Epílogo
Inspiro profundamente y llevo mis ojos al cristal empañado de la ventana. A pesar de que nuestras tibias respiraciones han creado una fina capa de vapor que lo cubre por completo; todavía soy capaz de percibir los copos de nuevo que caen frente a ella.
—Así que espero que las vacaciones de invierno sean totalmente agradables para ustedes, recuerden abrigarse bien y si alguno de ustedes tiene planeado salir a hacer cualquier deporte extremo; recuerden que estamos en la temporada de apareamiento de los lobos y en esta época son más peligroso…tengan mucho cuidado.—anuncia la señorita Brown acomodando sus gafas de manera correcta mientras algunos de mis compañeros en su afán por ser graciosos comienzan a aullar en el fondo del salón.—Y que pasen unas excelentes vacaciones, jóvenes. Nos veremos aquí en Febrero…
Me quedo en silencio mientras el salón comienza a vaciarse rápidamente. Dejo salir el aire de mis pulmones finalmente y me pongo de pie para comenzar a guardar mis cosas. Levanto la mirada un momento y cuando ella me dedica una amplia sonrisa yo se la devuelvo de inmediato.
—Que tenga unas buenas vacaciones, señorita Brown…—anuncio cortésmente.
—Igualmente para usted, señorita Lerner…—asiento lentamente y luego salgo del salón. Mi mirada de topa de inmediato con la de Jason pero soy buena esquivándola así que sigo con mi camino sin prestar demasiada atención a cualquiera de las cientos de personas que me topo en mi camino hasta la entrada principal de la universidad.
Mis pasos son apresurados por las calles pues además de estar nevando han anunciado una fuerte tormenta de nieve para esta tarde y aunque mis padres han insistido demasiado para que vuelva a casa pues ellos han salido de viaje; yo he insistido todavía más para convencerlos en quedarme en la cabaña.
Largo un suspiro de que de inmediato se vuelve una pequeña nube de vapor delante de mí cuando finalmente la cabaña queda frente a mí. Busco entre los bolsillos de mi abrigo las llaves y las introduzco en la cerradura de la puerta. El silencio me da la bienvenida y entro en ella sintiendo lo helado del lugar.
—Hola, abuela.—saludo a la fotografía que descansa encima de la chimenea.—¿Sabes? Mis padres salieron de viaje así que pasaremos este fin de semana juntas…espero que sea divertido para ti…—hago una pausa y niego lentamente.—Hoy hace seis meses desde la última vez que vi a Joel…de vez en cuando hablamos por teléfono pero no tienes ni idea de la manera en la que lo echo de menos…sé que dijimos que esto era lo mejor para ambos pero me he arrepentido cada segundo desde que Joel se fue se haber dicho que si…—me rio en voz baja mientras tomo su fotografía entre mis manos.—Aunque si te soy sincera...pensar en mi yendo a California es algo completamente…extraño porque además de dejar a mis padres en Jasper…también te habría dejado a ti…me haces falta cada día, abuela…no tienes ni idea de domo me gustaría que estuvieses aquí para que me aconsejaras…
El silencio ensordecedor de la cabaña me embarga por completo hasta que algunos golpes se hacen presentes en la puerta. Coloco sobre la chimenea de nueva cuenta la fotografía y camino hacia la entrada de la cabaña para atender.
Mi corazón comienza a latir con demasiada fuerza dentro de mi pecho y niego lentamente. Joel Pimentel está de pie delante de mi obsequiándome una amplia sonrisa que hace que cada fibra de mi cuerpo vibre al mismo tiempo.—¿Joel…?
—Lamento que hayan pasado seis meses desde la última vez que hablamos en persona…pero te sorprendería saber todo el tiempo que la universidad tardó en arreglar mi traslado a la universidad local de Jasper en Alberta, California…
Me rio nerviosa y mi cuerpo completo se estremece cuando sus brazos rodean mi cintura. Siento su aliento cálido chocando contra la piel de mi cuello pero no me importa en absoluto.—Espera un momento…—comienzo alejándome de él para poder mirarlo a los ojos.—Tú me estás diciendo que…
—¿Qué me mudé a Jasper…?—pregunta.—Si, eso es lo que estoy diciendo…
—¿Qué?—susurro.
—Verás…consideré que no me servía de mucho vivir en California si sabía que mi felicidad estaba en cierta ciudad alpina de Canadá…—niego lentamente.—Volví, mi amor. Espero que sigas enamorada de mí porque volví por ti…y bueno…si no estás enamorada más de mí prometo que haré hasta lo imposible para que te vuelvas a enamorar de mí porque eso es precisamente lo que quiero…
—¡Claro que sigo enamorada de ti!—me quejo y Joel se echa a reír antes de dejar un largo beso sobre mis labios. Un largo beso tan cálido y tan profundo. Repleto de sentimientos que me hacen querer echarme a llorar como una Magdalena.
—Te amo.—musita y esa dos simples palabras son suficientes para que las lágrimas finalmente abandonen mis ojos.
—Te amo también, Joel. Te amo más que a mi vida.
Apoya su frente sobre la mía y me sonríe tan ampliamente.—Déjame entrar, Fer…se me congelaron hasta los huesos y ya ni siquiera siento las piernas.—me rio de inmediato y niego lentamente haciéndome a un lado para dejarlo entrar.—Creo que tendré que acostumbrarme de nueva cuenta al frío de Jasper…
—¿Y vale la pena?—cuestiono y él se ríe de inmediato.
—Pues claro que vale toda la pena del mundo…—susurra entrelazando su mano con la mía.—Por ti siempre valdrá toda la pena del mundo…
—Apenas puedo creer que estés aquí…—murmuro sin dejar de mirarlo. Joel suelta una risita de diversión y niega lentamente.
—Bueno...pues termina de creértelo de una vez porque estoy aquí.—responde lentamente sin dejar de mirarme a los ojos.—Y no solo yo estoy aquí…Israel también vino…
—¿Qué?—chillo.
—Si.—se ríe.—Estaba tan emocionado con la idea que apenas pudo dormir ayer…
—¡Esto es genial!—decido.
—A mamá no le hizo demasiada gracia pero supongo que al final de cuentas entendió que nada de lo que dijera iba a ser suficiente para que nos hiciera cambiar de opinión…—hace una pausa.—Así que finalmente aceptó.—se ríe.—¿Sabes…? Apenas puedo terminarme de creer que otra vez estemos juntos…es que todo esto es tan maravilloso y sí, Fernanda Lerner…por tu culpa soy cursi.—se burla haciéndome reír.
—Bueno, me gustas de ese modo.
—¿Sabes algo…? No puedo parar de pensar que de alguna manera estoy repitiendo la historia de mi abuelo…—hace una pausa.—Jasper…La Casona…venir acá por amor…aunque las circunstancias fueron totalmente diferentes; no deja de ser por amor…nunca entendí porque le gustaba tanto este lugar y tengo que admitir que todos en mi familia de alguna manera queríamos presionarlo para que volviese a California…porque era una manera de tenerlo más cerca pero nunca pasó. Él nunca cedió. Siempre quiso vivir en Jasper y nunca entendí porque hasta que me encontré a mí mismo procesando la idea de venir a vivir acá…—me mira.—Y lo estaba haciendo por ti. Lo estaba haciendo por amor porque Zabdiel tenía razón cuando me dijo que tenía que venir por ti…solo que vine en el tiempo equivocado…y eras mía, Fernanda Lerner. Seguías siendo mía…
—Sigo siendo tuya.—respondo de inmediato.—Y voy a ser tuya para siempre…
—Cuando vine a Jasper la primera vez me regalaste una sonrisa y a cambio yo te regalé mi corazón…fue tuyo desde ese momento aunque me haya empeñado en negarlo de indirectamente…
—Ya estás aquí…
—Espero que las cosas hayan cambiado por acá porque si no han cambiado…lo siento por las personas de la ciudad…—se ríe.—porque esta vez así lancen huevos a la casa a diario, me insulten en el centro comercial o cualquier otra cosa que pretendan hacer no servirá de nada…porque ahora pertenezco a este lugar y simples insultos no bastarán para echarme de aquí…—suspira.—Mientras tú estés aquí, aquí estaré yo también…
—Eso suena muy prometedor.—acepto haciéndolo reír.
—Descubrí que hasta el invierno más frío y crudo se ve opacado por la calidez cuando llega la primavera…—musita sonriéndome débilmente.
—A Talión le tocó ser el invierno; frío y silencioso mientras que Yoslin fue la primavera calurosa y vibrante.—hago una pausa.—Al invierno le concedo la lluvia para que pueda visitar a la primavera en los días más calurosos y a la primavera le doy la nieve para que pueda jugar con el invierno en las afueras. De esta manera podrán seguir estando juntos; y así fue…hasta ahora se dice que en los días primaverales Talión regresa para acariciar a Yoslin con su lluvia; refrescándola del intenso calor que ella misma provoca. Y cuando empieza a hacer frío; Yoslin cae sobre la Tierra en forma de nueve para estar una vez más con su amado…
—¿Fer…?
—Tú eres el invierno y yo la primavera, Joel. Siempre ha sido así…nos complementamos de alguna manera y…—niego lentamente.
—A nosotros nadie nos va a separar, Fernanda Lerner…nunca.
—¿Lo prometes…?—cuestiono lentamente.
—Estamos en Jasper…el invierno aquí nunca se va…—me rio.
—Mis inviernos nunca habían sido tan cálidos…—respondo.
Joel se ríe y me envuelve en medio abrazo pegando sus labios a mi frente sin ser realmente consciente de la manera en la que mi cuerpo reacciona a la cercanía del suyo.—Y mis primaveras nunca habían sido tan calientes…—inquiere dejando otro beso sobre mi piel.—Pero amo tu calidez…y quiero tenerla por el resto de mis días…
—Al final de cuentas el invierno y la primavera sí que pudieron amarse ¿no?—pregunto con gracia. Joel me sonríe.
—Sí. Me parece que sí…
Fin.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top