(2)
Hades
Me senté en mi trono a esperar las noticias de mis informantes, no quería levantar sospechas así podría mantener a Donghyuck conmigo por más tiempo, probablemente se trataba de un capricho mío, al igual que siempre, la muerte es caprichosa con quienes se atreven a tentarla, y Donghyuck era...era belleza pura, un ángel de la muerte y sería todo mío.
Le había preparado una habitación, quizá más que eso un lugar donde no podría escapar en caso de lo intentara, dormiría cerca mío para estar seguro, el tiempo que pasará aquí el sería de mi propiedad y podría hacer lo que quiera con el.
Pensaba tratarlo bien.
—Mi señor hemos visto a la criatura cerca de los campos de Sicilia.
Y ahí estaban, mis adorables mascotas, tres lobos cuya lealtad hacia mi era eterna y sólida, los usaba para tener ojos en todas partes o al menos aquellos lugares donde me interesaba, Jisung el lobo gris había llegado con la noticia, era bueno para cazar y mantenía alejados a los curiosos que rondaban el inframundo, básicamente se deshacía de la basura.
—Bien hecho como siempre.
Acaricie su cabeza y el se inclinó complacido.
—Revisaron todo el lugar?
Chenle llegó aullando, el lobo de pelaje negro asintió luego de dejar caer de su hocico una cesta con algunas frutas.
—Comida para la criatura señor. Revisamos el lugar, esos campos están totalmente desiertos.
Le di mi aprobación de igual forma, aquel lobo era más un cachorro que jugaba la mayor parte del tiempo persiguiendo su cola, sus encargos eran sobre traer y cuidar un par de almas de vez en cuando en el pozo solo para mantenerlo ocupado.
Tome mi cetro antes de golpearlo contra el suelo y ver a mis lobos erguirse y tomar forma humana, sabia que les parecía incómodo aún así no se molestaron en protestar, una vez que se adaptaron a su nueva forma entregue mi cetro a Jisung.
—Alisten lo que sea que falte para la estadía de Donghyuck, necesito más comida y flores, todo de arriba, no debe comer nada de aquí.
—Mi señor, la criatura no debería comer el fruto del infierno para poder quedarse.
Pregunto Chenle tan curioso como siempre, me hizo sonreír y le solté un pedazo pequeño de carne que comió casi de inmediato, el lobo a su lado hizo un puchero pero decidí ignorarle.
No tenía planeado obligar a Donghyuck a probar bocado perteneciente a este infierno y tampoco iba a dejarle morir de hambre y sed,todo sería tomado y cazado de los cielos o los terrenos mortales, corromper a un ángel de la muerte como el no se trataba de obligarle a algo, se trababa de meterme tan profundo en el que cualquier cosa que pidiera le sería dada siempre que el rogara por ello.
—Lo hará, pero yo no haré que lo tome, cuando llegue su tiempo el probara del fruto infernal por su cuenta.
Lo hará y lo probara de la misma fuente que lo emana.
Mis mascotas asintieron y se fueron rápidamente, por mi parte caminé hasta mi carroza la cual ya estaba lista con los caballos y partí en cuanto antes a aquellos campos, mi última mascota aguardaba ahí, el lobo blanco, el pequeño Renjun, tan inofensivo que nadie pensaría que su mordida podría ser capaz de matar a un Dios o inmovilizarlo, y eso era Justo lo que iba a hacer.
Me escondí cerca observando en silencio a mi pequeño, se veía igual de hermoso que siempre, su piel brillaba junto con el sol mientras el se dedicaba a cortar y oler flores fascinado, me reí inconscientemente, ni las flores ni Afrodita debían ser admiradas, al contrario, ellas deberían de rendirle culto a él.
Mi apreciación de su belleza fue interrumpida por Renjun, mi pequeña mascota mostró sus colmillos, estaba listo y yo también.
Di unos pasos adelante sin salir de mi escondite del todo y me incline sobre la tierra, apoye la palma de mi mano y fácilmente la tierra se secó dejando un rastro hasta donde Donghyuck se encontraba, fue ahí que todo comenzó a temblar, sonreí complacido al ver a mi pequeño confundido y algo temeroso, Renjun se posicionó detrás de él y en un rápido movimiento mordió su pierna sin mucha fuerza haciéndolo caer a los pocos segundos.
Todo fue rápido y sin problemas, Renjun tomó a Donghyuck y lo cargó sobre su lomo para ir rápidamente a la carroza, antes de irme mire más allá haciendo un contacto rápido con Mark, sentí el pesar de este pero aún así la tierra bajo de mi se volvió verde de nuevo borrando cualquier rastro que me culpara, sonreí victorioso, así era, otra victoria y al fin podría disfrutar del premio mayor.
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