¿Diamantes o estrellas?


Me desperté temprano como siempre, me lavé la cara y me bañé, me hubiera lavado los dientes si tan solo no hubiera rechazado el tener boca.

Son como las cinco y media de la mañana, así que me fui directo al pequeño gimnasio que encontré junto a Zachary y Red Spine y empecé mi rutina del día, una vez terminé salí de ahí para darme una segunda ducha, vi la hora y eran como las siete de la mañana.

Después de terminarme de bañar fui a la pequeña cocina que tenemos en la sala de estar y me preparé una pequeña ensalada acompañada con algo de huevo, carne y pan. Ya cuando terminé me redirigí a la pequeña cocina y lavé el plato donde comí, nunca me ha gustado dejar todo a última hora así que, si tengo tiempo de hacer algo, lo hago en ese mismo momento.

Zachary me dio una palmada en el hombro que me hizo estremecer un poco, terminé de lavar el plato y lo puse a secar para voltear a ver a Zachary.

- ¿Qué necesitas?

- Nada, solo quería ver si estabas bien, además, no hemos hablado hace mucho. - Me dijo con una sonrisa en su rostro, a veces me pregunto si él solo ve el mundo de rosas y arcoíris para estar tan positivo siempre, a veces me enferma.

- "Hace mucho tiempo", lo dices como si me hubiera distanciado de ti por meses, solamente no he tenido ganas de hablar últimamente.

- Jamás tienes ganas de hablar, ¿estás bien?, ¿te abruma algo?

- Me abruman muchas cosas y ya tengo suficientes problemas como para que te agregues tú solo a la lista. - Le dije y me fui a mi habitación sin mirarlo, así deberá entender que no estoy de humor, aunque para ser justos, jamás estoy de humor.

Salí después de unos minutos para ver Zachary ya se había ido pero solo me lo encontré a él y a Red Spine hablando, y como ambos no se callaban y hablaban fuerte pude escuchar tranquilamente su conversación mientras me sentaba en el borde del pasillo sin que me vieran.

- No lo presiones mucho, sabes perfectamente que él no es muy hablador, además, ¿para qué necesitas más amigos? Tienes a Lazus, a Rid, a Razz, a mí y a Sadie, ¿por qué te empeñas tanto en que ustedes dos sean mejores amigos? - Escuché decir a Red Spine. La verdad, él es el que me mantiene algo cuerdo, me cae bien Zachary y todo pero parece un niño de once años atrapado en el cuerpo de un hombre musculoso.

- Es que simplemente quiero saber si está bien y si no, tal vez pueda hablar con él. 

- Él no quiere ayuda, a veces no puedes "salvar" a todos de su miseria. - Gracias por entenderlo Red Spine, procuro apreciarte un poco más.

- Entiendo. - Dijo Zachary para después quedarse callado mirando al suelo con una expresión algo triste.

Después de eso no tardó mucho para que nos llamaran para ver la pelea de hoy, después de que ya todos estén en sus lugares Sandra apareció en escena y empezó a hablar.

- ¡Buenos días diablillos! Veo que siguen sedientos de más acción hiperrealista y claro, como yo y mi amigo de ahí arriba somos sus servidores los tendremos que complacer. - Dijo Sandra mientras hacía algunas poses raras.

- Y complementando lo que dijiste, tenemos aquí a dos seres incomprensibles pero a la vez muy interesantes, Sandra, ¿podrías recordarnos lo que hace a estos contrincantes tan misteriosos? - Dijo el presentador desde un megáfono.

Una de las paredes de la habitación se abrió y de ahí salió Poker Man cabizbajo con ambas manos metidas en los bolsillos de su gabardina.

- Y aquí tenemos al que probablemente sea el participante más misterioso de todo el catálogo, ¿por qué no le dan una cálida bienvenida a Poker Man mostrando sus barajas a jugar? - Dicho eso, Sandra se acercó a Poker Man. - Y dime chico misterioso, ¿crees que vas a ganar? - Dijo Sandra mientras le acercaba el micrófono a Poker Man.

- No puedo decirlo con certeza porque yo no sé quien es mi contrincante, pero aún así, no debería confiarme. - Respondió Poker Man sin mover ni un solo músculo.

Otra pared de la habitación se abrió esta vez reveló a Belladona quien avanzó con una mirada y caminata segura y enfocada hacia Poker Man, siguiéndola estaba Graizer quien solo miraba a su alrededor con aparente curiosidad.

- Sandra, antes que te humilles enfrente de la audiencia, te tengo que recordar que Belladona no entiende ni habla el español y ningún idioma conocido de hecho. - Dijo el presentador.

- Pues claro que no se me va a olvidar, ¿quién pasaría por alto que esta bella mujer proviene de una utopía alienígena desconocida? ¡Obviamente nadie! Y para que lo recuerden, no deberían meterse con esta chica y su mascota Graizer porque ambos están preparados para destriparte sin piedad en cuestión de minutos, ¿o no es así? - Dijo Sandra para luego apoyarse en el hombro de Belladona quien solo la hizo a un lado con una visible incomodidad. - Bueno, dejando las pláticas de lado, será mejor que empecemos de una maldita vez.

- ¿Listos? - Se escuchó decir al presentador mientras Sandra se subía a la plataforma que salía del techo. - ¡Empiecen!

La alarma sonó y ninguno de los de la sala se movieron por unos segundos hasta que Poker Man tomó iniciativa.

- Sé que no me entiendes, así que esto deberá ser pan comido. - Dijo Poker Man para después sacar cuatro cartas y ponerlas en el suelo, aparecieron unos diamantes rojos flotantes, varios tréboles que empezaron a orbitar alrededor de Poker Man y unas pequeñas espadas que se quedaron cerca de su cabeza.

Dos de las siete pequeñas espadas salieron disparadas hacia Belladona y Graizer, Belladona en respuesta las esquivó y empezó a acercarse corriendo hacia Poker Man, el cual parecía que iba a lanzar otro ataque pero fue sorprendido por Graizer quien se le apareció por detrás y le dio un golpe.

Antes de tocarlo, Poker Man se teletransportó hacia una esquina del cuarto, repentinamente Belladona lanzó unos cuchillos con una hoja brillante amarilla hacia Poker Man. Poker Man iba a esquivarlos pero Graizer se le apareció de nuevo por detrás solo que esta vez Poker Man le clavó una de las espadas flotantes en la cuenca de uno de sus ojos.

Belladona ya se había acercado lo suficiente y se lanzó hacia Poker Man con un cuchillo de hoja amarilla brillante en cada mano, Poker Man se quiso mover pero Belladona y Graizer se sincronizaron para darle dos golpes al mismo tiempo.

Poker Man de nuevo se teletransportó pero esta vez noté que los tréboles que le orbitaban eran menos, debe ser por eso por lo que los golpes de Belladona y Graizer no le afectan, Poker Man lanzó otras cuatro cartas al suelo y al mismo tiempo todos los diamantes flotantes fueron eyectados hacia Belladona y Graizer, siendo este último fue el que recibió el impacto de todos los diamantes.

Belladona y Graizer parecieron dialogar por unos momentos y al terminar Graizer puso sus manos en el suelo y pareció invocar los hexágonos de la anterior pelea que tuvieron ellos dos.

- No eres el único que puede hacer eso. - Dijo Poker Man para después tirar varias cartas de cinco en cinco desesperadamente, mientras hacía eso sus tréboles, diamantes rojos y espadas aumentaron a un ritmo abrumador y en solo unos cuantos segundos ya tenía como mínimo cuarenta de cada uno de ellos.

Graizer siguió con sus manos el el suelo y los hexágonos empezaron a entrelazarse creando pequeñas estructuras parecidas a un pequeño edificio, las estructuras se empezaron a volver un laberinto con varios niveles esparcidos por toda la habitación, a su vez, Poker Man seguía lanzando cartas a lo loco y llegó a un punto donde los tréboles que lo orbitaban eran tantos que no se podía distinguir la forma de Poker Man, de repente, Poker Man paró de tirar cartas.

- Hasta que apareces. - Dijo para que después aparecieran varios tramos de escaleras por toda la habitación llenándola al igual que las estructuras de hexágonos hechas por Graizer.

A este punto no pudimos ver nada, solo escuchamos como los tres empezaban a batallar ferozmente, digo esto porque el cuarto empezó a temblar y se escuchaban sonidos de madera rompiéndose, gritos que parecían ser de Belladona y lo que creo que eran los hexágonos quebrándose.

Después de unos minutos de tanto caos que no podíamos ver, una gran explosión tomó lugar en el centro de la habitación, dicha explosión lanzó a Poker Man y a Belladona hacia las paredes con el pequeño detalle de que Graizer estaba cubriendo a Belladona con lo poco que tenía de cuerpo. Poker Man se levantó de nuevo y gritó.

- ¡No me permitiré volver a perder y quedar en ridículo! - Después de eso lanzó más cartas y en pocos segundos la habitación se llenó de nuevo de los tramos de escaleras los cuales salían disparados por todos lados y rebotaban con las paredes, techo y suelo. Solo que en cuestión de unos veinte segundos otra explosión ocurrió y después le siguieron otras dos con el mismo poder que la primera.

Todo ese caos acabó y los tramos de escaleras se desmoronaron revelando a Poker Man con uno de los cuchillos brillantes clavados en su pecho, Belladona lo agarró de un brazo y se lo quiso romper pero el brazo de Poker Man parecía no existir porque simplemente se doblaban las mangas de su gabardina.

Belladona pareció frustrarse y le dio una patada para luego ser golpeado por Graizer así dando como terminada la pelea.


No me quedo a ver lo que Sandra tiene que decir así que me fui sin pensarlo, no quería ir a los cuartos así que me puse a pasear por el edificio, de todos modos no salgo mucho de mi zona de confort. 

En fin, me terminé perdiendo y no sabía cómo regresar a los cuartos así que me paso pregunte y pregunte a todas las personas que veía pero cada una me daban indicaciones diferentes por lo cual terminé exhausto y dejé de pedir ayuda para no confundirme más.

Mientras iba caminando choco sin querer con una mujer, la cual terminé tirando así que le ofrecí la mano, la mujer era algo vieja pero delgada, como en sus cuarentas, su pelo era largo y algo desordenado por lo que parecía una bola de pelos, llevaba unos lentes oscuros, un pantalón de mezclilla algo descuidado, una chaqueta igual de mezclilla, una blusa con algún tipo de estampado de esqueletos y unas botas negras. 

- Perdón, no vi mi camino. - Le dije a la mujer mientras le extendía la mano.

- Sí como digas. - Dijo la mujer para después agarrarse de mi mano y levantarse rápidamente. Pero lo que se me hace raro es que su voz se me hacía conocida.

- Por cierto, ¿sabe dónde están los cuartos que hicieron para nosotros los del programa? - Le pregunté aprovechando nuestro encuentro incómodo.

La mujer se me quedó viendo y se quitó los lentes para recibirme con una mirada que me decía "¿Es en serio?".

- Mira, no sé nada del edificio, debes preguntarle a alguno de los que trabajan por aquí porque yo solo estoy aquí para decir estupideces sobre ustedes como si fuera una niña hiperactiva. - ¿Qué? ¿Acaso ella participa en el programa? Espera... Cabello largo y algo sedoso.

- ¿Sandra? - Pregunté con confusión.

- ¿Sí mi amor? - Contestó con voz sarcástica.

- No te reconocí, estoy tan acostumbrado a verte maquillada y bien arreglada.

- Pues adivina qué genio, en el mundillo en el que estoy metida se trata de ver quien disfraza más su deprimente y miserable vida.

- Me imagino que hablas de la actuación, ¿no? O sea, por como te vistes pareces algún tipo de actriz.

- Diste justo en el blanco cariño. - Sandra ya se iba a ir pero decidí preguntar lo primero que se me viniera a la mente para no dejar morir tan rápido la conversación.

- ¿Por qué cambias de personalidad cuando estás presentando el programa? Juzgando por tu apariencia esta mujer a la que estoy hablando debe ser la "verdadera Sandra".

- Porque nos pagan por fingir emociones, te acostumbras a fingir tanto que ya ni sabes si puedes seguir expresando emociones correctamente. Pero para resumírtelo con peras y manzanas, es porque me pagaron para actuar como presentadora energética e irritante.

- ¿Enserio piensas que eres irritante como presentadora? Es decir, no estás mal pero me sorprende que lo digas tú. Según yo los actores piensan que todos los personajes que interpretan son obras maestras.

- No necesitas de mucha inteligencia y madurez para que te caiga mal cuando actúo como presentadora y por cierto, necesitas informarte un poco más, aunque no te culpo, no eres actor como yo.

- La verdad me caes mejor así, siendo tú misma.

- Nos caemos bien porque ambos somos amargados y odiamos el hecho de estar vivos, cuando quieras podemos hablar, solo no te pongas a querer sacarme información personal de un día para otro.

- No te preocupes, yo también odio responder cuestionarios disfrazados de plática amistosa.

Sandra rio un poco.

- Somos muy parecidos, me gustaría seguir hablando pero mi agenda está tan llena que parece que está embarazada de quintillizos y que cada embrión tiene otros cinco más por nacer. - Dijo para volver a ponerse los lentes oscuros y caminar como diva.

Bueno, a seguir buscando los cuartos.

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