Sangre y óxido
Siempre me han parecido ridículas las peleas, pero accedí a esto sin pensarlo y ahora tengo que pagar las consecuencias.
No pude siquiera tener un momento para descansar, la noche anterior no podía dormir por lo aterrado que estaba por tener que pelear con Ernst, y aunque mi fuerza bruta puede que le haga algo de frente, al fin y al cabo sigo siendo más frágil que él.
Nos llamaron a todos pero puse la excusa de que necesitaba al menos comer algo, así que desayuné lo suficiente para no desmayarme en medio de la pelea y me fui corriendo hacia la habitación blanca porque ya estaba algo tarde.
Una vez llegué me pusieron en la habitación rápidamente, al parecer Sandra, la mujer de aspecto delgado y glamuroso ya había empezado a empezar a presentar la pelea y solo me estaban esperando.
- Pero que bien que llegas, pensé que no ibas a lograr venir hasta aquí. - Dijo Sandra con una voz algo incrédula pero radiante, me sorprende como el presentador y Sandra pueden actuar tan bien, digo esto porque escuché una de sus pláticas en la cafetería y al parecer ambos odian su trabajo y solo por el programa no han renunciado. - Bueno, paremos de charlar y vayamos directo a esta pelea, ¡prepárense!, porque presiento que esta pelea va a ser muy dura y tardada, espero que superen mis expectativas chicos. - Eso último lo dijo casi que entre risas.
- Como bien dijo Sandra, será mejor que empecemos la pelea de hoy o si no los fans se morirán de ansias, Sandra, ¿por qué no mejor no das inicio tú a la pelea?
- ¡Con gusto! - Dijo Sandra emocionada. - Ahora, si ninguno de los dos tienen alguna trama interesante por la que preocuparnos, será mejor que... ¡Empiecen! - Gritó Sandra para treparse y activar la plataforma de la otra vez que la elevó al techo.
La alarma sonó más fuerte de lo habitual, o eso creo, pero no importó mucho lo que pensaba porque Ernst sin gastar nada de tiempo me dio un golpe fuerte en las rodillas que me derribó de inmediato.
- ¿Qué pasa?, ¿acaso ya estás muy viejo para competir? - Dijo Ernst.
No respondí y le pegué un golpe en su cara, la cual solo se movió un poco por el golpe.
- Idiota, ¿se te ha olvidado que soy un puto robot hecho de titanio?
- No del todo. - Le respondí para después darle un golpe con todas mis fuerzas que sí hizo efecto y lo derribó, lo malo es que mis nudillos quedaron destrozados por ese golpe, aunque mi piel era roja podía notar la hinchazón y moretones que ese golpe había ocasionado.
Ernst se me tiró encima y me empezó a dar la paliza de mi vida, si quiera podía pensar bien por los golpes de Ernst, ya después de escuchar varios de mis huesos muertos romperse, escupí algo de jugo gástrico a la cara de Ernst el cual no pareció importarle o no se dio cuenta. Si él no se dio cuenta que el ácido había dañado un poco su armadura de metal entonces creo que tengo algo de ventaja.
Reuní algo de fuerzas y le pegué otro golpe a Ernst con mi otra mano para sacármelo de encima, lo malo es que ahora no podré usar mis puños, pero no importa, para ganar debo usar mis propias entrañas. Ernst me agarró y me estrelló con la pared mientras me agarraba del cuello.
- Veo que ahora tus dos puños quedaron inservibles, ¿qué vas a hacer ahora?
Me quedé callado y como respuesta le vomité encima un coctel de sangre, bilis, jugos gástricos y lo que desayuné esta mañana. Ernst de inmediato me soltó mientras retrocedió, aproveché el poco tiempo que tenía y lo derribé, una vez estaba en el suelo volví a vomitarle todos los contenidos de mis intestinos.
- ¡Maldito asqueroso! - Me gritó mientras volvía a agarrarme del cuello.
Parece que mi plan no funcionó del todo. Aunque Ernst tenía el rostro sucio y algo corroído no parecía ser impedimento para que me siga destrozando los huesos. Espera, ¡mis huesos!
Me rompí el radio de mi brazo derecho y lo clavé repentinamente en el ojo de Ernst, este se quejó y yo metí mi radio roto aún más profundo, en respuesta, Ernst me arrancó el antebrazo pero dejó expuesto mi húmero el cual me iba a arrancar con mi otro brazo para seguir atacándolo pero Ernst rompió mi otro brazo dejando expuestos mi radio y cúbito.
- Sin más trucos pedazo de zombimierda.
Para probar que estaba equivocado, le lancé de nuevo mi jugo gástrico a la cara, pero al parecer la herida que le dejé por haberle enterrado mi radio dejó entrar un poco de ácido porque lo siguiente que hizo Ernst fue soltarme y empezar a moverse erráticamente como si tuviera Parkinson, Ernst se tropezó con sus propias piernas y a la par reuní fuerzas para poderme levantar. Me acerqué a Ernst y con mi brazo que me había roto lo empecé a apuñalar en las partes que tenían pequeñas aperturas que tenía en sus articulaciones y "costillas".
Ernst hizo un movimiento brusco y rompió los huesos con los que lo estaba apuñalando, lo cual ocasionó que me aleje y tropiece. Ernst logró levantarse mientras tenía un tipo de espasmos violentos y alzó su mano hacia el techo, después de eso las vigas que le dan soporte a la habitación salieron y se incrustaron en mi pecho y abdomen con fuerza.
Ernst parecía que no iba a poder mantenerse en pie por mucho tiempo así que decidí reunir mis ya pocas fuerzas para regurgitar algo de jugo gástrico hacia él, Ernst recibió algo del ácido y se desplomó en el suelo y se retorció como una cucaracha, intenté zafarme de las vigas pero estas empezaron a presionar más fuerte hasta que sentí mis costillas romperse.
Lo horrible de Ernst es que si no tiene su fuerza bruta a la mano, usará su control de los metales, y ahora mismo el maldito me estaba exprimiendo como una naranja.
No sé cuanto tiempo pasó pero al parecer perdí el conocimiento porque desperté junto a Rid quien parecía estar fusionando parte de su cuerpo para curarme como hizo la otra vez que peleamos.
- ¿Qué haces? - Le pregunté a Rid mientras miraba algo sorprendido a mis órganos esparcidos en una mesa metálica y fría que eran conectados por varios tendones y músculos que asumo son de Rid.
- Te estoy salvando, aunque eso implique quedar en coma por unas semanas.
- ¿Qué? No puedes hacer eso, tu todavía no has peleado.
- ¿Desde cuando te importa tanto el programa? Solo ve lo que te hizo Ernst.
- No es eso, me da miedo que te hagan luchar a ti sin que quieras.
- Pues eso ya está pasando, además, si no voy yo entonces utilizarán a Razz. Si lo metieron a pelear hace dos semanas, ¿por qué no podrían hacerlo de nuevo?
- Eso es cierto.
- En fin, cállate un momento, te tuve que sacar por partes y rearmar como si fueras una figurita de acción barata y ahora estoy usando mi propio cuerpo para que no quedes como una pila de huesos y carne putrefacta.
- Gracias, supongo. - Dije algo apenado. - Y por cierto, ¿cómo funciona eso? Tipo, recuerdo que hiciste eso cuando peleamos, pero, ¿eres inmortal o algo así?
- Para hacerte el cuento corto, mis células se regeneran con el daño mínimo y uso eso para literalmente rearmar cuerpos enteros, solo que mis células no tienen super regeneración y debo dar a cambio una buena parte de mi cuerpo, depende de que tanto daño estoy reparando. Oh, y también es jodidamente doloroso porque bueno, me estoy deshebrando a mí mismo para evitar que mueras. Me das las gracias después.
Me quedé callado y en cuestión de unos minutos Rid terminó de "reensamblarme" y se quedó sin su cadera, piernas y parte de su torso, después de eso se dirigió arrastrándose a una mesa y se intentó subir.
- Rid, ¿seguro que vas a estar bien? - Le dije mientras lo cargaba para ponerlo en la mesa a la que se quería subir.
- Gracias, y sí, estaré bien porque cultivo mis propias células y las puedo utilizar para acelerar la regeneración.
- Oh, y emmm... Una cosa más, ¿por qué tomas tantas muestras y estudias tanto nuestros cuerpos? O sea, sé que para que nos puedas tratarnos pero cada que me acerco a tus tubos de ensayo me sacas a patadas.
- Primero, que te saque es para que no contamines evidencia, y segundo, lo hago para no matarlos por accidente.
- Lo sé pero noto que te obsesionas mucho con nuestra anatomía y todo ese rollo.
Rid suspiró.
- Bueno, si ves que me pongo como científico loco es porque la verdad me fascina todo, desde lo más pequeño e insignificante como un montículo de tierra hasta lo más complejo como un ser vivo. Y se me hace un insulto que criaturas tan únicas como ustedes solo sean usadas para entretenimiento barato y que después mueran como animales de circo. Al menos para mí eso es peor que romper todos los mandamientos de Dios, aunque no crea en él.
- ¿Somos únicos? Que lindo.
- Sí, y no te pongas cursi, me refiero a que a pesar de tener tantas cosas en común son los pequeños detalles los que cambian y diferencian varias cosas de las otras. De todos modos, por un grado el agua se convierte en hielo, y por un protón el oro se vuelve mercurio.
- Eso suena filosófico.
- A veces pienso ese tipo de frases en mis ratos libres. He pensado unos cuantos más pero prefiero decírtelo cuando la situación lo amerite, si es que estoy vivo claro.
- Entiendo.
- Oh, y por cierto, Sadie está afuera esperándote, la pobre creo que se traumatizó al verte regado como plato roto.
- ¿¡Qué?!, ¿¡La hiciste recoger mis restos?! - Le grité a Rid.
- No me culpes, ella fue la que bajó donde yo te estaba recogiendo y me empezó a ayudar, le dije que lavara su bata que siempre lleva porque quedó manchada de tus tripas y sangre, aunque conociéndola creo que la va a quemar.
- ¿Cómo puedes decir eso? O sea, sé que sería algo muy típico de ella pero yo jamás te dije algo al respecto sobre ella.
- Cálmate, recuerda que nos da sesiones de terapia casi a diario, a mí por ejemplo me tiene que tratar a diario porque nota que tengo uno que otro trastorno. Tampoco te pongas a la defensiva, ¿o es que te gusta Sadie?
- ¿Qué? No, somos solo amigos y aunque admito que ella es atractiva no me gusta, solo la veo como una amiga y punto.
- Si ella te viera creo que diría que por la forma en que te pones a la defensiva significa que estoy en lo correcto, aunque no sé de psicología. - dijo Rid entre risas, lo cual me empezó a irritar.
- Claro que no vas a saber de psicología, si ustedes científicos se la pasan desmeritando su trabajo de los psicólogos.
- Oye, yo no soy así, y aunque la psicología se base mayormente en pura especulación e interpretación al fin y al cabo es útil, es por algo que se sigue enseñando en las escuelas, ¿no?
- Bueno, tienes un punto... Perdón.
- No te preocupes mucho, es normal que te sientas atraído por alguien, de todos modos recuerda que tuviste una esposa y dos hijos.
- Sí... Pero no creo estar listo para olvidarlos. - Le dije algo desanimado.
- Es normal, según leí por ahí que olvidar a alguien a quien realmente amaste dura como ocho años, aunque eso lo leí en internet y en un video de alguien que apunta siempre hacia arriba, así que pongo eso en duda, de todos modos, pregúntale a Sadie.
- ¿Qué le digo?, ¿que me gustaría invitarla a salir?
- Me refería a lo del dato de superar a alguien por ocho años.
- Oh. - Quería que el piso me tragara, pero algo que me llamó la atención es que Rid estaba particularmente comprensivo hoy, siempre cuando me enojo me dice que me calme y se va o directamente me ignora por las siguientes dos horas.
- En fin, si es que lo que sientes es realmente amor, intenta expresarlo sutilmente. No te quiero desanimar pero Sadie puede tener un novio o incluso un esposo, además que sería algo rara su relación, tipo un zombi y una psicóloga.
- Sí, tienes razón.
- No te deprimas, solo ten en cuenta que no todo se trata de ser positivo siempre, ni de ser pesimista todo el tiempo. Tienes que encontrar un balance entre tus emociones.
- Gracias Rid, no sé que te picó hoy que estás muy positivo. - Dije mientras abrazaba lo que quedaba de su cuerpo.
- Digamos que Sadie me contagió de su entusiasmo, ahora vete antes que vuelva a recordar que mi vida es miserable.
Me reí un poco y me despedí de Rid para después cerrar la puerta y mirar a Sadie quien estaba afuera esperando mientras leía una revista.
- ¡Ponte ropa! - Escuché gritar a Rid desde adentro, Sadie alzó la mirada y rápidamente entré de nuevo a la habitación con Rid.
- ¡¿Por qué no me dijiste eso antes de salir?! - Le grité a Rid mientras este se reía, me quedé completamente perdido en nuestra plática que olvidé que estaba completamente desnudo.
- Perdón, me perdí en la plática y se me olvidó que estabas desnudo, usa algo de ropa de paciente hasta que llegues a tu habitación, me imagino que tienes ropa, ¿no?
- No, de hecho no.
- Entonces dile a... Te iba a sugerir a King Root o a Zachary pero ellos dos siempre andan sin camisa, a veces pienso que les gusta presumir su abdomen definido.
- No estás tan mal. - Dije mientras buscaba una bata de paciente en la habitación donde estábamos.
- Bueno, ya después ve a quien pedirle ropa. Aunque de hecho, nadie a quien le hablas usa mucha ropa, Zachary y King Root parece que son alérgicos a las camisas, Lazus es un animal salvaje y yo no tengo por qué usar ropa.
- Bueno, deséame suerte buscando algo para vestirme o me quedaré con esta bata por la siguiente semana.
- Está bien, te deseo suerte.
Salí y después de rezar para que Sadie no me haya visto desnudo me acompañó a buscar ropa para mí.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top