01
La alarma dio las 5:30 a.m y comenzó a sonar, solo fue cuestión de segundos para que la pelinegra despertara y apagara la alarma. Un bostezo salio de la boca de Madison y seguido dio un estirón, suspiro y miro un punto fijo. Minutos después se levanto de la cama y fue a tomar una relajante ducha.
Hoy opto por llevar una sencilla y bonita blusa blanca tira-huesos, un pantalón de mezclilla pegado y unas sandalias color perla. Tardo alrededor de 1 hora preparando su rostro, maquillo su rostro naturalmente ya que hoy era un día común y corriente en la preparatoria.
Tomo su bolso y bajo hacia el comedor donde toda su familia ya estaba sentada esperándola para tomar el desayuno.
–Ya era hora de bajar. —espetó su madre dándole una rápida mirada.
–¿Tanto tardaste para arreglarte de esa manera? —comentó de mala manera Kimberly una de su hermanas mayores.
–¿Acaso pedí tu opinión acerca de cómo me veo? —contraatacó Madison.
–Ambas guarden silencio y desayunen tranquilamente. —hablo la madre de las chicas sin siquiera mirarlas.
Kim solo rodó los ojos y Madison se sentó al lado de Kendall otra de sus hermanas.
–¿Como les va en el colegio? —pregunto Kourtney.
–No puedo quejarme todas me desean. —respondió Rob el único hermano entre tantas hermanas.
–¿Que dices tu Madison? ¿como vas en el colegio? ¿todo se arreglo? —pregunto Kim con cierto sarcasmo.
Madison apretó los ojos y seguido fulmino con la mirada a la pelinegra.
–No es algo que te importe. —respondió de mala manera.
–No le hables así a tu hermana, debes respetarle. —la regaño su madre.
–Ella también tiene que hacerlo, no debe de meterse en lo que no le llaman. —dijo frustrada.
–¡Madison! No voy a permitir que le hables así a tu hermana, retírate. —ordeno su madre defendiendo a su preferida.
Madison se levanto de la mesa ya harta del trato de su madre hacia ella, siempre era lo mismo, siempre defendía a todos sus hijos por sobre todas las cosas excepto a ella. Madison podría tener todo lo que quería en este mundo excepto el cariño y amor de su familia. Pareciera que era invisible para ellos, que era una vieja manta que debía ser remplazada o peor aun desechada.
Frustrada tomo su bolso y salio de la gran mansión, subió a su coche y condujo hacia el colegio que solo quedaba a unos 20 minutos de su casa. Se estaciono y apago el motor, segundos después apareció Chad su apuesto y popular novio abriéndole la puerta del hermoso coche. Este le tendió la mano a lo que ella la tomo y bajo del auto cerrando la puerta detrás de este.
–Te extrañe tanto cariño. —se acerco a la pelinegra y beso sus labios apasionadamente.
–Igual yo. —correspondió el beso.
–¿Pasa algo? —pregunto el moreno cuando se separaron— te noto algo rara.
–Todo esta perfecto. —sonrió solo como ella sabia hacerlo.
–Esa sonrisa me convenció. —le sonrió de vuelta y deposito un casto beso en sus labios.
Tomados de las manos se dirigieron hacia el interior del colegio.
Entraron al aula captando la atención de todos, satisfechos se sentaron en sus respectivos pupitres los cuales estaban juntos. Solo bastaron algunos minutos para que Sarah y Rebecca entraran por la puerta. Estas sonriendo se sentaron en sus pupitres, Sarah al costado izquierdo de Madison y Rebecca detrás de ella.
–¡Mad no sabes lo que te has perdido! —exclamo Rebecca— debiste a ver estado ahí, hubiera sido mejor que estarás ahí, ¿no es así Chad? —dijo la morena mirando al novio de su amiga con una ceja alzada.
–Por supuesto —hablo rápidamente— debiste a ver asistido me divertí mucho —dijo mirando a la morena con cierto brillo.
–Como sea —le resto importancia— este viernes daré mi fiesta de cumpleaños. —aplaudió sonriendo.
–¡Ya tengo tu regalo! —aplaudió Sarah felizmente.
–Espero sea caro y espectacular. —sonrió.
–¡Por supuesto! —exclamo Sarah.
–¿Puedo llevar a alguien? —pregunto Rebecca.
–Claro, siempre y cuando no sea algún perdedor. —espeto la peli-negro mirando a sus compañeros con burla.
–Para nada —rió junto a sus amigas y el novio de una de ellas.
–¿Quien es el pobre que te tendrá que llevar a tu casa ebria? —se burlo Sarah.
–Es el chico nuevo —sonrió con emoción— ¡es todo un cuero! —exclamo— oh ahí esta. —dijo mirando a la puerta.
Madison, su novio y amigas voltearon a ver al famoso chico nuevo. Un chico de estatura promedio, cabello castaño claro de hermosos ojos color café claro y una sonrisa perfecta cruzo la puerta del aula, haciendo derretir a todas las chicas que estaban ahí.
Es el chico perfecto, el chico de mis sueños, pensó Madison mirando al apuesto chico. Este se sentó al lado de Rebecca y después la saludo con un beso en la mejilla.
Todos en el aula murmuraban al ver al apuesto chico, incluyendo a Madison, Chad por su parte estaba algo celoso y furioso porque no era el el que estaba llamando la atención de todos ahora.
–Soy Madison, es un gusto. —se presento la peli-negra al apuesto chico sonriendo.
–Jacob. —dijo sin interés alguno, sin siquiera mirarle.
Madison estaba impresionada por lo que acaba de ocurrir, era la primera vez que alguien le daba igual hablarle.
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