El Paseo
—Tenemos que ir al número 5 de la rúa de Boa Nova. Son quince minutos más o menos a pie, según maps. ¿Te animas? —invito.
Rick no tarda en contestar.
—Sí, claro. Por mí perfecto. A mí me da cosa de que te molesten durante el camino...
—Esperemos que no. Está el día muy bonito como para tomar otro taxi o lo que sea. Necesito caminar. Me relaja. Además, todavía no tenemos paparazis persiguiéndonos. No suelo tener estos momentos de anonimato, tanto como me gustaría.
—Imagino que sabrás que alguien del hotel habrá avisado a la prensa local. Es cuestión de tiempo para que lleguen y se termine la paz.
—Eso será el problema de la Athena del futuro. ¡Aprovechemos los setenta y dos grados!
—¡Anda! No me acordaba de que vosotros medís la temperatura en Fahrenheit. Según Google... son 22. A ver... no es tan buen tiempo. En Málaga a estas alturas estamos con treinta y tantos que serían unos noventa y poco de los grados raros vuestros.
—¿Grados raros? Hay que tener mucha personalidad para usarlos.
—Sí, como las onzas, libras, galones, pies o millas... Son ganas de llevarle la contraria a todo el mundo.
—Somos especiales.
—No pienso discutir esa afirmación.
—¡Eh! Por como lo dices, lo haces sonar malo.
—¿Yo? ¡No! Para nada. —Exagera tanto que me hace reír.
—¿Tan mal os caemos los americanos a todo el mundo? —pregunto, con un poco de tristeza.
—En absoluto, estoy fastidiándote no más. Me importa muy poco de dónde seas, mientras me trates bien. Ya puedas ser un compañero, mi jefe o el rey de España, que no dejo pasar las faltas de respeto.
—Lo pasarías mal en mi mundo.
—Yo sería de esos a los que se tacharía de conflictivos.
—¿Ah sí? Pareces muy tranquilo.
—Hasta que me tocas los cojones. Ahí mi amabilidad se convierte en hostilidad. Tampoco agrediría a nadie, pero sí es probable que los mandara a la mierda.
—Yo lo hice un par de veces y no sabes cómo me criticaron en todos los programas. Se piensan que la libertad de prensa les da cancha para hacer lo que quieran. ¡Que conste que respeto mucho el trabajo de los periodistas, reporteros y fotógrafos! Como tú, no tolero las faltas de respeto y, mucho menos, el acoso sistemático al que me tienen sometida.
—¿Tu pareja está acostumbrada a eso?
—Sabes que no estoy con quien no debe de ser nombrado más. No entiendo tu pregunta.
Aquello dispara una pequeña alarma. ¿Me escucha cuando hablo?
—Claro, pero no sé si estás con otra persona.
Suena muy seguro. Posiblemente esté tanteando el terreno. Mantengamos esta alerta en revisión.
—¿De verdad no te has documentado con todos esos detalles?
—No lo necesito para mi prota. Esa información la puedo crear. Por si te sirve, odio ese tipo de programas y prensa. Rara vez me verás consumiendo esa mierda.
—¿Y tú? Veo en tu mano un anillo. ¿Estás con alguien?
—Hay dos mujeres en mi vida.
—¡Vaya! —La respuesta me sorprende—. ¿Sois de esas parejas modernas?
—No, no. Estoy jugando contigo. Hay dos mujeres de hecho: una es mi esposa Rocío y otra es mi hija Erin —responde, mientras gesticula las comillas cuando dice esposa.
—¿Por qué esposa?
—Es que no estamos casados de verdad. Sino que hicimos una falsa ceremonia oficiada por Marian, el amigo al que le robé la revista.
—No eres el primero que escucho que hace algo parecido.
Recupera su móvil y se pone a trastearlo. Habla de ellas. Si fuera un hombre infiel, habría cambiado de tema. Los incomoda que lo enfrentes con su realidad. Vamos a sacarle más información.
—¿Qué pensarían si te vieran conmigo?
—Rocío no se lo creería y Erin no diría nada. Cumplió dos años hace un par de meses atrás y no sería capaz de entenderlo, todavía. Si lo preguntas por los celos, no pondría problemas. No estamos haciendo nada más que hablar. ¡Aquí están! —exclama y me ofrece su móvil donde veo una hermosa foto de las dos.
—Son muy guapas.
—Lo son. Erin es mi vida.
—¿Y Rocío?
Habría esperado que dijera que eran su vida. ¿Problemas en el paraíso? ¿Debería indagar en el tema? Bueno, si él no quiere seguir, siempre puede decírmelo. Es importante que sepa marcar los límites.
—Estamos pasando por una mala racha. Rocío siente que su vida no está yendo como esperaba y yo no estoy siendo de mucha ayuda. Entre nuestros trabajos, Erin y la poca vida social que tenemos, estamos muy agobiados. Éramos muy buenos amigos, pero creo que no estamos a la misma altura como pareja.
—¿Os queréis?
—Sí. No quiero rendirme todavía. Tampoco quiero que Erin crezca con unos padres que no paran de pelearse. Eso es peor que separarnos —dice, un poco triste—. Nos queda la última batalla.
Quiere seguir luchando. Se nota que la quiere. Me alegra verlo comprometido con Rocío. Siento envidia, no sé si sana —si es que algo así realmente existe. Me habría gustado que el otro se hubiera esforzado por ser mejor y darme el lugar que me corresponde. Yo lo amaba. Ahora dicen que jamás sentí lo mismo por él, que lo dejé de lado y por eso terminó con Anna. ¿Cómo se les ocurre plantear algo así?
Si de verdad fuera cierto que le hice tanto daño, haces las cosas bien, rompes conmigo y después te puedes montar una orgía que no me dolerá tanto como una infidelidad. No entiendo por qué hay tantos medios que toman partido por él y ni siquiera se preocupan por mi dolor.
—Si es lo que queréis, yo creo que podréis lograrlo —apunto—. Me encanta lo risueña que es Erin.
—Tengo mil videos, no exagero, de ella haciendo todo tipo de cosas desde sus primeros días. Respira tranquila que no te los voy a poner.
—¿No me preguntas si quiero ser madre? —inquiero.
—Me gustaría saberlo, cierto. Es una decisión tan personal que no quiero incomodarte con una pregunta así. —Otra respuesta sorprendente—. No soy de esos padres que quieren que todos sigan mis pasos. Como te dije, ella es lo mejor que me pasó en la vida. Tienes que experimentarlo para saber de lo que hablo, siempre que quieras.
—Odio a los talibanes de la maternidad. —Sonríe ante mi comentario. Su decisión es muy inteligente—. ¿Por qué soy menos mujer si decido no tener hijos? No estoy diciendo que no quiera tenerlos. De hecho, quiero ser madre.
—Pero no quieres que te presionen o te obliguen.
—¡Claro! Si tienen que llegar, llegarán. Es posible que ahora sea más sencillo llevar a mi bebé conmigo durante mis giras y todo, pero llegará un punto en donde tendría que dejarlo todo para escolarizarlo y darle la estabilidad que necesita un niño.
—A ver, tu pareja desde luego tiene que colaborar en que también puedas proseguir con tu carrera. Algún día Erin se hará mayor, seguirá su camino y quedaremos Rocío, yo y el resto de nuestras vidas. Ninguno debería de sacrificar su profesión por su hijo y, en el caso de que no fuera posible de otra forma, se tiene que consensuar.
—¿Cuántos años tienes? Suenas muy maduro.
—Treinta y seis.
—Pareces más joven.
—Gracias por el cumplido.
—¿No me preguntas mi edad tampoco?
—No, ya sé que cumples veintiocho en dos semanas.
—¿Ese dato es importante para...? No me dijiste el nombre de mi alter ego.
—Minerva, aunque todos le dicen Mina. Saber esa fecha es más importante para mí que para Mina, aunque cumple el mismo día.
—¿Por qué es importante? Digo, no soy tu familiar ni amiga.
—No, pero te siento así porque fuiste inspiración para ella.
—¿Elegiste ese nombre por ser mitológico como el mío?
—Estaba dudando porque me daba un poco de vergüenza que la gente pudiera ver la relación contigo.
—Si hubiera sido cantante creo que habría sido más notable. Pero ¿por qué vergüenza?
—No sé. No quiero que piensen que es porque me gustas y son mis fantasías de tener algo contigo. El personaje no deja de ser un homenaje a la admiración que me generas.
Nunca me encontré con un escritor que me usara de inspiración como para preguntarle por qué lo hizo. Y la forma en la que expresa su admiración es tan tierna que, si todos lo hicieran de esa forma, no me importaría ser su musa. Es muy bonito que alguien cree un personaje que te represente de una forma tan pura.
—No creo que te importe mucho cuando me lo acabas de decir a mí, que soy la persona homenajeada. Y... ¿hay algún personaje que se base en ti? ¿Su pareja? ¿Un pretendiente?
Mi pregunta, no carente de picardía, lo ruboriza. ¡Soy muy mala! No deja de ser un autor y suelen incluirse en sus libros para vivir esas aventuras que no podrían en otras circunstancias. ¿Su personaje me querrá? ¿Me besará?
—Bueno... sí y no. Son muchos personajes que tienen características mías: a uno de los pretendientes de Mina le gustan los días de lluvia, a su padrastro le gusta el rock y... no puedo decirte nada más o haré un señor spoiler.
—¿Te gustaría que la leyera?
—Te mentiría si te digo que no.
—¿Cómo se llama la novela?
—No está confirmado al cien por cien, pero su título provisional es La Diosa de la Muerte.
—¡Me gusta! Es pegadizo. ¿Yo soy la diosa de la muerte?
Se encoge de hombros y sonríe. Me gusta verlo sonreír.
🎸📖💜
Nuevo capi y esta vez profundizamos un poco en Rick.
Se va generando una pequeña conexión entre ambos, aunque Rick no estaría tan libre como parecía. Esto puede complicarlo un poquito todo (pero me gustan las complicaciones).
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¡Gracias por vuestro cariño y compañía!
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