Aniquilación naval
Puerto de Maihark, 25 de septiembre, mañana
Todo el puerto estaba hirviendo de actividad debido al ataque de 4000 barcos de Louria. Como respuesta, desplegaron a la 2.ª flota con 50 barcos. Los nervios de los marineros era claro. Ellos revisaban exhaustivamente cada parte de los barcos. Las velas fueron revisadas y reforzadas varias veces, las escaleras de abordaje fueron checados 2 veces; flechas almacenadas, aceite imbuido con hechizos de fuego y donde se las sumergirán momentos antes del combate. Los cascos de los barcos fueron protegidos por escudos. Todo perfectamente listo para dar cara a los enemigos.
"Que bella vista." Alabó el Almirante Pancaré. "Pero ellos tienen 4000 naves. ¿Cuántos de ellos volverán con sus familias?"
Se sorprendió ser tan derrotista. Nunca se daba por vencido tan fácil. Siempre iba de frente, aunque la muerte esté a su lado.
"Saludos almirante, vengo a entregar un mensaje del cuartel general" Informó un oficial ejecutivo.
"Léelo"
Esta tarde, 8 barcos de guerra de la marina de Argentina arribarán al puerto de Maihark como refuerzos. Solicitan que envíen a un observador para presenciar la batalla próxima.
"¡¿Solo 8 naves?! ¿Estás seguro de que no fue un error y quisieron decir 800?"
"No hay error ninguno"
"Maldición, incluso piden que enviemos a alguien como observador. Es una muerte segura"
"Almirante, según los reportes, la nave de los argentinos es una fortaleza de metal gigante. Es más grande que muchos de nuestros barcos. Creo que debemos darle el beneficio de la duda."
"De acuerdo, ¿Pero, quién irá como observador?"
"Puedo ir yo almirante"
"No, de ninguna manera. Eres mi mejor oficial, Breweye. No puedo mandarte a una misión suicida"
"Por eso mismo, como soy su mejor oficial, tengo más probabilidades de sobrevivir. Además, ellos se están jugando la vida por los débiles como nosotros, es correcto que yo haga lo mismo"
"Mmmm, de acuerdo. No falles Breweye"
Mediodía, Puerto de Maihark
Breweye estaba anonadado por tremendo barco frente a sus ojos. Todo su sentido común se fue a la basura luego de presenciar la nave de más de 120 metros de tamaño. Los informes no mentían. Incluso llegó antes de lo planeado; parece que es bastante rápido. En eso, un pájaro de metal estaba descendiendo cerca a su posición.
"¡Buenos días señor! ¡Somos los encargados de llevarlo al puente de mando!" Informó un piloto que había descendido.
"Un gus...Me llamo... ¡¿Puede apagar esa cosa?!"
"¡Todo acabará cuando esté dentro del barco! ¡Aguante de momento!"
Ambos subieron al helicóptero rumba a la cubierta. El soldado estaba en lo cierto. Adentro era más silencioso, incluso tienen asientos cómodos.
ARA Almirante Brown, puente de mando
El capitan Servacio Mancilla miraba al elfo bajar del helicóptero desde el puente. Mientras escuchaba a sus tripulantes hablar.
"Mierda ¿Realmente debemos esperar a que suba el elfo? Quiero disparar contra algunos barcos de verdad pronto." Expresó uno.
"No tenemos opción. Es pura política de nuestro presi demostrar que somos mejores que ellos." Contestó otro.
"Solo falta que lancemos golpes de estados en este continente y ya nos pareceríamos a los yanquis." Habló un tercero.
"Nah, parece que estamos jugando un juego de simulación y colonización"
"La verdad..." El marinero se detuvo al notar como en el sonar comenzaba a pitar algo. "Miren esto... Capitan, creo que tenemos compañía."
Mancilla se acerca a la pantalla y ve la insignia claramente reconocible.
"Ingleses... Ugh, pasen el informe a todas la naves y avisen a las corbetas de que no quiten de ojo a ese submarino"
Mientras tanto, Breweye se encontraba asombrado mientras avanzaba hacia el puente.
"¡Increíble! Estratégicamente, los barcos grandes albergan más tripulantes. Y causan más daños al momento del abordaje. Con este tamaño de cubierta, es posible defender y atacar sin muchos problemas. Con 8 naves de este tamaño, es posible ganar."
Mancilla sale a recibir a Breweye.
"Saludos y bienvenido al ARA Almirante Brown."
"Estoy agradecido con ustedes por venir en nuestro rescate." Breweye inclinó levemente la cabeza.
"Pongámonos serios. Hemos detectado que a unos 500 km de distancia al oeste se acercan alrededor de 4000 naves con el objetivo de sitiar Maihark."
"¡¿4-4000 naves?!"
"Nuestra marina se ha comprometido en enviar dos destructores y 6 corbetas. 8 barcos en total. No se preocupe, su seguridad no estará comprometida bajo ningún término." Mancilla sonrió amablemente.
"¿Cómo es posible que estén tranquilos contra una fuerza numéricamente superior?" La mente de Breweye no entra ni la más mínima posibilidad de victoria alguna. "Aunque, con el tamaño de estos barcos... tal vez haya una oportunidad... pero el no ver alguna balista u arpón en la cubierta me pone nervioso."
Continente Rodenius
Costa Norte
"¡Qué escena magnífica! Esos tipos de orejas puntiagudas temblarán de miedo con solo vernos." Dijo el vicealmirante Sharkun apreciando el mar cubierto de barcos.
Todo el esfuerzo de su nación puesto en esta armada invencible. El sudor de todo el pueblo de Louria, y de muchos esclavos, dieron frutos luego de 10 largos años. Cada marinero en cada barco, fueron capacitados por los mejores enviados militares del Imperio de Palpaldia. Incluso él fue reentrenado desde cero por los almirantes extranjeros. Se sentían invencibles.
Luego recordó que su nación usaba naves con tecnologías anticuadas, desde el punto de vista de los demás continentes, y que el imperio usaba cañoneras. Era demasiado temprano para hacerles frente.
"¿Mmm?" A lo lejos, un sonido extraño resonaba por el aire.
"¿Un wyvern? No, eso no parece uno."
Una bestia de metal redonda en su cabeza y con una cola muy corta; muy corta para ser una bestia alada. Aun lado se podía ver la una bandera celeste y blanca. Sharkun no reconoció la bandera.
"ATENCIÓN, AHORA MISMO HABLA LA FUERZA ARMADA ARGENTINA. ESTE ES EL ÚNICO AVISO QUE SE LES DARÁ. RETÍRENSE A SUS COSTAS, Y TENDRÁN UNA CAPITULACIÓN MÁS LENTA. DE LO CONTRARIO NOS VEREMOS OBLIGADOS A DESTRUIR TODO SU PODERÍO EN ESTAS COSTAS."
Solo el sonido de las aguas era audible en el mar. Sharkun apretaba los puños dejándolos blancos.
"¡Este es el colmo! ¡Ustedes simples bárbaros atrasados nunca derrotarán a nuestra flota invencible! !Capitán, derribe a esa cosa!"
Sin perder tiempo una balista, que ya estaba apuntando en dirección al helicóptero, disparó.
"Nos atacan." Dijo el piloto algo sorprendido mientras evadía fácilmente la flecha.
"Por eso te dije que les hables con el protocolo de manual" Su compañero se quejó mientras agarraba su comunicador.
"Creo que de una u otra forma el resultado era el mismo. Eso no importa ahora; diles a nuestros horneros metálicos que ya encontramos materiales para su nueva casa. Y salgamos de aquí, me toca cebar mate con los pibes de la cubierta." Dijo mientras regresaba al destructor.
Con Sharkun
El vicealmirante miraba asombrado como un tiro fácil fue evadido sin ningún esfuerzo. Estaba ordenando otro tiro cuando notó como esa cosa abandonaba su posición y se retiraba.
"¿Acaso se rindieron?" Sharkun se preguntaba confundido.
Un sonido atronador comenzaba a escucharse a los lejos. Cuatro puntos lejanos iban creciendo a medida que se acercaban. Pronto esos puntos se convirtieron en flechas en dirección suya.
Los aviones SUE (Super Etendard) llegaron al campo y usando sus ametralladoras comenzaron a destruir barcos a diestra y siniestra.
"¡¿Qué es eso?!"
"¡¿Están regresando?!"
"¡Idiotas, usen las balistas!"
La defensa antiaérea de Louria fue inefectiva, por decir algo. Los SUE eran como perros sueltos por una casa nueva; hacían todo el destrozo deseado sin limitaciones. Destruyendo a cada barco con todas sus armas y bombas guiadas hasta que se les acabaron. De modo que regresaron a la base con un saldo de 600 barcos hundidos. Sharkun estaba temblando de miedo por perder a tantos barcos en solo unos minutos.
"¡Señor, islas moviéndose a nuestra dirección!"
"¿Islas?"
Sharkun tomó su telescopio de su traje y observó como 8 islas grises se acercaban.
"Esas cosas no parecen islas... ¡¿Son barcos?!" Dijo mientras seguía observando. "Avisen al cuartel general, emitan una orden de que envíen a todos los wyverns disponibles."
"¿No es un poco exagerado?" Preguntó el capitan.
"No quiero cabos sueltos en este combate. Ya vieron lo que nos hicieron esas cosas voladoras." Mirando como aquellas naves de metal estaban a una distancia de 3 km.
"S-Si, entendido" Sin nada más que agregar, el capitan comenzó a comunicarse con el mando central (HQ).
Louria
Base central, campamento de wyverns
"¡Señor, acabamos de recibir un mensaje de emergencia de la flota!"
"¡Léelo!"
"Dice que enviemos wyverns de la base para atacar a la flota enemiga. Al parecer usan una clase de magia extraña"
"¡Despacha a todas las unidades de nuestra base armados en su totalidad!"
Sonidos de alarmas recorrían todo el lugar. Los hombres se vestían con sus armaduras y enlistaban sus bestias para despegar
"¡El décimo séptimo escuadrón está listo para partir!"
"¡Pista despejada!"
"¡Despegando!"
El cielo comenzó a llenarse de wyverns mientras desaparecían en el cielo.
"¿Era necesario despachar a todas las defensas de la capital?"
"Nuestros enemigos no tienen la fuerza para atacar por aire. ¡Esta es una victoria decisiva por el dominio del continente!"
Almirante Brown
"¡Señor, 250 unidades aéreas se acercan!"
"Esto se está poniendo bueno..." Mancilla esbozó una sonrisa. "Preparen a los aspide y los albatros. Denles... pero no consejos."
De la cubierta trasera, los lanzacohetes óctuples de los aspide y albatros apuntaron a los enemigos aéreos y soltaron sus cargas. 16 misiles cruzaron el aire en dirección a los wyvern.
Los primeros pobres desgraciados en morir fueron los de la línea delantera explotando en miles de pedazos. Sus compañeros quedaron horrorizados mientras intentaban con todas sus fuerzas evadir las flechas de luz.
"¡No puedo quitarmelo de encima!"
"¡La luz nos persigue!"
"¡AHHHH!"
16 wyverns fueron chamuscados y enviados al fondo del mar. Los 2 destructores volvieron a lanzar toda su carga mientras reducían los números de los wyvens quedando 196 con vida.
"Objetivos alcanzados. Sin misiles de reserva." Informó un marinero del Almirante Brown
"Preparen munición antiaérea. Carguen los OTO Melara" Ordenó Mancilla.
Los cañones de los 8 barcos argentinos apuntaron al cielo y dispararon.
Por cada metro avanzado, los dragones alados caían como moscas y perforados como quesos. Al final, luego de solo 5 minutos y de estar a solo 7 kilometros, ningún ser vivo respiraba en el aire.
"Señor, cielo despejado. No hay enemigos hostiles cerca."
"¿Qué hay del submarino ingles?"
"Sin actividad, al parecer están observando la batalla ¿Ordeno su destrucción?"
"Negativo, no tenemos capacidades suficientes para luchar contra un submarino nuclear. Tampoco quiero dormir con radiación como compañía. Solo informemos de esto al mando."
"Entendido"
Flota de Louria
Barco insignia
Sharkun miraba temblando el agua roja que se cernía por todo el mar. Resto de wyverns, pilotos... nada de ahí vivia.
Un pensamiento se le cruzó por la mente mientras miraba como esos cañones enemigos comenzaban a virar en su dirección
"Retirada..." Sacudió su cabeza. "No, no, no. Nunca haría eso. Me cortarían la cabeza. Solo hay una cosa por hacer." Tomó el manacom y habló a toda la flota. "¡A todo el mundo! ¡Que las galeras usen los remos y carguen de frente! ¡Usen las lágrimas del dios del viento!"
Todo el mundo corrió a sus puestos, con la fuerza de los remos y las gémas mágicas alcanzaron una velocidad de 18 nudos. Los barcos de madera avanzaban lentamente mientras se acercaban a sus objetivos.
Lo que no sabían es que, al cabo de un rato, explosiones a sus alrededor comenzaron a suceder. Al alzar la vista notaron que sus embarcaciones aliadas era evaporadas en el acto y en sucesión.
"¡Avancen! ¡La retirada será una vergüenza para nuestra familia y patria! ¡No dejen de remar y carguen esas balistas!" Sharkun parecía haber perdido la cordura. Pero, para aquellos marineros, era lo único viable.
Aquella carga naval bajo el fuego constante de explosiones se veía poético y bastante épico para difundir entre historias orales. Al final, la verdad era que la flota de 4000 naves que el Reino de Louria envió para ahogar la economía de Qua-Toyne fue casi aniquilada totalmente. De pura suerte endiablada, el barco del observador Valhal sobrevivió a duras penas.
Su lógica personal estaba luchando contra la realiadad que acababa de sufrir. 8 barcos acaban de aniquilar unilateralmente a 4000 naves. Esto se escapaba de toda lógica.
Los tiros perfectos de aquellos cañones a 3 km era tenebroso. La flota del imperio tenía un rango máximo de 2 km; los cañones era muy imprecisos por lo que construyeron naves de 100 cañones para compensarlo.
Lo más sorprendente fue como eliminaron aquellos wyverns. Ninguna arma era capaz de alcanzar la velocidad de una bestia alada. Pero estos barbaros lo hicieron ver como si fuera un juego.
"Esto puede significar que esta Argentina puede ser una verdadera amenza para nosotros. Debo informar esto lo más rápido posible apenas regrese." Valhal se recostó en el suelo con un pesado suspiro.
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