Capitulo uno "Momento de idiotez"

Era una tarde normal, el sol brillaba en todo su esplendor, el calor del ambiente sofocaba a los estudiates que sospechaban del verano que se había adelantado o que ese invierno iba a ser menos caluroso de todo el universo de Japón, qué es un país con bajas temperaturas, pero, dejándolo de lado la climatización de su país de origen.

Akabane se encontraba mirando su celular de una forma disimulada, su mejor amiga se ausentó ese día y necesitaba su ayuda para molestar a Terasaka, hace meses que no lo hacía y necesitaba su dosis de travesuras firmadas con su nombre -KARMA-.

Sonrió al ver los mensajes de Okuda disculpándose por no estar ahí, pero, despertó muy tarde ya qué se había quedado hasta tarde haciéndo pedidos y sus estudios de bruja tampoco le daban tiempo para seguir con la fachada de humana normal.

Las brujas y magos tenían tantas leyes que mareaban a un simple humano, pero, Karma era una excepción. Fue bendecido con una gran inteligencia que la pequeña brujita Okuda no sabía en dónde la consiguió. Pero, ella la deseaba para aprender y subir su nivel de bruja D cómo mínimo al C.

- ¿Okuda-chan? - Escuchó una voz en su oído, asustado por eso, escondió su celular con miedo de dejar al descubierto el secreto de su amiga.

No, no se lo crean. En verdad fue porque la voz era de su mayor crush en toda su adolescencia y no quería malentendidos, no deseaba qué creyera qué le gusta Okuda, es buena amiga y tierna, pero, no es de su gusto y nunca lo será. Su corazón fue flechado por el chico de apariencias andrógina que estaba detrás de él mientros lo observaba con extrañeza.

- ¿Karma-kun? - ¿Es normal desear borrar el honorífico y deleitarse con escuchar su nombre salir de aquellos labios? Pues sí, lo es. La escritora desearía eso ( y la editora también lo desea :b).

- Hola, Nagisa-kun. ¿Qué pasa? ¿Deseas algo? - Pregunto rápido y nervioso intentando sonreír de forma natural, con egocentrismo, aunque parecía algo nerviosa.

- ¿Nada? Solo te aviso que la clase ya acabó -. Informó mientras movía su mochila de un lado a otro -. Mejor dicho, la escuela acabó y mañana es domingo, es decir, descanso y me sorprende que aún estés sentado y nada preparado -, dijo mientras analizaba todo el puesto de su mejor amigo notando que no arreglo sus cuadernos y estuche, estaba todo desparramado, ya que a mitad de la clase se le cayó sin darse cuenta.

Lo gracioso es que nadie le dijo qué paso eso para reírse un poco del cerebrito de la clase.

- ¿Cuándo se me cayó el estuche? - Preguntó asombrado el menor de edad que solo se sentía como un idiota actuando muy mal frente a su amor platónico.

- Si quieres, te puedo ayudar -. Sonrió con amabilidad el menor de estatura qué se agachó para recoger los bolígrafos que estaban alrededor del asiento.

- ¡No! Yo hice esté desastre y lo arreglaré yo -. Sonrió nervioso mientras se agachaba e intentaba recoger sus lapiceras y demás materiales escolares.

Primero una goma que se resbaló un poco, provocándole un pequeño sonrojo por parte de Karma y una risita de Nagisa que era bajita para no hacer sentir peor a su mejor amigo.

Después trató de recoger las minas, hizó que Akabane se quejara de ellas al ver que estaban todas rotas.

Por último, una lapicera celeste que le dio en su primer año, aunque está ya no tenía tinta, le gustaba tenerla cómo un amuleto de la suerte. Pero, que suerte fue al levantar su mirada y encontrar el hermoso rostro de su platónico mirándolo con alegría al observar la sonrisa del pelirrojo, a Nagisa siempre le ha gustado ver la sonrisa tierna de Karma.

Al notar aquella acción, provocó que el pelirrojo se sonrojara nuevamente dejando escapar el bolígrafo de sus manos, avergonzado dirigió su vista al suelo para recogerla de nuevo.

Fue una grandísima sorpresa ver cómo su mano rosaba con una más pequeña y delicada, fácilmente diferenció la de Shiota. Con el corazón a tope alejó su mano y dejó que el menor de estatura tomará la lapicera, pero, al darse cuenta qué era "esa" lapicera se sintió un idiota por no tomarla antes que su crush.

- ¿Eso es la lapicera qué te di en primero? - Preguntó sorprendido, Karma solo asintió -. Pero, ya no pinta -, informó lo obvio al pasarla por su mano para ver si aún tenía tinta en su interior.

- Es verdad -, susurró nervioso, sentía que estaba en un campo minado.

- ¿Por qué aún la tienes? - Esos ojos celestes llenos de curiosidad, dejaron al menor algo desconectado de su lengua.

No sabía que decir, pero, lo único en su mente era la petición de no decir nada estúpido o delatador sobre sus sentimientos.

- ¿Karma? - Preguntó a su mejor amigo, pues era notable cómo éste se encontraba navegando en el infinito y más allá -. Nagisa llamando a Karma-kun -, hizo una pequeña broma.

- Es porque te amo -. Soltó de la nada, al darse cuenta que Nagisa le pedía que hablará.

Pasaron unos segundos hasta que el pelirrojo se dio cuenta de la gran idiotez que salió de sus labios, mientras el jóven andrógino estaba en silencio analizando las palabras dichas por su mejor amigo. Cerró los ojos un momento para poder responder, pero, al abrirlos nuevamente se dió cuenta que ya no había nadie al frente suyo, solamente sostenía en su mano la lapicera que le dió a Karma.

Sorprendido por no ver a su mejor amigo, el estar solo no era sorpresa, pues todos se fueron al terminar la lección. Se dió la vuelta hacía la ventana, viendo a lo lejos una cabellera roja, corrió a la ventana logrando divisar a Akabane correr con estuche y mochila en mano bajando rápidamente la montaña.

En ese instante Karma solo esperaba que Okuda esté en su sala trabajando alguna posima que lo ayude.

------------------------Pay♡

Revivió su dios, lo se, me extrañaron como yo a ustedes, pero les informo que es por una mejoría en mi vida cotidiana.

En demasía y no es joda.

Ay dios, me siento super rara actualizando algo desde hace un mes y escribir se siente de una forma distinta.

Como si volviera a pensar que los personajes son míos, creo que poco a poco dejare los fanfics.

¿Tal vez este sea mi ultima fanfic Karmagisa?

Quien sabe y si es así, disfrutemoslo juntos.

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