De regreso a tu mente.
La lejana luz en medio de la inmensa negrura, les indicaba que efectivamente, habían llegado a su destino.
Cruzaron un largo trayecto desde el mundo de las sombras, hasta la mente de Freddy, cosa que Fred no se creía capaz de hacer solo, pues no conocía el lugar del que había partido en primera instancia.
Para su suerte, contaba con su amiga misteriosa, siendo ella la que lo condujo hacia su portador.
Por otro lado, en el mundo exterior se encontraban un castaño y una chica albina de cabellera larga.
Cuando Freddy le comentó casualmente a Mai que quizás Fred estaba con su hermana, no esperaba que ella reaccionara seriamente, pero, vaya que si lo hizo.
En ese momento ambos se situaban frente a un par de espejos, ubicados en casa de la fémina.
—Lo único que debes hacer es preguntar si está ahí. –Le indicó ella–
Freddy, quien para ese punto había dejado atrás su apatía hacia su contraparte, decidió obedecer, ya que no quería seguir dando más vueltas al asunto o permanecer escuchando las historias de su acompañante.
—¿Estás ahí, Fred? –Preguntó al aire, mas no hubo respuesta–
—Sigue sin aparecer –Continuó hablando, esta vez a Mai–
—Dale tiempo, en cualquier momento podría responder.
Suspiró, no creía en la veracidad de esas palabras.
¿Y si no se fue, sino que. realmente desapareció?
Después de todo, había ausentado la dosis del medicamento ¿Qué le aseguraba que su parásito siguiera existiendo?
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El azabache ya podía reconocer el lugar en el que se hallaba, pero no tenía los ánimos para salir de allí.
Temía a la ira de su portador, si bien el chico no era muy fuerte físicamente, las pastillas sí que lo eran y habiendo salido a duras penas de su recuperación por la dosis anterior no pensaba tolerar otra más.
—¿Todo bien Señor Perfección? –Habló la peli-blanca–
—Por supuesto, sólo quería agradecerte por ayudarme.
Al pronunciar la última frase, su mente lo bombardeó con recuerdos difusos del día anterior.
El dolor penetrando su cabeza como si le taladraran, la sangre brotando a montones hacia su boca, donde posteriormente lo ahogaría al punto de que el único sabor que podría percibir sería el metálico de ese líquido espeso y carmesí.
La debilidad mortal de su ser que culminó en desorientación.
Se preguntó si ese habría sido su final, de no ser por ella.
¿Tan frágil era? ¿Tan efímera es su existencia?
Eso le molestaba.
A pesar de demostrar cada día lo resistente que era y por ende lo difícil que sería acabar con él, se estaba empezando a cansar de todo eso.
De que cada día fuera una lucha entre el débil y el fuerte.
Viéndose obligado a ocupar el rol superior, porque de lo contrario la medicación lo vencería.
Puppet tenía razón, debía encontrar una forma pacífica de convivir con Freddy, una donde ambos puedan coexistir.
Divagaba en ese pensamiento, hasta que unas veces conocidas se hicieron presentes en el silencio.
—¿Puppet, Fred; están ahí? –Escucharon ambos, una voz lejana, un eco en el vacío–
La albina avanzó unos pasos hacia el punto de donde parecía provenir el llamado.
—Yo voy, tú quédate aquí.
Él asintió en respuesta, viéndola perderse en su caminar.
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—Aquí estoy, hermana. –Respondió en cuanto salió de la oscuridad–
Ambos portadores miraron el espejo en el que se veía a la chica de cabellera corta.
—¿Dónde está Fred? –El castaño habló, mirándola con desconfianza ante lo rara que era toda la situación–
Ella le respondió con una mirada gélida y palabras secas.
—No se encuentra en condiciones de aparecer, pero ya está de regreso. –Le aseguró, con un tono de voz que casi daba a entender que lo odiaba–
Dicho esto, ella traspasó el cristal que la separaba de los otros dos, estando definitivamente fuera de este.
—¿Cómo te fue hermana? ¿Está bien? –Cuestionó la otra–
—Tuve que hacer una visita de emergencia a el lugar, y llevé a shadow Freddy conmigo. –Mencionó con cautela, mirando de reojo al chico–
—Ya veo, por eso no aparecían. –Concluyó Mai–
—Eh, bueno... Si ya están de vuelta y todo está bien, yo me retiro. –Se excusó tímidamente Freddy, queriendo marcharse–
—¡Hasta pronto, no desconocido! –Se despidió animada la de coleta–
—Adiós. –Vociferó la contraria–
Habiéndose ido el castaño, ellas hablaron sin tanta precaución.
—¿Qué sucedió, Puppet? ¿Por qué tuviste que llevarlo allá?
—Los medicamentos iban a acabar con él, si no intervenía.
—¿Tan peligrosos son?
La contraria suspiró con molestia antes de contestar.
—Sé que quieres evitar que intervenga en sus asuntos, pero si ellos no deciden estar en paz, se matarán mutuamente. –Advirtió–
—Lo sé, la actitud de Freddy me confirmó que no le interesa el bienestar de Fred. –Confesó con decepción–
La más alta era consciente de eso, la gravedad de su misión con los chicos Fazbear era cada vez más grande, debían tener planes, muchas opciones, no podían confiar únicamente en que ellos arreglaran sus diferencias por su cuenta.
Y fue entonces que Puppet tuvo una idea.
—Mai
—¿Sí?
—¿Qué te parece si llevamos a los chicos al bosque que nos ayudó en un principio?
—¡Uhhh, qué idea más misteriosa!
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Dedicado a: Dairacontardo
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