(7)

Zeus estaba nervioso, la repentina desaparición de Persefone tenía a todo el mundo preocupado y cuando decía a todo el mundo se refería literalmente a todo el mundo.
Las flores habían perdido color, aún que si bien no era notorio para los mortales para los Dioses lo era, la madre de Persefone estaba tranquila, sabía que su hijo volvería tarde o temprano pero le preocupaba más el hecho de que la naturaleza sintiera su falta.

—Mark,Mark no deberías estar tan inquieto. Tú y yo sabemos que esto estaba destinado a pasar.

Eros estaba revoloteando cerca de Zeus siendo totalmente feliz por la situación, no podía evitarlo, sentía una vibración cuando de amor se trataba como una alarma rondando su cuerpo.

—Qué consecuencias traerá esa clase de amor?
—Uh...dicha, felicidad, alegría.
—No para nosotros.
Eros paro de tararear una melodía y miro a Zeus con gentileza.
—El Dios Zeus tiene muchos hijos gracias a su amor infinito pero nunca lo ha experimentado el mismo.

Dijo calmado esperando una reacción por parte de Mark quien miraba a la nada, o quizá si veía a alguien, un joven mortal cuyo nombre luchaba por no ser pronunciado.

—Mientras que la primavera llega para ellos a nosotros se nos avecina el invierno.

Eros se limitó a sonreír ladino.
"Ya le llegará"

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Donghyuck venia jugar a los lobos entre ellos mientras Jeno cortaba la carne que les daría como alimento, ellos solían compartir la comida aunque peleasen le era divertido a Jeno verlos hacerlo.

—Cuidas muy bien de ellos.
Comento Donghyck poniendo su vista en Jeno.

—Ellos son buenos, leales, son bastante inocentes y juguetones, los adopte hace años cuando nadie más los quiso.
—Eso es muy lindo de tu parte.
—La Soledad no está diseñada para nadie.

Para el si, o al menos eso pensaba, a veces solía ver el mundo mortal y se sentía miserable, nadie estaba solo y eso le afectaba por dentro, los Dioses tenían a alguien también y eran lo suficientemente confiados para dar y recibir amor pero el se debatía siempre, no pensaba que pertenecía a ese lugar, desencajaba en sus sentimientos.
A veces se preguntaba si alguien se levantaría por el, si llegasen a atacarlo dudaba que alguien pudiese levantarse a defenderlo, siempre creyó que lo atacarían de vuelta.

Una vez alimentados los lobos volvieron a sus tareas diarias, Donghyuck por su parte estaba inquieto, sentía un fuego en su vientre bastante extraño, que a cada momento que pasaba se sentía mas intenso, dolía un poco.
En su agonía Donghyck se sentó en un rincón de su habitación abrazándose a sí mismo antes de que un destello rosado en brillos lo cubriera. Por el olor a rosas y lo que parecía una nube en forma de algodón de azúcar Donghyuck supo de quien se trataba.

—Eros...que...como supiste?
—Solo lo se, mi visita es corta así que escúchame, Hades te tiende una trampa.

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