Capítulo 7
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Al momento en que se dispuso por hablar,
lo dejó todo, desde su triste expresión hasta su continuo dudar.
Pisó fuertemente la tierra,
fulminó lentamente con su mirada.
Habiendo cumplido todas las condiciones,
solo debía abrir la boca.
Dejar salir todos esos sentimientos...
-Lo siento...No es nada-
Y nuevamente volvió a fallar.
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-Eres muy tímido con las mujeres, ¿no es así?-
-Supongo que puedes considerarlo de esa forma-
-Jaja, aún eres un niño.-
Por algún motivo, el rubio de nombre Ernest se había interesado en la imagen del recién llegado a la preparatoria Ash Ketchum.
Normalmente, él se llevaba bien con todos los estudiantes, pero era muy extraño este tipo de situaciones.
-¿Qué te pareció Roxie? ¿Es muy linda verdad?-
-¿Te refieres a la Rockera?-
-¡Esa misma! Supe que tuviste un acercamiento con ella, si gustas puedo presentártela.-
Ernest molestaba al pelinegro con golpecitos provenientes de su codo.
-En realidad me acusó de haber espiado en el baño de mujeres.-
Ash respondió totalmente avergonzado.
Los ojos naranjas del rubio brilló mientras se mofaba internamente.
-No pierdes el tiempo, ¿verdad?- el rubio soltó pequeñas carcajadas.
-Solo fue un malentendido.- Ash reía nervioso mientras se rascaba la nuca.
La gran energía que envolvía al muchacho resultó ser un poco incómodo para un Ash que apenas se estaba incorporando en el aula de clases.
Él simplemente no se esperaba tan cálido recibimiento por parte de sus compañeros.
-Que raro eres Ash, hay muchas chicas lindas por aquí.- Ernest se cruzó de brazos pensativo.
-Creo que el raro aquí es otro.-Ash dijo eso último en voz baja mientras desviaba la mirada.
-¿Quiéres acompañarme a comer? Te presentaré a unos cuantos amigos.-
El ojimarron lo pensó por unos instantes, es decir, no tenía nada mejor que hacer.
Por lo tanto no sería mala idea darle una oportunidad en tratar de conocer mejor a sus compañeros.
-Está bien.-
-¡Eso quería oír! Dime, ¿te gustan las chicas tímidas? Conozco a alguien llamada Aria...-
-Tienes muchas amigas, ¿no es así?-
Ash suspiró resignado cuando Ernest lo abrazó del cuello mientras continuaba riendo.
-Aún somos jóvenes Ash, no tiene nada de malo ser un poco enérgico, ¿verdad?-
-Jeje...supongo que tienes razón.-
En ese mismo día, Ash se permitió por un momento dejar atrás aquella culpa que le impedía seguir adelante.
Sin embargo, siempre es bueno darle una oportunidad a la amistad, ¿cierto?
Conoció a algunas estudiantes miembros del club de atletismo.
Eran muchachas muy extrovertidas, pero muy interesantes.
Ellas pronto se convirtieron en las causantes de que todos supieran que "Ash Ketchum es un pedófilo"
Tres integrantes del club de fútbol.
Super carismáticos y de gran amabilidad.
Ellos se volvieron el trío de idiotas que siempre lo golpeaban a la hora de salida.
Y sobre todo, conoció a la novia de su "casi amigo Ernest"
Serena Ivonne, la principal causante de sus desgracias.
¿Acaso él debería odiarla?
La respuesta era no, ya que de alguna forma se sentía mucho mejor sabiendo que el mal trato que recibía reducía la sensación de carencia de justicia.
Quien comete un acto prohibido merece ser castigado.
Ash recibía lo que se merecía, así que todo estaba bien después de todo.
Sobre todo...
Él entendía lo que realmente significaba
aquella palabra capaz de manipularlo todo.
Aquella que desde sus más profundos recuerdos se habían convertido en la causa de toda su desconfianza: Amistad
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Capítulo 7: Lo que significa la amistad.
Siempre al medio día, los alumnos tenían la oportunidad de satisfacer sus necesidades.
No tenían ninguna dificultad debido a la prolongada duración del receso.
Muchos de ellos se reunían en grupos de amigos en las diferentes instalaciones del campus.
En el caso de Ash, siempre elegía abstenerse y permanecer en el aula de clases.
Extrañamente, el día de hoy todo era diferente.
La gran mayoría de los alumnos prefirió quedarse en el aula, los exámenes los estaban volviendo locos y utilizaban el poco tiempo libre en repasar los diversos temas.
Y en el caso del azabache...
-Y dime Aria, ¿estás libre este fin de semana?-
La pelimiel de nombre Serena estaba sofocando con su entusiasmo a la más talentosa estudiante de la preparatoria Kalos.
Esta última solo atinaba a evitar lo máximo posible una conversación.
Era una mañana tranquila, donde cuatro jóvenes compartían un "agradable" almuerzo en los jardines de la institución.
Por supuesto, habían dos chicos ,que aunque no articularon ni una sola palabra, se estaban asesinando con la mirada.
Probablemente a sus ojos habían encontrado mil y una formas de provocar el "accidental" deceso del otro.
Ernest y Ash, ambos estaban separados por las siluetas de dos féminas de cabello color miel y rojo respectivamente.
-Este fin de semana estoy ocupada.- Aria respondió a secas y dió un bocado a sus alimentos.
-¿Eh? ¡Vamos Aria! ¡Conozco un parque de diversiones muy divertido muy cerca de aquí.-
-¿Por que eres tan testaruda? Ya te dije que no es posible.-
Aria frunció el ceño a lo cual la ojiazul agachó la cabeza un poco frustrada.
Aún así, no parecía que eso iba a detenerla.
-Ya dejen eso para otro momento, ahora estamos comiendo.-
Ash interrumpió en la conversación.
Se notaba bastante incómodo, de hecho, no le agradaba para nada la idea de compartir el mismo espacio con Ernest.
-Con esta "agradable" compañía, mi comida ya no tiene el mismo sabor de antes.-
Esta vez fue Ernest quien habló con claras intenciones de provocar al pelinegro.
Aun así, este no parecía darle mucha importancia.
-En ese caso, quizá deberías aprender a cocinar antes de rogarle a tu mamita que lo haga.-
El rubio se sobresaltó ante la respuesta de Ash e inmediatamente levantó la voz.
-¿Eh? ¿Estás buscando que te dé otra paliza?-
-Si deseas que te expulsen por merito propio, adelante, me harías un gran favor quitando tu horrible presencia de aquí.-
Ash se cruzó de brazos y con esto último parecía que la situación empeoraba poco a a poco.
-¡Ya cállense ustedes dos!- Serena refunfuñó.- ¡Están arruinando el agradable momento!-
-Tch...-
Ambos muchachos chasquearon la lengua y giraron la mirada en otra dirección.
Aunque fue Ernest quien parecía mucho más molesto.
Él lo sabía a la perfección, mientras se tratase de Aria, Serena sería capaz incluso de tratar a Ash de mejor forma.
Un verdadero golpe a su orgullo como el chico popular siendo enmascarado por la presencia del pelinegro.
-Como sea, incluso si estuviera disponible, no voy a ir contigo.- Aria habló observando fijamente a la pelimiel.
-Vamos Aria...solo quiero llevarme bien contigo.-
-No, ya deberías haberte dado cuenta de que no te necesito cerca de mí.-
«Eso fue muy cruel...»
Ash pensó a la vez que se llevó la mano a la boca.
La actitud de la chica de cabellos rojos había cambiado tanto en tan poco tiempo que parecía irreconocible a los ojos de Serena.
Pensar en ello solo le causaba mucha más frustración.
Después de tanto tiempo echándose la culpa, y ahora todo la señalaba como una tonta frente a los demás.
Pero...
¿Qué podría tener alguien como Ash para conseguir lo que ella tanto quería sin ningún esfuerzo?
Esa duda le molestaba desde que abría los ojos en la mañana hasta que los cerraba en la noche.
-Lo siento mucho...no quería incomodarte.-
Los ojos azules de Serena tomaron un ligero brillo al desvanecerse sus ánimos y únicamente quedar un cabizbajo rostro.
-Si es todo lo que querías decirme, supongo que me voy de aquí.-
Aria se puso de pie rápidamente y cuando estuvo a punto de alejarse, sintió que su camino era bloqueado.
No por el cuerpo de alguien, sino por la mirada de Ash que parecía como si la estuviera culpando de algo.
«Mentirosa...»
Ash no lo aparentaba, pero se regocijaba internamente mientras su mirada no se apartaba de la muchacha.
-¿Qué ocurre?- Aria habló increíblemente incómoda, jamás había visto al azabache de esa forma. Casi parecía como si estuviera burlándose de ella.
-No es nada, solo acabo de recordar algo.-
Ash igualmente se puso de pie e introdujo sus manos en sus bolsillos.
Nadie lo notó, ni siquiera la misma Aria.
Pero Ash estaba sonriendo.
Y aunque esta expresión no duró mucho, era más que suficiente para asegurar que nuevamente tenía algo en mente.
(...)
(Pov Ash)
Finalmente...
La temporada de exámenes había culminado.
Ahora es cuando se supone que habrá un conteo general de los puntajes de todos los exámenes tomados hasta la fecha.
Al unir esto se formó una nota promedio.
Resultados finales de los exámenes:
Ash Ketchum.- | 98 | 99 |100| 99 |100| 98 | (Primera posición)
Aria Meyerhoff.- |100 |100|100|100| 75 |100|
(Segunda posición)
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.
.
Por donde sea que lo mires, Aria decidió perder por su propia cuenta.
Bueno...
No es como si me desagradara, ya que ahora puedo recibir la bonificación del "estudiante más destacado"
Esta preparatoria puede llegar a ser muy flexible cuando se trata de conseguir que sus alumnos sobresalgan sobre otras instituciones.
Es por eso que su prestigio es altísimo.
Si lo deseara en este instante, podría dejar de lado conseguir la bonificación y hacer uso de un favor especial.
Aquellos idiotas que hicieron de mi vida un infierno han cruzado la valla de la mínima nota requerida a duras penas.
Pero si decido que esta se incremente, ellos serían expulsados de inmediato.
Ja... sería algo muy interesante, pero no.
Prefiero el dinero antes que un estúpido capricho.
-Ey Ash, increíble, esta vez sí lograste vencer a Aria.-
Aquí vamos de nuevo...
-...-
-Es verdad, además, te vimos pillín. ¿Estás saliendo con Aria?-
Alan, Trip y Leo.
Mejor conocidos como el trío de idiotas.
-...-
Hoy no tengo tiempo que perder con ellos.
Mi horario de trabajo se adelantó, además, los problemas causados por Aria y Ernest en la cafetería fueron el detonante de que recibiera una última advertencia de despido.
-Responde Ash, ¿acaso no te bastó con esa niñita?-
Ellos nuevamente se estaban poniendo agresivos, si no hago algo estaré en problemas...
-Oigan, ya déjenlo en paz.-
La imagen de una Serena cruzada de brazos calló la boca de los tres idiotas.
Ellos estaban más que impactados.
Sí, de hecho yo también lo estoy.
-¿Qué? ¿Serena? Tienes que estar bromeando.-
Leo susurró y tanto Alan como Trip dieron un paso atrás.
-Sé que Ernest les dijo que hicieran esto, pero ya no es necesario. Necesito hablar con él, ¿podrían hacer eso por mí?-
-Pero Serena...-
-Es muy importante, así que entiéndanlo por favor.-
El ceño de Serena se frunció.
Al parecer también se siente frustrada...
No me está defendiendo para nada, seguramente ella desea desde lo más profundo que un meteorito aterrice sobre mí.
Sus ojos azules conectaron con los míos haciendo un gesto con su mano que señalaba la salida hacia los jardines de la preparatoria.
Probablemente si no le sigo el juego será mucho peor, así que no tengo otra alternativa.
Solté un suspiro y caminé entre los tres chicos que tuvieron que reprimir las ganas de continuar con sus amenazas.
Parece que acabo de salvarme.
Quien sabe que pueda pasar si descubren que acabo de golpear a tres estudiantes...
(...)
Después de las extenuantes clases, todos los alumnos recibieron un descanso de aproximadamente una semana.
Ahora tiene sentido el porqué de la desesperación de Serena por invitar a Aria al parque de diversiones.
Por mi parte, había conseguido regular los problemas en el trabajo y Aria había dejado de molestarme por un tiempo.
Todo comenzaba a mejorar, o al menos eso creía hasta que recibí un mensaje "amigable"
"Necesito que vengas a mi casa este fin de semana, no puedes negarte"
Aria, realmente es una verdadera molestia.
Pero lo que realmente me interesa saber es cómo diablos consiguió mi número de teléfono.
Eso es preocupante, si alguien lo consiguió tan fácilmente, es posible que otra persona pueda hacerlo...
El día de hoy también tenía bastante trabajo, y sin embargo, ahora me veo envuelto en esta situación.
Al llegar al enorme edificio y ser permitido mi acceso, subí las escaleras hasta la dichosa habitación 61.
Toqué la puerta en dos ocasiones sin recibir respuesta.
-Bien, me voy...-
No lo pensé dos veces y di media vuelta para poder retirarme.
-¡Espera allí!-
¿Eh?
¿Quién es ella?
-Disculpa la demora, tuve que lidiar con unos asuntos.-
Una chica bastante linda cargaba consigo varias bolsas de papel.
Entre estas se podía apreciar una gran cantidad de ingredientes, al parecer para algún tipo de parrillada.
-¿Quién eres tú?- la duda me estaba matando, ella parecía referirse a mí todo este tiempo.
-¿Eh? ¿De qué hablas idiota? Obviamente soy yo, Aria.-
¿Como dijo?
¿Estamos hablando de la misma chica?
Ciertamente si se parecía a Aria, pero tenía el cabello recogido y muy bien arreglado con unos listones en forma de corazón.
Además, llevaba puestos unos lentes que se notaba a leguas que eran falsos.
Su vestimenta consistía en un vestido de color blanco con bordes de distintas figuras geométricas.
También unos zapatos de las mismas características.
Por último, una cadena dorada en forma circular colgaba de su cuello.
No, enserio, quien demonios es esta chica.
-No soy tan estúpido, Aria siempre tiene una cara de "te odio" o algo así como un chimpancé con el trasero irritado...-
No pude continuar, ella me arrojó una de las latas de conserva que cargaba consigo.
-Idiota, hoy es un día importante y necesito la ayuda del único amigo que tengo.-
-¿Eh? ¿Tenías amigos?-
Esta vez fue una bolsa de verduras que se estrelló en mi rostro.
Ella suspiró un poco exhausta y procedió a abrir la puerta.
Aria no parecía ser la misma de siempre.
Su actitud había cambiado bastante y por alguna razón se veía muy animada.
Es más, si la observaba detenidamente, ella tenía una ligera sonrisa, bastante sincera a mi parecer.
Su departamento estaba exageradamente limpio, era muy espacioso.
Aquella vez no había tenido la oportunidad de verlo, así que me impresionaba como una sola persona es capaz de vivir aquí.
-Por cierto, tengo un favor que pedirte.-
La pelirroja se acercó ligeramente mientras jugaba con sus dedos nerviosa.
Ella me ofreció un vaso de agua el cual acepté sin dudar.
¿Por qué siento que esto ya lo he vivido antes?
-¿De qué se trata?- hablé mientras di un sorbo.
-Después de mucho tiempo, finalmente mis padres vendrán a verme.-
Oh...
Pensé que se trataría de alguna de sus tantas tonterías, pero detrás de esa seriedad se escondía una tierna personalidad.
-Bien por ti, pero, ¿qué es lo que hago yo aquí?-
-Estaba pensando en hacer un almuerzo, pero necesito un poco de ayuda.-
Ella señaló la estufa de la cocina, cosa que me extrañó en un primer instante.
-¿Está averiado?-
-No es eso, es solo que no soy muy buena utilizándolo.-
Vaya, vaya...
¿La chica más talentosa de la preparatoria Kalos es un desastre en la cocina?
Quizá estoy exagerando, después de todo, ella tiene pensado cocinar algo muy complejo.
-Pudiste contratar a alguien para que lo haga.-
-¡Claro que no!- ella reaccionó bruscamente.- Quiero que mis padres coman algo hecho por mí.-
Que chica tan problemática, no le veo ningún sentido a esa lógica.
No me llames para cumplir tu capricho, apenas y soy capaz de mantenerme con vida como para malgastar mi tiempo en tus asuntos familiares.
-Si con eso dejarás de molestarme, entonces apresúrate, recuerda que por tu culpa estoy en un gran problema con el dueño de la cafetería.-
Ella parecía celebrar internamente, no se podía evitar, así que solo opté por quitarme los guantes y lavarme las manos.
-¿No vas a quitarte la chaqueta?-
-Así estoy bien, solo terminemos rápido.-
-¡De acuerdo!-
¿Qué diablos le ocurre?
Ella está demasiado feliz.
Veamos...
Si más no recuerdo, este platillo requería bastante concentración.
Es algo muy parecido a hacer un puré de papas, pero se necesita mucho más utensilios de los que encontrarías en un restaurante promedio.
Además, la cantidad de carne que Aria compró era exagerada.
Necesito un rayador de queso antes de comenzar.
Solo tenemos que seguir la receta, no debería haber ningún problema...
-Añade rodajas de tomate...-
Aria susurraba, mientras se encontraba leyendo la receta al lado de una olla con agua hirviendo.
Espera...
Aria no es tan estúpida como para echar eso allí, ¿cierto?
-Listo...-
¡Ah!
¡Lo hizo! ¡Lo acaba de hacer!
-¡Eso es pimentón estúpida! ¡Dame eso!-
¡Es imposible!
¡En la receta no decía nada de agua hirviendo!
-Eso fue muy cruel de tu parte, hace mucho tiempo que no hago esto...-
-Si no puedes hacerlo, no esperes que un milagro lo resuelva, deja de ser tan infantil.-
-No necesito que me digas eso, solo quiero cocinar algo bueno para mis padres.
No te estoy pidiendo que me comprendas, ¿acaso no puedes hacerlo?.-
-Claro que puedo, pero estás yendo muy lejos.
No soy una marioneta, te lo advierto una vez más, deja de creer que podrás usarme a tu antojo-
-¿Qué ocurrirá si me niego?-
-Quien sabe...-
Respondí a secas.
Realmente no la soporto.
Solo quiero dejar atrás mi pasado, pero Aria no deja de interponerse en mi camino cada vez que tiene la oportunidad.
Si ella sigue de esa forma, tendré que mostrarle que no me importa su voluntad o motivación, con tal de conseguir lo que quiero soy capaz de lo que sea.
¿Amigos?
Eso es una verdadera tontería.
Entre nosotros no puede existir ni la más mínima relación de confianza, solo estás buscando llenar un vacío con alguien sin futuro como yo.
-Ey...- Aria repentinamente agachó la cabeza causando una pequeña sorpresa en mí.- Si me ayudas, prometo que no volveré a relacionarme contigo...¿Eso quieres verdad?-
-...-
Creo que jamás había visto esa mirada.
Tan dócil, tan tímida, tan sincera.
Ella definitivamente está reprimiendo muchas cosas, me di cuenta de eso cuando en vez de molestarse, ocultó las ganas de llorar al rechazar la invitación de Serena.
Supongo que esa es la realidad de una mentirosa...
-¿Es cierto lo que dices?- le pregunté seriamente.
-Puedes confiar en mí.-
¡Mentirosa!
-Acabemos con esto de una vez por todas.-
Nuevamente volví a tomar el cucharón y caminé en dirección al lavaplatos.
-Gracias...- Aria susurró suavemente.
-No me agradezcas, vamos, debemos iniciar de nuevo.-
-Sí...-
Quizá era la primera vez en mucho tiempo que una chica cocinaba al lado mío.
Seguramente hubiera sido algo agradable hace un par de años, pero ahora eso es imposible.
-Comencemos por cortar los vegetales.-
-De acuerdo.-
A pesar del lo que ahora mismo nos compete.
Ella está evitando totalmente el hecho de explicarme el verdadero motivo de venir aquí el día de hoy.
-¡Eso no va en la receta estúpida!-
-¡Ya te dije que no lo sé! ¡Déjame de llamarme así!
Pero no es necesario, después de todo, ya sé perfectamente qué es lo que ocurre.
El día de hoy, ella está completamente decidida en continuar con esta farsa, incluso si no consigue nada en el proceso.
Un par de horas, fue lo que necesité para hacer lo mejor posible un almuerzo decente.
No, espera, en verdad salió mucho mejor de lo que esperaba.
¿Será que soy un grandioso cocinero?
Ja...mi madre me dejaría en ridículo...
...
...
...
Otra vez la recordé...
Sacudí la cabeza en reiteradas ocasiones para ignorar todo lo anterior.
Lo más importante ahora es que finalmente ya había logrado finalizar con los últimos detalles.
Ella ya estaba sirviendo los alimentos en la mesa, seguramente sus padres están por llegar.
Quiere decir que ya no tengo nada más que hacer aquí.
En poco tiempo la comida se enfriará y no quiero estar presente cuando eso suceda.
-Eso es todo Aria, ya debo irme cuánto antes.-
Busqué mis guantes con la mirada hasta hallarlo sobre una repisa.
-Antes de eso, ¿puedo preguntar qué te sucedió allí?-
-¿Eh?-
Su pregunta me extrañó por unos momentos, ella señalaba mis manos aún descubiertos.
Oh...
Estaba tan enfocado en terminar lo más posible con el almuerzo que lo olvidé por completo.
-Un pequeño accidente hace algún tiempo.-
Rápidamente lo oculté con los guantes, no quería seguir causando más intrigas en una chica tan perspicaz como Aria.
-Es una gran cicatriz, ¿te cortaste con algo?-
-Sí, un trozo de papel.-
Ella arqueó una ceja al no comprender eso último.
Tampoco deseo que sepa de lo que estoy hablando, pero ya no nos volveremos a ver después de este día. Supongo que es una despedida.
-Bueno, me tengo que ir.-
-Está bien...muchas gracias nuevamente Ash.-
-Ya te dije que no me agradezcas...- casi lo olvido.- Por cierto una cosa más.-
Sin precio aviso, saqué una pequeña caja de mi chaqueta y se lo arrojé con suavidad ante su confundida expresión.
Ella lo tomó en el aire a duras penas.
-¿Qué es esto?-
-Supongo que debería decirlo...- rasqué mi nuca con cierta duda.- Feliz cumpleaños, el regalo es de parte de Serena. Si no quieres recibirlo, puedes hacer con él lo que quieras.-
Aria parecía extremadamente impresionada, y observaba el objeto tan fijamente que podría destruirlo con un poco más de concentración
-¿Ella te lo encargó?-
-No preguntes lo obvio y por cierto...- justo antes que ella diga eso último, noté como un sobre blanco ingresó por la ranura de la puerta.- Creo que te acaba de llegar una carta.-
En el preciso instante que dije eso, Aria dejó el regalo sobre la mesa.
Sus pupilas se habían dilatado intensamente y fue tan veloz para correr como para abrir la carta.
Nada bueno parecía salir de esto.
-Ya veo...-
Aria de pronto susurró con el rostro cubierto por una sombra espeluznante.
Ni siquiera me voy a molestar en preguntar qué sucedió, seguramente eso sea lo mejor.
Está más que claro que toda esa felicidad de hace unos momentos acaba de esfumarse como una hoja de papel en plena tormenta.
-¡Bien! ¡Bien! ¡Muchas gracias por todo Ash, ya debes irte!-
Ella pronto volvió a sonreír y se posicionó detrás mío para empujarme en dirección a la puerta.
-Está bien, yo conozco la salida.-
¿Ella está llorando...?
Parece que aún no lo ha notado.
Pero las lágrimas están saliendo de sus ojos tan rápidamente que parece una broma.
-Como prometí, no volveré a acercarme a ti, así que este es el adiós.-
Tiene razón, esta es mi oportunidad.
Después de hoy, podré volver a la normalidad.
¿Eso es lo que quería cierto?
Sí...eso es lo mejor.
-Adios.-
Cuando finalmente había abandonado el departamento, Aria cerró la puerta con gran fuerza.
-Mentirosa, mentirosa, mentirosa...-
No sé cuántas veces ya he dicho eso.
Bueno, aún tengo tiempo para llegar a mí trabajo.
Finalmente era capaz de deshacerme de esta molestia.
*¡TRASH!*
Mis piernas no tuvieron la oportunidad siquiera de moverse.
Un estruendoso sonido había arrasado con toda la tranquilidad de los pasillos.
El ruido provino del departamento de Aria.
Y no fue únicamente ese, sino que en cuestión de segundos, se podía escuchar como si decenas de platos estuvieran haciéndose pedazos.
Seguido de eso, un fuerte grito comparable a una película de terror estaban desgarrando mis tímpanos.
Cualquiera pensaría que alguien la está matando.
-Oye, ¿estás bien?-
Me acerqué nuevamente y toqué la puerta.
Como era de esperar no obtuve respuesta.
Bueno, lo que ella haga con su vida no es asunto mío.
Solo debo ignorarla, solo eso tengo que hacer...
No siento nada por la persona de Aria, ella siempre ha buscado una forma en la cual pueda aprovecharse de mí.
Aunque...de cierta manera, ella me necesitaba, ¿cierto?
De caso contrario, no se hubiera esmerado tanto en acercarse a mí.
No puedo dejar de pensar en que hay algo que ella está buscando y que solo yo puedo conseguirlo.
En pocas palabras, cuando dijo: "este es el adiós"
No fue otra cosa más que un ejemplo de lo que mejor saber hacer: Mentir.
Incluso si ella está sufriendo en estos momentos, no me interesa.
Pero, ¿por qué simplemente no puedo dejarla e irme?
Por más que lo intento, mis propias piernas me han traicionado.
¿Todavía tengo miedo de que vuelva a ocurrir lo mismo?
¿Por qué cuando veo a una chica sufrir siento que la culpa es mía?
No es justo para nada...
Mi propia mente está jugando conmigo mismo...
¡Maldita sea...!
-Aria, voy a entrar.-
La habitación de Aria tenía un sistema de seguridad muy elevado.
Pero ella había dejado la puerta a medio cerrar, por eso mismo no fue difícil el acceso.
Apenas ingresé en la habitación, pude observar toda la comida de hace unos momentos en el suelo.
No era solo eso, sino que toda la mesa estaba de cabeza y los platos se habían hecho pedazos.
Aria golpeaba con furia los restos de los trastes a pesar que estaba lastimando seriamente sus manos.
Salían borbotones de sangre y por cada segundo que transcurría empeoraba más y más.
Corrí hacia ella tan pronto como fue posible y la tomé de los brazos.
-¡Ya detente! ¡¿Qué demonios estás haciendo?!-
-¡...!-
Quizá cometí un grave error al creer que hacía lo correcto.
Ella de pronto comenzó a gritar totalmente enloquecida, es más, sus movimientos feroces intentaban golpearme de cientos de formas posibles.
-¡Tonta! ¡Estás destruyendo todo!-
-¡SUÉLTAME! ¡SUÉLTAME AHORA MISMO!-
Esto no era nada normal.
Parece que había tocado un punto muy sensible, era el punto de quiebre que aterrorizaba a Aria.
Ella no estaba pensando con claridad, eso puedo asegurarlo, sus ojos parecen estar perdidos en una densa neblina de desesperación.
No podía darme el lujo para permanecer de esta forma por siempre, sino ella puede ser capaz incluso de darme una paliza.
¿Qué demonios hago?
Cuando se trata de una mujer soy incapaz de entenderlas, pero lo peor de todo es que no puedo defenderme aunque mi vida dependa de ello.
-¡Oye! ¡Ya detente!-
-¡SUÉLTAME...!-
¿Qué demonios le ocurre?
Es imposible contar el número de veces que acaba de golpear mi rostro.
Creo que mi nariz está sangrando...
Tuve que hacer un poco más de fuerza de lo normal para asegurar que se detenga solo un momento, eso es lo que necesito, solo un momento.
Con las palmas de mis manos la tomé fuertemente de las mejillas haciendo parecer como si fuera una ligera bofetada, de hecho casi inexistente; pero lo suficientemente firme como para detenerla.
-Mírame a los ojos, solo mírame a mí, ¿de acuerdo?-
¡Eso es...!
Ella parecía estar muy confundida; se notaba en sus agitadas respiraciones al momento de mascullar, pero poco a poco parecía volver a la normalidad.
Su cuerpo lentamente comenzó a caer de rodillas mientras aún la sostenía.
Al transcurrir unos segundos y dando por culminado cualquier rastro de terror en sus ojos, ella procedió a observarme fijamente con la boca ligeramente abierta.
-¿Q-Qué estás haciendo aquí?-
Extrañamente, Aria estaba tiritando cual persona al sumergirse en la playa a medianoche.
Además, observaba de izquierda a derecha sumergiéndose en un mar de desesperación.
-Eso no importa, ¿ya estás mejor?-
Que alivio...
Ella tiene las uñas muy largas, las mangas de mi ropa están completamente rasgadas y quizá dejó alguna marca en mi piel.
Duele mucho...
Cuando noté que todo ya estaba bajo control, la solté de mi agarre suavemente para evitar que sus brazos se entumecieran.
-Sí, eso creo...¿Qué ocurrió?-
-¿No lo recuerdas?-
La cabellera de Aria estaba hecho un desastre, el sujetador había desaparecido probablemente durante el forcejeo.
Unos cuantos cabellos cubrían sus ojos ocultando su rostro desanimado y cabizbajo.
-Ya veo...otra vez ocurrió lo mismo.- Ella susurró ensimismada
-¿Otra vez?-
-En ocasiones, suele suceder que pierdo totalmente la cordura.
Yo...no puedo hablar con ningún hombre, siempre que uno se acerca, mi corazón comienza a doler y latir como si estuviera a punto de estallar...-
¿Eh?
¿Acaso ella fue...?
No puede ser...
-¿Entonces cómo te acercaste tanto a mí?
Es más, fuiste muy descarada conmigo.- le dije bastante confundido.
-Eso fue...-
Aria nuevamente volvió a agachar la cabeza con cierta timidez que crecía con cada palabra.
-¿Fue...?-
-...Fue porque estaba feliz...-
-¿Feliz?-
Su rostro siempre parece despreciar a los demás.
El que ella esté feliz, es muy poco convincente.
-Tú...¿Recuerdas la primera vez que nos vimos?-
El movimiento nervioso de sus dedos y el rubor cubriendo sus mejillas eran más que suficiente para que cualquier persona se haga una idea equivocada.
No te dejes engañar...
No lo hagas...
-¿Te refieres a ese día en la oficina con la profesora Juniper?-
Respondí algo dudoso, realmente no recuerdo haber visto a alguien con características similares.
-...- ella me observó por unos instantes y de pronto suspiró decepcionada.- Era obvio...-
En un rápido movimiento se puso de pie y caminó hacia un estante.
Habían varios documentos y libros, ella tomó uno de estos y comenzó a hojearlo.
-¿Eh?- mi intento de balbucear se detuvo cuando ella me mostró una foto.
Simplemente mis ojos se entrecerraron por la sorpresa.
¿Cómo es posible que no lo haya notado?
"Ice Cream"
La revista de Kalos reconocida a nivel internacional.
Exhiben las últimas novedades del mundo de la moda con gran aceptación.
Al llegar a esta región intenté trabajar en todo lo que podía, fue en ese lugar que tuve un trabajo de medio tiempo.
Nada del otro mundo, solo tenía que limpiar y asegurarme que todo marchara a la perfección en las sesiones de fotografía.
"Ariadna Ivanov"
Es una chica tan alegre que podrías vomitar arcoíris al verla sonreír.
Es exageradamente popular, pero siempre se le veía muy distante con los hombres.
Es cierto, fue por ella que también perdí el trabajo.
Estaba prohibido que me acercara al personaje de Ariadna, pero creí que no importaba si es que solo le entregaría un vestido.
Bueno, eso lo merezco por estúpido.
Es cierto que el parecido es notable, pero Ariadna tiene el cabello de color azul, ¿cómo reaccionarían sus fans al enterarse que se trata de una peluca?
Además las personalidades de ambas no concuerdan para nada.
-¿En serio eres Ariadna? Sí que eres una gran mentirosa, jamás llegué a pensar que podrías fingir tu personalidad de esa manera.-
-En estos momentos soy Aria, en realidad detesto ser modelo.
Tener que sonreír para otras personas, aquellos quienes únicamente me ven como un objeto de hacer dinero...- su gesto de asco no tenía ningún tipo de disimulo.
-Si lo odias podrías dejarlo fácilmente, no creo que tengas necesidades económicas.-
Eso fue muy inocente de mi parte, ¿verdad?
-Tonto...no pienses que mis necesidades son iguales que las tuyas...- Aria se cruzó de brazos y de nuevo había vuelto esa fría expresión.- Podría tomar mi billetera y lanzarlo al fuego si de eso dependiera volver a hablar con mis padres.-
-¿Los amas tanto?-
Aria observó el techo de la habitación buscando una respuesta adecuada.
-Ellos me dieron todo, cualquier capricho mío, comía lo que quería, me llevaban a mis lugares favoritos.
Me mimaron tanto que me sentí muy afortunada...-
Eso suena como una familia perfecta.
"Ice Cream"
Leí en las noticias hace unas semanas que los dueños de esta empresa estaban en un conflicto por quién se quedaría con la mayor parte de las acciones.
¿De verdad esos dos son marido y mujer?
-Pero...ellos nunca confiaron en mí.-
La melancolía se hizo presente.
-...¿Acaso hiciste algo malo?-
¿En serio?
¿Quién soy yo para hacer esas preguntas?
-Mi único error fue haber dado el examen de ingreso a la preparatoria de Kalos.
¡No entiendo por qué hice esa estupidez!
¡Debí saber que habían tantos estudiantes insatisfechos con su vida que no dudarían en hacer mi vida un infierno!
¡Debí haberme dado cuenta que un maniático se había obsesionado conmigo...!-
Ella gritó tan fuertemente que lastimó su propia garganta.
Seguramente tenía tantas cosas reprimidas que no pudo mantener por mucho tiempo.
No me queda duda...
Aria a tan temprana edad había sufrido el golpe de la realidad.
Supongo que no éramos tan diferentes después de todo...
Ambos estamos sucios por dentro.
-Lo siento...no quería que recordaras eso.- hablé bastante apenado.
¿En qué clase de mundo estamos viviendo?
¿Acaso la vida de una persona vale tan poco?
¿Por qué tiene que ser de esta forma?
Tenemos tantos deseos que no pueden ser cumplidos por nuestra propia cuenta.
Aun así, siempre existe esa esperanza en que alguien más pueda conseguirlo por nosotros.
Esos deseos, esos anhelos, absolutamente todo se ha convertido en un instrumento de manipulación eficiente.
Es un error creer que para controlar a alguien es necesario la violencia...para nada.
Si realmente el objetivo es someter a esa persona, lo único que debes hacer es darle lo que quiere cuando más lo quiere.
Ni siquiera la mejor arma del mundo es capaz de hacer algo similar.
-Está bien...Mou...ya estoy harta.-
Las voz aguda de la chica comenzaba a sonar un poco deteriorada.
Un nudo en su garganta le impedía mantener la compostura, por ello mismo cubría su rostro evitando verse lo más indefensa posible.
Mi cabeza comenzó a dirigirse en dirección al suelo, todo esto debido a que, al igual que en esa ocasión...no tengo palabras para describir mis sentimientos.
De esta forma, pude notar la pequeña caja de hace unos momentos.
El regalo de Serena había sido decorado minuciosamente, pero ahora estaba hecho un desastre.
-¿Quiéres abrirlo?- lo tomé en mis manos y se lo mostré a una Aria con el rostro cubierto de lágrimas.
-No lo sé, aunque creo saber de qué se trata.-
Ella dijo eso último relativamente atemorizada.
A juzgar por esa actitud, diría que sabe exactamente el contenido.
El tamaño del regalo es tan pequeño que solo puedo pensar en alguna especie de joya o adorno de vestimenta.
-Aquí tienes.- por segunda vez en este día, le estaba entregando el mismo objeto.- Si no te gusta yo mismo puedo botarlo.-
No parecía muy convencida, pero a fin de cuentas se decidió por aceptar.
Era lo mejor, sino la situación podía volverse un tanto incómoda.
Aria abría la cajita muy delicadamente.
Casi como si tuviera algún temor por romper la envoltura, incluso si estuviera diseñado para eso.
Se demoró un poco, pero finalmente lo había conseguido.
Inconscientemente fijé mi atención en su contenido.
-Jeje...lo sabía.- Aria rió amargamente, con una mano tapó su boca para evitar que sus gemidos pudieran hacerse notar en la habitación.
El regalo era un pequeño listón para el cabello, tenía la forma de una flor y el color tan llamativo como el cielo siendo acompañado por el alba.
-Es muy bonito, mi hermana tenía uno similar...-
Lo recuerdo perfectamente, Anabel se veía tan tierna que aquel día le tomé cerca de un millón de fotografías en diferentes ángulos.
Era tan divertido verla avergonzada que no podía evitar seguir molestándola...
Menuda mala suerte.
La capacidad de mi memoria es bastante buena, la razón es biológica, pero aunque sea de mucho utilidad en los exámenes...
Hubiera deseado que no fuera así...
-Ella ya debería saber que no debería relacionarse con alguien como yo.-
Así que de eso se trataba.
Aria sí recordaba a Serena, es solo que su gran habilidad para mentir era lo que le permitió mantener una actitud fría ante los demás.
Sí...ya lo sabía.
-Serena siempre está tan desesperada en querer disculparse contigo.- le comenté intrigado.
-Al igual que yo, Serena nunca fue bien recibida por los estudiantes.
Pero ella es muy linda, de todas las formas posibles.
Su personalidad es encantadora y no tiene miedo en decir lo que piensa, quizá no lo creas, pero ella tiene mucho más talento que yo.-
¿En serio?
Todas las veces que me he topado con ella no he podido diferenciar entre una estudiante aplicada o un tumor en los glúteos.
-Cuando conocí a Serena...- la chica limpiaba sus lágrimas.- Y descubrí tantas cosas que ella escondía, supe que mis problemas no eran nada comparados a los de ella.-
-...-
-Decidí ayudarla tanto como me fuera posible, solo bastó un poco de tiempo y ambas nos complementamos perfectamente.
Ella era la mejor amiga que podía pedir, o al menos eso fue hasta que me presentó a Ernest.-
Cuando ella mencionó al chico inmediatamente se llevó la mano a la frente lamentándose.
-¿Qué tiene de malo Ernest?-
-Ya lo sabes, ¿verdad?
Él no es el chico bueno que todos piensan que es...-
En efecto, desde el primer instante que llegué a esta preparatoria, supe rápidamente que Ernest era la imagen viva de la persona que manipula a los demás.
Él sabe perfectamente como hacer que los demás bailen en la palma de su mano.
-Ernest nunca podrá hacer lo que quiera conmigo.- dije totalmente convencido
-Lo sé.- la pelirroja sonrió dulce y sinceramente. Incluso si alguien tan molesta como ella se atreviera a verse un poco más delicada, se veía mucho mejor que antes...-Pero ten mucho cuidado, no es la clase de persona que se da por vencido fácilmente. Si no le agrada alguien, lo aplasta como si fuera una cucaracha.-
-Bueno, si Serena decidió volverse su pareja, ese es su problema.
Siendo una chica tan "hábil" debió saber a qué se exponía.- no dudé en expresar esa opinión.
-Serena está desesperada.- Aria repentinamente soltó esa frase, me extrañó un poco la verdad.- No sé el porqué, pero ella siempre ha sido muy sensible en este aspecto.
Siempre intentando darle todo el cariño posible a una persona; su hermanita Main no era suficiente. Ella necesitaba a un chico al cual puede querer como algo más, fue entonces cuando se reencontró con su amigo de la infancia, ese es Ernest.-
Desesperada en amar a alguien, ¿eh?
Es tan extraño, en mi caso, también estoy en las mismas condiciones; la única diferencia es que no deseo amar a alguien.
Ya cometí un error similar en el pasado, el amor no calma tus ansiedades, lo único que consigues es una forma de escapar de un día asqueroso.
Si alguien puede darme esa tranquilidad, posiblemente lo acepte en mi vida.
Pero jamás le entregaría mis verdaderos sentimientos, solo sería un peligro.
No para mí, sino para la desafortunada persona que llegue a creer que puede confiar en mí.
-Es cierto, escuché sobre tu hermana, ella...-
Aria parecía mucho más calmada, pero la tristeza en su rostro parecía imborrable, al menos por el momento.
Su cambio de tema causó que mi corazón diera un fuerte salto, pisé fuertemente el piso para evitar que algún desliz ocurriera.
-No la menciones, seguramente me está esperando en casa; ella es muy caprichosa, ha decidido por su propia cuenta volverse independiente a tan temprana edad.- hablé rápidamente con la intención de cerrar el tema.
-¿Eh? ¿Pero ella no está...?-
-Está esperándome en casa, ella está esperándome en casa...- interrumpí
Ya lo sé idiota, no tienes que repetirlo...
¡Olvídalo de una vez!
¡Si es posible olvídame a mí también!
*Titi*
Mi reloj nuevamente había sonado.
Era la última alarma.
A partir de este momento estaba llegando tarde otra vez, supongo que a fin de cuentas no lo conseguí.
La fémina notó esto raudamente, se llevó ambas manos a su rostro preocupada al parecer.
-Lo siento...es mi culpa.-
-No.- otra vez la interrumpí.- Yo decidí por mi propia cuenta esto.
Estas palabras no la convencieron para nada, sus ánimos estaban por los suelos.
-Dame eso.- me acerqué señalando el listón.
-¿Eh?-
Ella lo entregó sin hacer mayores preguntas.
-No sé en qué lugar has arreglado tu cabello, pero ten por seguro que no va para nada contigo.-
-¡¿Qué dijiste?!- la pelirroja exclamó mostrándose muy indignada.
A pesar de su molestia, ella no puso resistencia cuando tomé el listón en forma de corazón de su cabello y lo retiré delicadamente.
Sé perfectamente lo que debo hacer.
Una chica con la piel tan delicada como Aria se vería mucho más femenina de esta forma.
El listón en forma de rosa hacía un increíble juego con el flequillo de su cabello.
El alba siendo impregnado con el fuerte destello del atardecer sangriento.
Era un color muy pasionante, muy intenso a mi parecer.
Lo suficiente para demostrar que Aria era una chica capaz de conseguir la vitalidad necesaria para lograr sus objetivos.
-Sí, estás linda.- fuí totalmente sincero, a veces creo que quien verdaderamente se sentirá solo seré yo.
Una vez que ambos no volvamos a vernos, volverá mi vida tranquila.
Mi tranquila, aburrida e insustancial vida...
-¡¿Qué?! ¡Tonto, eso no es algo que debas decir tan a la ligera!-
¿Por qué está tan avergonzada?
Solo dije lo que era cierto.
Y lo cierto es que Aria Meyerhoff es una chica muy linda, igual de cierto es que no siento nada ella.
Pero a pesar de eso, está tan ruborizada y nerviosa que podría reírme en estos momentos.
Mi teléfono móvil comenzó a vibrar mientras aún estaba en plena conversación.
-¿Sí?- contesté
-Ash, soy Ben...-
-Sí, fue mi culpa.- no le tomé mucha importancia.
-Bueno, no es necesario que vengas mañana, conseguí un nuevo camarero. Gracias por todo hasta ahora y espero que lo entiendas.-
-Sí, no te preocupes, gracias igualmente.-
Fin de la llamada.
Su duración fue tan corta, pero eso parecía ser suficiente para decirme: "Estás despedido"
Ufff
¿Ahora que voy a hacer?
-Es hora de irme Aria, escucha, puede parecer que estás en un gran conflicto, pero si te has esforzado tanto hasta ahora.
Ten por seguro que tú recompensa llegará pronto. Adiós.-
Eso era todo...
Así debían ser las cosas, breves.
El mayor sufrimiento tiene como causa cuando nos empeñamos en mantener por largo tiempo una mentira.
Solo faltaban unos cuantos pasos para llegar a la salida, pero justo cuando iba a girar la perilla.
Observé la carta que Aria recibió hace unos momentos.
Solo decía: "Feliz cumpleaños" y habían bastantes billetes de alto valor en él.
Así que ese era el motivo, ella debió sentirse muy frustrada.
Bueno, seguramente ella venga a buscarme nuevamente mañana, es imposible que se rinda...
-¡Espera un momento!-
Lo sabía...
Sus pasos resonaron en la mayólica al correr hacia mí.
Ni siquiera tuve la oportunidad de voltear a tiempo, ella había sujetado con fuerza las mangas rasgadas de mi chaqueta.
-No me importa si no significa nada para ti.
¡Pero por favor, permíteme estar a tu lado!-
No había nada en esas palabras...
No era una confesión de amor, ni tampoco un intento de conocernos mejor.
Solo era una chica desesperada por encontrar a alguien que pueda querer como a sus padres.
Tonta...
No sabes para nada la horrible persona que soy.
-Escucha Aria, no soy la persona que crees, yo...soy incluso peor que Ernest.-
-¡Por supuesto que no!- Ella lo negó agresivamente, mis ojos se abrieron de par en par.- ¡Tú entraste por esa puerta y me ayudaste aun cuando solo te lastimé!
¡¿Sabes por qué fui tan obstinada contigo?!
¡Jamás creí que esto sucedería, pero desde aquel día en el salón de maquillaje.
No sentí ni una pizca de miedo cuando te acercaste, supe de inmediato que debía encontrarte a como de lugar!-
Eso explica el hecho de que la profesora Juniper estaba muy nerviosa en presentármela ese día.
-¿Y eso qué? No quiere decir que sea una buena persona.-
-¡Lo sé! ¡Pero no tengo duda alguna! ¡Si estoy contigo estoy convencida que puedo sentirme protegida!-
Maldigo esa gran habilidad para ver a través de los demás.
¿Por qué tenía que toparme con una genio?
¿Estás bromeando?
Otra vez Aria estaba llorando.
¡En serio no soy una buena persona!
-Ufff, entonces si dices la verdad no deberías tener ningún problema.- extendí mis brazos hacia ambos lados- Puedes golpearme con total libertad, descuida no voy a lastimarte. Si puedes hacerlo, lo consideraré.-
Ella no debería ser capaz de eso...
No importa que tan segura se sienta a mi lado, es imposible que pueda olvidar esa sensación de peligro...
...
...
...
¿Qué...?
Ella no lo dudó ni un segundo...
Pero no me estaba lastimando, todo lo contrario, me abrazó tan fuerte que me estaba ahogando.
-¡Gracias! ¡Muchas gracias...!-
¿Por qué justo ahora?
Ella no está mintiendo.
¡¿Por qué justo ahora?!
"Honesto consigo mismo"
El Ash del pasado solo podía enamorarse de una chica así.
Quizá es por eso que yo...
No...ya no tiene sentido recordarlo.
-¿Puedo hacerlo?- Aria dijo eso con las pocas fuerzas que le quedaban
El color carmesí de sus ojos y sus párpados comenzaban a ser invadidos por un intenso color oscuro que se humedecía rápidamente
-Está bien, puedes desahogarte todo lo que quieras.-
-¡Muchas gracias Ash!-
Esas fueron sus últimas palabras antes de estallar en llanto en mi pecho.
-Feliz cumpleaños Aria.-
Maldita sea...
¿En qué estoy pensado?
Soy yo quien debería estar agradecido..."deseo con locura que alguien me necesite"
Pero....entre nosotros, no hay mejor mentiroso que yo.
¿Ahora lo entiendes?
Una relación en la que no importa más que conseguir el mayor beneficio.
Un medio para lograr tus objetivos a costa de la felicidad de los demás.
¿Lo entendiste?
¿LO ENTENDISTE?
Eso es lo que significa la amistad...
Capítulo 8: Lento y caudaloso
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