i n v i s i b l e

Desde que pasé por las puertas de la escuela, todo el mundo a mi alrededor se había empezado a comportar muy, muy extraño; aunque saludaba constantemente a las personas que pasaban a mi lado, ninguno de ellos me devolvía el saludo, ni siquiera me miraban y yo no podía entender por qué. 

No sabía bien cuándo había empezado todo aquello, ni siquiera podía recordar lo que hice la semana pasada pero supongo que eso es normal en mí, siempre he sido muy olvidadizo, pero aún así estoy seguro que no he hecho nada para que los demás quieran dejar de hablarme.

Suspiré algo frustrado de nuevo mientras caminaba por los pasillos de la escuela, resignado de que nadie me saludaría. Entré a clases después, prestando atención al profesor, sin embargo, por más que me empeñara en levantar la mano para responder alguna pregunta o por si tenía alguna duda, él solo me ignoraba y seguía con sus explicaciones. No recuerdo haber sido un mal estudiante tampoco. ¿Es que todos se habían puesto de acuerdo en ignorarme? No es que me sienta tan importante, pero al menos unas cuantas veces al día alguien se giraba a verme en el salón para saludarme, a muchas personas les caía bien y entablaban conversaciones conmigo, no importaba si estábamos en clase o no.

Miré hacia mi costado derecho cuando la puerta del salón se abrió, entonces ahí, recién sentado y escribiendo lo que decía el profesor, estaba TaeHyung, mi mejor amigo. Siempre nos sentábamos en los mismos puestos; al final de la clase, uno al lado de otro y todos sabían que este era mi puesto, por lo que jamás se sentaban aquí. Cuando lo vi suspiré en alivio, pensando que seguramente él me explicaría qué estaba pasando. 

—Hey —lo llamé, pero nada. Quizás no me había escuchado.

Me moví un par de veces para llamar su atención pero no me miraba, no respondía ni hacía ningún un gesto, sólo miraba concentrado su cuaderno.

Psst, Tae —le susurré de nuevo para que me escuchara pero no me hizo caso, hice un puchero—. ¡Tae! —dije esta vez más alto pero nada— ¡Kim TaeHyung! —nada, ni siquiera el profesor me regañó por hablar alto, nadie se giró.

Fruncí el ceño, frustrado y en un momento de enojo traté de mover su cuaderno pero terminé lanzándolo al suelo, provocando que el ruido interrumpiera al profesor y que todos miraran a mi amigo, rápidamente me arrepentí y lo miré con culpa.

—Tae, lo sien...

—Kim TaeHyung, por favor, tenga más cuidado —lo regañó el profesor y este lo miró con el ceño fruncido.

—Pero yo no... —cerró ambos puños, y bufó con fuerza. Levantándose de su puesto y recogiendo el cuaderno que yo tiré—. Sí, profesor —siguió escribiendo, ahora molesto.

Fruncí mis cejas y lo miré con insistencia, él ni siquiera se giró a verme. Traté de llamar la atención del profesor para aceptar la culpa pero me rendí al seguir siendo ignorado.

Después de pasar un completo y horrible día (la mujer de la cafetería ni me notó, así que ni comí), caminé hasta la salida, encontrándome con NamJoon y el resto de mis amigos parados en la salida, charlando tranquilamente mientras estaban, seguramente, esperándome. Sonreí por la idea y corrí hasta ellos, emocionado por el hecho de que quizás podría hablar con alguien.

—¿No han visto a YoonGi? —NamJoon preguntó y me detuve.

Es verdad, YoonGi no ha venido y ya me estaba preocupando. De repente recordé cuando nos escapábamos de clases para subir a la azotea de la escuela y reí un poco por la imagen mental de él tratando de besarme cada vez que nos encontrábamos en los pasillos.

—Joonie, sabes perfectamente que... —SeokJin se calló y una extraña aura se hizo presente alrededor de todos—. YoonGi no vendrá.

NamJoon negó con la cabeza, se notaba molesto y frustrado.

—Tiene que venir, no puede simplemente encerrarse y...

—Es inútil NamJoon, no saldrá de su casa. Ayer Tae y yo intentamos hablar con él y, adivina quien terminó con la camiseta llena de ramen —HoSeok se señaló así mismo mientras hacía una mueca y TaeHyung suspiró.

Yo los miré sorprendido, no podía creer que Yoonie hiciera algo así.

—Me dijo un montón de cosas feas... —murmuró TaeHyung, mirando de mala gana el suelo.

—Odio esto —JungKook pateó una piedra mientras tenía el ceño fuertemente fruncido y sus ojos parecían que se fueran a desbordar en cualquier momento por las lágrimas, no entendí la razón.

—Chicos, ¿qué pasa? —me acerqué a ellos y los miré con curiosidad pero aun así nadie me hizo caso, hice un puchero—. Yah, díganme...

El aire se sentía realmente tenso y no entendía bien el porqué, ¿acaso YoonGi estaba enfermo y todos estaban preocupados por él? ¿Y por qué yo no sabía nada de eso?

—¿Deberíamos ir hoy a... visitarlo? —preguntó SeokJin y asentí emocionado.

—¡Sí! —asentí feliz, quería verlo.

—¿De qué servirá? Si solo nos sacará de la su casa mientras nos grita maldiciones, así lo hace siempre —bufó frustrado TaeHyung y yo lo miré mal, YoonGi no hacía eso siempre.

—No me refería a YoonGi, TaeHyung —explicó SeokJin Hyung y yo fruncí un poco el ceño, porque todos se habían callado y el ambiente se hacía cada vez más sofocante, ladeé la cabeza sin entender y miré el rostro de todos—. No sé... Quizás...

—¿Saben qué? A la mierda, me voy —gruñó JungKook y se fue caminando, de inmediato lo seguí.

—¡Kookie, espe...!

—JungKook tiene razón —HoSeok me interrumpió y lo miré, pero él estaba mirando a los demás—. Vámonos Tae —ambos se fueron caminando a otra dirección.

—¿Chicos? —los miraba sin entender.

Miré a SeokJin y este se cubrió el rostro con sus manos, empezando a sollozar de repente. Me asusté y me acerqué a él, mirándolo con preocupación, él no lloraba a menos que fuera algo realmente malo, no estaba entendiendo nada de lo que sucedía.

—SeokJin Hyung... ¿qué pasa? —pregunté con cautela, mirando como NamJoon lo abrazaba y este se acurrucaba en su cuello.

—Esto es demasiado para mi, NamJoon —sollozó con fuerza—. P-Primero JiMin y ahora YoonGi —me tensé, era la primera vez en todo el día que alguien me mencionaba.

—¿Yo? ¿Qué se supone que hice? —pregunté, estaba comenzando a asustarme.

—Jin, por favor, tú no tienes la culpa de nada. ¿Qué tal si vamos a mi casa? —NamJoon acarició su mejilla y este asintió.

Pero no lo entendía, ¿hice algo malo?, yo estaba con ellos aquí, ahora, ¿cómo es que no podían verme? ¿Cómo es que no se daban cuenta que estaba aquí?

—Estoy aquí, SeokJin Hyung, NamJoon Hyung... —les dije, intentando llamar su atención pero ellos ya se estaban yendo, caminando uno al lado del otro en esa tarde fría para darse calor mutuamente.

¿Qué no veían que yo también tenía frío?

Frío.

Hace mucho frío.

Me giré y corrí hacia TaeHyung y HoSeok.

—¡Estoy aquí! —ni siquiera se giraron. Miré con pánico las calles y divisé a JungKook, corrí hacia él— ¡JungKookie! ¡Mírame por favor!—grité pero me ignoró—. Chicos...

Sentí las lágrimas caer por mis mejillas y un nudo formarse en mi garganta, ¿por qué me trataban así? ¿Qué hice para que dejaran de prestarme atención? Sé que a veces le hacía muchas bromas a HoSeok o a Tae, que también le daba mucho cariño a excesivo JungKook, que le hacía perder la cabeza a Jin y que fastidiaba a NamJoon cuando se dormía, pero esas no eran razones para ignorarme porque ellos nunca se enojaban conmigo, no eran razones para dejar de verme, para ni siquiera sentirme, como si...

Como si no existiera.

Me estaba desesperando, quería que alguien me hablara, que alguien me abrazara, no podía seguir con esto, no podía... No podía...

Miré hacia una dirección entre las calles y sollocé, si había una persona que podía verme ese era YoonGi, el prometió que siempre estaría a mi lado, que siempre me cuidaría que jamás me haría sentir mal, entonces ¿dónde estaba? Tenía que verlo, tenía que hablar con él, tenía que abrazarlo y besarlo y escucharlo decir que todo estaba bien, aunque no fuera así, porque él era el único que me hacía sentir tranquilo aunque todo mi mundo se estuviera derrumbando.

Cuando llegué a la puerta de su casa la golpeé con fuerza, gritando su nombre varias veces, rogando porque me abriera y porque me escuchara.

—¡YoonGi! —grité—. ¡YoonGi, abre la puerta! ¡Por favor! ¡Te necesito! —empecé a llorar, sintiendo mi garganta doler al igual que mis manos por lo fuerte que tocaba—. ¡YoonGi...! —sollocé—. YoonGi, por favor... —apoyé mi frente sobre la madera de la puerta y seguí llorando.

Unos pasos dentro me alertaron y levanté la mirada, sintiendo mi corazón acelerarse y mis mejillas calentar. Los padres de YoonGi estaba trabajando a esa hora, era él, definitivamente era él.

La puerta se abrió y me congelé. Él no me ignoraría, ¿verdad?

Entonces sus ojos se fijaron en mi rostro y sentí ganas de llorar de nuevo, me estaba mirando, a mí, me estaba mirando fijamente y yo no podía sentirme más feliz. Sus ojos se abrieron con sorpresa y me miró de pies a cabeza, sonreí en alivio.

—Y-Yonnie... —sollocé. 

—¿JiMin? —se veía sorprendido, sus ojos estaban rojos y supuse que sí estaba enfermo.

Sin poder contenerme más lo abracé, sintiendo el calor de cuerpo contra el mío, en una sensación tan reconfortante que ya había olvidado. No sabía por qué los demás me ignoraban, tampoco sabía porque YoonGi sí me veía, pero nada de eso me importaba ahora, solo podía pensar en lo feliz que estaba entre sus brazos y lo increíblemente protegido que me sentía. Sus manos acunaron mi rostro y lo miré sonriente.

—Te amo —le dije mientras acariciaba sus pálidas mejillas, el hacía lo mismo con desespero, tocando cada una de mis facciones y acariciando mi cabello.

—Yo también te amo, te amo tanto —las lágrimas se desprendían de sus ojos para bajar por su rostro—. No me dejes de nuevo, por favor —sollozó y me abrazó con más fuerza.

—Jamás lo haré —no entendí a qué se refería pero se lo afirmé, sonriéndole y mirando cada facción de su rostro.

Después de mirarnos un par de segundos más y de sonreírnos, me besó.

Lo hizo de manera lenta, dulce y sin prisas como nuestro primer beso, y yo me sentía de alguna manera... como en el cielo.

•○•○•○•

"Una semana después de que Park JiMin de diecisiete años de edad fuera asesinado en un robo que salió mal, el cuerpo de Min YoonGi de diecisiete años de edad, el presunto novio del fallecido según amigos, fue encontrado sin vida en su casa el día de ayer."

"Se sospecha que fue un acto de suicidio por la pérdida de su pareja ya que se encontraron hojillas de afeitar cubiertas de sangre que concordaban con las heridas de sus muñecas y varias pastillas de antidepresivos esparcidas por toda su casa."

"La hora de defunción se calcula que fue entre la una y tres de la tarde, cuando los horarios escolares dieron por terminados".

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