La chica se encontraba descansando en la cama del joven.

El castaño leía un libro mientras estaba a un lado de la chica. No la quería dejar sola.

Poco a poco la chica fue despertando, encontrándose con el castaño quien aún seguía leyendo.

—Hola, James —saludó con una leve sonrisa la chica—.

—Hola Sussy —el castaño mostró una sonrisa y dejó el libro a un lado—. Me alegra que despertaras, has estado empeorando cada día más.

—Si, tal vez quieras una explicación sobre por qué me encerré en mi habitación —el joven asintió y la chica continuó—. Fue por el Invierno.

—¿Por qué lo odias tanto? —preguntó el castaño con el ceño fruncido—.

—Siempre me enfermo en invierno, y cada vez que me encierro en mi habitación logro evitarlo —se encogió de hombros—. Gracias a ti no pude evitarlo otra vez.

—Lo lamento, Sussy —dijo el joven demasiado apenado—.

—No te preocupes, sé que debí habértelo dicho antes, así hubiera evitado todo esto —le mostró una cálida sonrisa al castaño—.