enamorado de tu hermana. Y si, tal vez tuvimos un momento en el pasado, pero ahí se quedó y lo prefiero así. Además, yo sólo veo a Katy cómo la gemala.

—Lo sé.

—Pero no está de más recordártelo.

Corrí al primer puesto de periódico que encontré en la calle y compré el periódico del Black Time. Pagué sin esperar mi cambio y regresé a mi auto.

Me monté de nuevo y cerré la puerta. Rápidamente comencé ha hojear el periódico hasta que llegué a la sección de noticias relevantes. Y encontré lo que buscaba.

Mi nota.

Leí y releí el párrafo grande que me permitieron tomar y sonreí agradecida al saber que esta noticia llegaría no sólo a nivel nacional, sino también al internacional. Sabía que con esto la calma que había estado en este caso, nuevamente se volvería ha agitar y la gente no tardaría en recordar lo sucedido y volverían a exigir respuestas.

Después de todo, nadie sabía que pasó con la mujer aterrada que aparecía en esta foto del periódico, y de la que Jim logró tomarle antes de que desapareciera sin dejar rastro.

Mi teléfono sonó dentro de mi bolso, cerré el periódico, saqué el teléfono y respondí.

●¡Por Dios santo, Kennedy! ¿Qué te dije acerca de no escribir una nota que pudiera molestar a los involucrados?

Resoplé al escuchar el regaño que mi hermana me daba en plena mañana y arruinando por completo mi buen humor.

●Es una buena nota, Katherine. Y en vez de estarme regañando, mejor felicítame por el buen trabajo que Jim y yo hicimos.

Resopló fuertemente.

●Ron Weasley, ¿Cómo no lo pensé antes? Sabía que tú y ese estúpido cabeza de cerillo trabajaban juntos, pero de verdad creí que él sólo era tu puto chófer.

●Deja de llamarlo Ron Weasley, su nombre es Jeremy Lohan. Y no, él jamás ha sido mi chófer, es una persona relevante en mis trabajos por que es quien me da las fotos para darle credibilidad a mis notas periodísticas.

Refunfuñé y pude sentir a través de la línea, como mi hermana rodaba los ojos.

●Cómo sea, Keny. El punto es que esa nota está tocando un tema muy delicado y que claramente el gobierno inglés cerró el caso por lo poderoso que era. Incluso estaba fuera de sus manos y presiento que tal vez los pejelagartos están detrás de todo eso.

Sonreí al saber que los "Pejelagartos" en su idioma, era su manera de referirse a las personas que según Internet, eran denominados como reptilianos.

●Te amo, hermana. Pero estoy segura de que todo saldrá bien y además, con esto estoy buscando que el caso se reabra y se pueda esclarecer todo lo que pasó hace ya casi una década. Hay muchos sobrevivientes y necesito localizarlos y rogarles para que me den su testimonio de lo sucedido.

Rió bajo.

●¿Y de verdad crees que las personas que sobrevivieron te darán su testimonio? Por favor, Keny, esa gente posiblemente este escondida al otro lado del mundo, ¿piensas recorrerlo para encontrar a la persona que sepa todo?

●Si con eso logro cubrir y esclarecer el caso, lo haré.

Tengo un mal presentimiento, hermana, cuídate mucho.

●Lo haré, te lo prometo, Katy.

♥︎♥︎♥︎

Ahhh... nada es lo que parece y el nuevo objetivo, ya está a la vista del Halcón.

Veremos que pasa, no olviden votar y comentar, de verdad lo valoro mucho. 🙏💐🥰❤😘

Bendiciones para dónde sea que te encuentres leyendo mis LOCURAS.

Con cariño infinito, Ana.🥰💃

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Serán Bienvenidas. 💐❤🙏

Nos leemos el viernes con más LOCURAS de Ana.🥴😜

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