Capítulo 6: Magias y Linternas
Lyli estaba fascinada por ver como la realidad, le había dado una bofetada a aquel humano pelirrojo. No podía creer que nuevamente logró presenciar ese instante en que los humanos, pierden la esperanza y la realidad los aplasta. Su amor por esos pequeños instantes le emocionan tanto que logran generarle un tipo de orgasmos, a los cuales sólo puede obtener por esos breves momentos, aun así, es humano de nombre Daniel lo apreciaba porque su cabello es idéntico ─en color─ al de ella.
Las veces en que la demonia había visto aquel color del que tanto estaba enamorada, eran muy pocas ─se podían contar con los dedos de las manos─, fue por eso que quedo maravillada por ver tal color en un simple humano.
─Ya debes estar por morir ─se dijo Lyli a si misma─. Al menos me llevaré un poco de tu cabello como recuerdo. De verdad que inútil esa forma de morir, pero bueno... el poder de la ira es así. Da mucho poder pero te quita hasta la vida misma.
Un frio antinatural se posó en su lado derecho, lo cual era una señal evidente que allí estaba la mismísima parca, para llevarse el alma de aquel humano. Para un demonio era fácil identificar como se sentía el frio de aquella criatura, a la cual muchos temían y buscaban evitar.
─Algún día vendrás a por mi, pero no será hoy ─señaló Lyli mientras caminaba hacia Daniel─. Atrocitus debió explicarle al chico que quitarse el anillo lo mataría ─vio el metálico anillo a un metro y medio del humano─, pero lo convenció más el poder y el potencial que tenía el humano. Aunque debería llevarme el anillo... puedo venderlo y ganar dinero en el infierno o dárselo a Lucifer como pago... ¿Debería pagar mi deuda o esperar que alguien mate a Lucifer? ─Lyli se detuvo para tomar el anillo y luego vio el pálido cuerpo de Daniel─ Atrocitus, ¿quieres que te venda o te de como regalo de pago a Lucifer?
La demonia no obtuvo ninguna respuesta. Entendió que debía alguien tener colocado el anillo para oír la voz del primer linterna roja.
─Es impresionante que el gran Atrocitus. Asesino de todos los demonios que cuidaban mi santuario, ahora este encerrado en un pequeño anillo ─vio atraves del agujero por donde se debe insertar el dedo y después el símbolo de los linternas rojas─. Ser líder de la corporación de la entidad de la ira, te quedo muy grande, Atrocitus.
Atrocitus apesar de no poder comunicarse con la demonia, estaba maldiciendola a diestra y siniestra. Su rabia era muy grande, aunque simplemente estaba restringida a él debido a que nadie podía oírlo ni verlo. Estaba decepcionado que Daniel con tanto potencial y poder, muriera por una idiotez que pudo haber prevenido, si tan sólo le fuese dicho y repetido en múltiples ocasiones que quitarse el anillo no era una opción.
El antiguo miembro de las cinco inversiones, ya no sabia cual era su destino, solo que seria dado a algún demonio que lo tendría como objeto de colección o buscaría usar los poderes de la luz roja, para otros beneficios más demoníacos.
─Mejor me retiró... no quiero llamar la atención de algún ángel u otro ser ─expresó Lyli dirigiéndose a Daniel para tomar mechones de su cabello─. Me llevaré seis mechones y los disfrutaré hasta que se vuelva polvo ─la demonia podía seguir sintiendo el frio cerca del humano por lo que tomó su cabeza y con sus dedos en forma de tijera, se decidió a tomar el cabello─. ¡¿Qué?!
Tal grito de asombro llamo la atención de Atrocitus dentro del anillo, llevando a ambos ─tanto Lyli como Atrocitus─, ver como la pálida piel de Daniel volvía a su color natural un blanco no muy pálido. Las dos criaturas no humanas vieron como dos trozos con forma de gusanos ─hechos de plantas y de un verde oscuro─, salían de las fosas nasales mientra el chico recuperaba el color de su piel, además de darle la sensación que la muerte se estaba retirando.
─Magia... una magia muy fuerte ─señaló Lyli dejando el cabello del chico y levantándose con cara de preocupación─. No es magia del humano, sino de algo aun más fuerte ─dijo mientras veia a los gusanos terminar de salir de la nariz, los cuales luego se desvanecieron─. Además parece que ya se gasto... debió haber cumplido alguna condición para activar esa magia.
Atrocitus simplemente admiro como el chico se recuperaba y justo cuando todo el cuerpo de Daniel, volvió a la normalidad, el anillo se movió por si solo ─como antes le había pasado─ y se inserto en el dedo medio de la mano derecha.
Lyli y Atrocitus sintieron un poder y energía abismal cuando el anillo se unió a Daniel. Ninguno de los dos, en toda su larga existencia habían sentido tal abrumador poder, que hizo sudar a Lyli y perturbar a Atrocitus. Ambos notaron como el cuerpo desnudo del humano, comenzó a ser envuelto en escamas rojizas que finalizaron en el traje que tenia antes de morir.
─No... no... es posible que un humano, tenga tales capacidades mágicas ─expresó Lyli sintiendo como disminuía tal poder─. Su poder mágico era minúsculo... ahora es diez mil billones de veces más y supera la mía con creces...
─No sabia que Daniel tuviera tanto poder. ─dijo Atrocitus.
─¿Cómo no lo sabías si estuviste en sus memorias y recuerdos? ─pregunto Lyli tras oír la voz de Atrocitus, quien se llevó un ligero susto, al oír que sus palabras habían llegado a otro.
─Jamás logre acceder a todo sus recuerdos, tenia cajas que evitaban, obtuviera la información ─respondió Atrocitus. Intento volver acceder a la mente de Daniel, pero, fue rebotado─. Ahora no puedo acceder...
─La liberación que hice sigue activa ─expreso Lyli─. Lo mejor será esperar despierte. Éste chico tiene lo que necesito...
Atrocitus notó que la demonia ahora quería usar a su estudiante, tal como él deseaba hacerlo. Esa intrusión por parte de la demonia afectaría notoriamente la misión que ya él se había planteado, por lo que de inmediato comenzó a idear un plan en donde buscaría usar tal poder mágico para, acabar progresivamente con Lyli, antes que ella pudiera ejecutar algún plan.
Lyli no se quedo atrás. Pensando que Atrocitus notaría sus deseos de usar al humano, ya imaginaba el plan que estaría ideando para usar el poder del chico en su contra. Internamente se reía al saber que ambos buscarían usar el poder de Daniel, con el fin de acabar con el otro.
La criatura demoníaca usaría tal poder para borrar la conciencia y el alma de Atrocitus, del anillo; en cambio el primer linterna roja usaría tal influencia mágica para destruir a Lyli desde dentro. Simplemente ambos ya habían creado planes de todo tipo, para destruir al otro, aunque los dos tenían una misma barrera que podría dificultar sus planes.
─Hay alguien cerca...
La demonia que había dejado demonios menores entre las rocas de aquel monumental planeta en formación, para identificar posibles agresores mientras se divertía con el humano que la había traído nuevamente; fue por eso que notó que entre los pasillos de roca, una criatura se movía rápidamente.
─Tendré que matar a toda criatura que sepa de la existencia de Daniel ─la voz de Lyli se volvió más grave─. Él es mi pase para obtener mi poder.
─¿De qué hablas, criatura? ─preguntó Atrocitus.
─Nada que te interese.
La respuesta fue tan cortante que Atrocitus se quedo sin palabras.
Lyli alzó vuelo manteniendo sus ojos fijos en la ruptura donde saldría la criatura. Esperaba ansiosa el momento en que mataría al intruso, solo deseaba matarlo y usar su sangre como parte de un hechizo infernal para evitar que la magia de Daniel ─la que ella después le enseñaría─, no le afectará y así destruir el plan que probablemente ya tenía Atrocitus.
─Ya está aquí... ─susurro Lyli al saber que la criatura ya debia estar viendo el brillo de rojizo─ Muestra tu rostro... al menos será útil para algo.
Atrocitus entendió muy tarde lo que sucedía y cuando entendió que había un intruso acercándose, perdió la calma; primero, porque era la primera vez desde que estaba allí, que alguien había dado con su santuario, y, segundo, porque ya era suficiente con Lyli como para agregar a alguien más al paquete.
Nadie pudo preverlo. Nadie podía haber imaginado, tal ataque. Nadie creería que aquello, de verdad hubiera sucedido.
Un rayo de luz rojo, un rojo más puro que cualquier otro, atravesó sin problemas los árboles de fuego y varias capas de roca maciza, como si de mantequilla se tratase. Lyli y Atrocitus notaron que aquel disparo mato al instante a la criatura, de lo que sólo quedo un anillo de color amarillo metálico con varias rupturas y diversas quemaduras esparcidas.
─¡Increíble! ─exclamó Lyli al ver hacia abajo y notar que el humano estaba de pie, con el anillo apuntando en dirección al ataque─ Eres verdaderamente poderoso, Daniel.
Al Lyli ver a Daniel, notó un brillo multicolor en sus ojos, lo cual era un evidente indicio de magia. Una poderosa magia debía correr dentro del humano, debido al cambio tan dramático que hubo en el rostro de la demonia, quien, parecía asustada pero impresionada al mismo tiempo. De igual manera, Atrocitus no escapaba de pensar lo mismo que debía estar en la mente de Lyli, ¿cómo era posible que un humano tuviese tanto poder? Ambos en su pasado lucharon en algún momento con criaturas y seres mágicos, pero, ninguno parecía estar al nivel de Daniel.
Atrocitus notó que ese poder debía estar a la par o era mayor que El Carnicero, incluso por varios momentos pensó que tal poder ─tanto mágico como energético─, superaba por creces la fuerza unida de todas las entidades del espectro emocional. Por otro lado y de una manera aun más perturbadora, Lyli comparó aquel poder con el que tenia Lucifer; ella quien había tratado varias veces con él, sabia lo poderoso que éste era y que su poder iba mucho más allá de cualquiera.
─¿Por qué esa cara? ─preguntó Daniel mientras sus ojos volvían a tomar su café natural.
─¿No recuerdas nada? ─respondió Lyli al ver a Daniel como si nada hubiese pasado.
─¿De qué hablas Lyli? Recuerdo quitarme el anillo y sufrir bastante, hasta me pareció ver una calavera a tu lado ─el pelirrojo vio el anillo en su dedo─. Gracias por salvarme Lyli, no esperaba que me colocarás el anillo. De verdad muchas gracias, ¡ya me siento mejor!
Daniel estiró sus brazos y luego hizo unos rápidos estiramientos.
Atrocitus quien tenía cierta conexión con Daniel, rápidamente notó un cambio. La enorme cantidad de poder que anteriormente sintió, disminuyó de golpe quedando lo que él considero como un grano de arena; se impresionó ante eso por lo que de inmediato preguntó.
─¿Qué poder fue ese? Jamás había sentido algo tan abrumador, y, eso que he luchado contra enemigos que se consideraban dioses y contra aquellos capaces de matar dioses.
─Un humano... ─iniciando su oración Lyli tuvo que detenerse ya que notó que el poder, dentro de Daniel había casi desaparecido, quedando incluso menos que lo que ella notó al principio, pero aun así, sabia que ese poder seguía allí─ ¡¿Qué pasó con todo ese poder dentro de ti?! ─preguntó furiosa mientras tomaba al humano por los hombros─ ¡¿Qué hiciste con ese poder?!
─¡Oye, sueltame! ─Daniel empujó a la demonia a una distancia de él, justo en ese momento el anillo amarillo que levitaba, se fue volando haciendo que el chico viese el gigantesco agujero en la roca─ Entonces... obtendré un poder incluso mayor a ese...
Lyli y Atrocitus oyeron esas palabras de Daniel y de inmediato sus mentes volaron con preguntas.
─¡Lyli! ─exclamó Daniel, llamando la atención de Atrocitus y Lyli, quienes estaban inmersos en sus mentes─ En menos de dos minutos, aparecen varios linternas azules y verdes junto con Superman. Necesito que te encargues de los linternas azules con tus demonios y de Superman con tu magia de armadura infernal.
Los ojos de la demonia se abrieron de par en par al oír que Daniel mencionó el tipo de magia que ella es capaz de controlar, pero lo que verdaderamente la asustó era que solo dos seres en todo el universo, conocían sus poderes mágicos ya que el resto de seres solo conocían su poder de invocar demonios.
─Es imposible que algún miembro de esos linternas venga a esta zona ─señaló Atrocitus─. Lo del linterna amarillo es una excepción debido a que ellos van a donde quieren, pero...
─¡¿Cómo sabes de mi magia de armadura infernal?! ¡Dime maldito humano! ─llena de ira y miedo Lyli volvió tomar a Daniel por los hombros. Ella había escondió por milenios su poder del resto de demonios, incluso del mismo Lucifer, por lo que si Daniel lo sabia, su poder estaba comprometido─ ¡Dime, ¿cómo lo sabes?!
─No es tiempo para preguntas estúpidas, Lyli Darqu Uomu ─expresó con calma Daniel mientras quitaba las manos de la demonia─. Si no nos preparamos, ya, saldremos muy heridos de aquí.
─¡¿Cómo sabes eso?! ─exclamó Lyli.
─Lo primero que harán será neutralizar el núcleo del planeta, debido a que su brillo rojo similar al de un sol, afectará los poderes de Superman. Es por eso que debes neutralizar a Superman sin matarlo, antes que logren su objetivo. ─explico rápidamente Daniel.
Antes que Lyli pudiera replicar, un gran cuadrado con algo similar al agua en su interior hizo aparición, silenciando a la demonia y a Atrocitus.
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