Capítulo 25
Iris
Solté un largo bostezo mientras seguía observando el programa de televisión, mire a Leslie quien coloco una taza de té sobre la mesita de su lada para después tomar asiento a un lado donde me encontraba acostada.
—¿Té de limón frío?
—Así es. Con dos cucharadas de miel y tres de azúcar.
—¿Y mis galletas? —interrogue a lo cual él me extendió una.
—Uh, rico —dijo para comerme la galleta de mantequilla—¿También extrañas a mamá?
—Todo el tiempo. A veces cuando veo a mis hijos me pregunto en cómo hubiese sido ella con ellos.
—Puedo hacerme una idea de ello, de seguro molestaría a Ilan por sus cambios como pre-adolescente mientras consentiría a Dimash contándole historias para que no tenga miedo de todas las cosas de su alrededor.
—Y a ti te hubiese reñido por irte tantos años.
—Leslie, acabas de arruinar el ambiente.
Lo escuché reír mientras acariciaba mi cabeza. Guardamos silencio por un momento, escuché el sonido de mi celular, lo mire para observar un mensaje de Gabriel pero decidí leerlo después.
—¿Y quien es el chico que te trabajo?
—Solo es Lex.
—¿Y quien es Lex?
—¿Enserio vas a ponerte celoso ahora?
—No es eso, solo es simple curiosidad. Él aún llevaba puesta esas batas que utilizan para cirugía.
Comentó y por un momento guarde silencio mientras indagaba entre mis recuerdos, él apareció tan de repente frente a mí, se veía tan preocupado, su cabello estaba totalmente alborotado y había un pequeño rastro de sangre sobre su bata, eso me indicaba que había salida con prisa de la cirugía de Amy pero, ¿por qué me estaba buscando?
—Bueno, si algo aprendí en mi estadía en Estados Unidos es que los americanos nos extraños. El doctor Cooper sólo es un viejo colega que vino a realizar una cirugía.
—Parecía más que un colega.
—Leslie, no empieces.
—Perdona, la verdad es que si estoy un poco celoso, cuando tu no volviste después de un tiempo pensé que había sido porque habías encontrado a alguien más y que preferías estar con él que con nosotros.
Voy a admitirlo, en parte es verdad, no volvía porque pensaba que podía ser feliz solo teniendo a Dominic a mi lado pero creo que era una de mis tantas excusas.
—Era doloroso estar en casa—confesé —. Los primeros años traté de ignorarlo pero no era fácil hacerlo a veces, escuchaba a papá llorar en las noches por mamá, se que la extraña como todos y el hecho de que me parezca tanto a ella me hace creer que lo lastimaba, incluso a ti pero no me sentía con el derecho de quejarme, ya tienes una esposa y unos hijos de los cuales cuidar y preocuparte, yo ya no tengo que ser tu responsabilidad, no quiero que vuelvas a enfrentarte a otra situación como la de aquella ocasión y poner en duda cuáles son tus prioridades, por qué se tú familia es tu prioridad.
—Vaya, al parecer no eres tan inteligente como aparentas serlo.
—¿Acabas de insultarme?
—Iris, eres mi hermana pequeña, tu siempre vas a ser mi familia. No importa lo mucho que te enojes conmigo, incluso si ya tengo esposa e hijos tu siempre seguirás tendrás tu lugar en mi corazón como alguien importante en mi vida, porque mi esposa e hijos se unieron a nuestra familia no al revés.
—Eres tan cursi a veces
—dije mientras me levantaba del sillón para abrazarlo —. De todos los hermanos sobreprotectores con imagen de criminal y nombre de mujer, tu eres el mejor y no podría pedir a nadie más.
—Eres tan Iris siempre.
—Aún así me amas y no puedes retractarte.
—Jamás lo haría mi pequeña florecilla.
Mire al pequeño Dimash quien se acercó para dejarme la galleta en mi pierna para después marcharse corriendo.
—Parece que alguien trata de animarte—mi hermano giro a ver en dirección a donde se había marchado su pequeño, yo también gire para verlo correr de vuelta para entregarme otra galleta para volverse a ir.
—Sera más rápido si me traes todo el paquete—le grite para tomar las galletas y comerlas —. Creo que deberías preocuparte mas por Dimash, se nota que será todo un conquistador.
—Papá, ¿puedes llevarme a mi entrenamiento? —preguntó Ilan mientras se acercaba, lo mire con atención notando su atuendo de camiseta negra con el logo de su equipo y sus pantalones blancos.
—Pero que chico tan más atractivo. Insisto, preocúpate más por tus hijos.
—Ilan, yo no...
—Solo vas a llevarlo, no tienes que preocuparte, ya cuidate mucho de mi anoche—mire la hora de su reloj notando lo tarde que era—. Además por fin podre tener un poco de tiempo a solas con Blythe.
—¿No quieres que te lleve a casa o al trabajo?
—Debí haber entrado al trabajo hace más de cuatro horas, pero no te preocupes Gabriel me reemplazara. Ahora lleva a Ilan, querías tener hijos ahora atiendelos.
—Volveré después —beso mi cabeza para levantarse del diseño, mire a Ilan que seguía de pie mirándome.
—Recuerda siempre obedecer a tu entrenador, sin embargo si algo no te parece siempre tienes tu derecho de expresarlo correctamente. Si los niños te molestan tratar de dialogar y si no funciona les pateas su trasero.
Ilan solo me regalo una media sonrisa antes de marcharse junto con su padre, vaya que les había dado un buen susto a todos el día de ayer. Mire mi taza de té para tomar un poco, el pequeño Dimash se acercó con un pequeño paquete de galletas el cuales dejó a mi lado para volver a marcharse.
—¿Un bocadillo? —Blythe se acerco con una bandeja entre manos la cual dejó sobre la mesita para tomar asiento a mi lado—. Hace tanto que no pasamos tiempo a solas.
—Aparentemente hace más de siete años—dije mirando al pequeño Dimash quien tomó un bocadillo para comerlo debajo de la mesa—y seguirá así por un largo tiempo.
—Ser madre es un trabajo a tiempo completo.
—Supongo... ¿Puedo preguntarte algo?
—Claro.
—¿Por qué mi hermano? ¿Como supiste que él es el indicado para ti y no otra persona?
—¿Problemas en el amor? —preguntó con cierta picardia.
—Más bien con mi existencia. Se que en ese entonces te gustaba don perfecto Larry Coxx sin embargo escogiste al problemático Leslie Shuster.
—¿Como es que sabes lo de Larry?
—Era tan obvio, esa mirada tonta, la risilla aguda y esos nervios tan torpes—me burle de ella provoca una sonrisa en su rostro —. Pero en vez de escoger al que fue tu primer amor, a la persona que más querías bueno, escogiste a mi hermano.
—Tu primer amor no tiene porque ser siempre la persona indicada para ti. Ciertamente puedes tener mucho cariño hacia esa persona, pero muy diferente es el querer al necesitar... Puedes enamorarte de la mejor persona del mundo, de alguien que te trate bien y te haga feliz en cierto aspectos pero si esa persona solo te colorea tu mundo de rosa difícilmente sabrás enfrentar la realidad, sin embargo si conoces a alguien que te apoya, que te motiva como persona y te hace ver tus errores para percibir la vida de una mejor manera a pesar de las dificultades, entonces sabrás lo que es luchar al lado de alguien que te ayudará a ver este mundo desde el mejor ángulo. No siempre lo que queremos es lo que necesitamos.
—Pero, ¿cómo saber si esa persona es la indicada?
—El amor no se trata sólo de dar sino también de sobrellevar las diferencias, ante poner ciertas comodidad por la otra persona, ser considerado y estar dispuesto a renunciar si es necesario.
—¿Como fue que superaste a Larry?
—Le abrí mi corazón a tu hermano. Lo peor que puede hacer uno es aferrarse a algo que tiene que dejarse ir.
—Entiendo.
—Se que es difícil procesar todo el asunto de Dominic pero sabes no tienes porque aferrarte a esos sentimientos.
—¿Es muy obvio?
—Era tan obvio, esa mirada tan tonta, la risita aguda y los nervios tan torpes—se burló repitiendo las mismas palabras que yo le dije.
—A esto yo lo llamo Karma—dije antes de beber un gran trago de mi té —¿Crees que mi hermano se dio cuenta?
—En ese entonces su cabeza estaba que explotaba de preocupación por nuestro segundo hijo que apenas y diferenciaba la derecha de la izquierda. Tranquila, tu secreto está a salvo conmigo.
—Es un gran alivio escucharlo.
—Y dime, ¿hay alguna historia detrás de aquel atractivo americano?
—Tan perspicaz como siempre. Claro, deja te cuento como comenzó todo.
Lex
Tenía la mirada casi pegada a la pantalla de mi celular, no lograba encontrar esa marca de galletas y no lo entendía, creo que tendría que buscar aquella tienda, solo esperaba no perderme en el camino, creo que podría ir por ellas durante mi descanso.
Me levante de mi lugar para entregar por fin los expedientes médicos, pronto sería el chequeo de la joven.
—Doctor Cooper—me llamo el director Bell mientras se acercaba —no tiene porque realizar consultas.
—Soy consciente de ello, pero la doctora Shuster estará ausente hoy y alguien debe ocuparse de su trabajo.
—Para eso tengo mi propio personal, debe concentrarse solamente en su paciente.
—Y eso hago, no se con que clase de doctores a tratado antes usted pero puedo encargarme perfectamente de ambas cosas.
—Comprendo—note como miraba de manera cautelosa a su alrededor por lo que lo invite a pasar al consultorio para hablar con un poco de más privacidad —¿Eres consiente de la situación de la doctora Shuster?
—Se perfectamente acerca de sus fobias y el origen de ambas.
—Así que lo sabes, entonces no hace falta que le dé varios recordatorios al respecto.
—Se que le preocupa Iris pero no porque sea su sobrina, más bien es por la culpa que siente. En lo personal sus asuntos sólo son mis asuntos hasta donde ella me lo permite.
—Eres listo.
—Le agradezco el cumplido pero la inteligencia no tiene nada que ver aquí, es más algo emocional. Si cree que puede solucionar los asuntos manteniéndola lejos de los malos recuerdos está equivocado, ella nunca podrá superarlo si no los enfrenta.
—¿Y quien eres tú para saber lo mejor para ella? Nisiquiera eres su amigo.
—No le puedo negar aquel hecho pero al menos ella no siente terror cada vez que me ve.
—Tu pequeña escoria —el director Bell me tomó por la bata pero yo me mantuve firme, aquella actitud tan hipócrita de su parte solo para aliviar el dolor me era aborrecedor. La puerta se abrió tomandonos por sorpresa, el director Bell se marchó a lo cual acomode mi bata.
—¿Sucede algo? —le pregunté al doctor Carmona quien miraba a un en silencio.
—El doctor Sandler necesita que le ayudes a examinar a un paciente.
—Lo comprendo, gracias por el aviso.
—¿Esta todo bien, doctor Cooper?
—No es un asunto serio, solo se dejó llevar por sus emociones.
Me limite a responder antes de salir del consultorio para ir con el doctor Sandler, era un buen hombre con el cual me gustaba tener conversaciones no solo profesionales, de un momento a otro a veces divagaba y terminaba contándome varias historias acerca de la niñez de Iris, al parecer lo problemática siempre fue una de sus principales características, aunque no todas las historias eran alegres.
—Pobre, y pensar que tuve que suceder en la misma habitación —mencionó el doctor Sandler mirando hacia la habitación donde había muerto la pequeña el día de ayer.
—¿Se refiere a la madre de Iris?
—Así es, fue en esa misma habitación donde su madre estuvo un largo tiempo y al igual que a la pequeña, ella la vio irse. Sostuvo la mano de su madre hasta el último momento, no me sorprende que se allá quedado paralizada ayer.
Solo espero que se encuentre bien.
—Yo también lo espero.
—Te contaré otra historia, esa vez fue de la ocasión en la que se lanzó de las escaleras en una silla de ruedas, aunque sinceramente fue más divertido la reacción de su hermano.
—¿Y como es él? Me refiero al hermano de la doctora Shuster.
—Normalmente alguien serio y frío pero cuando te metes con las personas que él aprecia puede darte una gran paliza. Te contaré una divertida anécdota...
Mencionó el doctor Sandler aunque la verdad creo que él mismo debería reconsiderar su definición de diversión pues no me fue nada grato el escuchar como el hermano de Iris terminó golpeando a toda una banda de jóvenes rebeldes porque le silbaron a su hermana cuando salía por la calle, no quiero enterarme de lo que me hará si se enteraba que tuve un acercamiento intimo con ella, podía descifrar con facilidad que era alguien sobreprotector.
Al terminar las consultas correspondientes y de dejar instrucciones claras sobre el cuidado que tendría la joven de cirugia me puse en marcha para buscar aquellas galletas, creo que sería un largo camino puesto que incluso el taxista había pedido indicaciones y aquella tienda se encontraba al otro lado de la ciudad. Sería un recorrido totalmente fastidioso e irritante pero valdría la pena.
Al llegar a la tienda me dirigí directamente al área asignada de las galletas para tomar un paquete pero no pude evitar pensar que una caja no sería suficiente por lo que volví. Cuando visitaba su casa su alacena siempre tenía un espacio especial para esta caja de galletas, sabía que eran las favorita de su madre de niña por lo que tambien se convirtieron en las de ella, mira las otras tres cajas restantes para tomarlas y comprarlas, incluso había preguntado a la cajera cuando volvería a llegar otro paquete y por los cálculos que hice se que podría regalarle otro par de cajas de galletas antes de volver.
Una vez realizado las compras decidí que era hora de volver, pero no sin antes tomar realizar una llamada.
—¿Donde te encuentras? Llevo mas de dos horas esperándote fuera de tu hotel, se supone que iríamos a tomar algo por tu gran éxito.
—Lamento el retraso Gabriel pero tuve que hacer algo.
—Si claro—respondió poco convencido.
—¿Sabes acerca del estado de Iris?
—Aparentemente se encuentra mejor, pero dijo que se quedaría un días más con su hermano.
—Lo comprendo. Aún tengo un asunto que resolver, creo que lo mejor será que me envíes la dirección del restaurante y para encontrarnos ahí.
—Si, como sea. Mandale mis saludos a Iris.
Gabriel terminó la llamada y yo solo observe el aparato por un momento, debo darle crédito es ingenioso cuando se lo propone. Le indique al taxista mi nuevo destino, sintiendo cierto nerviosismo, no sabía cómo le entregaría esto, ni siquiera tenía un plan en marcha, supongo que solo lo dejaría en la puerta y me marcharía.
Tras otro largo recorrido baje del taxi pidiéndole que aguardara un momento ya que no tardaría, pegue la breve nota que había escrito con anterioridad y me dirigí a la entrada del hogar de su hermano.
—¿Vienes a ver a mi hermana? —pregunté a mis espaldas gire para ver a aquel hombre alto y con una mirada feroz.
—Solo e venido a entregar un presente por parte de todos —dije extendiéndole la bolsa la cual tomo miró las cajas para después mirarme.
—Estas galletas solo las venden al otro lado de la ciudad.
—No soy consiente de ello, solo soy un mensajero. Espero que la doctora Shuster de encuentre bien, ahora debo retirarme, permiso.
—Vaya que eres un pésimo mentiroso, ¿y que es esa habla tan fina? De seguro mi hermana la detesta—mencionó antes de reírse a carcajadas y como negarlo si incluso ella mismo me lo había dicho en la cara—. Deberías entrar, debió haber sido un largo recorrido hasta aca.
—Agradezco la invitación pero ya tengo un compromiso.
—Entiendo, le diré a mi hermana las galletas.
—Se que no estoy en circunstancias de pedirle ningún favor pero, me gustaría que omitiera que fue de mi parte.
—¿Por qué?
—Bueno, usted mismo lo menciono, ella me detesta. Ahora sí me disculpa debo retirarme, que tenga una linda velada.
Subí nuevamente al auto para ahora dirigirme a aquel restaurante del cual Gabriel me menciono.
Al llegar lo vi recostado sobre la barra solo que no se encontraba solo, el doctor Carmona también estaba presente.
—Tardaste demaciado —me recriminó Gabriel y a juzgar por su apestoso aliento a alcohol y la manera en la arrastraba las palabras podía deducir que ya estaba muy ebrio—. Hey Tony, dale a mi amigo una copa.
—Veo que se divertieron.
—Habla por él —respondió el doctor Carmona antes de beber un poco de su poca. Le agradecí al cantinero cuando me entregó mi bebida.
—Saben, ustedes dos serían grandes amigos porque como mi dulce florecilla dice, tienen cara de grinch.
—¿Usted lo llevará a casa? —le pregunté al doctor Carmona quien solo asintió con cierta resignación.
—No parece que tenga otra opción.
—Saben que es divertido, ustedes dos. ¡HEY TONY! ¡HEY TONYYYYYY!
—Estoy frente a ti niño, ya no escupas.
—Solo quería asegurarme que escucharas y es que este par está enamorado de Iris Shuster, ¿puedes creerlo? Por qué yo no, pero que malos gustos tienen pero no solo eso, Iris tuvo sexo con ambos... Creo que dormiré una siesta.
Note como Gabriel cayó de espaldas hacia el suelo pero Ni Siquiera preste atención solo pude observar a al doctor Carmona con cierta furia, ahora entendía de donde venía su calidez hacia ella y a juzgar por su mirada sabía que también me examinaba, me puse de pie y pague la cuenta para marcharme.
No pensaba seguir compartiendo el espacio con una persona como él, pues si resultabs ser ciertas las palabras de Gabriel creo que me metería en una gran encrucijada.
Quería ver a Iris ser feliz no teniendo más problemas pero supongo que no todo se puede en esta vida.
Capítulo dedicado a :
vmerinowri
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