Capítulo 11: Fuego Infernal
Las ráfagas de fuego envolvieron a Daniel, quemando su espíritu y alma, las cuales chillaban por el intenso dolor. El cuerpo del chico cayó de rodillas, alejando la batería de él mientras sentía como su ser era quemado y desgarrado de alguna manera. El pelirrojo intentaba quitarse el escamoso traje rojo pero era inútil, debido a que no lograba quitarse las escamas por mucho tiempo ─estas se recuperaban a los pocos segundos─, se hallaba desesperado por el ardor en su cuerpo ─ardor un que realmente en éste no sucedía nada, más que estar rodeado por el fuego─ y el desgarre que sentía.
Atrocitus no entendía que le sucedía al chico, más que estaba rodeado por aquel fuego que Lyli había invocado y parecía querer quitarse el traje.
La demonia tenía la capacidad de llamar una pequeñísima parte del infierno a este mundo, aunque no era capaz de afectar a otros físicamente con aquellas llamas, si podía lastimar al nivel espiritual y mágico, siendo esto justo lo que quería para poder modificar la magia en Daniel para que pudiera usar, la magia infernal. El proceso debía durar aproximadamente un minuto, pero, para efectos prácticos y mejoras más rápidas en el humano, decidió mantenerlo en esa pequeña parte del infierno que podía invocar durante dos minutos, aunque para Daniel seria extremadamente doloroso y probablemente le dejaría secuelas, Lyli velaba más por un avance rápido.
Los dos minutos fueron de lo peor que jamás había sentido Daniel, en todo lo que llevaba de vida. Sentía que su alma y espíritu habían sido infectados con algo que parecía querer devorarlo, y, acabar con su ser. El dolor ya no estaba, pero, si notaba más malicia y maldad en su interior.
─Ya debes estar sintiendo ese fuego que busca devorarte y como aumentan tus ganas por hacer maldad al resto ─indicó Lyli sintiendo la maldad del humano─. Ahora deberás evitar que el fuego del infierno te consuma, usando esa maldad. Si fallas, tu alma se irá al infierno y será castigada por la eternidad, además que tu cuerpo se volverá una cáscara vacía, la cual terminará transformándose en un demonio.
─¡¿Cómo?! ─Atrocitus se preocupo de inmediato al oír, lo que sucedería se Daniel fallaba─ ¡Es una locura que hayas hecho eso, sin antes decirle!
─Las probabilidades de fallar hubieran aumentado, si le fuese dicho lo que pasaría ─señaló Lyli, viendo la preocupación de Atrocitus─. Necesitaba que no entendiera lo que le pasaba para evitar atraer a un demonio.
─¿A... a... a qué te... refieres? ─preguntó Daniel mientras intentaba levantarse. Su cuerpo se sentía más pesado.
─Sabiendo lo que pasaría si fallas, el miedo te hubiera consumido cuando te cubrí con las llamas del infierno ─respondió Lyli─. Eso fuera llamado la atención de los demonios, quienes te hubieran llevado al infierno para obtener tu alma.
La demonia vio que ya los efectos de imbuir al chico con el fuego estaban haciendo efecto. Su cuerpo se haría más pesado por las almas castigadas, además que el mismo fuego infernal ahora corría por su alma y espíritu, eso aumentaba la carga en su cuerpo.
─Veras, Daniel, soy una pésima en enseñar, así que te voy a dar una paliza mientras te concentras en evitar que el fuego te consuma ─Lyli ya estaba lista para patear a Daniel en las costillas─. Tienes aproximadamente unos diez o quince minutos antes que el fuego acabe contigo.
─¡No me jodas! ─exclamó furioso Daniel.
─Si ya puedes insultar, quiere decir que ya puedo empezar ─pateo las costillas izquierdas y mando al chico a volar─. ¡Es probable que te rompa un par de huesos!
El cuerpo del pelirrojo cayó al suelo y dio varias vueltas hasta detenerse. Daniel intento levantarse pero el peso en su cuerpo era enorme, tal como su rabia.
Esta vez Lyli decidió dar un salto y caer en la espalda del humano, quien quedo incrustado en la roca por la fuerza del impacto. La demonia después, tomo el cuello de Daniel y alzó vuelo hasta llegar a unos cincuenta metros de altura, donde uso sus rodillas para golpear la espalda del linterna.
─Lo primero que debes hacer es sentir, como el fuego se mueve por tu alma y después usar esa maldad para detenerla ─explico Lyli deteniendo su ataque─. Cuando haya detenido el fuego debes moverlo por el resto de tu alma, usando la maldad con la que lo detuviste.
─¡¿Estás loca, maldita Lyli?! ─grito Atrocitus.
─No te metas, Atrocitus. ─indicó Lyli.
El humano cayó con rapidez al suelo, tras la demonia lo liberará. Daniel intento usar sus poderes para volar, pero, no podía concentrarse. Su cara se manchó de rojo y su nariz se rompió, tras golpear el suelo, aunque ese dolor no era nada con el que sintió al quitarse el anillo.
Lyli seguía en el aire esperando que Daniel se levantará, mientras sacudía su vestido dorado, a la vez que pensaba si había hecho lo correcto. Ella no deseaba hacer que el humano ─quien le hacía sentir la ayudaría a recuperar algo─ muriera o perdiera su alma, por eso aun tenía en su mano derecha las puertas del infierno abiertas. Si el pelirrojo fallaba en controlar el fuego, ella estaba lista para retirarle todas las llamas que había dentro de él.
Atrocitus notaba la ira de Daniel pero, evitaba hacer comentarios, ya que, él notó que las acciones de Lyli le ayudaban al humano, aumentando su rabia e ira haciendo que fuese más poderoso, a la vez que por la concentración que ejercía Daniel para evitar ser consumido, generaba que la mente del chico no terminará en un estado primitivo por el empleo de la luz roja.
─¡Maldición! ¡Maldición, Lyli! ─grito iracundo Daniel terminando de levantarse mientras mira hacia el cielo─ ¡Maldición, Lyli!
La demonia notó que ya él humano había frenado el fuego con la maldad en su interior, por lo que ahora venia el proceso de movimiento, la parte más difícil.
─¡Espero la estés pasando bien, Daniel! ─esas fueron las últimas que dijo Lyli antes de descender lista para continuar apaleando al chico.
Daniel intento defenderse del golpe, pero fue inútil. Lyli había fracturado el brazo izquierdo del humano por la fuerza del golpe, por lo que éste se lanzó al piso viéndo su brazo roto y gritando de dolor. Atrocitus estaba perplejo por la manera en la que Lyli llevaba las cosas, aun así, notó que apesar de tener el brazo fracturado, Daniel, se mantenía fijo en el fuego y su distribución por el resto de su alma.
─No sé te olvide, cubrir cada espacio de tu alma ─dijo Lyli viendo como Daniel presionaba su brazo roto─. No pensé que llegarías tan lejos a la primera... ¡Tienes motivación! ¡Eso me gusta!
Lyli ahora pateo el costado derecho del humano, sintiendo que rompía dos o tres costillas y dejando al chico en el suelo, quien escupía lo que parecía ser sangre.
Realmente Daniel si tenia una motivación, para poder soportar el dolor y concentrarse en terminar de cubrir su alma. La motivación era desconocida para Lyli y Atrocitus, quienes pensaban era por cumplir la misión de La Entidad, pero estaban equivocados, lo que realmente motiva a Daniel, es darle una paliza a Lyli para hacerla pagar por lo que le hacía y había hecho. Él estaba molesto por el dolor, la falta de explicaciones y porque su cuerpo no le respondía como deseaba.
─¡Párate! ¡Te están apaleando! ─grito Atrocitus, molesto por ver que el poseedor de su anillo no hacia nada─ ¡Levántate!
─¡Mi cuerpo no reacciona! ¡Maldición! ─grito Daniel con molestia mientras intentaba volver a levantarse.
─¡Eres un linterna roja! ¡Nosotros hacemos sufrir a los demás! ─el humano golpeó el suelo con furia, al oír la voz de Atrocitus─ ¡Levanta tu trasero y termina de controlar el fuego del infierno! ¡Idiota e inútil humano!
Ya cansado por ser apaleado e insultado, el pelirrojo se levantó y con un gran grito de rabia, por la paliza y los insultos, Daniel finalmente consiguió movilizar todas las llamas infernales por el resto de su alma, usando tanto la maldad como la misma rabia para hacerlo. Por los efectos de usar la luz de la ira, y el fuego, su cuerpo se rodeó por una energía roja que se movía como si fuese fuego, pero con la diferencia que esta vez sus ojos se tornaron negros y la el iris rojo.
Lyli notó como el fuego del infierno se había mezclado con la poca magia que había en el cuerpo del humano, siendo eso lo que ella buscaba, una unión que volvería el alma de Daniel en parte demonio, haciendo que el uso de la magia que le enseñaría fuese más fuerte y rápida de aprender. Por otra parte, Atrocitus, se fijó que algo había cambiado dentro del anillo.
─¿Qué es ésto? ─se preguntó en su mente el primer linterna roja.
Después de muchos días, finalmente pudo volver a sentir sus brazos y piernas, y, en un parpadeo, se hallaba sobre un lago de color rojo como la sangre donde se podía divisar una roca flotando, con la forma del símbolo de su corporación.
─¡Increíble! ─exclamó Atrocitus viendo que volvía a tener su cuerpo con el traje rojo y negro de los linternas─ ¡Mi cuerpo a vuelto! ─grito mientras elevaba los brazos─ ¡Sí! ¡Sí!
─Calma, Atrocitus. Esto es solo temporal ─dijo una solemne voz femenina─. Mientras estés dentro del anillo, nunca tendrás tu cuerpo.
─¡¿Quién habla?! ─grito Atrocitus viendo en todas las direcciones sin ver a nadie─ ¡Muestrate! ─intento hacer uso de anillo, pero, notó que no lo portaba.
─No es importante que sepas quien soy ─señaló la voz haciendo que las calmadas aguas rojas del río se agitarse, como si fuese un terremoto─. Lo verdaderamente importante, es que recuperes lo que te pertenece ─el lago se calmo.
─¿De qué hablas? ─preguntó con cautela Atrocitus pensado que podría ser Lyli, jugando con él.
─No debo ser la única que se percata, a quien verdaderamente le pertenece el primer anillo de los linternas rojas ─indicó la voz─. Tal es el poder que corre por éste anillo que ni los poderes de la luz azul, pudieron destruirlo.
Esa última frase, le llevó a pensar que la voz no era de Lyli ─quien podía estarla modificando para molestarlo─, debido a que era poco probable que ella supiera que su anillo no fue destruido.
─¿Quién eres? Es la última vez que lo pregunto. ─agravo su voz para tratar de intimidar a la voz.
─Hablas como si pudieras hacer algo ─respondió la voz escuchandose muy cerca de Atrocitus─. No tienes poderes pero aun así intentas intimidarme. Me sigue gustando que seas tan rudo. Aunque me pregunto, ¿cómo no te has dado cuenta quién soy? Tal vez necesites una demostración.
Atrocitus vio como el trozo rocoso en medio del agua rojiza ─que ya él consideraba sangre─, se elevó por lo alto, dejando ver a una forma humanoide de color rojo en el centro de la esfera central.
Daniel sentía como un nuevo poder comenzaba a correr por su cuerpo, mezclándose y entrelazandose con el poder del anillo, pero, ese nuevo poder se afinaba más y más con su propio ser. Él quedo impresionado por ese poder y como se sentía tan ligado a él.
─Ya veo porque la Entidad te solicito usar magia infernal ─señaló Lyli─. Aunque tu alma en parte es demoníaca, no te has corrompido físicamente, lo cual es interesante.
─¿A qué te refieres? ─ preguntó Daniel calmandose.
─La magia demoníaca es de carácter corrupto, para seres que no hayan nacido como demonios o tengan sangre de demonio desde nacimiento. Tú has mantenido el fuego del infierno en tu alma, por lo que la magia que aprenderás será más pura y fuerte ─explico Lyli acercándose al chico─. Pero, no debes perder el control y la separación entre cuerpo y alma, sino, empezarás un proceso de demonificación y tus poderes caerán.
─Entonces... debo mantener el control constantemente... ─el humano respiro hondo y al exhalar, disperso la energía que lo rodeaba haciendo también que sus ojos volviesen a tornarse castaños─ Espero los siguientes pasos no sean como éste.
─Ahora viene lo peor, Daniel ─señaló Lyli, esbozando una gran sonrisa─. Debes ejercer la magia infernal sin que el fuego llegue a tu cuerpo, porque sino morirás, aunque con haber logrado dominar las llamas a la primera... creo que será fácil para ti, usar magia del infierno.
La demonia seguía cuestionando la razón de enseñarle ese tipo de magia, pero, notando la actitud mágica de Daniel y fijándose en la forma original de su centro mágico, entendió que el pelirrojo frente a ella, tiene las capacidades de usar magias opuestas entre sí.
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