12: ♡Exquisita♡

Otro capítulo Hot.
Este capítulo es la narración de Keny luego haber hecho el delicioso con Leif, y las demás rondas que se vienen.🔥😈

Mientras nos besabamos y sus manos gigantescas tocaban cada parte de mi cuerpo, sentí como algo vibraba bajo de mí. Separé mis labios de los del hombre y encontré a mis manos acunando su rostro. Y me olvidé de todo cuando sus ojos me volvieron ha contemplar.

—¿Qué es eso? —pregunté extasiada al sentir de nuevo esa vibración en mi centro caliente —. ¡Ahhh...! —gemí de lo rico que sentí, pues mi vagina aun estaba sensible por los dos órganos que tuve recientemente.

Leif, me apartó un momento sólo para alcanzar aquello que le vibraba, sacó su teléfono del bolsillo delantero de su pantalón negro y miré cuando apagó el aparato.

—Era una llamada, pero descuida, ya no volverán ha interrumpir. —se acercó para volver a besarme, pero esta vez mi teléfono fue el que vibró en mi bolso cerca del diván.

—Lo siento. —me estiré para tomar el bolso, saqué mi teléfono y miré en la pantalla el nombre del hombre que me llamaba.

Apreté los ojos con fuerza al saber lo que Jim había hecho con la mujer que se suponía, nos había roto el corazón a los dos. Estuve tentada a responder y mandarlo al carajo por traicionar nuestra amistad, pero una mano grande me quitó lentamente el teléfono y miré cuando lo apagó y lo guardó junto al suyo.

Luego me miró y suspiró.

—Ahora estás conmigo, y no quiero que el imbécil que te llamó rompa el vínculo que hemos creado.

No pase desapercibida la manera con la que aseguró que aquel imbécil, cómo él lo llamó, era un hombre. No tenía sentido, pues pudo haber sido cualquiera.

—Era mi hermana. —mentí sólo para ver que cara ponía, pero para mi sorpresa sonrió tan sexy, que casi dejé de respirar.

—Oh, nena. Jamás le mientas a un mentiroso. Y si hubieras visto la cara que pusiste cuando notaste quien te llamaba, claramente sabrías que no era tu hermana, sino un imbécil.

Pasé mi lengua por mis labios para humedecerlos, pero él me tomó de la nuca y estampó otra vez su boca en la mía, mojándolos él mismo con su exquisita saliva. Y con ese beso sentí cómo la adrenalina y la excitación del momento, volvía ha sucumbir en cada fibra de mi cuerpo que amenazaba con convulsionar por sentir tanta excitación.

Mis manos tantearon la masa de músculos que tenía para mi deleite. Pero me decepcionó sentir que él ya se había puesto de nuevo la camisa. Así que sin dejar de besarlo con arrebato, llevé mis manos a los botones de la camisa blanca que llevaba puesta y de un tirón salvaje la abrí. Los botones salieron volando por doquier, pero a él no pareció importarle.

De sus hombros bajé la tela y en un santiamén ya estaba su torso desnudo para mí. Me alejé sólo unos centímetros jadeando con la boca abierta, contemplando como su torso esculpido y tatuado sin tener un pedazo de carne sin rayar, me daba una calurosa y Exquisita bienvenida.

—No es necesario preguntar si te gusta lo que miras. —me sonrió ladino y no evité asentir ante su ya sabida aclaración.

—Me encantan los hombres tatuados.

Sonrió de lado.

—Y a mí me encanta que te encanten mis tatuajes —sin apartar su mirada de la mía, comenzó a bajar sus manos a mis tetas, que ya habían quedado expuestas ante su vista lujuriosa —. Me encantan las mujeres con tetas espectaculares.

Me agarré de sus hombros y comencé de nuevo con ese balance que nos llevaba al extasis, mientras él permanecía sentado y yo abierta en compás sobre él. Mis labios se abrieron y dejé salir mis gemidos sin pudor  y lo acepto, estar rodeada de gente que practicaba el mismo "ejercicio" que nosotros, me humedeció más de lo que estaba.

El morbo era un estimulante en este lugar.

—Mírame, Kennedy.

Hice lo que me pidió y sus ojos centellaron en los míos con un deseo que nunca antes vi en un hombre, ni siquiera a Stephen, que fue con el hombre con el que más sexo tuve.

Sentí como sus manos se deslizaron a mi cadera y de un tirón arrancó mis bragas y las alzó frente a mí, con una ligera sonrisa que claramente lo satisfacía. Era como un trofeo para él.

—Veo que te gusta romperle las bragas a las chicas. —dije, tomando su quijada y besándolo con rudeza.

—Y también romperles el coño. Quiero enterrarme en ti. —asomó su lengua y la succioné con rapidez, haciéndolo gruñir.

Me tomó de las caderas con una fuerza que me hizo levantar un poco, me quedé mirando como desabotonó su pantalón y sacó su monstruosidad con orgullo, de sus pantalones. Sentí la garganta seca, por que nunca antes me había comido una verga tan grande cómo la de este hombre.

¿Si será un hombre con esa cosa tan deliciosamente enorme?

—¿Estás lista para volverme a recibir?

—Eso no se pregunta, sólo se toma.

Frotó su polla en mi centro y gemí una vez más, pues el muy cabron estaba muy dotado y él lo sabía por eso me sonrió lascivo al ver mi cara extasiada. Tomé su enorme polla entre mi mano derecha y comencé a subir y bajar mi mano, masturbándolo con descaro y presumiéndose frente a mí.

—¡Oh, siii!

¡Lo juro, casi me ahogué con mi propia saliva!

Luego solté su verga y dí un paso atrás, sinriendo socarrona. Pero él no sonrió, me miró deseoso tmy con su barbilla, me señaló su regazo.

Quería que volviera a tomar el mismo lugar de antes. Mis pezones los sentía erguidos y mi respiración estaba más agitada que un remolino. Sentí un cosquilleo extraño en mi interior, y no era en el vientre sino en el estómago. Me puse de pie y lo miré desde mi posición.

Estaba emocionada.

Espabilé cuando unas manos femeninas llegaron por atrás y tomaron mis pechos, me exalté y miré a la mujer desnuda que me tocaba con cinismo y una sonrisa lujuriosa que me hizo tragar más a prisa, mientras mi vajina se seguía lubricando.

—Vamos guapa, siéntate sobre Leif, y si ya no crees poder aguantarlo nuevamente —susurró en mi oído, mordiendo mi lóbulo y haciéndome jadear; no dejaba de tocar mis pechos con profesionalidad. Arañé las palmas de mis manos por la rica sensación que sus suaves manos me daban —. Déjame montarlo yo, pero no creo que así lo puedas disfrutar tú. —dejé que las suaves manos de la mujer, tomaran ahora mis hombros y me guiaran al hombre que en ningún momento apartó la mirada de mí, mientras ahora él se masturbaba.

Leif le sonrió a la mujer y asintió ante ella, y justo en ese momento, sus grandes y calientes manos tomaron mis caderas y me jaló hacia él con mi sexo tan mojado que me avergonzaba.

—Yo...

—Shhh, tranquila, es normal que estés así de húmeda, te dí varios orgasmos, así que no te sorprendas de lo que tu cuerpo te muestra. —me explicó, acariciando mi cabeza y acunando mis mejillas entre sus manos ásperas.

—¿Y el condón?

—Ya me lo he puesto —bajé la mirada ha su pollon cuando me dijo aquello y en efecto, ya estaba protegido con el látex que a mi punto de vista, le ahorcaba la verga—. ¿Quieres hacerlo? Por que de antemano ya sabes que ser delicado, no es mi fuerte.

Sus pulgares acariciaron mis mejillas y mis ojos no dejaron de mirarlo.

—Quiero hacerlo. Me encantó tu rudeza.

Y sólo eso bastó para que de una sola estocada, su miembro estrara en contacto otra vez con mi interior. Jadeé y apreté la mandíbula al sentirme tan dolorosamente llena y un cosquilleo me hizo gritar aún más fuerte cuando salió y volvió a entrar con la misma agresividad.

—¡Ahhh!

—¡Tus ojos sobre mí, ahora! —exclamó mientras me ayudaba ha follar desde mi posición.

Abrí los ojos y lo miré extasiada, mis caderas habían tomado vida propia y me movía sobre él con un salvajismo que no sabía que tenía en mi poder. Mis ojos no soltaron los iris avellanas que me contemplaban con un deseo extraño. Mordí mis labio y seguí jadeando, mientras ahora su boca reclamaba mis pechos y los comenzó a chupar sin romper la conección visual.

Mientras su enorme polla me traspasaba, sus manos amazaban mis pechos y su boca chupaba con salvajismo mi pezon. Llevé mis manos a la liga de goma que ataba su largo cabello y lo desaté, dejando que su pelo cayera en cascada por toda su ancha espalda y parte de sus hombros.

—Me encanta tu... cabello. —dije en un jadeo, mientras seguía montándolo con una adrenalina tan descabellada que me hizo llegar a un avasallador orgasmo —. ¡Ahhh...!

Leif gruñó y apretó con fuerza los cachetes de mis nalgas, al sentir cómo mi interior le estranguló la polla cuando me corrí.

Tiró de mi pelo hacia atrás haciéndome sentir un dolor placentero, ha modo de que mi torso se doblará para dejar mi cuello y mis pechos más expuestos para él. Sentí su cabeza entre mis tetas y su respiración agitada sobre la piel tibia de mí cuerpo, mientras que mi vista viajaba a las luces de colores que se proyectaban sobre el techo del lugar.

—¡Hmmm! —gruñó varonil, cuando lo sentí elevarse más, a modo de enterrarse más profundo en mí; si es que era posible por que lo sentía metido hasta mis pecados.

—Cuando estés lista, me gustaría ser yo quien te muestre las delicias que se sirven en este lugar.

—No soy del... tipo de mujer que repites —le recordé su propia regla, mientras mi cuerpo sudaba —. Asi que, ahhh —gemí sin dejar de montarlo —, no creo que esto pase otra vez.

Mi cuerpo saltaba sobre el suyo y sus dedos apretaron ahora mis glúteos y sentí como me abrió los cachetes y sacó su polla de mi interior, frotando su grande sobre mi trasero.

—Nunca digas nunca, muñeca.

—¡Ahhh, que rico! —ambos nos sacudidos en un orgasmo demoledor y recargué mi frente sobre la suya.

Lentamente su mano soltó mis nalgas y el dolor comenzó a pasar. Me enderecé a mi postura y miré mis manos, donde mis uñas se habían enterrado en la carne de sus hombros, aunque parecía no importarle, ya que en ningún momento se quejó. Lo solté rápidamente y le sonreí aún agitada.

—Eso fue... ¡Pufff!

—Creo que te quedó más que claro, que no soy delicado y sí, sé que te dije que no repito con la misma chica. Pero si estás tan segura de que no volverá a pasar nada esto, entonces déjame tomarte otra vez, por que no creo haberme saciado de ti, Kennedy.

Sentí como su amigote, comenzó a tomar nuevamente vida dentro de mí y me sorprendí tanto que no creí poderle aguantar el ritmo a este ser supremo.

¡Máquina de fuego!

Tercer Round.

—¿Tienes otro condón? —le pregunté jadeosa al sentirme nuevamente llena y excitada.

—Claro —me enseñó el sobre plateado —. Nunca salgo sin ellos.

Muy a mi pesar, dejé que saliera de mi interior y me aparté un poco de él y miré antenta cómo sus manos ataron el otro condón y lo echó al cesto de basura que había en la esquina de donde estábamos. Luego, rompió la nueva envoltura con los dientes y se rodó el nuevo látex, se puso de pie pues también noté que tenía unas piernas largas tatuadas y bien tonificadas por el ejercicio.

Este hombre era un Dios griego, sin duda. Tan atlético y varonil.

—¿Crees poder confiar en mí? —me preguntó de repente, aunque admito que no entendí bien su pregunta, pues mi vista estaba clavada en su miembro venoso, rosado, grueso y jugoso tras el condón —. ¿Y bien?

—Ajá.

Él sonrió y formó una espléndida sonrisa.

—Te tomaré de otra manera. —me hizo girar con mi espalda ha su pecho y me inclinó desde mi espalda a modo de quedar ante la tan conocida posición de perrito.

—Oye... ahhh... —gemí cuando me penetró desde ese lugar.

Me sentía tan expuesta a él, que me excitó aun más.

Mis pechos se comenzaron a mover frenéticos con cada embestida que me daba. Sus manos me tomaron de la cintura y me guió para salir y entrar de mí con una rapidez que me hacia arder la garganta de tanto gemirle. El sudor escurría de mi frente y caía sobre el diván en el que me tenían empotrada.

—¡Que rica estás!

Sus caderas colicionaban en mis nalgas y mi cabeza baja veía como sus bolas rebotaban en mi perineo. Era una escena tan caliente y perversa, que arañé el diván sin ser cuidadosa de poder romper la tela sintética.

—¡Oh, siii! —grité cuando sus manos liberaron mis caderas y tomaron mis pechos con una rudeza que no creí que me gustara —. ¡Dame más duro! —le exigí sin vergüenza, sabiendo que ni yo misma me reconocía en esta faceta tan caliente de perra obscena.

—¡¿Así lo quieres, nena?! ¿Te gusta así? —arremetió con más fuerza que estoy segura que mis nalgas quedarían rojisimas, pues su cadera me golpeó más fuerte en cada estocada.

—¡Ahhh, siii... asíii! ¡justo así, no pares! —mis piernas se doblaron, pero él fue rápido y me tomó con fuerza para evitar que me cayera.

Me penetró varias veces más, hasta que perdí la cuenta y mis jadros ya ardían en mi garganta. Todo hasta que lo sentí hinchado en mi interior y exigió:

—Ponte de rodillas. —salió de mi interior y rápidamente acaté su orden y me hinqué frente a él —. Abre la boca.

No me hice de rogar, quería ser en este momento una zorra, quería dejar de ser la estúpida mojigata de la que todos se burlaban y le veían la cara; quería ser la perra que este momento se follaban cómo nunca antes se lo hicieron.

Ser una verdadera puta. La puta de un hombre con pinta de mafioso.

Abrí la boca y justo en el momento que el hombre se quitaba el condón, lo masajeó y dejó caer toda su leche en mi boca, un sabor entre lo dulce y lo amargo me llenó hasta la garganta y me obligué a tragar hasta la última gota. Cabe decir que mis ojos no se apartaron de los de él, mientras me bebía su semen.

—¡Por Dios, no creí que lo harías! —exclamó jadeoso y mirándome con una devoción que me rogocijó en el pecho.

Me llevé la mano a la comisura de mis labios y limpié los residuos que quedaron en mí y luego lamí mis dedos.

—Sabes delicioso, ¿quieres probar?

Me tomó del brazo y levantándome con rapidez, me tomó de la barbilla y me besó voraz, probando su propio sabor desde mi boca. Mi lengua luchó contra la suya y si, otra vez la llama se encendió y caímos bajo el manto de la lujuria. Este hombre era una máquina sexual que no se apagaba ni vaciándose.

Cuando terminamos con la quinta ronda, recogí mi vestido y me lo coloqué con su ayuda, pues aún las piernas me temblaban por los multiorgasmos que me hizo disfrutar cada vez que me cogió. Y cómo ambos sabíamos que esto no se volvería a repetir, nos aseguramos de disfrutar cada segundo estando con el otro, aunque el cuerpo me dolia y mi sexo, ni se diga. Creo que mañana no podría caminar.

♥︎♥︎♥︎

Sabemos que les gusto, no se hagan.🔥😈

Déjame tus comentarios y  tus votos, de verdad me inspiran mucho a seguir creando.❤🙏💐🥰

Bendiciones.

Con cariño, Ana la mexicana. 💃❤🥰

Déjenme saber desde donde me leen, golosas.🔥🍆🥵🤭

Pdt: Nos leemos el viernes con una nueva actualización. Las adoro infinitamente. 🙏🏼💐

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