(4)
Que tanto podría llegar a hacerle un Dios del infierno...La respuesta...
Nada,
Absolutamente nada.
Y Donghyuck estaba aburrido, el inframundo era deprimente, húmedo y si bien no era frío tampoco era un clima agradable, Hades o como recientemente le había permitido llamarle, Jeno, era igual de activo cual roca, se dedicaba únicamente a hacerle de comer, le ayudaba a sanar su herida y las nuevas que las cadenas en sus tobillos ocasionaban por moverse mientras dormía, Donghyuck siempre despertaba con flores a sus pies, según Jeno así es como debía tener a todo el que lo mirara, a sus pies. Esa era otra cosa, el Dios no paraba de hacerle cumplidos y darle amables y tiernos cuidados, no le sentaba mal, estaba acostumbrado a dar y recibir amor, pero Jeno solo se dedicaba a dar cuidados y eso no era amor, tampoco es algo que Donghyuck esperara por parte suya y es que si lo pensaba bien no sabía que esperar, no sabía porque estaba ahí como prisionero, cual era ese dichoso motivo para tenerlo cautivo, el sol no daba por ningún lado, comenzaba a sentir que su piel iba a ponerse pálida si no recibía sol pronto pero apenas habían pasado ocho días.
—Me vas a decir que estoy haciendo aquí?
El Dios lo ignoró mientras alimentaba a los lobos con pedazos de carne, era increíble lo dóciles y leales que llegaban a ser con él, ninguno de ellos le dirigía la palabra, tanto en su forma animal como en la humana a menos que Hades estuviera presente y Donghyuck tenía miedo de tocarlos pidiendo respuestas, no eran tan inofensivos como se miraban, de cualquier forma Donghyuck comenzaba a desesperarse, sentía que había sido traído como decoración o algo así pues no abandonaba la habitación, no podía moverse del todo y su cuerpo se sentía levemente rígido, el miedo que sentía días anteriores fue reemplazado por la impaciencia y la desesperación de no saber los planes de su captor.
—Me gusta admirarte.
Donghyuck suspiro.
—Lo se, siempre me dices que soy hermoso.
Jeno le medio sonrió y terminó de lanzar el último pedazo de carne antes que los lobos se fueran a quien sabe donde, el Dios tomó lugar cerca del pequeño.
—Como te habrás dado cuenta este lugar es aburrido y un Dios aburrido tiende a hacer cosas.
—Así que soy tu entretenimiento?
Jeno asintió.
—Te he visto desde hace años a lo lejos, cada año te miraba más y se convirtió en mi pasatiempo, sin embargo quería tenerte conmigo en persona sin la lejanía de por medio.
Donghyuck levantó sus cejas en una expresión de sorpresa y confusión después, Hades...Jeno tenía una forma tranquila y fría de hablar que le hacía dudar de la veracidad en sus palabras.
—Eso suena a...
Se detuvo pero Jeno lo tomó del mentón haciéndolo ver e invitándolo a seguir.
—Te enamoraste de mi.
—Fuiste hecho para mi Persefone, para un Dios como yo la muerte y las almas es algo que obtengo a diario pero ahí estabas tú, un radiante sol sin fin, una flor que no se marchita, tan puro y tan vivo, tan Perfecto.
Donghyuck espero una reacción por parte de su captor, quizá un toque o un beso, esa probada de la que Eros el Dios del amor y lo sexual siempre hablaba y proclamaba como lo más maravilloso en el mundo, pero Jeno no se movió, terminó sus palabras que si bien eran verdad no parecía querer sentir contacto físico salvo las suaves caricias en su mentón, Donghyuck se quedó sin palabras, ante tal confesión había esperado dos reacciones, lo sexual estaba en primera fila y la segunda era el fruto, si el estaba ahí para ser amado y adorado por el infierno entonces debía hacerle quedar por la fuerza, las leyes del inframundo eran claras y como Jeno lo había dicho el aún estaba lleno de vida.
—El que sepa de tus sentimientos no hará que los míos cambien.
Donghyuck hablo y con valentía retiro las manos que lo sostenían.
—Se que te gusta tu libertad y no tienes intención de renunciar a ella, pero yo tampoco renunciaré a ti.
Jeno junto sus frentes Donghyuck cerró sus ojos evitando el contacto con los del Dios.
Si, Jeno era un desalmado frío, cínico y sin piedad.
Pero también era muy seductor.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top