28:♡No hay oportunidad♡

☆☆☆

Vienen varias personas y agudizo la mirada para poder localizar a mi gemala, hasta que finalmente la veo sentada en la mesa del rincón. Pero casi se me cae la mandíbula cuando veo lo que ha hecho con su cabello.

Caminé hacia ella con la boca abierta y cuando ella me vio, sonrió feliz, se puso de pie y me abrazó con fuerza.

—Aquí estás, creí que era mi reflejo pero luego recordé mi nuevo look. —dijo sin dejar de abrazarme.

Me separé de ella a la fuerza y me le quedé mirando aún sorprendida.

—¿Qué te hiciste en el cabello, Katherine Lily Anderson?

Rodó los ojos y me corrigió.

—Ahora mi nombre es, Erine Anderson.

Elevé una ceja.

—Déjame adivinar, ¿Tu nombre artístico?

—Así es. —sonrió orgullosa.

Resoplé.

—¿Y de dónde sacaste ese nombre?

—De mi nombre, Kath-erine, Erine. —lo dijo como si fuese tan obvio.

Bufé.

—Como sea, mueve el culo antes de que la prensa venga y de entre ellos lleguen mis compañeros para entrevistarte —la ayudé con una de sus maletas y tiré de esta mientras la llevaba de vuelta a donde Izan nos esperaba y quien por cierto hablaba con un chiquillo —. Oh, casi lo olvido —dejé de mirar a los castaños y me giré a verla —. Tengo escoltas que me cuidan las veinticuatro horas del día y justo el hombre que me está cuidando, él... me interesa, ¿sabes?

Katy apoyó su mano derecha en mi hombro izquierdo y me sonrió dulce.

—No voy a intentar ligarmelo, si te lo estas comiendo no te preocupes, sabes que yo respeto nuestro trato de no comernos lo que la otra ya probó. —me guiñó y me pasó de lado, dejándome con una sensación de arrepentimiento en el pecho.

Creo que lo mejor será que mi hermana no se entere de lo que pasó entre Jim y yo. No creo que se lo tomé nada bien, por que después de todo, ella y él compartieron cama y... mierda, soy una pésima hermana.

Caminé tras ella con la cabeza baja, hasta que un golpe seco en mi hombro me hizo sacudir bruscamente. Instantáneamente me llevé la mano a donde claramente me golpearon a propósito y miré mal a la persona que se chocó contra mí. Y cuando lo ví, casi me quedé petrificada.

—YA nashel tebya, krasotka. —dijo con esa voz ronca que ya había olvidado.

"Te encontré, bonita".

Se dio la vuelta y se echó ha andar incitándome a seguirlo. Y como la carne débil que era desde que conocí ese Pub, fui tras él, obediente.

—¡Adelántate, voy al baño! —le avisé a mi hermana, dándome la vuelta como todo una masoquista para seguir a mi verdugo.

Lo vi entrar a uno de los cuartos de cápsulas para personas que deciden alquilarlas y descansar en ellas. Cuando ingresé, una enorme mano tapó mi boca y me sofoque por que también cubrió mi nariz.

Instintivamente le rasguñé la mano y él me liberó y me giró para verlo a la cara. Tuve que echar la cabeza hacia atrás para poder verlo a la cara, mientras volví a coger aire.

—YA skuchal po tebe, krasavitsa. —besó mi nariz, pero me aparté de él y di un paso hacia atrás.

—No hablo ruso, imbécil. —mencioné lo que él ya sabía, así que sonrió socarrón y se aclaró la garganta.

—Dije que te eché de menos, guapa. Creí que después de tantos años, habías logrado dominar mi idioma, después de todo, amabas cuando te hablaba en mi lengua, te volvía loca.

Use todas las fuerzas de mi ser para no abofetearlo y escupirle su atractivo rostro de mierda.

—Pues ya no me gusta y odio que lo utilices para hablarme, es un idioma al que ya no le veo la gracia. —refunfuñe de mal humor.

Sonrió de lado.

Su acento tan varonil y sexy me hizo sentir las piernas gelatinosas. Mi móvil sonó dentro del bolso que colgaba cruzado por mi torso, lo rebusqué con la mano sin perder el contacto visual que tenía con el rubio de ojos azules. Encontré mi teléfono y estaba por responder la llamada, pero él lo impidió.

—Devuélveme mi teléfono. —dije hosca.

—Besamé y te lo doy. —apremió divertido.

Bufé y me crucé de brazos.

—¿Qué haces aquí?

Bajó la mano y resopló.

—La última vez que nos vimos, te dije que volvería por ti. —soltó como si eso fuera lo más sencillo de la vida.

Negué rotunda.

—Y yo te advertí que a tu infierno no iría más.

Vladimir dio un paso al frente, mientras instintivamente yo di uno atrás y así hasta que mi cuerpo chocó contra una de las cápsulas que estaban en fila y algunas incluso estaban cerradas.

Se inclinó hasta estar a mi altura y metió su rostro en el hueco de mi cuello y mi oreja derecha. Tragué saliva con dificultad, por que al parecer mi cuerpo seguía reaccionando a él. Lo recordaba como en los viejos tiempos y eso no era bueno.

—¿Dónde dejaste al incompetente de tu prometido, Kennedy?

Cerré los ojos cuando sentí la humedad de su lengua trazar ese camino que inició en mi lóbulo y terminó en el valle de mis senos. La respiración se me aceleró progresivamente. Mi teléfono seguía sonando insistente, pero simplemente Vlad, me tenía a su merced.

—No estoy... más con él. —mi voz temblaba entre lo excitada y lo asustada de su aura oscura, pues en el pasado él me enseñó lo importante que era compartir, así como también lo duro que es la convivencia en su mundo de mierda.

Ladeando su cabeza, unas hebras de su cabello dorado cayerón por su sien, de manera rebelde y viéndose tan sexy Sonrió posiblemente al ver la devoción que aun reflejaba muy en el fondo por él.

—¿Aún me amas, no? —ronroneó con voz seductora y ahora besó mi mejilla.

Tomé todas mis fuerzas para hacer lo que iba a hacer en contra de mi voluntad y lo aparté, sintiéndome molesta por hacerlo.

—Si no me casé con él, no creas que fue por ti. Ni al caso. —mi voz era "firme y segura".

El rubio emitió un sonido mordaz.

—Ya veo, creo que siempre tuve razón y te puso los cuernos.

—Gnit' —escupí a lo único que sabia decir en ruso.

"Púdrete".

Soltó una carcajada que me hizo mirarlo nuevamente embelesada. Sacudí la cabeza y me aclaré la garganta para espabilar de sus encantos letales.

—Lo tomaré con un si, simpatichnyy.

"Guapa".

Resoplé por la nariz, cansina.

—Te dejé claro la última vez que no quería volver a verte. —le recordé con amargura, mientras fingía que buscaba algo en mi bolso, solo para no seguir mirándolo a la cara.

—Y yo te dije que te encontraría hasta debajo de las piedras —dijo y justo sentí las yemas ásperas de sus dedos, tomando mi mentón y alzándolo para que lo viera. Suspiré cuando mis ojos hicieron nuevamente conexión con los suyos —, ¿sabes por qué? —negué y el concluyó —. Porque tu lugar es conmigo.

La ira me dominó, espantando el efímero deseo que sentí por él, segundos atrás. Me aparté de su agarre y resoplé por la nariz.

—Ya no soy la chiquilla que conociste, ahora soy una mujer que sabe la clase de bestia que eres.

Soltó una carcajada tan ronca, que casi me hizo lanzarme a él y devorarlo con la misma saña con la que él me devoró en el pasado.

—Nena, esa bestia es la que te enloquece y te hace cometer error tras error. ¿O ya olvidaste todo lo qué hiciste por mí? Fuiste mi títere favorito.
—intentó acariciar mis mejillas pero lo aparté de un manotazo.

Apretó los ojos con fuerza y luego sonrió con soberbia.

—Exacto, era manipulación, pero cuando me enamoré del chico al que me pediste "humillar", no te gustó cuando te dejé por él ¿o si?

Funcionó, su sonrisa se borró en un santiamén para ahora tomarme del cuello y pegarme a la puerta de plástico de la cápsula. Parecía enojado y sonreí triunfal aunque me estuviese estrangulando.

—¿En serio crees qué me dejaste por él?
—chasqueó la lengua —. No, preciosa. Yo te dejé ir con él, por que de otro modo los demonios de mi infierno te iban a terminar de consumir y de alguna forma, me gusta la luz que desprendes de ti —me besó ferozmente y mi lengua luchó con la suya, luego pegó su frente con la mía y suspiró al tiempo en que decía —. Eres iridiscencia en mi vida, moya koroleva.

"Mi reina".

—No sabes cuanto te odio, Vladimir Volkova.

Me tomó con fuerza de la barbilla.

—Yo te odio más, Kennedy Anderson. Pero mírame, aquí estoy, salvando tu lindo trasero por que me enteré que el imbécil de mi primo y su amigo italiano, te follaron en un Pub sexual de cruising y que les gemiste como la puta mosca muerta que eres.

Sus palabras me agarraron en curva y fue así como él me soltó.

—Eran... ¿mafiosos?

—Así es. ¿Te gustó follarlos?

—Me encantó. —verlo furioso ante mis recientes palabras, me hizo casi soltar soltar una carcajada, pero la contuve y solo le sonreí triunfal.

Quería sacarlo de sus casillas y al parecer lo estaba logrando.

—Te estuve vigilando todo el tiempo, Kennedy. No sabes todo lo que tuve que hacer para tenerte a mi lado. —espetó.

—¿Mataste a muchos en el camino?

No respondió, tomó uno de mis pechos y lo estrujó como en los viejos tiempos.

—¿Me viste follando con ellos, cierto? Por que eso te excita. El verme con otros que no eres tú, siempre fue tu puta debilidad. —recordé, mientras tomaba su mano y la apartaba y ahora yo pasé mis dedos por en medio de mis senos.

—Recuerdo como te sorprendió el lugar cuando entraste aquella noche, atrapé en tu mirada el recuerdo de lo vivido. —alardeó y luego lo vi tragar con rudeza.

—El swinger era lo tuyo, el cruising es lo mío. —lamí mis labios con seducción.

Pero así como su excitación se filtró, rápido la extinguió y dijo:

—Espero que no lo vuelvas ha repetir, Kennedy. Ellos te quieren tener a toda costa y tú me conoces y sabes que no lo permitiré. —me contempló con fijeza, haciendo que mi estómagos diera volteretas hasta que se me formara un nudo en él.

Dejé de tocarme y me puse seria.

—Ahora tengo escoltas, no pueden tocarme. Además, yo no me acuerdo de ellos, en ese Pub van muchísimas personas. —fingí ignorancia.

Sus ojos brillaron maliciosos.

—Pues permiteme recordarte. El rubio al que te montaste, es mi primo, y el que te dio por atrás, es su amigo italiano, ambos mafiosos que están unidos desde hace décadas. ¿Ya los recuerdas?

Seguramente los muy malditos, grabaron nuestro encuentro aquel día. Decidí no demostrarle que eso me enojaba y en cambio le guiñé un ojo, solo para molestarlo más; y si que funcionó.

—Fue una experiencia deliciosa. Y lo recuerdas bien por que tú estuviste ahí, mirándome como el puto enfermo que eres. —rematé.

Gruñó enfurruñado. Pateó la puerta y aunque me sobresaltó su agresividad, no me permití inmutar.

—¡Esto no es un puto juego, Kennedy!
¡Están como bestias buscándote por qué ahora los une una cosa más... tú!

—¡¿Y por qué si estabas ahí, no lo impediste?! ¡¿por qué no impediste que me los tirará?! —grité furibunda.

Atrapé el brillo malicioso que detonaron sus ojos.

—Porque necesitaba tener un motivo para matarlos y tú me lo diste. Y si, tienes razón, me gusta verte entregada a lo que te enseñé en mi mundo, ver como gimes y lo disfrutas me vuelve loco —puso su índice sobre mi frente con brusquedad, iba a quitar su dedo de mí, pero me tomó con fuerza de la muñeca y siguió presionando su huella dactilar en esa zona de mi cabeza —. Pero créeme cuando te digo que tus escoltas no son competentes para esta misión, necesitas de guerrilleros sanguinarios que no le tengan miedo a la muerte para protegerte. Por eso tienes un escuadrón de mi gente a tus servicios.

—No los necesito, maldito enfermo. —repliqué ofuscada.

Quitó finalmente su dedo de mí frente y me miró gélido.

—Oh, mi amor, claro que los necesitaras, así que no te preocupes, por que ellos también te están cuidando. Son muy leales a mí y sé que darán su vida por la tuya si es necesario. Y lo más importante, son letales y saben camuflajearse bien.

Mi corazón latía muy rápido dentro de mi pecho a causa del miedo que sus palabras me infringieron.

—Pe-pero...

—Para eso estoy aquí, como te lo dije, tú eres mía, Kennedy y no hay oportunidad para que ellos te encuentren por que solo yo puedo destruirte. Nadie más tendrá ese poder de acabar contigo, solo yo mi amor. —se inclinó y me besó con avidez, me colgué de su cuello y dejé que mi miedo se calmara con su boca.

Cuando el beso terminó, su frente cayó sobre la mía y con su pulgar, limpió la saliva de mis labios y sonrió malicioso.

—Ve, te estaré vigilando. Oh, y no quiero que te vuelvas a tirar al ex marido de mi prima.

—¿El ex marido de tu prima? —asintió —. ¿Quién es tu prima?

Me devolvió mi teléfono, mientras me giró hacia la puerta y me dio una nalgada. Lo fulminé y el sonrió socarrón.

—Vete si no quieres que te recuerde lo que es una buena follada con dolor.

—Imbécil. —tomé el pomo y lo giré.

Salí casi corriendo del cuarto, para dirigirme nuevamente a dónde había dejado a mi hermana y a mis escoltas. Cuando los divisé, pude ver que Izan, Dixon y otros más, ya no estaban en sus posiciones.

—¿Donde están los demás? —le pregunté a mi hermana, quien revisaba su teléfono y cuando me miró, supe que estaba molesta.

—Fueron a buscarte, estúpida. ¿Dónde estabas?

—En el ba...

—No estabas en el baño, vengo de allá. ¿Qué te pasó en la frente? ¿Te reventaste un grano?

Apreté los labios y suspiré.

—No, me rasque. Además por que tanto drama si solo fui a comprar una agua. —mentí una vez más.

Mi hermana me miró con el ceño fruncido, mientras uno de los escoltas radiaba y les decía a los demás que yo ya estaba de vuelta.

—¿Y dónde está la botella de agua?

—Me la acabe y tiré la botella en la papelera. —desvié la mirada hacia la pantalla de mi teléfono y un nuevo mensaje de un número desconocido, apareció en mis notificaciones.

Sabia de quien era, así que opté por no abrirlo aquí.

Miré para todos lados y atrapé a unos rubios gigantescos que me observaban a discreción, esparcidos por el aeropuerto. No me fue difícil descubrir que eran los asesinos sanguinarios que Vladimir mandó para mí. Y sé que no era para cuidarme como él lo dijo, era más bien para tenerme vigilada y cortarme una teta si me portaba mal.

—¿Qué es lo qué estás mirando?

Sacudí ligeramente la cabeza ante la voz ronca de mi hermana y exhalé.

—Nada, solo me cercioro de que los demás escoltas vengan ya. Quiero volver a casa.

Y como si los hubiera llamado, Izan y los demás hicieron acto de presencia. Y el castaño se acercó y comenzó a mirarme angustiado.

—¿Dónde estabas? —inquirió con su voz demandante.

—Me encontré con una amiga y me entretuve charlando. —solté la verdad a medias, mientras mi hermana enarcaba una ceja en cuestión, pues a ella le había dicho otra cosa diferente a esta.

Las hebras del cabello del castaño, me hicieron arder las manos para apartarselo de la cara, pero borré la idea y solo nos miramos. No podía negar que había mucha tensión sexual entre nosotros, aunque él amara a Isla y yo... fuera un completo caos emocional.

Nos atraíamos al estilo Bonnie y Clyde, por que ambos sabemos que no es sano.

Si, sé que tal vez eso último no tenia lógica, por que simplemente él y yo no eramos pareja ni nos amabamos. Pero si nos deseabamos carnalmente y eso contaba mucho.

—¿Y tú amiga te abrazó con fuerza del cuello? —la pregunta la hizo mientras su mirada ámbar caía en mi cuello rojizo.

Maldije internamente al ruso y me aclaré la garganta.

—¿Te refieres a esto? —me señalé el cuello y él asintió, mientras mi hermana nos miraba a ambos con el ceño fruncido —. Ella lo hizo. —señalé a Katy, quien con su melena ahora rubia y más corta, abrió los ojos enormes.

Se señaló así misma cuando todos la miramos.

—¿Yo lo hice? —le rogué con la mirada, mientras yo asentía, ante su duda. Cuando vio que todos esperaban respuesta, dijo —. Oh, si, ya recuerdo, creo que fue cuando te mostré la escena que haría con Jackie Chan.

Para ser una actriz, se le olvidó como mentir para ayudar al prójimo.

Sin insistir en una verdad, Izan ordenó que nos llevaran a las dos a su apartamento, luego me miró y acarició mi mejilla derecha con los nudillos, poniéndome un poquitín nerviosa por el gesto confuso que me daba.

—Tengo algo que hacer, instala a tu hermana en mi habitación.

—¿Y dónde dormirás tú? —pregunté confundida.

Izan sólo sonrió, besó mi frente y se dio la vuelta para irse por un rumbo diferente al que nosotros tomamos.

—Creo que está enamorado de ti. —susurró mi hermana, mientras los escoltas nos llevaban a la camioneta blindada.

Sonreí alegre, pero luego dejé de hacerlo para recordar los sentimientos que él tiene por cierta mujer.

—No es así —subimos a la camioneta y una vez que nos fuimos, le dije a mi hermana —. Él está enamorado de otra mujer y antes de que preguntes, no soy yo.

Asintió.

—¿Y tú, lo amas?

Bajé la cabeza y suspiré.

—No... no lo sé. Estoy muy confundida. —llevé mis manos a la nuca y exhalé.

Katherine, tomó mi mano derecha y le dio un apretón, luego me sonrió.

—Pues disfrútalo el tiempo que puedas y antes de que su chica lo reclame —suspiró y se recargó con pesadez sobre el respaldo del sillón del carro —. Es una lastima que no lo vaya ha poder probar, se ve que es buenísimo en la cama.

Me repudié por ser una pésima hermana, así que muy a mi pesar le iba decir lo que entre Jim y yo, pasó. Aunque eso conllevara a que ella quisiera meterse con Izan, por venganza a mi falta de nuestra promesa. Llegamos al apartamento de Leif y cuando bajamos, mi hermana gruñó al ver a la persona que estaba afuera del condominio.

—¿Qué hace ese Imbécil aquí? —escupió.

Me quedé helada, sin saber que decir. O bueno, si que sabia, pero tenia planeado decírselo mañana y dormir tranquilas solo por esta noche. Pero al parecer, eso no iba a pasar y la bomba iba a explotar antes de tiempo. Cuando Jeremy volteó, pude atrapar en su mirada la confusión y la molestia que todo lo rodeaba, ni siquiera se había percatado de la presencia de mi hermana.

—Kennedy, ¿podemos hablar? —me preguntó él, haciendo que mi hermana soltará un sonido de indignación por su clara falta de atención.

Me puse nerviosa y me acerqué a él solo para susurrarle.

—No digas nada de lo que pasó entre nosotros, ella no tiene que saberlo nunca, por favor. —le supliqué con la voz agobiada.

Jim me miró con sus ojos grises como el hierro y luego sus ojos se fijaron en los de mi hermana. Quien nos miraba con suspicacia.

Exhaló con pesadez.

—No hicimos nada malo, es algo normal que un hombre y una mujer que sienten atracción, experimenten el deseo que los domina. Además yo te amo y los riesgos...

—Por favor. —le rogué una vez más.

Apretó la mandíbula y luego resopló.

—Bien, pero tarde o temprano lo va a saber, por que yo no pienso ocultar lo que siento por ti, para siempre.

Fruncí el ceño ante sus palabras.

—¿De qué hablas?

—Quiero que te vengas a vivir conmigo.

♥︎♥︎♥︎

Gracias por todo su apoyo. Las amo mucho.💐❤⚘

Matthew Noszka, será Vladimir Volkova (la foto al inicio del cap). Que como pudieron ver, fue un ex amante de Keny y de quien ocultaba el pasado que tuvo cuando estuvieron juntos. Más adelante lo relatarán. 😉

También para que no se pierdan el segundo capitulo de Dulce veneno, que ya está actualizado. 🍬☠

Sin nada más que decir, nos leemos la próxima semana y que Dios me las bendiga siempre. 🙏

Con cariño infinito, Ana. 💃🥰😍❤💐

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