Capítulo 2
Ash, en serio eres un chico muy testarudo. No importa cuántas veces te lo pida, siempre encuentras la manera de evitar responder; pero eso no funcionará hoy...
-¿Por qué sigues sin disculparte con ella?-
Sin ningún rodeo llamé su atención con esa pregunta.
Él giró a verme e inmediatamente su rostro se tornó muy serio.
-¿Disculparme? El culpable nunca fui yo, no tengo por qué hacerlo.-
-¡Mou! ¡Es precisamente por esa actitud que todos se burlan de ti! ¡Idiota!-
-¿Acabas de llamar idiota a tu lindo hermanito?-
La intriga invadió su mirada que fingía sentirse indignado.
No lo soporto más, este chico necesita ser castigado, por eso me acerqué lo más pronto posible y lo tomé de las orejas.
-¡Eso dije porque eres un idiota! ¡Idiota, idiota, idiota!-
Mis gritos iban al ritmo en el que comenzaba a tirar de sus orejas causando que pequeños quejidos de dolor comenzaran a escucharse.
-¡Auch! ¡Espera Anabel, basta por favor eso duele! ¡Auch!-
-¿Te vas a disculpar?- nuevamente volví a preguntar amenazando con incrementar la fuerza de mis brazos.
-Ya de dije que no tengo la culpa...¡Auch! ¡Espera!-
En serio, ¿qué tengo que hacer para que cambies de opinión?
Supongo que nos quedaremos de esta forma durante un largo tiempo.
O al menos eso quiero creer...
Ash, en serio eres un chico muy testarudo, rencoroso, ingenuo.
Pero, ¿por qué tengo el presentimiento de que no nos veremos en un largo rato?
Quizá solo sea mi imaginación...
Quizá...
____________________________________
Capítulo 2: Pendiente
Serena Ivonne era una estudiante de la preparatoria más prestigiosa de la región Kalos.
Sus cabellos eran cortos, específicamente llegaban a la altura de sus hombros, y brillaban de la misma forma que la miel en un panal.
Sus ojos eran de un azul que combinaba a la perfección con su delicada piel de tes blanca.
Ella era de estatura notablemente alta, además, siempre vestía un gorro de color rojo con una franja negra en medio; lo usaba incluso cuando no había rastro del más mínimo rayo de sol.
Serena Ivonne.- Puntaje 45/100
Orden de Mérito: 856
Ella no era una estudiante ejemplar en el aspecto de sus calificaciones, pero tampoco se trataba de una deficiencia en su aprendizaje... simplemente era desinterés.
Actualmente la chica se encuentra cargando con aproximadamente quince platos de vidrio los cuales depositó en el lavaplatos.
Había algo extraño no solo en ella, sino en cada uno de los miembros de su familia.
¿Cómo decirlo?
Parecían soldados que hacían una fila en frente del sargento.
Un nudo en la garganta los invadió, tomaban aire lentamente y sentían que su estómago estaba a punto de estallar.
En este aspecto, Serena entrecerró los ojos cuando un hombre se puso de pie repentinamente.
-Bien, ya me voy, estaré de vuelta en la tarde.-
Su voz imponente y gruesa golpeó fuertemente en los oídos de cada uno de los presentes los cuales reaccionaron acercándose a él inmediatamente.
-Cuídate mucho papá.-
Tanto Serena como una pequeña niña hablaron al unísono y caminaron en dirección al hombre depositando un beso en su mejilla.
-Cuídate mucho cariño.-
Esta vez, fue una mujer de cabellos con un débil color café quien se acercó y se despidió con un casto beso en la labios.
-Adios...-
El señor caminó lentamente mientras acomodaba algunos accesorios en su cinturón y pronto se escuchó el sonido de la puerta cerrándose.
Al ocurrir esto, tanto Serena como los demás se dejaron caer en los asientos sintiendo un alivio recorrer sus venas.
-Gracias a Dios ya se fue...- Serena susurró suavemente
-Será mejor que ustedes también se apresuren.-La mujer mayor interrumpió en la tranquilidad.- Las clases comenzarán pronto.-
-Sí, tienes razón.- La pelimiel respondió con diligencia y pronto tomó un pequeño maletín que se hallaba en uno de los sofá de la sala.-Muy bien, vámonos Main, te llevaré a tu escuela.-
La pelimiel habló dulcemente mientras extendía su mano a la niña.
Main era una niña de cabellos castaños oscuros, tenía aproximadamente unos nueve años, además era la hermana de Serena.
Sus mejillas sonrosadas brillaban con la misma intensidad que sus ojos azul marino.
Sin duda alguna era una niña tierna en todo su esplendor.
-No te preocupes, mi escuela no queda muy lejos de aquí...- Main evitaba a toda costa la compañía de su hermana.
No es que no la quisiera, es todo lo contrario, ella adora a la pelimiel; sin embargo, un pequeño sentimiento de culpa la invadía cuando Serena de alguna u otra forma de veía afectada.
-No.- Serena interrumpió rápidamente.- No confío en que ese idiota no vuelva a intentar aprovecharse de ti...-
Una extraña sensación de rencor provocó un gesto desagradable en el rostro de la adolescente.
-No creo que él haya querido lastimarme, no parecía mala persona...-
Main comentó tímidamente mientras jugaba con sus dedos.
Ante esto, la muchacha la observó fijamente y se colocó de cuclillas frente a la pequeña.
-Escucha, Main, no puedes simplemente confiar en desconocidos.
No sabemos cuáles sean sus intenciones, si te dejas llevar por las apariencias serás un blanco fácil.-
A pesar del consejo de la pelimiel, Main no pudo evitar desviar la mirada hacia el suelo.
Se sentía insatisfecha, como si las palabras de la muchacha le causaran un profundo vacío en su interior.
-Con qué derecho lo dices tú...- Main murmuró ligeramente molesta.
-¿Qué dijiste?- Serena preguntó confundida.
-No, no es nada, ¿nos vamos?-
La niña evitó el tema y tomó la mano de la pelimiel la cual sonrió dulcemente.
-Ya nos vamos mamá, nos vemos luego.-
-Está bien, buena suerte chicas, nos vemos luego.-
Grace era una mujer de unos treinta y ocho años.
Tenía ojos azules al igual que sus hijas y el color de su piel era blanca.
No había mucho secreto en su apariencia, parecía una señora muy alegre y enérgica.
Gozaba de una definida figura que resaltaba la belleza que conservaba con el pasar de los años.
Quizá lo que más brillaba en ella era su sonrisa.
Lamentablemente, esta última era una total mentira.
(...)
(Pov Ash)
Seré directo.
Quiero estar solo, quiero tranquilidad, una vida pacífica, lejos de involucrarme en cualquier asunto.
No soy alguien que detesta a la humanidad.
De hecho, son pocas las personas que lograron despertar una sensación de venganza en mi interior.
¿Quieren saber cuál es la persona que más odio en el mundo?
Ash Ketchum, ese es su nombre.
Ash Ketchum, un estúpido chico ingenuo, arrogante, egoísta, deshonesto, mentiroso y mucho más.
Sí, esa es la clase de persona que me define.
Cuando llegué a la región Kalos, decidí alejarme completamente de cualquier persona que se cruzara en mi camino.
No merecen hablar conmigo...
Pero, ¿cuál es la razón de esa forma de pensar?
En esta vida, es normal que busquemos a alguien en quien depositar nuestra confianza, siempre estamos en busca de esa persona que no dude en apoyarnos cuando el resto nos da la espalda.
Sin embargo, si alguien llega a involucrarse conmigo, únicamente conocerá la pesadilla.
Los demás no tienen la culpa de lo que sea que haya sucedido en mi pasado, no les incumbe en lo absoluto.
Por eso mismo no merecen hablar conmigo...
Pero en esta vida donde he mentido a más no poder con el fin de crear un mundo inexistente, donde todo lo que no pude conseguir está a mi alcance, no tengo ninguna forma de negar que verdaderamente soy una persona muy vengativa.
Soy incapaz de entender lo que el resto está sintiendo, estoy dispuesto a sacrificar lo que sea por lograr mis ambiciones.
¿Entienden lo que significa cierto?
Deben huir de mí cuánto antes...
O acabar conmigo, que sería lo más adecuado.
-Aquí tiene jovencito, puede revisarlo si tiene algún reclamo.-
Mis pensamientos se vieron interrumpidos cuando un hombre de contextura gruesa me extendió un pequeño bolso descartable cuidadosamente doblado.
-Gracias...- hablé e inmediatamente lo abrí.
Que alegría...
Parece que a fin de cuentas si pudo arreglarse...
Se trataba de un pequeño suéter de color rosa, tenía pequeñas calcomanías a la espalda de este en forma de diversos animales.
En la parte frontal había una franja de color blanco con grandes letras de color negro que decían "AK"
Mi corazón no pudo evitar saltar de felicidad al nuevamente tenerlo entre mis brazos, era tan tranquilizante que provocó que mis piernas temblaran ligeramente.
-¿Qué te parece? Hice todo lo posible por repararlo, pero, ¿no crees que haya sido mejor comprar otro?
Digo, a fin de cuentas el precio por arreglarlo resulto ser mayor al original.-
-Está bien, no quiero otro...-
Respondí vagamente y continué observando por unos segundos más el abrigo sintiendo como si la tela de este fuera alguna especie de algodón de azúcar.
-Eh...bueno, serían cincuenta dólares.-
Auch...
-¿Es broma cierto?-
-No lo es, tuve que reconstruirlo, me tomó dos noches enteras volver a formar los animales, además la tela era de seda.-
Menuda suerte tengo...
Solamente suspiré resignado y saqué la billetera que permanecía en mi bolsillo trasero.
-De acuerdo, aquí tiene.-
Entregué prácticamente lo poco que había ahorrado en esta semana.
No puedo quejarme, después de todo, fui yo el que pidió esto con tanta insistencia.
Supongo que por hoy tendré que conformarme con las sobras.
-Muchas gracias jovencito, vuelva pronto.-
El hombre se inclinó ligeramente hacia adelante y se despidió con una sonrisa.
-De acuerdo, volveré si lo necesito, muchas gracias...-
No volveré nunca...
(...)
Querida ventisca, querida nieve.
¿Cuándo rayos te largarás de mi vista?
Si continuas siguiéndome de esta forma no podré ver lo que tengo por delante ni tampoco escuchar en lo absoluto.
¿No entiendes que estoy harto de ti?
A mí alrededor, las personas caminan con prendas de verano mientras que yo no puedo dejar de sentir que en cualquier momento moriré congelado.
También puedo observar que los estudiantes de la preparatoria caminan con abanicos en sus manos y la camisa desabotonada.
Las clases tendrían un ligero retraso, así que aproveché en recoger el suéter que encargué reparar hace unos días.
"Serían cincuenta dólares"
Maldito gordo con hemorroides...
Sé perfectamente que me has engañado, lo sé porque yo mismo fabriqué ese abrigo; pero no estoy de humor para tener una discusión ahora.
Después de todo, en la preparatoria Kalos hay algo peculiar.
Resulta que si logras el primer puesto en los exámenes recibes una bonificación, dinero para ser preciso.
Es como un llamado a los estudiantes para incentivar a que se esfuercen.
Intenté muchas veces conseguirlo, pero una chica llamada Aria siempre estuvo un paso por delante mío.
Era muy frustrante ver mi nombre siempre en segundo lugar, incluso las pocas veces que logré un puntaje perfecto perdía de todas maneras debido al tiempo de entrega.
¿Cómo rayos vencer a alguien tan talentosa que es capaz de terminar un examen de doscientas preguntas en tan solo veinte minutos?
Sí, ya me había rendido, pero increíblemente esta vez si lo conseguí...
-¡Ash! ¡Finalmente te encuentro!-
Esa voz...
Se suponía que no volvería a verla jamás.
Desde lo lejos, una pequeña niña se acercaba con una sonrisa y los ojos brillando de emoción.
El color oscuro de sus cabellos y su honesta personalidad me habían llamado la atención la primera vez que la vi.
Si más no recuerdo su nombre era...
-Hola Main, ¿qué sucede?-
-¡Quería disculparme contigo por lo que pasó la otra vez! ¡En serio no creí que fuera a terminar de esta forma!-
Era un poco tierno verla de esa forma.
Desesperada y muy agitada por conseguir que aceptara sus palabras.
-Descuida, estoy bien.-
Inconscientemente una leve sonrisa se formó en mi rostro, pero fue por cuestión de segundos.
Me acerqué a ella y toqué su cabeza tratando de brindarle confianza.
Diablos...
Porque tienes que ser tan parecida a ella.
Tan considerada, tan enérgica, tan... tan...tan difícil de explicar.
Si tan solo no te hubiera conocido yo hubiera seguido siendo el típico chico que desconoce lo que lo rodea.
No hubiera sentido nada...
Ni está envidia, ni este rencor hacia cierta persona.
¿Su nombre? ¿Cómo olvidarlo?
-¡Lamento lo que te hizo Serena, sé que ella arruinó tu vida en la preparatoria! ¡Pero...!-
-Detente Main, ella no arruinó nada, de verdad estoy bien.-
A pesar de su corta edad, era una niña muy astuta.
Sabía a la perfección cuando le estaba mintiendo, tiene una intuición digno de una mujer con ojos en la espalda.
-Mentiroso, sé perfectamente que Leo y sus amigos te han estado golpeando desde entonces, ¿por qué lo permites?
El estudiante que obtiene las mejores calificaciones tiene cierta preferencia por encima de los demás.-
¿Cómo diablos esta niña está tan informada?
Es cierto que podría expulsarlos si quisiera, pero no tiene sentido hacerlo.
Fallé en mis promesas de proteger lo poco que me importaba, ¿qué ganaría con defenderme?
¿Respeto?
¿Dignidad?
Ya no tengo ni la más mínima cantidad de ello.
Quizá lo único que me mantiene con vida es el hecho que estoy siendo castigado por mis propios errores.
Eso, de cierta manera, causa una leve satisfacción en mi interior.
-Escucha, Main, me parece lindo que quieras ayudarme; pero no es necesario que te involucres conmigo.-
La mirada de la niña reflejaba miles de sentimientos, entre ellos uno de cierto enojo mezclado con decepción.
Únicamente en respuesta le froté la cabeza suavemente dándole a entender que no iba a cambiar de parecer.
-¿Por qué actúas de esa forma? No lo entiendo...yo...-
-¡Main! ¡¿A dónde has ido?-
Oh maldita sea...
Los ojos de Main se abrieron de para en par cuando una voz femenina, perfectamente reconocida por ambos, comenzaba a hacerse más fuerte con el pasar de los segundos.
Ella rápidamente se escondió detrás mío y se aferró a mi espalda.
La cantidad enorme de abrigos que yo vestía ayudó mucho a ocultarla.
No tardó mucho en que ella apareciera...
Una chica de cabellos color miel y ojos azules.
¿Linda?
Lo es sin duda.
¿Alegre?
Para nada.
Ella se detuvo en seco al observarme, pude apreciar como una mirada de asco se formó en su rostro y simplemente continuó su camino alejándose de mí.
-Lo siento mucho...-
Main nuevamente se disculpaba, después de todo, fue un grave riesgo lo que ocurrió.
Si Serena hubiera llegado a vernos juntos sería un jaque mate a Ash Ketchum.
-Main, no quería decir esto, pero supongo que no tengo alternativa...-
Cerré los ojos y tomé un poco de aire.
-¿Eh?-
Ella formó una mueca de confusión al oírme.
-Me arrepiento de haberte ayudado aquel día, eres una niña muy problemática y no quiero tenerte cerca otra vez.
Eres libre de seguir relacionándote conmigo, pero no te metas en mi vida privada, no es de tu incumbencia.-
Fui bastante claro con cada palabra que salía de mi afilada lengua.
Incluso omití algunas cosas debido a que no quería herir los sentimientos de Main.
La castaña seguía siendo una niña y no era correcto que juegue a tratar de ser adulta.
Ella lo sabía a la perfección, por eso entrecerró los ojos cabizbaja.
Decidí no decir otra palabra y retirarme rápidamente.
¿En serio?
De verdad me recuerdas mucho a Anabel, el parecido es increíble.
Eres una niña muy descarada y perspicaz.
En esta vida, donde he recorrido un camino de clavos con los pies desnudos, finalmente no tengo salida.
No tener un rumbo todo este tiempo ha sido desalentador.
Esto es a lo sé conoce como el precipicio.
Un punto final, una pendiente en el camino...
Capítulo 3: Te odio
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top